Hay una H sobre la chimenea y sabéis entonces que entráis en la Fraternida de Héroes.

Al fondo hay un pasillo con cuatro habitaciones, son de dos camas cada una. En la mesa frente a la chimenea hay planos y el horario para mañana.

Al traspasar el umbral mágico, Simba apareció en la Fraternidad de Heroes, un espacio conocido donde sentia habia pasado un tiempo, pero por el resultado de su primer curso en la Universidad no debió de ser del todo bueno al no haberse adaptado. Dio un rápido vistazo a las habitaciones y recordó lo incómodo que dormia en esos grandes rectángulos de cuatro patas, las camas. Al regresar de ahi otros dos compañeros habian llegado. Se miró la mano derecha y dudó. Era el momento adecuado para extender la mano y presentarse? Lo habia visto hacer a los hombres blancos, ellos sonreian con agrado ante ese gesto. -Soy Simba, mi lugar de origen es el cuento "El Rey Leon". Vosotros dos quienes sois? - se lo pensó pero alargó el brazo de una forma un poco obrada para estrechar la mano de uno y otro.

A todas luces Aladdín estaba confuso con su llegada a aquella fraternidad.

Tuvo que mirar y remirar la "H" sobre la chimenea para asegurarse de que sus ojos no le estaban engañando.

¿La fraternidad de los héroes? ¿él?

Se rascó la cabeza tratando de ordenar sus pensamientos, puesto que habría apostado a que iba a ser enviado a la fraternidad de los villanos. Al fin y al cabo él no era más que un ladrón callejero ¿Qué había de heróico en eso?

Pero si algo caracterizaba a aquel joven muchacho del desierto, era su capacidad para sobreponerse a las sorpresas y adaptarse a ellas, por lo que se limitó a encogerse de hombros y a sonreir, ante la mano que le extendía aquel imponente varón.

-Ehh.. Aladdín, de Agrabah... aunque puedes llamarme Al-tomó devolvió el saludo con un apretón firme.

-Y este de aquí es Abú, mi fiel compañero-dijo señalando al pequeño mono que había surgido de sus anchos pantalones y que en ese momento correteaba de un lado al otro de la estancia.

Después de romper el vestido de la Sirena el león tenía más claro que debía medir su fuerza al interactuar con otras personas. Sin embargo el asunto de "placar" a los humanos que sin saberlo le diesen la espalda aún quedaba pendiente* Dejó que fuese Aladdin quien marcase la intensidad de la fuerza en el saludo y lo memorizó para el futuro.- Agrabah? he escuchado antes el nombre de ése reino. - como sería ese lugar? -Está cerca de Kenia? - por el color de piel de Al no descartaba que si, pero más al norte donde su padre le había explicado que los negros no eran tan negros.

Antes de que Abú hiciese su aparición, Simba arrugó la nariz captando el olor del pequeño mono y otros aromas del zoco que danzaban entre sí, impregnados en Aladdin, cuero, fruta, especias... lo último le costó identificarlo.

- Mucho calor ahí adentro, amigo? - le preguntó al inquieto Abú.

Tras cruzar el umbral busco con la mirada a Ruby con un aire de preocupación mientras dedico una mirada a todos los presentes uno decía llamarse Simba otro Aladdin.

Mis niveles de stress estaban por todo lo alto, pues mientras más lo evaluaba, menos me agradaba la situación actual, sin embargo, esa no era razón suficiente para ser descortés.

Buen día caballeros, mi nombre es Robin Loxley, vengo del condado Nothingham en Inglaterra, vasallo leal del rey Ricardo, si gustan pueden llamarme simplemente Robin.

Espero que podamos colaborar para poder sobreponernos a este siniestro sino que la bruja del dragón ha impuesto sobre nosotros. - digo en tono cordial mientras saludo a tonos de forma cordial.

¿Kenia?-dijo pinzándose el mentón y ladeando la mirada.-No me suena... sí que es cierto que una ciudad vecina se llama Kerman, no se si te refieres a esa...-Se encogió de hombros.

