Hay una V sobre la chimenea y todos sabéis entonces que entráis en la Fraternida de Villanos, aún no sabéis muy bien por qué, bueno, miento, algunos sí lo sabéis.

Al fondo hay un pasillo con cuatro habitaciones, son de dos camas cada una. En la mesa frente a la chimenea hay planos y el horario para mañana.

Grey miró a los ojos fríos como el hielo de la majestuosa dama con extrema curiosidad antes de cruzar, pero se quedó con el nombre del cuento grabado a fuego (Caperucita roja y el lobo feroz). Ella sabía quién era él y de lo que era capaz ¿entonces por qué le había llevado hasta allí? ¿porqué darle otra oportunidad después de la última vez? Grey estaba muy confuso, tal y como Ella imaginaba.

La sensación pegajosa que sintió el Lobo al atravesar el portal le trajo un pequeño recuerdo agridulce, y el olor de la sala común de los villanos se materializó ante sus ojos.

Los sofás gastados, la barra americana, aquel mueble para jugar al billar, unos extraños trofeos de hace tiempo, un cetro con cabeza de serpiente partido en pedazos, una extraña y deliciosa manzana guardada en una caja de cristal… extraños tesoros de otros ocupantes de la fraternidad.

Grey quería regodearse acariciando aquellos muebles con tranquilidad, aspirando el olor de aquella vieja mesa de billar que inmediatamente despertó recuerdos de momentos pasados. Recuerda largas conversaciones filosófica entre vasos de licor, tabaco y juegos.

Un fugaz recuerdo de estar con una mujer sobre la mesa de billar se cruzó en su mente. Un gemido, él tumbado sobre una mujer arrancando su vestido mientras mordía su cuello henchido de deseo, una pierna de mujer rodeando su cintura en un éxtasis extraño. – ¿Pero qué demonios...? -  Grey sacudió la cabeza para apartar semejantes pensamientos. Él era un lobo, el mejor asesino de su manada, el futuro líder. ¿Cómo era posible que hubiese dejado que el placer del cuerpo humano se apoderase de su voluntad?

No, sin duda solo era un sueño confuso. Él no intimaría jamás con una humana. No, él estaba allí para comprender el cuento, para cambiar su destino y reescribir su final. Y haría cualquier cosa para conseguirlo.

Atravesó la habitación con velocidad y decisión hasta llegar a su vieja habitación. El Lobo reconoció inmediatamente el lugar y las noches en vela que había estado allí.

Abrió el armario y estaba llena de ropa, ropa oscura. Comenzó a vestir ese cuerpo de piel humana con celeridad y despreocupación para dar una patada a la puerta y poder ver su vieja cazadora. Se detuvo un tiempo mirándola, tratando de recordar porqué fue tan importante en su última estancia. Luego miró su rostro en el espejo y se quedó perplejo. Apenas recordaba ese rostro. No sabía que opinar, siempre se había odiado a sí mismo al adoptar la piel de los hombres

¿Porqué Ella me expulsaría? ¿Es por lo que hice? ¿o por otra cosa?

Las dudas seguían asaltando al ingenuo Lobo, los recuerdos eran difusos y a veces confundían más que aclaraban. Escuchó un sonido en la sala común y supo de inmediato que no estaba ya solo.

Grey sale de la habitación cogiendo un letrero que diseñó él mismo hace años y que guardaba en uno de los cajones. El lobo cierra la puerta y luego cuelga el cartel con un par de golpes

– Beware the wolf –

Grey sale de la habitación cogiendo un letrero que diseñó él mismo hace años y que guardaba en uno de los cajones. El lobo cierra la puerta y luego cuelga el cartel con un par de golpes

– Beware the wolf –

El lobo recorrió el pasillo que le separaba de la zona común mientras se ponía una chaqueta de cuero. Las ropas eran incómodas al principio, pero estaba claro que se sentía más protegido de la intemperie.

Grey observó al nuevo individuó que había llegado a la sala de los Villanos.

