Partida Rol por web

Una de Superhéroes

Capítulo I: El destino fatal, el circo de los horrores.

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14/07/2014, 02:23
- Director -

La dirección de la entrada era bastante clara, allí se encontraba el Palacio de los Deportes. No había que ser de Madrid para saber qué tipo de edificio era aquel.

Es un pabellón multiusos situado en el centro de Madrid. Posee una capacidad que varía en función de la actividad que albergue, pudiendo ampliar su aforo desde los 10.000 iniciales hasta los 12.500 en los encuentros de baloncesto, o un máximo 15.500 en conciertos. Entre sus actividades, además de las dos citadas, se encuentran las de acoger eventos de atletismo, o partidos de balonmano, siendo el recinto deportivo de Madrid que más posibilidades ofrece. Actualmente el escenario donde el Real Madrid de Baloncesto y el Club Baloncesto Estudiantes disputan sus encuentros como locales.

Pero parecía que aquel día, el Palacio de los Deportes albergaría una actividad poco habitual. El circo del Sol había llegado a Madrid y era un buen lugar para ver las maravillosas acrobacias que se desarrollarían allí.

Lo habitual es que un encuentro como aquel atrajese a cientos de interesados al lugar, normalmente la plaza donde se encontraba debería estar abarrotada de gente que estuviese esperando a sus familias, amigos o parejas. Lo habitual en aquellas situaciones es que la afluencia fuera tanta que hubiera que llegar unos minutos antes para entrar sin problema alguno.

Pero por extraño que pareciese, allí no había nadie hoy. Bueno, quizá hubiera algún anciano paseando y dando de comer a las palomas, unos cuantos jóvenes practicando skate en las decoraciones que ofrecía la plaza, o quizá estuviese la típica familia paseando a su bebé. ¡Incluso más allá había un par de adolescentes dándose el lote!

A los lados había montones de terrazas, todas ellas ocupadas, porque aunque fuera otoño, hacía un buen día, y el tabaco era algo que a la gente le importaba más que el frío que pudieran estar pasando. La gente estaba tomando al café, un aperitivo o simplemente un refresco. Un domingo por la parte en un lugar como aquel era normal que estuviera abarrotado, pero... en lo que se refería a la entrada del palacio, nada. Allí no había nadie esperando. ¿Quizá ya era demasiado tarde y todo el mundo estaría viendo el espectáculo? ¡Quizá la hora de la entrada estuviera equivocada!

Finalmente había que tomar una decisión, lo mejor era que se fuera a la entrada del pabellón y comprobar que aquella puerta estuviera abierta y ver si se podía o no se podía pasar.

Notas de juego

Podéis ir narrando vuestra llegada. Debéis narrar lo que querais, pero vuestro post debe terminar llegando a la puerta de entrada del lugar. El primero en postear será el primero en llegar, el segundo verá a la otra persona que ya esté allí y podréis entablar conversación si lo deseais.

En esta escena podéis hacer ya todos los post que querais, y hablar todo lo que querais.

Y es importante que en vuestro post  me digais la ropa que llevais, y los objetos (o en oculto) que llevais con vosotros.

 

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17/07/2014, 21:13
(DEP) Arlet Silva

Arlet era de la opinión de que cuando vas a hacer algo cultural debes arreglarte, ya sea ir al teatro, a un museo, a una conferencia o al circo. Y aunque en su mente arreglarse equivalía a no ir con lo primero que encontrase en su armario tampoco tenía un talento natural que le permitiese combinar ropa apara ir no-informal sin llegar a ir formal. Aquellos matices se escapaban a su comprensión así que finalmente se vistió con una blusa, un chaleco y una falda de lunares. Y en previsión de que el espectáculo podía acabar entrada la noche se llevó consigo una chaqueta larga.

En arras de evitar la culpabilidad por pasar esa tarde lejos de sus apuntes, los metió también en su bolso junto al móvil, la cartera y las lleves. Poco antes de salir de casa sumó a esas objetos la compañía de una botella de agua y de un paquete de galletas.