-Y no te preocupes por él, está acostumbrado a ocultarse en mis ropas-añadió señalando con el pulgar en dirección a Abú, quien seguía dando brincos en todas direcciones, encaramándose a las paredes y volviendo al suelo de un salto de forma frenética.-Enseguida se le pasará.

Ante la presentación de Robin, Aladdín levantó la mano en gesto amistoso-¡Un placer, Robin! Seguro que nos llevaremos bien.

Sin embargo, no pudo pasar por alto el último comentario del encapuchado, el cual encajó con sorpresa

-¿Siniestro sino?- repitió incrédulo.-¡Mira a nuestro alrededor!-extendió los brazos, dibujando una sonrisa en su rostro.

-¡Mira que cojines! ¡Y una chimenea!- luego dirigió su atención hacia arriba -¡Y que techos! ¡Me apostaría una manzana a que no se cuela ni una gota de lluvia! Sin dejar de hablar se asomó a una de las habitaciones. aumentando su tono de alegre sorpresa -¡Y qué estancias! ¡Cada una con su propia puerta! ¡Y lechos dignos de un visir!-se tiró a la cama más cercana, dejando que todos los músculos de su cuerpo disfrutasen con aquella mullida experiencia.

-¿Os imagináis que encima nos den comida?-suspiró sonoramente -¿Siniestro sino?- repitió - ¡A mi me parece todo un sueño!

Cuando escuchó a Robin presentarse no tuvo claro a que se refería con eso de caballeros. Él era un león, no un caballo. El vocabulario de esos humanos se le escapa, pero aquel humano que tenía enfrente olía a zorro, no a uno de la sabana, pero si a un semejante de la misma especie. Él parecía conocer mucho sobre la raza humana y sus costumbres. Su cubrepieles dejaba a la vista otras zonas de su cuerpo y no era como el de Aladdín que cubría por entero sus piernas y quedaba holgado.

-¿Bruja, la humana de pelo blanco? No lo creo Robin de Loxley. Donde yo vivo las brujas son oscuras de piel, danzan alrededor del fuego y hacen cosas extrañas. – aunque claro, aquel animal que había visto Simba junto a la “reina blanca” olía a fuego y de su mano brotaron esferas brillantes como estrellas, no es que fuese algo muy corriente. –Ella dijo que podíamos mejorar la historia de nuestro mundo.–cuento, libro, lo que fuese. Para el león la historia de su vida era real y nada le convencería de la locura de ser solo una fantasía. – Estamos aquí por una razón de peso.

Volvió la vista hacia Aladdin y suspiró un tanto decepcionado. ¡No conocía Kenia y el mono no le había respondido! ¡Había perdido su capacidad para comunicarse con otros animales! ¡Después de todo, quizás la reina blanca si era una bruja! – Asante sana, ¡squash bananas! – abrió la boca a lo grande y comenzó a tararear para el pequeño Abú una canción que le habia enseñado el viejo Rafiki. –Wi wi no wuah wi amana. – miró al mono que lo miraba con cara de no saber que estaba haciendo. - ¡Asante sana squash bananaaaas! ¿No?– levantó los brazos como lo hacia el babuino cuando la cantaba, y hasta flexionó las piernas bailando al ritmo de la letra, pero nada, el mono no le entendía.

Que cuidase de Abú como a un amigo era bueno para Simba, una razón para confiar en él, además de su tono de piel bronceado. A los hombres blancos los creía más peligrosos. – Tampoco conozco Kerman. En Kenia el calor es sofocante, yo nací en la Roca del Clan. – la cara de Aladdin era un poema así que intentó explicarse mejor. - En la sabana africana, una gran extensión de llanuras y ríos poblada por todo tipo de animales, una tierra bañada por la luz del sol. – sabrían los demás lo que era un león? Escuchó el entusiasmo de Al por todas las comodidades que según él había en la fraternidad, pero Simba no era capaz de ver las virtudes de ese lugar calentito y seco. No por el momento.

