Partida Rol por web

Una noche en Lecumberri

Escena introductoria: "Un plato bien frío"

Cargando editor
08/11/2010, 15:00

 Han pasado ya unos años desde que tuviste que sobrevivir en cuevas, alimentándote de alimañas. Mas cerca de la parte salvaje que de la humana de lo que eres. Pensando cada día en la sangre de aquellos que te jodieron la vida...que bien sabría cuando la tuvieses encharcando tu paladar con su suave textura, su calidez...su vida...su mirada en los últimos momentos, arrepintiéndose en su lecho de muerte de haberte perseguido...una parodia dantesca de la extrema unción. Como ansiabas ese día...

 

Ahora eres María, pero volverás a ser Elena, en todo su esplendor, te asegurarás de ello. Al cambiarte de nombre, empezaste una nueva vida, una vida enfocada a la venganza. Poco a poco, te creaste un pasado, te hiciste con una pequeña fortuna y unos cuantos ghouls a tu servicio. Todos en tu entorno te tienen por algo parecido a una descendiente de una casa de fortuna que intenta hacerse hueco entre la aristocracia de Navarra, los tienes bien engañados.

 

Llevas ya unos años tras la pista de un mago que arruinó tu vida, un tal Koldo. Tardarás tiempo, pero alcanzarás tu venganza, seguro, y te la servirás en un plato bien frío.

Cargando editor
08/11/2010, 15:25
Ramiro

Te despiertas una noche más, con hambre, necesitas desayunar algo...que tocará hoy?

 

Estás pensando en donde ir a desayunar cuando una voz ya de sobra conocida te saca de tus pensamientos entre gritos:

 

-Mi señora, mi señora. Donde estáis mi señora, tengo una noticia sumamente importante para vos - dice tu ghoul mientras te busca.

 

Tras un rato haciendo el imbécil por la casa adelante, te encuentra en tu habitación y entra. Bajando la mirada y sin moverse, en signo de respeto, espera a que le des turno de palabra. Lo tienes bien educado, un ghoul ha de saber cual es su sitio.

Cargando editor
08/11/2010, 16:04
María Robledo
Sólo para el director

 La pálida luz de las estrellas entra por la ventana. Elena no recordaba bien que luna tocaba esta noche, pero al menos, parecía que no había mucha luz, quizás porque unas nubes habían tapado al astro en el cielo. No es que pudiera ver en la oscuridad ni nada parecido, pero la luna negra le parecía algo mágico y único, y cuando en la noche reinaba la más absoluta oscuridad era cuando los secretos de los que eran como ella salían a la luz. Poética y misteriosa, la reina luna se ocultaba de los humanos, dejando al mundo sumido en el sueño onírico de la negrura y el miedo. Selene era una diosa caprichosa, y se lo hacía saber a los mortales robandoles la poca luz que quedaba en la noche una vez cada mes. Quizás por eso mismo le gustaba tanto a Elena: Al igual que ella, la luna privaba a los mortales del calor y de la vida, de la felicidad y de los sueños, succionandolos para luego henchirse orgullosa en el cielo, cuando, días más tarde, se mostraba en su propio esplendor

Pero Elena no admiraba a la luna llena. Era simplemente un alarde, una muestra de poder, que luego llevaba a la negrura. Una sutil metáfora de lo que le pasaría a ella si se descuidaba y se volvía arrogante o narcisista. Prefería la luna nueva, el depredador al acecho, que privaba de los sentidos, del amor, de la bondad, y de todas las virtudes que pudiera absorber a sus presas, sin mostrarse a la luz, sin dejar un hueco por donde pudiera ser atrapada. Además, los gritos de los niños eran acallados por la oscuridad, y eso era algo que había descubierto hacía tiempo. El miedo era mayor ante lo desconocido, y Elena era lo desconocido