El trayecto había sido pesado, media hora en metro, en un metro abarrotado de gente que ahora contrastaba especialmente con la calma del lugar.

Le sorprendió esa tranquilidad, esa falta de bullicio y de ruidos irritantes. Le sorprendió, pero lo agradeció.

Mientras se acercaba al Palacio de los Deportes observó los pocos transeúntes que poblaban la plaza y se rió para sí al pensar que parecían decoraciones, como si los hubiesen colocado a conciencia para llenar un espacio tan grande y vacío.

Iba un poco embobada, observando el lugar como si ya fuese parte del espectáculo ¡qué ansias! se autocriticó su actitud mientras cruzaba la última calle que le separaba del pabellón.

Nadie. Allí no había nadie. Se detuvo en seco y arrugó la nariz mientras buscaba y rebuscaba en su bolso la entrada, comprobó la dirección una sola vez más pues no guardaba mucho misterio. Pero la fecha y la hora necesitaron un par de releídas para convencerse de que no erraba en ello.

Finalmente se encogió de hombros y terminó de acercarse al Palacio de los Deportes. Empezó a andar a su alrededor, rodeandolo, buscando la entrada, y finalmente la encontró.

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18/07/2014, 03:30
(DEP) Fernando de Diego Sánchez

Fer iba vestido de forma sencilla, una americana negra, con una camiseta de Bola del Dragón debajo, unos vaqueros azules casi negro y unos zapatos negros. Para él aquello era lo más formal que podía ponerse sin ir demasiado incómodo.

Había ido ya muchas veces a aquel lugar, Fernando tenía una amiga que tocaba en una orquesta, y una vez dio un concierto allí. También había ido invitado a una gala de premios e incluso a ver unos cuantos partidos de baloncesto. El lugar era frecuente para él, y sabía que si no quería esperar demasiado tendría que llegar pronto.

Como de costumbre las terrazas estaban abarrotadas, a pesar de que ya no era tiempo de verano, pero en la plaza n ohabía tanta gente como de costumbre. ¡Ni siquiera había cola!

En la entrada pudo ver a una chica bastante guapa, que si no fuera por los más de cien kilos que se gastaba Fernando, quizá podría haber tratado de tirarla los tejos. Así que, sabiendo que ella estaba fuera del alcance, tan solo quiso abordarla de forma formal y discreta, no quería que se asustara, ni que pensara que tenía otras intenciones para con ella. Observó que también tenía la entrada, pero estaba allí en la puerta, sin que hubiera absolutamente nadie.

¡Vaya! Parece que somos los primeros. Le quiso decir a la chica. Estoy acostumbrado a que llegue más gente antes, son casi las cinco y media, y no entiendo cómo es posible que nadie más haya podido llegar. Volvió a pensar para sí mismo. Luego la miró, y simple mente fue capaz de decir un triste: Buenas tardes... Después hizo además de abrir la puerta, por si era demasiado pesada y ella no había podido abrirla.

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20/07/2014, 01:16
- Ismael León Ruíz -

Tras un largo paseo, Ismael llegó a la plaza donde se había instalado la carpa del Circo del Sol. El ambiente en los locales cercanos eran el habitual para ser un domingo: ruido, ajetreo, movimiento... Ismael intentó recordar la última vez que pudo disfrutar de un domingo en aquellas condiciones, sentado en una terraza, con una cerveza en la mano, uns patatas de bolsa y la compañía de sus hijos. Hacía mucho que eso no ocurría. Demasiado.

La caminata le había ido bien para volver a pensar como había llegado aquella entrada a su poder. Había imaginado cientos de posibilidades, pero nunca encontrarse con aquella plaza sin la afluencia que la famosa compañía canadiense estaba acostumbrada.

Solo pudo ver a un par de personas que esperaban en lo que parecía el lugar de entrada. Por un lado, una chica que no debia llegar a la veintena, vestida de forma atractiva y con mirada curiosa y despierta. Por otro lado, un chico de mayor edad que ella que parecía sorprendido de encontrarse en aquella misma situación. A Ismael le llamó la atención la camiseta de Bola de Dragón y pensó que debía ser uno de aquellos frikis que siempre encuentras en todos sitios.

