Partida Rol por web

Le ato las manos a la espalda lo más fuerte que puedo, no me importa hacerle daño.

Tras esto, cojo un par de mis pañuelos de tela del bolsillo, los más usados y moqueados y haciéndole al hombre un poco de presión en los ojos para que abra la boca se los introduzco rápidamente y a presión para que deje de hablar. Por último,  uno de los extremos de la cuerda se lo paso por la cabeza, para que no pueda expulsar los pañuelos.

—¿Me ayudan a guardarlo en la despensa?

Ayudo a Olmer a arrastrar al tipo hasta la despensa de la cocina... Mientras intento organizar al resto: - Ha nombrado a tres personas, así que por lo menos debemos esperar encontrarnos con tres más... Abran los ojos y vayan con cuidado. - Quizá no le hayan oído... a lo mejor hemos tenido suerte, pero es mejor no contar con ello.

- Quizás deberíamos coger algo más contundente que nuestros puños, sólo por si acaso- y diciendo aquello empieza a mirar en todas direcciones buscando un palo, la pata de una mesa, una barra de hierro... cualquier cosa con la rigidez suficiente como para tumbar a alguien.

Me siento seguro con mis puños y mi revólver. No obstante acomodo mi cuchillo de campo en el cinturón y guardo el revólver en el bolsillo. Pensándolo bien quizá sea buena idea coger algo más contundente, algún útil de jardinería estaría bien.

- Señores, recapitulemos. Tenemos a un muerto y a otro trastornado maniatado, por no hablar de la loca inconsciente. Aparte tenemos otros dos tarados que están libres y que fueron quienes estaban violando a la paciente. Y eso sin mencionar al doctor. Sólo Dios sabe que clase de hospital psiquiátrico es este, así que no deberíamos andarnos con remilgos. Por mi parte voy a coger algo de la sección de jardinería para ser más efectivo, pero no tendré problema en acuchillar o disparar esta noche, no después de lo que he visto.

Si alguien viene conmigo cargamos alguna pala o algo con peso y resistente para noquear a lo que se nos ponga por delante, si no voy yo solo a por ello.

—Le acompaño Sr. Palance, yo también prefiero una pala o mejor, un rastrillo para ir algo más seguro sin disparar.

—Sr. Marlow, quizá tenga Ud. algo más de sedante para nuestro amigo? Por cierto, deberíamos guardar al muerto en la despensa también, no creen?

—Yo también les acompaño, quizá encontremos algo que nos facilite la tarea. ¿Han examinado el sótano concienzudamente? ¿Están seguros de que no hay nadie? No me gustaría que alguien nos coja de improviso.

Reflexiona ante la propuesta de Olmer.

—Sí, un poco de sedante le irá bien. No he tenido tiempo de limpiar la jeringa, pero supongo que este fulano y la señora gorda ya están acostumbrados a intercambiar fluidos, así que no creo que se ofenda.

Sonríe cínicamente mientras se pone a preparar la inyección. Procura pincharle de la forma más dolorosa que puede sin ocultar desprecio y saña. No es difícil imaginar a Marlowe participando en la tortura de algún espía alemán durante la Gran Guerra.

—Me pregunto por dónde andará Freygan. Con todo el escándalo me extraña que no haya aparecido. Y también que haya resultado tan fácil reducir a estos dos, parece que no nos esperaban.

- Si no les importa, yo me quedo con un cuchillo.... algo más manejable me irá mejor -se encamina a las escaleras de bajada -¿Quedamos otra vez aquí en cinco minutos?

- No me parece buena idea separarse... - comento como una sugerencia. - Al menos habría que ir siempre en parejas. -

Aferro la pala con fuerza... me siento más tranquilo al saber que voy armado con un objeto contundente, pero mi fiel revólver va siempre también conmigo.