Estuvo unos segundos observando la ventana, sin levantarse de su lecho. A unos cuantos metros, Sumi dormía aún plácidamente, o, al menos, todo lo plácidamente que puede dormir una niña adicta a la sangre de Lamia. Entonces se oyeron pasos y gritos fuera, y Elena se incorporó, justo en el mismo momento en el que Ramiro entraba por la puerta. Se levantó con suavidad y seguridad, sintiendo por primera vez el hambre que la acosaba de nuevo. Tendría que cazar algo esta noche, no quería moverse con el estómago vacío

Sabes de sobra donde está mi habitación. Ya te he dicho que no me gusta que montes estos alborotos a estas horas Señala con la mirada a la ventana, desde donde se puede observar el cielo estrellado, y entonces frunce el ceño Sumi

La ghoul se levanta rápidamente, acostumbrada a reaccionar de forma casi inmediata ante la musical e imponente voz de su señora. La joven parece más descansada que Ramiro, ya que suele estar acostumbrada a dormir por el día. Ramiro, en cambio, es muchas veces el encargado de recibir a los invitados cuando su señora duerme, y suele tener el sueño algo más alterado, mientras que la pequeña ghoul lleva unos horarios parecidos a su señora

Espero que me des una buena razón para no haber cerrado la ventana. Sabes que ocurre cuando me da la luz del sol. Supongo que corriste las cortinas cuando anocheció, pero que sólo abra la ventana por la noche podría parecer sospechoso. No vuelvas a hacerlo

Sumi asiente, cabizbaja, sin decir palabra. Luego Elena se gira hacia Ramiro, y le mira de arriba a abajo

¿Y bien? Tranquilízate antes de hablar

Cargando editor
08/11/2010, 19:12
Ramiro

Ramiro, que parece tranquilizarse, habla sin levantar la mirada:

 

-Lo siento mi señora, pero creo que la noticia es importante - hace una pausa para recuperarse, pues el venir corriendo lo ha hecho jadear- resulta que haciendo las labores de la casa, vi un hombre desconocido hurgar en la casa. Le llamé la atención y salí corriendo tras el, quería defender la casa, como buen siervo suyo mi señora, ya sabe que yo...- parace notar tu mirada de "vete al grano" , y traga saliva-. Iré al grano, que me he encontrado con esta nota en sus pertenencias - rebusca en su bolsillo y te extiende un trozo de papel-  y no es que sepa leer yo mucho, pero leí el nombre del tal Koldo. El que andaba hurgando lo metí en la bodega, pa que pueda ir usté después. No me ha visto nadie, no se preocupe.

 Tras decirte esto, se calla

Cargando editor
08/11/2010, 20:27
María Robledo
Sólo para el director

 Todos y cada uno de los musculos de María se ponen en tensión, y su adrenalina se dispara

¿Koldo? ¿Podrá ser...?

Déjame ver esa nota. Y baja ahora mismo a vigilar a ese fisgón. En unos segundos te acompaño

Lo dice todo de forma rápida y concisa, casi automática, pero siente que el vello se le está erizando. Tras tantos años ha aprendido a no emocionarse con expectativas que luego puedan decepcionarla, pero no puede evitar ponerse alerta. El mago es un terreno delicado, desde luego, y no es algo que se deba tomar a la ligera. Pero, si, después de tantos años, pudiera tener la oportunidad de...

Cargando editor
08/11/2010, 21:12

 Abres la nota, y puedes leer lo siguiente:

 

"Señor Koldo, le escribo por que tengo una cachorra de mandrágora en mi poder y creo que le puede interesar. Estoy dispuesto a vendérsela. Nos citamos el 31 de octubre en la posada de Lecumberri "el Aralar"

Cargando editor
08/11/2010, 21:15
María Robledo
Sólo para el director

 La sangre maldita de la Lamia hierve anticipándose a la venganza que lleva tanto tiempo fraguando. Como saboreando el momento, como sabiendo que por fin logrará hacer pagar por lo que hizo a ese malnacido

Tranquila. Necesito saber más... Más...

Sin mediar palabra, Elena hace un gesto a Ramiro para que baje a la bodega. Cuando este sale, se gira hacia su armario, y saca un vestido negro. Con la ayuda de Sumi, se viste y se tapa la cara con un velo. Luego baja a la bodega, acompañada de la ghoul, todavía sintiendo las ansias de venganza creciendo en su pecho...