Él, simplemente iba con sus tejanos un poco desgastados por el uso, sus deportivas, una camiseta negra y una cazadora de piel negra. Puede que no fuera la mejor vestimenta para ir al circo, pero no tenía mucho donde escoger.

Al ver la cara de desconcierto de la pareja que había llegado antes que él, pregunto:

-Buenas...es aquí la entrada al espectáculo, verdad?

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20/07/2014, 21:52
- Ketsu Sen -

La joven apareció caminando tranquilamente. Su camiseta blanca de amplias mangas se movían con cada uno de sus gestos. No era de una tela semitransparente, en absoluto. El cuerpo de Ketsu Sen estaba protegido de cualquier tipo de miradas. Aunque sus pantalones ajustado de color negro apenas dejaban volar la imaginación. ella se movía con gran soltura, como si más que tela fuera parte de su cuerpo.

Ketsu Sen se detuvo y se cruzó de brazos mientras miraba a su alrededor. No solía ir a ese tipo de espectáculos si no la invitaban, pero sabía perfectamente que aquello no era normal. No le hacía falta comprobar la entrada para saber que la fecha y la hora era la correcta.

Caminó entre las personas que había por allí, pero no escuchó ningún comentario sobre el circo. A la joven eso le parecía extraño, muy extraño, pero su mente iba tejiendo la idea de la trampa rápidamente.

Al llegar a la puerta, vio a tres desconocidos. Se quedó mirándoles detenidamente mientras llegaba. Y parecían estar igualmente extrañados. Allí algo no encajaba.

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20/07/2014, 22:05
- Ketsu Sen -
Sólo para el director

Notas de juego

Llevo dos dagas en las mangas

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20/07/2014, 23:49
(DEP) Arlet Silva

Arlet desplazó su mirada hacía el hombre que saludaba, casi sincronizadamente con ese buenas tardes, dejándola con la duda de si aquello había sido anticipación, causa o consecuencia.

Al fijarse en la camiseta de Bola de Dragón sonrío para sí, reconociendo su infancia en esa imagen y volvió a dedicarle un pensamiento a su madre con quien tantas horas de sofá y cereales había compartido viendo esa serie.

- Buenos días. - respondió por inercia, educada y coordialmente. Y le siguió con la mirada su movimiento hacia la puerta, sonrió aliviada creyendo que ese hombre sería el taquillero o algún encargado o trabajador del circo, o cuanto menos del recinto. Sin embargo, pronto pudo fijarse que simplemente probaba si la puerta cedía.

Ella ni siquiera se había molestado en intentarlo, era un sitio que esperaba público, si estaba cerrada claramente era para que nadie pasara sin la autorización del personal autorizado.

- Está cerrada.- comentó algo cortada y seca, con el mismo tono de quien habla del tiempo en el ascensor. Y todavía sin poder dar un punto y final a esa frase, se sumó otra voz a la suya que la obligó a dar un pequeño respingo y a desear que no se hubiese notado mientras la sangre avergonzada temperaba de nuevo el sudor frío que ese susto le había causado.

De nuevo sus ojos se movieron hacia la voz, infravalorando sus oídos.

- Eso parece. - respondió con cierta incertidumbre en su voz. - Quizás había una actuación antes y va con retraso. - buscó una explicación y excusa a esa situación.

Con la llegada de una cuarta persona, Arlet empezó a sentirse más relajada, era allí, solo debían esperar.

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25/07/2014, 04:45
- Director -

Notas de juego

- Falta que me digas qué objetos llevas contigo...

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25/07/2014, 04:46
- Director -

Notas de juego

- ¿solo llevas dos dagas? Cartera, llaves... etc...