De repente, tres nuevos compañeros entraron por la puerta mágica. Uno de ellos era el fortachón (Hércules) que le había aconsejado comportarse como un caballero, pero el no era caballo ni lo montaba. - ¿A qué te referías cuando antes dijiste que debía ser un caballero con las damas? ¿Qué son las damas? - ¡Vaya! ¡Pero si se le había olvidado alargar el brazo para saludarlos! Simba extendió la mano a los recién llegados*, entre ellos había un cazador (Gastón) pero en ese momento no detectó el olor a sangre de sus presas. En cambio, estaba el otro cachorrillo (Mowgli) a quien había visto entre varias fieras, y olía a lobo, pero no al lobo etíope que él conocía. ¿Era un humano o un humano muy animal?

Sin darle mucha opción, el león se acercó a Mowgli y lo olió sin respetar ninguna distancia personal, empezó por sus cabellos, acercando su nariz a a ellos y luego por el resto de su cuerpo, haciéndole cosquillas con su barba. - ¿Qué eres tú? – le preguntó confuso. Olía a tierra, resina de árboles, frutas, naturaleza, y animales que no era capaz de discernir.

Escucho a todos los presentes y notó que por ahora, el único que parece comprender la situación es Simba.

En verdad eres muy simple Aladdin, una jaula, por más que esté hecha de oro y diamantes, no deja de ser eso, una jaula, si me preguntas a mi que prefiero, pues es facil, dormir bajo el hermoso cielo cubierto de estrellas del bosque de Sherwood en mi cómoda hamaca entre las copas de los árboles.

Tenemos conceptos muy distintos de lo que es o no un paraíso mi amigo, para mi, un paraíso es un lugar donde la tiranía no exista y el pueblo no muera de hambre mientras los lores se llenan las entrañas con el producto del dolor de la gente, eso sí es un paraíso, no esto. - digo arrojando un cojín al fuego.

Esto sólo son bienes materiales que apenas valdrán los pocos cobres que se pagaron por ellos. - rezongo mientras me acerco a la ventana para observar el campus.

Y Simba, de donde yo vengo, las brujas vienen en todas formas y tamaños como los magos, brujos y hechiceros. - agrego antes de dejar escapar un hondo suspiro.

Todo habia sido demasiado rápido, demasiado caótico, demasiado confuso, y era cierto que no me había dado un infarto de puro milagro.
Las pequeñas incursiones al pueblo de Kokha, Kerna y Teliya me habían permitido conocer un poco más el comportamiento de aquellos que se parecían a mi, dandome ciertas nociones de cómo era la extrañísima sociedad del hombre (más o menos, o eso era lo que Bagueera esperaba de mi). Sin embargo, la regla numero uno siempre era la misma: "el lobo debe regresar al grupo. Un lobo solitario, muere, pero la manada sobrevive"; y yo, que hasta hacía bastante poco había sido un cachorrito inteligente, siempre terminaba en la jungla rodeado de los mios. Por como se había comportado el resto, parecía que aún me quedaba mucho por aprender sobre sus costumbres.

Sois muy diferentes a las gentes que yo he conocido: más aseados, más altos, más musculosos, algunos más blancos y con apariencia peligrosa, pensé, y sentirme solo, inseguro y aislado en un lugar tan remoto en el que no había ningún sitio al que trepar no era algo que me hiciese especialmente feliz.
Aun menos si Shere Khan había reaparecido de nuevo.

Sin embargo, el lugar al que me había conducido esa especie de puerta natural era lo suficientemente tranquilo como para que me calmase por fin y pudiese reordenar mis ideas con cierta lógica.
En lugar de los nuevos amigos que parecía que había hecho, aquel hombre fornido cuyo aroma a Suria me hacía pensar que era una reencarnación del Agni (@Simba), hablaba despreocupadamente con el que me resultó más familiar (@Aladdin). Este último sacó un mono de sus pantalones.

-¡¡Asi que no es que te haya crecido, sino que lo llevabas a él entre las piernas!! ¡Eres un tití! - Exclamé en voz alta sin darme cuenta.  El enorme Sol empezó a hacer una especie de danza tradicional para comunicarse con el mono.
¿Y si estaba en el Suarga del Monte Meru? ¡Joder! - ¿Sois Januman y Rama? - les pregunté a @Aladdin y Abu, acercándome a toquetear al sagrado mono que olía raro.
La religión siempre me habia parecido una gran meapilez porque yo creía más bien en el propio poder de la naturaleza: los rios, las montañas, los animales y demases cosas verdes, pero en aquel lugar, con esa mujer que montaba a la serpiente alada... -¿Es esto el mundo de los Dioses? Ahora todo tiene más sentido...

