Partida Rol por web

 Después de llegar a la taberna, Ramiro no te ha dejado ver la mercancía ni te ha dicho exactamente de que va el negocio ni quienes son sus compradores. Has decidido investigarlo por tu cuenta, y pese a que Ramiro no te dejaba en paz ni un segundo, has conseguido zafarte de el. Ahora mismo te encuentras debajo de la cama de vuestra habitación, "la mercancía" sea lo que fuere, está justo encima tuya, a un colchón de distancia, y por la puerta acaban de entrar tu supuesto compañero y lo que supones que es uno de los compradores.

Desde tu situación no ves nada de lo que está ocurriendo, pero puedes oírlo todo.

 Has llegado a la taberna desconfiando de todo y de todos.Al llegar al pueblo te diste cuenta de que alguien te seguía, pero no sabías quien exactamente, no conseguiste "cacharlo". Poco después de entrar en la taberna y tras unas pequeñas argucias, supiste quien era la persona a la que andabas buscando, ese tal Ramiro. Y de paso conociste a otro Ramiro, que al parecer no tiene nada que ver con tus asuntos.

Ahora mismo te encuentras en el piso superior, siguiendo al tal Ramiro (el bueno) y a un judío, y estos te han visto (como era de esperar)

máster, acabo de añadir un mensaje a la escena que acabas de ocultar. Hazle saber lo que dije a Ramiro. saludos.

 Has llegado a Lecumberri designado por tu orden. Tu misión es localizar a un tal Koldo, un mago que tenía negocios pendientes en esta taberna al parecer. te han dicho que cuando lo encuentres subas a los aposentos que ya estaban preparados para ti y enciendas una vela en la ventana, señal tras la cual entraran compañeros de la fraternitas a "solucionar" el problema.

Actualmente estabas esperando junto a la barra cuando pillas la siguiente conversación entre un tal Ramiro y un tal Karlos (que coincide con la descripción que te han dado del mago, por cierto)

Ramiro

-Entonces usted a que se dedica

Karlos

-Poseo unas tierritas con ganado en Etxarri. A veces hago vino con un vecino del pueblo. Si vas por allí alguna vez pregunta por Karlos. No tiene pérdida. Te invitaré a "lo que sale de nuestras uvas" (aunque no es del todo vino...). Nos sale mosto más que nada... -dije de modo paciente y amistoso.

Karlos

-Ahora...¿me disculpa unos segundo? Creo que he visto a mi amigo. Enseguida vuelvo. ¡No se beba todo el vino! ¡déjeme un par de sorbos!

 El hombre viejo os tapa el camino y os dice, mas bien se lo dice a Ramiro:

Conocer es recordar, mas yo no te recuerdo en mis pensamientos. ¿Te ocurre lo mismo al mirarme, Ramiro?

 Trasmitido queda Karlos!

 Llevas todo el día planeando como vender la madrágora y has citado a dos posibles compradores, Koldo y Absalón. Al parecer has encontrado a uno y te dispones a enseñarle la mercancía cuando de repente un viejo canoso sube por las escaleras casi persiguiéendoos y se dirije a ti como queriendo dar a entender que tenéis algo entre manos, mas no os conocéis. quizá sea el otro comprador.

Por cierto, donde estará César?

 Llevas un buen rato tratando de cerrar el negocio rápidamente y salir de allí. Cuando por fin encuentras a tu comprador y este te va a enseñar la mercancía, uno de los hombres que os observaba a ti y a tu comprador, sube con vosotros hasta el lugar donde está la mercancía. Se para en medio del pasillo bloqueándoos la salida e intercambia una extraña frase con Ramiro.

Quien cojones será ese?

 Una niña baja las escaleras, se acerca al hombre fortachón y ambos suben al piso superior.

 Sumi y Ramiro suben a tu habitación.

 Recordad, marcad los mensajes "solo para el director"

 auch...vete inventándote una escusa....

Toda aquella estrambótica situación estaba comenzando a atacar los nervios de Leví, a quien empezaba a apremiarle terminar con su negocio, pues tenía un mal presentimiento.

-Ramiro, ¿conocéis vos a este campesino? Podremos centrarnos en lo que nos ha traido aqui, como comprenderá todo esto no es muy habitual, verdad?-

El judío miraba de hito en hito al hombre que se ha plantado en medio del pasillo.

 Oyes unos pasos por la escalera, y una segunda voz, cerca de la puerta:

-Ramiro, ¿conocéis vos a este campesino? Podremos centrarnos en lo que nos ha traido aqui, como comprenderá todo esto no es muy habitual, verdad?-

Manteniendo el oido atento Cesar trata de , des de su escondite, tratar de averiguar todo lo que pudiera resultar beneficioso para el devenir de su fortuna.

 A ver la situación actual, es que tu piensas que estás bien escondido debajo de la cama, aunque en realidad te asomen los pies (eso fue por la pifia). Ramiro está tan a su bola que al abrir la puerta de la habitación ni se ha enterado, o eso crees por que nadie te ha dicho nada. Los pasos y la segunda voz provienen de la dirección en la que está la puerta, no obstante, es una suposición tuya, pues estás debajo de la cama.

Resumiendo: oirás todo lo que se diga en las cercanías de la puerta y dentro de la habitación. Todo el que entre ha de superar una prueba de percepción, si la pasan, te ven, si no, no.

Le devolví la mirada. Era todo un honor que me tomase por campesino. Muchos trabajos había realizado en mi vida, pero mi verdadera vocación era la que era. Y por suerte, estaba oculta.

Ahora, tan sólo, quedaba esperar las palabras del tal Ramiro.

 El hombre que había ido detrás tuya y que te había hablado de aquella manera tan descortés te miraba fijamente, a la espera de una respuesta.