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25/07/2014, 04:48
(DEP) Fernando de Diego Sánchez

En cuanto escuchó las palabras de aquella chica tan guapa, sus pálidas mejillas se tornaron sonrosadas. Estaba claro que si la chica estaba allí era por algo. ¡Porque estaba cerrada! Idiota... No podía creerse que hubiera sido tan ingenuo, o que pudiera haberse creído más listo que ella. Así que, se dio media vuelta y le dedicó una sonrisa a la chiquilla. Tenía los dientes descolocados, e incluso un poco amarillentos. Pero fuera por lo que fuera, tenía una sonrisa "graciosa". Uno de los pocos rasgos físicos buenos que la gente destacaba de él.

Después vio como iban llegando más gente, y mensó que la chica tendría razón. Tan solo tendrían que esperar a que el evento que hubiera antes terminase. Miró a Ismael y se encogió de hombros a modo de respuesta y después se alejó un poco, para sacar su Smartphone y ponerse a juguetear con algún tipo de aplicación que tendría bajada.

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25/07/2014, 04:53
Sishuka Junmai

Sishuka y Soshuke eran dos hermanas japonesas gemelas. Ambas también llegaron al lugar y se quedaron mirando sospechosamente a Ketsu Sen. No esperaban encontrarse a otra mujer de rasgos asiáticos en el lugar. Lo demás era gente de lo más normal y común, pero aquella atractiva mujer le sorprendió.

Ambas se quedaron contemplando a la gente que se iba congregando allí. No parecía que hubiera mucha gente, al menos no para la fama que tenía aquel espectáculo. Todo el mundo les había dicho que fueran pronto porque la cola era muy larga, y se extrañaron al ver que allí no había ni media docena de personas.

Después observaron al gordito jugar con su teléfono movil y a la chica que estaba allí la primera, era una jovencita muy guapa y también parecía inteligente. Se quedaron a varios metros de todos ellos, sin decir nada, y entablando una conversación entre ellas mientras esperaban a que el resto de la gente llegase para que pudieran ver el espectáculo.

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25/07/2014, 11:48
- Ismael León Ruíz -
Sólo para el director

Notas de juego

Perdón... Pues llevo cosas bastante normalitas: cartera con poco dinero y una foto de mis hijos (a parte de la documentación), el móbil y las llaves de casa de Rafa.

 

saludos

nanuk

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26/07/2014, 15:42
- Lucas Fernández -
Sólo para el director

Notas de juego

Oculto, bajo la chaqueta llevo la pistola, y la placa de poli. He decidido ir de incognito. 

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26/07/2014, 16:00
- Lucas Fernández -

Lucas llegó al palacio de deportes con la moto y la aparcó a un lado de la plaza. Bajó de la moto y se sacó el casco, dejándolo dentro de un compartimento en la moto. Vestía con una cazadora de cuero, que llevaba medio abierta, y debajo se adivinaba una camiseta blanca con algún dibujo al azar que casi no se veía. También vestía unos tejanos que le sentaban genial. 

Al parecer la plaza estaba algo vacía pero delante del Palacio de Deportes había algunas personas que parecían esperar para entrar. Lucas se fue acercando con sus andares un poco chulescos y despreocupados mientras empezaba observara la gente allí reunida. Un par de gemelas asiáticas, aunque tal vez fueran hermanas o amigas, a Lucas le costaba distinguir a los asiáticos a veces. También había otra chica más joven oriental.  Todas estas estaban más bien apartadas, del resto que parecían conversar. 

Un friki corpulento (por la camiseta de Dragon Ball), otro tipo mayor que Lucas, bastante hecho polvo y un bomboncito de unos 20 años. La verdad es que estaba muy bien la tipa. Al parecer no era ninguna pista (de nuevo), sino una invitación real al Circo del Sol. Como tenía el día (forzosamente) libre decidió disfrutar del espectáculo si no había nada mejor que hacer, o algún tipo al que detener.

Se miró la hora en el reloj de muñeca y vio que era la hora que decía en la entrada. Se acercó al grupo que estaba más cerca de la entrada hablando entre ellos, para hablar con ellos, pasando junto a las asiáticas que parecían algo apartadas.