¿Y habían dicho Kernam?

-¿Os referís a Kerna? ¿Conocéis el pueblo que está cerca de la jungla de Pench? - pregunté muy emocionado. - Ahí es donde nací, rodeado de langures, bambú y árboles. - Parecía que había olvidado la vergüenza, la timidez, o como leches le llamaran al miedo aquellos individuos instruidos. Estar rodeado de deidades era todo un flipe, aunque aún me faltaba saber si ese de ahí (@Robin) era un dios zorro u otra cosa que no conociese, y si la Roca del Clan y Kenia eran alguna especie de Templo. Al fin y al cabo, tampoco es que yo fuera un sacerdote calvo lleno de conocimientos inutiles - Me llamo Mowgli y antes me llamaban cachorro humano. Aunque en realidad soy un lobo, ellos me criaron. - El tal Simba se había acercado a mi y había comenzado a olisquearme. Sin mucha opción más, se lo permití de buen grado pensando que quería desparasitarme, y yo mismo acabe haciendo exactamente lo mismo con una gran sonrisa, pensando en esas enseñanzas del oso que repetía a diario  "l lobato siempre dice la verdad, es alegre, comparte con su familia, escucha y ayuda a los demás, cuida la naturaleza y busca aprender" - ¿Qué clase de reencarnación eres tú? (@Simba)

No se sabe a ciencia cierta si Gastón estaba destinado a ser en realidad el Héroe de su cuento, o es que su gran egocentrismo era capaz de romper las leyes de la lógica, el caso fue que aquella puerta lo llevó hacia la mismísima Fraternidad de los Héroes, convirtiéndose así en uno de sus alumnos. ¿También fue así las dos veces que visitó ese lugar? ¿Fue por la incapacidad de convertirse en lo que deseaba la razón por la que repetía una y otra vez? Eso no lo sabemos, mucho menos él mismo que aún no es capaz de recordar su pasado por la universidad.

Miró a su alrededor para percatarse que fue de los últimos en adentrarse, allí vio a algunos tipos a los que había visto en la verja, entre ellos los dos exhibicionistas. Daba igual si querían ir desnudos para intentar competir con los poderosos músculos de Gastón, porque jamás podrían ganarle según el cazador, pero en lo que sí podrían hacerlo eran en la cantidad de bello corporal que portaban.

La aparición de aquel mono pulgoso no le hizo mucha gracia a Gastón, que cuando se dispuso a mirar el mapa, se alejó unos pasos de Aladdin y su mascota peluda. — Eh, eso no debería estar aquí. ¿No hay unas normas? — arrugó la nariz pero algo hizo “click” en su cabeza y pensó que quizás podría ser una mera distracción, sería genial seguir mejorando sus habilidades de caza si tenía aquel mugriento mono por la universidad.

Miró a Robin con una ceja arqueada, no se interesó mucho de dónde provenía ni a quién servía, lo que más le llamó la atención fue lo último que dijo. — No seas necio, esto es una oportunidad. La canosa no ha impuesto nada, nos dieron la opción de dar marcha atrás, ¿recuerdas? — ¡Y luego decían que Gastón no escuchaba a las mujeres! Bueno, solo cuando le interesa. Para su sorpresa, Aladdin también parecía estar contento por estar ahí, ¡UGH! Tenía algo en común con aquel pulgoso. Gastón sintió unas ganas inmensas de lavar su cuerpo y alma. Se lo quedó mirando con gesto serio, llamándolo “patético” solo con la mirada.  — Vale, éste es el mejor parado. De estar en las calles comiéndosele la mugre, a vivir en lo que para él es un palacio. Que te aprovechen los cinco años. Yo soy Gastón, el mejor partido y cazador de toda Francia… aunque ya lo sabréis con la primera vez que lo dije allí fuera — Porque por supuesto todos deben quedarse con su nombre con una sola vez que se diga.