Cargando editor
09/11/2010, 13:46

 Bajas a la bodega, donde ya te espera Ramiro. El panorama que te encuentras al llegar es el siguiente:

 

Un par de velas iluminando la estancia, carente de ventanas. No obstante, Ramiro, sabiendo de tu debilidad, las ha puesto al fondo de la estancia, creando un ambiente lúgubre en toda la estancia.

Justo en el extremo opuesto a las velas, se encuentra un hombre, atado de pies y manos a una de las columnas de la bodega. Le ha puesto una mordaza también para evitar que pudiese dar alarmas. Se agita constantemente intentando liberarse, pero Ramiro ha hecho bien su trabajo. Nada mas verte el hombre se queda quieto mirándote, con una mezcla de miedo y curiosidad.

Cargando editor
09/11/2010, 15:24
María Robledo
Sólo para el director

 Elena observa al hombre detenidamente, durante unos segundos, pero no dice nada. Las figuras de la Lamia y sus dos ghouls permanecen quietas y silenciosas, dando la impresión de que la escena es un simple cuadro lúgubre y tenebroso. Elena aprovecha estos segundos de silencio para provocar la tensión deseada en el hombre amordazado. Sabe mejor que nadie que una leve espera, una fría calma y la amenaza implícita de una figura imponente y dominante puede servir mucho mejor que una paliza bien dada, a la hora de hacer hablar a un hombre. El efecto parece funcionar, ya que el rostro de la mujer está cubierto por las sombras, y los humanos tendemos a temer hacia lo desconocido

Calma, Elena. Piensa antes de actuar. Llevas esperando esto mucho tiempo, no lo eches a perder

Aprovechando su anonimato, decide susurrar al oído de Ramiro, en vez de dejar que su voz se intuya entre esa atmósfera agobiante

Quítale la mordaza, y pregúntale que diantres hacía en mi propiedad. Ya sabes lo que hacer si se niega

A pesar de no llevar mucho tiempo con ella, Ramiro se ha descubierto como un seguidor fiel y extremadamente útil, y ha aprendido con rapidez los métodos de su señora. Hasta ahora, ya ha realizado varios interrogatorios como este, y sabe de sobra cómo proceder. La fuerza no siempre es la primera opción, y siempre es preferible no llegar a ella

Notas de juego

¿Es normal en tratar a mis ghouls de tú en ved de usted?

Cargando editor
09/11/2010, 16:50

 Según le quitas la mordaza, el hombre empieza a gemir...

 Lo siento señora, de verdad que no quería hacer nada, solo que no sabía de esta propiedad y miraba para ver si estaba abandonada o no....

Notas de juego

 El trato de usted solo para gente de respetada posición o que tu respetes, si es "chusma", trátalos lo peor que puedas, que para algo son chusma xD

Cargando editor
09/11/2010, 22:22
María Robledo

¡Cállate, rata! Ramiro corta tajantemente al balbuceante personaje, mientras se acerca crujiendo los nudillos ¿Como osas dirigirte así a mi señora? Escupe en el suelo. La escena está bien ensayada, y Ramiro parece desenvolverse de forma natural tras varios interrogatorios ¿Sabes lo que se les hace a los ladrones?

La sonrisa de Ramiro se ensanchó durante unos segundos en los que nadie dijo nada. Luego vuelve a hablar sin esperar respuesta

Exacto. Se les corta las manos. Y no creo que quieras que eso te ocurra a ti. ¿Así que manten la bocaza cerrada hasta que te pregunte, de acuerdo?

Elena se removió inquieta. En realidad, tenía mucha hambre, y empezaba a quedarse sin paciencia. Pero debía saber más, más... No podía dejar que su instinto más básico la fallara ahora

Notas de juego

 Quito el mensaje de notas que queda algo feo ahí en medio...

Cargando editor
15/11/2010, 22:44
Juan de Lecumberri

 El hombre asiente, asumiendo que mas le vale hacer lo que le dicen o no tardará demasiado en morir (dulce ignorancia). Se queda espectativo ante el próximo paso de sus captores.