Buenas tardes. - Saludó a todos, y le dirigió una sonrisa a la mujer. Tal vez podía aprovechar y preguntar si habían conseguido la entrada como él, puesto que le parecía sospechoso. Tal vez sus colegas se la habían jugado, pero parecían sinceros cuando le habían dicho que no sabían nada. -¿Vosotros habéis comprado la entrada, os la han regalado, o la habéis encontrado por casualidad? 

Notas de juego

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27/07/2014, 17:17
- Ketsu Sen -
Sólo para el director

Notas de juego

Dos llaves, la del portal y la de la puerta de la casa. Cinco billetes de 10. Su documentación. Y la entrada.

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27/07/2014, 17:18
- Ketsu Sen -

Ketsu Sen no dijo nada ni respondió a ninguna de las preguntas que parecían volar por el aire. No tenía por qué hacerlo, no los conocía de nada.

Pero no apartó la mirada de las dos jóvenes asiáticas que habían llegado. Sus miradas se encontraron, y Ketsu Sen no fue la primera en apartarla. Sus ojos se detuvieron en cada uno de los rasgos de esas dos gemelas.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Advertir/Notar

Dificultad: 0

Habilidad: 4+6

Tirada: 5 7 9

Total: 7 +4 +6 = 17 Éxito

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27/07/2014, 17:22
(DEP) Elena Pérez San Martín

Elena llegó físicamente agotada hasta el polideportivo. El viaje en metro había sido extenuante, las escaleras mecánicas habían estado estropeadas y para colmo, nadie había sido capaz de dejarla sitio. Llevaba consigo una barriga propia de una mujer embarazada de ocho meses, a pesar de que solo llevara unas semanas preñada. Tenía los tobillos hinchados y la sangre no se movía como debiera por sus venas.

Pero todo aquello no le impidió salir aquel día a disfrutar de una tarde de circo. Aún le quedaban unas cuantas semanas para dar a luz, o eso pensaba, y aunque el feto que llevaba consigo le parecía una desgracia para ella, debía llevarlo consigo porque no le quedaba más remedio. No podía abortar, su familia no lo permitiría, aunque aquel hijo que iba a tener no tuviera nada que ver con el fruto del amor del que tanto profesaba su familia, no le quedaba más remedio que dar a este mundo un bebé no deseado.

Desde que había estado embarazada su humor había cambiado, era más antipática que de costumbre y prefería estar sola a acompañada de mucha gente, sus amigas de la universidad apenas la aguantaban ya, y es que ella tampoco había hecho nada por mantener esas amistades.

Por eso iba allí sola, sin saber quién le podía haber regalado aquella entrada, con la incertidumbre de cuál era la razón de todo aquello, pero con la convicción de que allí tendría una grata sorpresa. Llevaba consigo un bolsito negro de piel, con una botella de agua, la cartera, su juego de llaves, el pintalabios, algo de maquillaje para tapar las ojeras, un paquete de toallitas húmedas y unos ibuprofenos. Además iba vestida con unos leggins negros y una camiseta premamá ancha de flores rosas y verdes. Era lo único que le hacía sentirse cómoda en semejante estado.

Cuando se acercó a la puerta vio que allí ya había bastantes personas esperando, una chica de su edad que parecía tener la suerte de no estar en su estado, un hombre de cara triste, tres asiáticas, seguramente fueran chinas que vendrían a vender cerveza o golosinas, o cualquier cosa que la gente estuviera dispuesta a comprar, un tío gordo y feo, y un apuesto hombre al que no dudó en acercarse y saludar, pues parecía haber llegado recientemente y con dudas sobre la obtención de la entrada.

Buenas tardes, saludó a todos los presentes para después guiñar un ojo a Lucas. Pues... dijo pensativa, esa mañana había encontrado la entrada en su mesilla, se había despertado tarde y se había dado cuenta de que ya estaba allí. Pensaba que era una sorpresa de algún familiar, por los duros momentos que le estaban hacer pasar, pero la pregunta del joven le hizo alterarse un poco. Pues la verdad, la mía fue un regalo, creo... ¿qué iba a ser si no? ¿Cómo la has obtenido tú? Preguntó al chico de aires chulescos.