No apretó la mano de Simba, no le inspiraba respeto, así que no era digno de que le estrechara la mano. Se dio la vuelta para seguir mirando el mapa, al cual empezó a dar vueltas de un lado a otro porque no lo entendía. De fondo escuchaba parlotear al otro exhibicionista (Mowgli), no le interesara lo que dijera pero cuando dijo que era otro animal no evitó soltar una pequeña carcajada. Si era verdad lo que estaban diciendo, era irónico que lo hubieran metido con el mejor cazador de todas las historias contadas. Señaló con el dedo la biblioteca, ese debía ser su templo de estudio que tendría que visitar muuuuchas veces para superar las pruebas impuestas por la universal — Esto es todo un laberinto — Gruñó, aunque en realidad no era tan laberíntico, solo que el pobre Gastón no daba a más cuando se trataba de orientarse por nuevas edificaciones. — Mi habitación será la del fondo. — Y con MI quería decir que no le apetecía compartirla con nadie. Seguidamente se fue a inspeccionar las habitaciones, porque no era lo mismo mirarlo en un mapa que él mismo.

Aterrizo como un trozo de blandiblu color azul lanzado con toda la fuerza posible contra el suelo y me aplasto como un... Slime azulado.

De un brinco, recupero mi forma y extiendo los brazos como quién acaba de realizar una acrobacia de gimnasia digna de una medalla olímpica - TAAAAAAAAA...CHAAAAANNNN....

Bonito garito ¿no? Un poco pequeño... pero ya sabéis, intentan que la convivencia cree vínculos importantes, pero no sé... ¿tanto costaba poner una habitación por persona? Tiene un maldito castillo enorme ¿en serio?

Me quedo mirando a todos los presentes y me rasco la barbilla.

- O sea que los villanos si que tienen habitaciones mixtas y aquí solo para hombres. Menudo burdo intento de preservar la honra de las princesas.

Me giro hacia el amo -Bueno Al, ¿Ya has escogido habitación?

El pequeño mono detuvo su frenético movimiento para prestar atención a la danza que le estaba dedicando @Simba y si bien pudo dar la impresión de que le estaba entendiendo, la expresión que adoptó nada más acabar este el baile dejó claro que únicamente le estaba resultando curioso contemplar aquella actuación

-¡Oye! ¡Esas es una buena...¿Cancion?!-dijo Aladdín sin borrar por un segundo su sincera sonrisa-Podrías enseñármela un día de estos.

Poco a poco se iban sucediendo llegadas a aquella fraternidad, lo que apenas dejaba tiempo suficiente para responder a los presentes, pues en un abrir y cerrar de ojos se habían añadido a la conversación aquel muchacho con el que parecía compartir casta ( @Mowgli) y el desagradable fortachón que se había atrevido a despreciar a la princesa.(@Gastón)

El jovencito de tez morena parecía el más confundido de todos ellos, puesto que aparentemente les había tomado a Abú y a él por dioses de algún tipo, y si bien el mono no dudó en apovechar la oportunidad para darse ínfulas de grandeza, gesticulando y balbuceando sonidos que ninguno de los presesentes pudieron descifrar

Aladdín enseguida le recriminó entre risas -¡Oh, vamos, No seas así, Abú!-dijo pasando su brazo derecho sobre los hombros de @Mowgli en gesto amistos, para ofrecerle con la mano izquierda una manzana surgida de alguna parte.-Nosotros somos Aladdín y Abú, aunque a mí puedes llamarme Al. Y no somos dioses ni nada parecido ¡Muy al contrario! Somos dos humildes y honrados habitantes de Agrabah, una gran ciudad rodeada por desiertos. ¡Es un placer conocerte, Mowgli!

Sin dejar de moverse, si bien lo hacía de una manera tan fluida y natural que podía incluso llegar a pasar desapercibido si uno dejaba de prestarle atención por un segundo, se situó frente a @Robin, y de forma acrobática deslizó una manzana por su brazo.

-¡No seas tan serio, Robin Loxley! Sin que sirva de precedente voy a estar deacuerdo con nuestro amigo el señor Garpón (@Gastón). Las jaulas tienen las puertas cerradas, y según aquella chica de pelo blanco, nada nos retiene aquí... y por si fuera eso poco, parece ser que lo que hemos dejado atrás no estará esperando tal y como lo dejamos...