Cargando editor
15/11/2010, 23:14
María Robledo
Sólo para el director

 Elena se acerca silenciosamente a Ramiro, y le susurra algunas palabras al oído. Ramiro asiente, y luego se coloca frente al cautivo y asustado infeliz

Voy a hacer las preguntas del tirón, y quiero que las respondas una a una, sin mentir. Si descubro que me estás mintiendo, mi paciencia se acabará. Bien

¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu oficio? ¿Que menester te ha traído a estos lares?

Luego espera a que su desdichado interlocutor responda, mientras cruza los brazos frente a su pecho. Elena no se mueve un ápice. Parece una estatua, una estatua de sombras

Cargando editor
15/11/2010, 23:18
Juan de Lecumberri

El hombre trata de empezar a hablar, cuando un reguero de algún líquido empieza a correrle por las piernas. A los pocos segundos empieza a hablar tragando saliva constantemente y casi tartamudeando.

 Me llamo Juan de Lecumberri señor, no tengo oficio señor , soy pobre, el menester que me trae por estos lares es que me pagaron por entregar este mensaje. Estaba de vuelta de mi destino cuando pasé por aquí, me pareció abandonado y entré a mirar por si acaso, un lugar así abandonado sería todo un desperdicio que gente como yo podría aprovechar, pero si esta ocupado yo ya me voy - dice en un amago de petición de que lo liberéis.

Cargando editor
15/11/2010, 23:47
María Robledo
Sólo para el director

 Ramiro sonríe de forma irónica

¿Sabes lo que pone en la nota, pichón?

Elena susurra unas palabras a Sumi, quién asiente y rápidamente se dirige a las escaleras. Subirá al segundo piso a vigilar que los demás no se despierten, y, en caso de hacerlo, mantenerles ocupados

Cargando editor
15/11/2010, 23:51
Juan de Lecumberri

 No se leer señor

 

Y a juzgar por sus pintas, no mentía.

Cargando editor
15/11/2010, 23:53
María Robledo
Sólo para el director

Ramiro dirige una mirada a Elena, quién asiente ligeramente

¿Entregaste la nota?

Pregunta, girándose bruscamente de nuevo hacia Juan

Cargando editor
15/11/2010, 23:56
Juan de Lecumberri

 Si señor, pero el señor me dijo que me deshiciese de ella. Como puede ver, aún no lo hice.

 

Tras decir esto sonríe, mas por ansiedad que por que algo le haga gracia.

Cargando editor
16/11/2010, 00:17
María Robledo
Sólo para el director

Entonces se oye la voz de Elena, fría y tenebrosa, y la temperatura parece descender unos grados

Descríbeme a los dos: Tanto al que te dio el mensaje, como al que lo recibió. Todo. Ropa, aspecto, gestos, personalidad... Todo

Su tono no deja lugar a replica. Ramiro se hace a un lado, mientras que la figura de Elena, aún cubierta por las sombras, se acerca un paso a Juan

Cargando editor
16/11/2010, 13:59
Juan de Lecumberri

El tipo parece que se empieza a calmar un poco ante el atisbo de que quizá lo suelten a cambio de información:

 

Pues verá, el que me dio la nota se hacía llamar Ramiro, y vino con dos monedas de oro para entregar un mensaje. Era moreno, pelo largo pero no mucho, y vestía con ropas marrones y llevaba sombrero. No hay mas que decir de el, por la forma de hablar parecía tan paisano como yo, y de la zona por el acento. El otro, al que le dí la nota era un viejo, tenía el pelo y la barba canosas, pero no del todo blancas, en su mozalbía debio ser moreno, parecía un sabio y vestía ropajes negros y holgados cuando le di la nota. Dijo llamarse Koldo. Tampoco sé mas de el.


Ahora que les he dicho lo que se, me dejarán ir? porfavor, solo soy un pobre, no hago mal a nadie, solo quería ganarme dos perras.

 

Tras estas palabras, os mira casi llorando, intentando dar pena para que lo soltéis.