 

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27/07/2014, 21:48
(DEP) Marcial Almagro

Marcial estaba inquieto, no sabía por que estaba allí, todo le parecía un poco irreal.

No sabía de donde había salido aquella invitación, y aun no había logrado identificar de que le sonaba aquella letra, aunque tampoco es que aquello fuese una sorpresa dada su amnesia.

Julia sin embargo había insistido en que era una oportunidad única de disfrutar de un gran espectáculo, y le había dicho que se arreglase. Como apenas tenia ropa a parte de la del trabajo, la dueña de bar incluso había aprovechado un rato libre para acompañarle a una tienda de ropa, y decirle que tenía que comprar. 

Que le eligiesen la ropa prácticamente como si fuese un muñeco, había sido una experiencia un tanto extraña, pero desde luego, no se había quejado de poder disfrutar de estar un rato con ella, fuera del ámbito de su puesto de trabajo en el bar. Para él, tímido como era, había resultado lo mas parecido a una cita, de lo que podía llegar a aspirar.

Al final el conjunto había resultado algo elegante a la par que ligeramente informal. Una camisa de vestir de color azul marino, sin corbata pero conjuntada con una chaqueta de traje y sus correspondientes pantalones de color gris, a los que les fueron añadidos unos zapatos negros y bien pulido. La verdad, es que no llevaba traje desde que hacía siete meses se había despertado en el desierto, pero sin embargo se sentía extrañamente cómodo, casi como si así tuviese que haber sido siempre. Sin duda el traje se ajustaba a la perfección a su orondo cuerpo.

Llegando a la plaza miró a su alrededor y extrañado sacó la invitación de su bolsillo para examinar la dirección de nuevo. No sabía que era eso del Cirque du Soleil, pero no podía ser un espectáculo muy famoso, por que a su llegada la plaza aparecía sorprendentemente vacía, a excepción de un pequeño grupo de personas que se estaba reuniendo en lo que parecía ser la puerta de acceso al recinto. Algo en todo aquello no era normal, y una parte de su ser se puso en tensión.

Tras unos segundos de duda se decidió a dirigirse hacia el variopinto grupo y mientras se aproximaba con sus torpes andares, su mirada voló examinando a las personas allí reunidas con eficiencia milimétrica. 

Habían cinco mujeres y tres hombres. Las dos primeras chicas no resaltaban a excepción de su juventud y lo bien vestidas que iban, algo que lo tranquilizó pues al parecer si que era adecuado ir formal a la cita. Las otras tres reclamaron mas su atención por el hecho de ser claramente asiáticas, por sus rasgos, lo ovalado de sus ojos y su pelo negro, hirsuto y plano, sin duda eran de ascendencia japonesa. Dos eran gemelas univitelinas, como dos gotas de agua y permanecían un poco apartadas del resto de los allí presentes, ocupadas con sus móviles y hablando entre ellas. 

La tercera tenía una pose controlada y en tensión, observando al resto con mirada resuelta y fría, casi, como si esperase que se presentase una amenaza inesperada en cualquier momento. Aquello le puso intranquilo, mas que nada, por que de alguna manera algo en su interior sintió una cierta afinidad con aquel tipo de comportamiento.

Los hombres del grupo iban sin duda menos arreglados que las mujeres, o al menos así era con los dos primeros. El joven de aspecto blando y cuerpo aun mas fofo que el suyo propio, llevaba un conjunto sencillo y cómodo, con una camiseta que ponía Bola del Dragón. No sabía que era eso, pero por los dibujos dedujo que se trataba de algún tipo de serie o película de animación, de esas que les gustaba a la juventud, todas llenas de tipos exageradamente musculados y peleas repletas de situaciones absurdas e irreales.

A su lado había un hombre ya entrado en la madurez, de aspecto un cansado y un poco desarreglado. Sin duda era alguien que tenía toda la pinta de haber pasado por mucho en la vida y poco de ello había sido bueno.

El último de los presentes era un joven de gran atractivo, y porte apuesto, con ropas también informales, pero sin duda de mejor calidad, mas nuevas y bien puestas que las de los dos otros hombres. Había algo que al igual que la chica japonesa le llamó la atención sobre él. Tal vez era su pose de autosuficiencia y su aparente confianza en si mismo, casi como si estuviese seguro de controlar la situación, fuera cual fuera dicha situación.