Sin dar tiempo a responder a nadie, ya se encontraba rodenado a @Gastón por los hombros y, sin abandonar ni un segundo su tono amistoso, siguió hablando

-¡Cuanta razón tienes, amigo!¡Tú si que sabes! Para una pequeña rata callejera como yo ¡esto es todo ganancia! ¡así que vámos a llevarnos todos bien! - en la mano enguantada de Gastón, y con la misma habilidad demostrada anteriormente dejó caer una jugosa y redoda cebolla.

-¡Y lo que ha dicho aquí el amigo es muy cierto! ¿Eso debería estar aquí?-preguntó a Abú-Vamos a tener que hablar muy en serio con esa señora, ¿Verdad Abú?-dijo sin referirse a nada en concreto, si bien cualquiera un poco avispado captaría que se estaba refiriendo a Gastón en todo de broma.

En ese momento y para alegría de Al irrumpió el genio en la estancia, lo que provocó que el joven muchacho se lanzara en un abrazo

-¡Genio!¡Me preocupaba que te marchases y nos dejases en este extraño lugar!-tras el efusivo abrazo aprovechó para hacer una presentación rápida de los presentes.

-Ellos son Mowgli, Simba, Robin Loxley y...¿Zampón?-cada vez que nombraba a alguien lo señalaba con el brazo.

-Y respecto a la habitación, creo que nos ha tocado esta-dijo señalando la primera de todas, la que más alejada se encontraba de la de Gastón.

Al cruzar el enorme arco di un respingo, estaba en otra habitación, por todos los dioses del Olimpo otra vez no, igual que con el humo verde, todo esto de ir apareciendo de un sitio a otro era muy confuso, los dioses les habían dado pierna para ir de un lado a otro andando o corriendo, si quisieran que nos apareciéramos no las tendríamos.

Di un salto a un lado para no tirar al suelo al chico que tenia delante y me quede mirando la sala unos segundos, la fraternidad de héroes, sonreí satisfecho, así que todos los que estaban aquí eran héroes, tal vez ellos sabrían como ser un héroe verdadero.
De golpe una mancha azul choco en el suelo justo por donde había aparecido como si fuera una especie de liquido y de golpe se volvió a tomar, eso era lo más raro que había visto nunca. Mire al variopinto grupo de individuos que había en la habitación, tenían una pinta extraña para tratarse de héroes, pero uno nunca debía juzgar a simple vista.

Cita:

Le mire confundido a caso no eran todos héroes, como es posible que no conociera la regla numero VII, si que eran raros los héroes de otros sitios.
- Ya sabes un héroe tiene que actuar como un héroe, no romperle un brazo al rescatarla o que se queme, le de una flecha, decapitarla por accidente - Voy haciendo algún gesto para acompañar mis palabras, mientras seguía explicando los accidentes que había tenido en el circuito de entrenamiento con las muñecas de prueba -Un héroe siempre ha de tratar con delicadeza a las damas ¡Eso es! Hay que tratarlas con delicadeza - esa era una buena explicación si señor.

Abrí una de las puertas di un salto dentro y salí, mientras suspiraba aliviado, las habitaciones eran normales, gracias a los dioses, nada de aparecer en otro sitio. Ahora que me ya me había quitado ese peso de encima me presente ante el resto de héroes -Es un placer conoceros a todos, yo soy Hercules, y estaré encantado de compartir habitación con cualquiera de vosotros - dije sonriendo de oreja a oreja.

Pese a sentir una punzada de frustración en el estómago por no poder hablar con otros animales que si se mostraban en su estado original, Simba se dio por satisfecho, ya que al menos había captado la atención del mono. ¡Y de una forma que todos recordarían! El sentido del ridículo no existía para el león cuando se trataba de mover las patas al ritmo de la música. Él se dejaba llevar, lo había aprendido al lado de Timón y Pumba. – Pues claro “Rafiki” el chamán del reino conoce cánticos antiguos para cada animal de la sabana. – sonrió a (Aladdin). – Esa canción está hecha para los simios. ¿Acaso no te gustan las bananas, Abú? – le miró de reojo enarcando una ceja.