- Rastreemos toda esta zona, sótano incluído.... y si cualquiera escucha el ruido de una de las puertas blindadas de seguridad... que avise al resto. Antes escuché tras una de ellas unos sonidos espeluznantes que dudo que fueran proferidos por un ser humano... A lo mejor guardan una bestia aquí... un león o un felino grande quizás... -

—Dejemos a estos en la despensa dormidos y vayamos juntos al sótano a armarnos y a investigarlo en profundidad. Eso si, estos días he escuchado varias historias historias sobre una horrible criatura y pensaba que estaría en el bosque, no me gustaría encontrármela dentro de este edificio. ¿Dónde ha escuchado esos ruidos?

Señalo con el dedo en dirección a la puerta blindada del sur. - Tras esa puerta escuché algo que parecía una mezcla entre bramido de toro y rugido de león... - digo a Olmer muy en serio.

-Un momento, ¿están seguros de que quieren abrir ésa puerta? Sé que no se toman en serio lo que nos dijo el amigo del que apareció despedazado "por un camión"... Pero tampoco debemos tentar a la suerte. 

- ¿No lo dirán en serio no? Me niego a meterme en una habitación en la que puede haber cualquier cosa. En el mejor de los casos podríamos coger una infección mortal...

- Ey, nadie ha dicho nada de abrir esa puerta. Yo les he avisado para todo lo contrario… intentar evitarla en la medida en que podamos. Registremos el resto de esta planta y dejemos esa puerta cerrada. – indico con cara preocupada. Los ruidos que escuché tras esa puerta no eran para nada naturales, y sea lo que sea prefiero no averiguarlo.

Prudentemente bajáis al sótano para buscar equipo útil antes de comenzar la prospección concienzuda del manicomio. Las escaleras que bajan al sótano, siguiendo de norte a sur, están algo a la derecha de la recepción, y a la izquierda de la cocina y de los dos cuartos de baño.

La puerta blindada que tanto preocupa a Kellemport está al otro extremo del manicomio, siguiendo el pasillo que se extiende de este a oeste hacia la izquierda y luego torciendo hacia el sur, es decir, hacia la izquierda desde el punto de vista del que camina. La planta del maniconio forma una L y el pasillo principal es la parte más larga de esa ele. Los celadores a los que habéis sorprendido probablemente no os escucharon porque estarían en la garita, en el piso de arriba, que ya os mostró Freygan. Estaban lo bastante lejos como para que el sonido no llegara de una forma perceptible pese al escándalo.

Nada más bajar por las escaleras que llevan al sótano, os encontráis con el cuarto de trabajo, que es donde se realizan las tareas de mantenimiento del manicomio. En la pared sur hay bancos de herramientas para trabajar madera y metal, y junto a la esquina sudoeste hay un soplete de acetileno. En la parte norte hay algunas máquinas de lavar y una mesa con ropa de cama recién lavada y planchada. Hay dos salidas. La que lleva al este no ha sido explorada por ninguno de vosotros, la que lleva al oeste conduce a la sala de calderas.

El edificio del manicomio dispone de calefacción a vapor por todas partes, excepto las chimeneas de la cocina y el comedor. En el centro de la sala de calderas hay una gran caldera de carbón, y junto a la pared norte hay carbón suficiente para todo el invierno, ahí está la tolva por la que accedieron Kellemport y Palance. En la esquina noreste se guardan las herramientas de jardinería, que son variadas y abundantes, como puede deducirse de lo bien cuidado que está el jardín.

Hay una puerta que lleva hacia el oeste y que tampoco ha sido explorada por nadie.

- Creo que mejor me quedo con otra pala por si acaso -dice cogiendo una de ellas -¿Han visitado ya esas dos puertas?

Yo me quedo con un rastrillo largo, de los de recoger hojas y con buenas puntas al final.

—Este rastrillo es perfecto, pero ese soplete... me gusta mucho!!

—Quizá les parezca una locura... pero se me ocurre que podríamos intentar inhabilitar la cerradura de esa puerta blindada... ¿Qué opinan? No me gustaría que alguien la abriera...