No sabía de donde sacaba aquellas impresiones e información, su mente simplemente le revelaba aquellos datos, pero el como y el por que, eran todo un misterio para él. ¿Quien diablos era antes de perder la memoria? Sus pesadillas podían ser una pista, pero solo pensar en ellas le hacía estremecerse como una hoja.

Mientras se aproximaba los últimos metros, se unió al grupo una mujer en claro estado avanzado de gestación. Era una mujer especialmente guapa, y pese a estar obviamente agotada por llegar hasta allí en su condición, se le veía una persona vital, independiente y muy segura de si misma. Nada mas llegar pareció dirigirse directamente a hablar con el joven atractivo, algo que no le resultaba especialmente sorprendente.

La gente guapa siempre se juntaba con el resto de gente guapa.

   - Hola.- Saludó con timidez al llegar junto al grupo.- ¿Es aquí donde hacen la obra de circo?-

Sonrió quedamente, pero era evidente que estaba un poco cohibido.

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28/07/2014, 03:18
- Luis Gutierrez -

Luis y su hermana llegaron a la plaza juntos, ella, con unos simples vaqueros y una chaqueta negra cerrada (ropas que aun siendo casuales no mermaban en nada su atractivo), cogiéndole de la mano, preocupada por perderle entre toda la gente que pensaba que asistiría al circo, mientras que él, con unos vaqueros y un suéter azul marino liso (es decir, todo lo arreglado que podía ir de normal un niño de su edad) iba algo separado pero sin intentar soltarse, como si no supiese si quería estar cerca de ella o no.

Por suerte para ambos, la plaza no estaba tan concurrida como Elena esperaba, es más, apenas parecía diferenciarse de un día normal, lo cual la extrañó, aunque al menos, no habría peligro de perder de vista a Luis por culpa de una multitud. Luis por su parte, no se había planteado que podría haber habido mucha gente para entrar al circo, ya que seguramente no hubiese querido ir.

Mientras se iban acercando, Luis empezó a mirar a su alrededor, concentrado, como si buscase a alguien, y se fijó en el grupo de gente que se había reunido a la entrada del recinto. Y aunque apenas si se fijo en las personas que componian el grupo, pero era el único relativamente grande que había cerca del lugar, así que, a pesar de que dudó un poco al principio, tras indicárselo a su hermana, se acercaron allí, con una expresión de concentración y determinación en su pequeño rostro, aunque esta se fue diluyendo con notable rapidez conforme se acercaban al grupo.

¿Quién...- empezó a decir nada más llegar y sin reparar en lo que estaban diciendo cuando el llegó, pero cortándose en cuanto fijaron su atención en él, como si la poca determinación que le quedaba se hubiese esfumado, aunque tras tragar saliva un par de veces, pareció reunir el ¿valor? para terminar -... me ha mandado la entrada?- les preguntó, convencido de que el que lo hubiese hecho debía encontrarse allí.

Tiene que darle una a Elena también- pensó, decidido a conseguirlo a pesar de lo incomodo que se sentía hablando con desconocidos. O estando con un grupo de gente. O como en este caso, ambas cosas a la vez, lo cual era peor, pero decidido a pesar de ello.

Notas de juego

A falta de fotos adecuadas con la ropa para poner... imaginaos al niño de "El sexto sentido" acompañado de Ellen Page

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28/07/2014, 03:33
- Luis Gutierrez -
Sólo para el director

Luis no acostumbraba a llevar muchas cosas encima cuando salía, y hoy no era una excepción, pues a parte de una pequeña libreta con un lápiz igual de pequeño, lo suficiente para que le cupiesen en los bolsillos, y su móvil, que nunca usaba, pero siempre llevaba “por si acaso” ya que si no su hermana se preocupaba, no llevaba nada más. El dinero, la documentación y la carta con la invitación lo llevaba Elena en su bolso con sus cosas.