Partida Rol por web

Por lo pronto, en el momento en el que llevas recorrido un pequeño tramo, a tus espaldas escuchas un sonido parecido al que haría un vecino desconsiderado tirando la bolsa de basura desde el balcón de su piso a la calle en un día lluvioso.

Mike Hanover tiene un temperamento fuerte y decidido. Pese al titubeo inicial se expresa con tal convencimiento que sería difícil dilucidar a través de sus gestos si dice la verdad o miente.

En cualquier caso, ante la duda siempre es posible encontrar la evidencia empírica.

-Muy bien, le creo... Pero, hágame caso. No se acerque a Freygan. Ése tipo no es de fiar, a pesar de que su fachada externa sea cordial y educada. Y las balas... No, simplemente, es el precio por la verdad...-digo, antes de encaminar mis pasos de nuevo al interior de la casa. 

El niño, ahora libre, te mira con unos ojos agradecidos pero cansados. Es la mirada más vieja que jamás has visto.

—Muchas gracias por la ayuda, señor. No estoy bien, estoy a millas de estar bien. Los adoradores de Arwassa me han hecho cosas que no habían hecho a los de mi raza desde los tiempos de Mu. Debemos salir de aquí cuanto antes o el proto-shoggoth nos cogerá.

Decididamente ese muchacho ha pasado las de Caín, tiene muestras en todo el cuerpo de una tortura meticulosa para conseguir producirle el máximo dolor. Puedes observar algunos dedos destrozados y faltos de uñas, cortes, quemaduras y cardenales.

Mierda! Mierda! Qué ha sido eso? No puede ser!! Freygan ha sobrevivido? No puede ser!!

Estoy seguro de que Freygan era un montón de trozos de carne chamuscados, pero un buén detective no deja cabos sueltos!! La moral americana y por la libertad de los individuos me impele a salir corriendo hacia los restos para machacarlos abandonando mi refugio en el bosque.

Con mi chaqueta envuelvo el trozo más grande de carne, el que ha caído del árbol, y hago un hatillo dejando una de las mangas libres para poder tirar de ella y poder arrastrar el trozo de carne por el suelo. Corro lo que puedo hacia el pueblo tirando del hatillo y escuchando por si viniera alguien. Después de las cosas que he visto a hacer a ese monstruo no le voy a dar ninguna posibilidad de recuperarse si es que algo así es posible!

La has jodido bien, pero bien, Olmer, es lo que te puedes decir tras lanzarte a lo loco y sin precaución alguna a recoger los restos del monstruo. Lo que hay en el suelo ya no es carne chamuscada, sino una masa dúctil y maleable, y está viva, jodidamente viva. Además, tiene hambre.

En el momento que te acercas lo suficiente te lanza una decena de tentáculos con el fin de absorberte, igual que hizo con Kellemport.

Arwasa... Mu... proto-shoggoth... definitivamente el crío no está bien ni física ni mentalmente... No entiendo la mitad de las palabras que pronuncia.

- Sígueme y permanece cerca mío, conseguiré que salgamos. - afirmo con convicción. No puedo dejar que un crío pierda la fe. - ¿Puedes andar? Si te fallan las fuerzas apóyate en mí. - lo digo como si nada, aunque mi cuerpo está bastante destrozado también y no estoy en las mejores condiciones... pero qué diablos... sólo es un niño.

Me encamino cuchillo en mano y con el niño a mi vera, en dirección a la puerta blindada para ver si conseguimos salir. Por el camino hago dos breves paradas para mirar por la mirilla de las habitaciones o celdas que estaban junto a las nuestras (C-17 y C-19)

- Eso parece... miren, no creo que ir a por Kellemport sea lo más prudente, mi sentido común me dice que nos alejemos de aquí todo lo que podamos y lo más rápido posible. Pero otra parte me dice que es posible que Kellemport esté aún vivo y si no lo está su cuerpo debería ser debidamente enterrado. Hay que volver a por él. ¿ Usted que dice señor Palance?

Ohh no!!! Esta vivo!!

Cuando el tentáculo me agarra, saco uno de los brazos para dejar mi mochila en el pecho en vez de en la espalda y así poder interponerla. Con la otra mano disparo a la parte más blanda de la cosa hasta vaciar mi cargador, a lo que pudiera parecerme un ojo, un cerebro o cualquier otra glándula importante.

El monstruo te envuelve con su ominosa masa. Te quedan escasos segundos para reaccionar antes de que empiece a apretar hasta destrozarte. Juega en tu favor que la bestia no se ha regenerado del todo y no es tan poderosa como antes, quizá se te ocurra algo para contrarrestarla. Tienes tu revólver todavía encima.

Vacías el cargador en el monstruo. Tus potentes balas perforan su carne tierna y recién generada, rasgando partes que parecían ser unos riñones incipientes o un hígado en proceso de formación, haciéndole sentir dolor y desparramando líquidos rojizos similares a la sangre. Por un momento te suelta y consigues salir de su presa. Todavía es una masa, no se han generado las garras ni las fauces. Estás frente a la cosa mientras ésta genera un chirrido estridente, con el cargador vacío, chorreando y jadeando.

- Es un momento excelente para ir a buscar a Kellemport, el camino está libre y quizá no tengamos otra oportunidad como esta.

Reviso mecánicamente mi revólver y vuelvo a cargarlo para tenerlo listo.

- Debemos ser rápidos y alguien quedarse fuera para alertarnos por si volvieran.

Mike Hanover exhibe un gesto hosco antes de girarse, abrir la puerta y desplegar el paraguas. Se dirige por la calle hacia su casa, maldiciendo cuando pisa un charco demasiado hondo.

Y ahí estás, en El reposo de Amanda, intentando decidir cuál será tu próximo paso y temiendo que Freygan pueda aparecer de un momento a otro.

—Muchas gracias, señor, estaré cerca de usted. De momento no necesito ayuda, puedo valerme por mí mismo.

Examinas las celdas del pasillo, C-19 está vacía, pero en C-17 ves que hay encerrado un hombre. Tendrá unos 49-50 años, la piel bronceada y el pelo negro. No está sujeto con una camisa de fuerza. Al darse cuenta de que le observas, se pone bastante nervioso.