-La magia me es desconocida, pero la he visto de cerca. – le dijo a (Robin) cuando le explicó que en su tierra existían brujas y magos de distintas clases. –Me gustaría aprender sobre ella para comunicarme con los espíritus de la naturaleza. Creo en fuerzas poderosas, más que los Dioses de los hombres, antes del hombre, el animal ya existía en la tierra. - se quedó pensativo un segundo, el consejo costó en salir pero finalmente… - Será mejor que no os acerquéis mucho a mí tio Scar, es manipulador y no tiene escrúpulos. –la voz de Simba adquirió un tono sombrío, pero realmente era así, su tío sembraba la muerte.

La respuesta del atlético de músculos de hierro (Hércules) dejó al león reflexionando. - ¿Delicadeza? Mi padre no me enseñó a cazar usando la mínima fuerza. Tendré que aprender a moverme. – le parecía un coñazo, pero al final se acostumbraría a ser el león de movimientos lentos y pausados. Quizás Herc supiese empatizar con su exasperación, porque él también tenía ese pequeño problemilla con su fuerza. - Quizás tengas razón, los humanos se desmiembran con facilidad. – respondió medio en broma y en serio, cuando una situación inesperada se plantó frente al ignorante león. Tenía reflejos rápidos pero sabía lo justo del trato con los humanos. El forzudo Gastón le negó el saludo, y Simba se miró la mano sin entender su desaire. ¿Cómo? ¿No le parecía bien ese tipo de saludo? ¡Pues que no se preocupase porque tenía otro disponible en el catálogo de saludos agradables que debes poner en práctica con los humanos!

-¡PAAAAAAMMM! – le metió una fuerte y sonora palmada en la espalda, si, si, como lo hacían los hombretones muy machos. Suerte que Gastón era un tiarrón porque sino Simba le habría doblado por la mitad. – ¿Así mejor? – sonrió, pero solo por una milésima de segundo, cuando ese humano se jactó de ser el mejor cazador de Francia, la rabia del león le hirvió en la garganta y comenzó a convulsionarse y emitir unos gemidos roncos. ¿Qué le pasaba? ¿Iba a vomitar? Del fondo de su garganta un rugido fallido trataba de salir hacia afuera y de golpe, desafiando a la maquinaria humana.

La pregunta del lobo (Mowgli) le vino al pelo para explicar ese trance. ¿Reencarnación? Carn… carne… ¿Se refiere a que tipo de ser vivo soy? -Soy un felino. Un Simbakubwa, descenciente de un gran depredador de la sabana, para vosotros un león africano. – sonrió abiertamente al lobo y los hoyuelos se le marcaron tras la barba. – Y hecho en falta mis garras y colmillos afilados para desgarrar la carne de mis presas. –le dedicó una mirada peligrosa a (Gastón). La duda quedó en el aire. ¿Simba comía carne humana?. Allí no era solo él el único animal que iba a pasarlas canutas intentando adaptarse a la Universidad, más le valía al presumido cazador tratarles con respeto. Independientemente de si Francia era un reino o una villa de solo cinco personas, el león no soportaba a los cazadores que presumían de matar a otros animales.

-Eres un animal de manada como yo, lobo. Lo que significa que la lealtad para ti es un vínculo de sangre. - miró hacia las habitaciones que quedaban vacías y tomó rápidamente la decisión. – Ahí hay suficiente espacio para los dos. La habitación huele a árbol y esas “cosas” flotantes (se refería a las camas) no ocupan todo el suelo, podemos dormir sin problemas. – así invitó al lobo canela a compartir habitación con él.

Me recompongo enseguida y limpio el polvo de mis hombros para esbozar una flamante sonrisa hacia todos.

- Encantado, encantado... así que Mowgli, Simba, Robin Loxley y Zampón.
Me pongo delante de mowgli y le estrecho una mano efusivamente - Encantado chaval, bonito taparrabos. Las has puesto a todas a cien, y a alguno también... que lo sé yo. - Le levanto el sobaco y olisqueo con gesto curioso - Chico, o te gusta rebozarte en queso cramembert , o necesitas urgentemente un baño, chaval.

