Partida Rol por web

Marlowe parece visiblemente molesto por la humedad creciente.

—Señor Danoff, parece que pese a todo los de dentro no han oído nada, llevamos un rato esperando y no viene nadie. Puesto que ya es inevitable que se enteren tarde o temprano de que hemos intentado forzar la cerradura, ¿qué tal si prueba de nuevo a abrirla? Esta espera bajo la lluvia empieza a resultarme insufrible.

En el pasillo escucháis algo que os pone los pelos de punta. Viene de más allá de la puerta blindada del sur. Es un sonido que no habíais escuchado nunca. Una mezcla entre bramido de toro y rugido de león. Tras eso, algo parecido a los gemidos que una mujer de voz gutural emitiría en pleno coito.

Más allá de la escalera norte, se escuchan lejanamente los sollozos de otra mujer y algunos golpes como respuesta que los acallan.

Señalo con la cabeza en dirección a la escalera norte y los sollozos de mujer... No sé Palance, pero a mí lo de la mujer con voz gutural no me llama demasiado... y lo del bramido de toro y rugido de leon me da escalofríos... En ese momento se me ocurre algo: - ¿Y si uno de nosotros va a abrir al resto? Estando todos será más facil, y la violación ya ha acabado... - susurré apretando los dientes. Ya no podíamos interrumpir el hecho, pero sí podríamos impedir que ocurriera de nuevo.

—Si, parece que tardan! Lo volveré a intentar.

Saco las ganzúas de la mochila y me acerco de nuevo sigilosamente a la puerta tratando de mantener la calma. Apoyo primero mi cabeza sobre la puerta tratando de escuchar gente o movimiento tras la puerta. Tras esto, vuelvo a intentar abrir la puerta.

Me cuesta ya que al principio parece atascada, pero parece que va cediendo...

La puerta se abre. La cerradura ha quedado hecha una piltrafa después de tanto toqueteo, y desde luego queda claro que ha sido forzada, pero estáis dentro. Os encontráis en la recepción del manicomio. La habitación está a oscuras, sin embargo la luz del pasillo se halla encendida.

Marlowe saca su revólver de la pistolera del sobaco y se lo coloca en el bolsillo. Lleva su maletín médico en la mano.

Empuño el arma con nerviosismo y decido que no quiero ver ningún espectáculo más.

- Iré a abrir yo. Si oyes disparos... ya sabes.

Mientras Palance se encamina a abrir, me dirijo con cuidado a la escalera norte, donde escuché los sollozos de la mujer y los golpes que la acallaron. Si me encuentro con esos animales...

Cuando estás a punto de llegar a la puerta, escuchas que se abre y entra gente, al tiempo que se cuela frío del exterior. Permaneces unos segundos a la espera hasta que te cercioras de que son tus compañeros. Olmer ha forzado la puerta y tras él llegan Marlowe, Steiffen y Collins. Todavía no te han visto.

El ruido de abrir la puerta, pasos de zapatos de suela de cuero y tus propias pisadas hacen que la mujer gorda de la habitación de al lado de la recepción se levante de la cama. Puedes oír los muelles y su forma poco elegante de colocarse las zapatillas mientras maldice. Se pregunta qué demonios está pasando. Tienes escasos segundos para reaccionar, si grita se puede armar un buen jaleo y ahora no os enfrentaríais a unos celadores sorprendidos y desnudos. Todavía no ha salido de la habitación.

De pronto, cuando acabáis de acceder a la recepción escucháis unos pasos que se dirigen hacia vosotros. Vienen de la parte izquierda del pasillo. ¿Será uno de vuestros compañeros o quizá alguno de los celadores? No podéis saberlo. Pero sí son pasos de una sola persona.

Frente a ti la puerta blindada que lleva a las escaleras, cerrada a cal y canto, no puedes subir hasta que la franquees. Para abrirla necesitas herramientas y toda tu habilidad. O en su defecto una llave.

Alarmado por el sonido de los pasos, doy yo también un par de pasos hacia la zona más oscura de la sala y cojo mi revolver para quedarme apuntando hacia el pasillo desde el que viene el sonido.

Pienso en que si es alguien del hospital tendrá que darnos explicaciones por la violación para infundarme ánimo. Estamos intentando salvar a la pobre mujer!!

El hombre que llega por el pasillo es Palance, se queda plantado justo a la salida de la recepción mirando hacia la derecha del pasillo. Tiene el gesto serio, denotando que no posee demasiado tiempo como para prestaros atención.

No puedo hacer nada... maldita sea. Y hasta que vengan mis compañeros debo hacer tiempo... debo encontrar algo útil. El despacho de Bristol Knegin. Seguro que ahí hay algo... el libro ese que trató de ocultarme. Me dirijo con prisa hacia el despacho de Knegin...

La puerta está cerrada con llave. Claro, no podía ser de otra forma si en su interior hay documentación de valor. Ves a Palance a la altura de la entrada de la recepción.

Voy hacia su habitación y la intento inmovilizar y reducir o golpear con la empuñadura del arma según cruce la puerta. Lo que sea con tal de que no de la voz de alarma.

Palance se dirige decidido hacia una habitación. Es la habitación en la que se encuentra la señora que alegremente disfrutaba de la violación de la interna. Parece que os ha oído, así que alarmada se ha levantado con intención de averiguar qué sucede. Palance se abalanza contra ella, pero sus pasos apresurados le delatan de antemano y está preparada. Le esquiva y empieza a gritar socorro con una voz estridente. Palance intenta sujetarla, ponerle la mano en la boca, pero ella se zafa y grita, grita con todas sus fuerzas. Sale de la habitación y corre desnuda por el pasillo, en dirección derecha. Palance sale tras ella y la golpea con la culata de su arma, pero sigue corriendo.

Muy bajito, le susurro a Palance

—Sr. Palance! ¿Qué tal ha ido? como tardaban decidimos entrar para ayudar. ¿Estamos a tiempo de actuar?

Dejo una piedrecita que había cogido en el jardín en el suelo entre la puerta y el marco y vuelvo la puerta para apoyarla en la piedra y que ésta no pueda cerrarse, pero parezca cerrada.

En la sala de exploración había instrumentos puntiagudos para los exámenes médicos. Quizá algunos te puedan ser útiles para usarlos a modo de ganzúa.
En el momento en el que estás pensando, escuchas los berridos de la violadora gorda, Palance ha fallado a la hora de reducirla. Parece que va a haber fiesta. Corre por el pasillo desnuda hacia la cocina. Posiblemente busque algún cuchillo con el que defenderse.