Aún tapándome la nariz paso al lado de  Simba y le doy un golpecito en la espalda sin detenerme - A Simba ya lo conozco... menudo derechazo tienes - hago haciendo un gesto con la cabeza al señor franchute al que le acaba de arrancar una flema de la espalda.

Paso al tipo sexy que mantiene un gesto de héroe inequívoco (@Robin)  y le cojo la mano para moverla arriba y abajo con celeridad - Encantado señor Loxley. Es usted uno de los favoritos de las chicas, no error posible. Poco va a tener que aprender aquí pero siempre es un placer tener valientes caballeros con tanto villano con ganas de hincarnos los dientes. Me gusta su arpa - Digo señalando su arco.

Finalmente me acerco al robusto hombre de acento afrancesado que parece un poquito arogante, pero que seguro al final de su cuento se convierte en el Héroe que todos esperaban, el que llaman  "La Bella". - Un auténtico placer señor Zampón. Es obvio que es un usted impresionante... fiuuuuuu - digo sacando un metro y midiendo el diametro de su biceps y de su cuello. - ¿cuantos huevos come usted al día? ¿Cinco? ¿diez? ¿Practica pilates?

Un sonido de zaaaaappp y aparece el joven de rizitos de oro (@Hércules). A este no me había dado tiempo a leer el título de su cuento, pero fijo, fijo que lo adivino. Acaricio mi barbilla mientras aparecen una pipa y un sombrero de investigador en mi cabeza de rostro pensativo. - A ver, a ver... tu debes ser...pelo dorado como el sol, ...mmmm.... ¡CLARO! Ya lo tengo. Tú debes ser del cuento de "Rizitos de oro y los tres ositos" 

Me cruzo de brazos con cara de orgullo y una medalla al mejor investigador se materializa en mi pecho. Me giro hacia Abu con gesto chulo - ¿Que te ha parecido esa, Mono?

Es un verdadero placer conocerlos a todos y les ruego que no malinterpreten mi falta de efusividad, pero no creo en ninguna de las palabras de la bruja del dragón.

Voy a buscar mi propia salida del lugar, una que de preferencia no implique arrojarse de cabeza a un río de aguas negras visiblemente mortales. - anuncio con serenidad.

Voy a decirles algo a todos, espero que lo tomen a bien. Todos nosotros somos prisioneros aquí y antes de que protesten, díganme, ¿Alguno de ustedes vino aquí por cuenta propia o recibió una invitación formal antes de llegar aquí?

Porque yo no. Reflexionen sobre ello señores, yo necesito descansar, pero antes voy a buscar a mi amiga Ruby para salir de aquí.

Les deseo lo mejornen estos años venideros, pero yo no me quedaré para que una bruja haga conmigo lo que le plazca mientras mis amigos y mi pueblo son maltratados y abusados por ese fantoche del príncipe Juan y sus infames lacayos. - agrego con la más absoluta determinación mientras busco la salida del lugar.

Cita:

Me señalo el pecho mientras miraba a los demás confundido"¿se refería a mi?" - No yo soy Herc.. - pero antes de que pudiera terminar una medalla apareció por arte de magia en su pecho.
Abrí los ojos de par en par y la expresión de confusión se convirtió en sorpresa y asombro en cerrar y abrir de ojos.
- Por todos los dioses del Olimpo - me plante delante del genio con dos grandes zancadas, mire la medalla embobado - Es sorprendente - dije sin borrar mi expresión de asombro, hasta darme cuenta de que se me había olvidado algo, presentarme como era debido ante el extravagante genio, suerte que no estaba Phil para verme, me tenia a flexiones los cinco años.
Cuantas veces te lo he dicho chico, un héroe ha de presentarse como es debido, como si lo tuviera ahí mismo, venga al suelo C flexiones a ver si se te mete en esa cabeza.
- Yo soy Hercules, hijo de Zeus y Hera. Aunque me crió Anfitrión y su esposa desde que era un bebe. Es una historia larga - sonreí dándole la mano.