Era un personaje curioso y sin duda peligroso. El aspecto de joven cachorro humano endeble no era sino una máscara, igual que la suya propia, y  sabía que no debía juzgar las apariencias, mucho menos en aquel lugar.

El Lobo sacó una caja de cigarrillos del bolsillo y contempló el cigarro con cierta admiración mientras lo sacaba de la cajetilla. Recordaba que un villano le había ofrecido uno de aquellos asquerosos cigarrillos la última vez que estuvo allí, y ahora no podía parar de pensar en ellos.

Tanteó su chaqueta buscando ese artilugio que invocaba el fuego en miniatura, pero debió perderlo en la pelea que le propició la expulsión de la última vez.

Miró con descaro al nuevo compañero y se apoyó en la mesa de billar.

- Bienvenido camarada.
Dime ¿Tienes fuego? ¿tal vez un nombre?

Busco un sillón y me dejo caer sobre el.

Cruzo las piernas, en plan "like a boss" y enciendo un puro (los villanos fuman ¿No lo habeis visto? Tan solo se libra si fumas en pipa, o ser Solid Snake)

"Pues parece que somos la minoría aqui, chicos. Tres autenticos forajidos contra el mundo entero" declaro connuna sonrisa cruel, llena de maldad y de ansias de sangre. Una llena de apatía, prejuicio y crueldad. Algo que contrasta con la modosita Anastasia que se dejaba ver en el vestíbulo.

"Venga, no nos andemos con remilgos ni monsergas. De cara al publico podemos decir que solo hacemos travesuras, pero ni vosotros ni yo hemos venido aqui solo a por un graduado ¿Verdad?"

"Vamos a pasarnoslo bieb, Grey y Hades"

Hades exploró con una mirada intrépida a aquellos dos individuos con los que compartía estancia.
Uno de ellos emitía un hedor singular, conocido, similar al de algunas criaturas míticas que habitaban el Inframundo. Su aspecto también le resultaba familiar en cierto modo, incluso le recordaba vagamente al de su propio Can Cerbero; aunque puede que más apacible, más honesto, menos oscuro. En cuanto a ella, irradiaba aires de seguridad, pero no una seguridad verdadera, sino más bien esa pseudoseguridad de las que enmascaraban un interior frágil y vengativo con una rabia contenida cuyo origen no llegaba a identificar. 

Mientras su mente inconsciente los recorría alternativamente en busca de pistas que pudieran desvelar su carácter e intenciones, su mente consciente detectó rapidamente el piano de cola del fondo de la habitación, iluminado por los últimos rayos de luz que entraban por la ventana.
El hombre (@Greywolf) le había hecho una petición, y Hades, aunque no estaba muy hablador, paso a su lado y con un chasquido de dedos y una sonrisa de rasgos suaves, encendió el pitillo. 

Tras un breve momento de duda, se sentó al piano y dejo que sus dedos interpretaran Apollo et Hyacinthus.

( https://www.youtube.com/watch?v=Lj3V1MsbS84 )

-Qué ironía, pensarán algunos. El Dios del Hades, un ser vil y oscuro, interpretando una obra inspirada por Apolo, señor de la luz. No muchos conocen mi debilidad por la música. - Sonrió para sí, con la cabeza a mil revoluciones por minuto, y sin detener la interpretación, se giró a sus compañeros - ¿Y vosotros? ¿Cuál se supone que es vuestra historia? Tengo curiosidad.

Los últimos rayos de sol parecían cobrar intensidad según la atmósfera se iba llenando de notas musicales. A veces, de la oscuridad también podía nacer la luz.

El lobo abrió un poco los ojos y sus pupilas se cerraron para protegerse del fuego surgido del chasquido de Hades. Grey era un lobo dotado de un físico preparado para matar, su cultura había sido muy distinta a las de los humanos, pero no era ajeno a las leyendas de los dioses mortales ni a la magia.

Para su manada, los límites de donde empieza un humano con magia y donde empieza un Dios, son difusos y extraños. Ambos eran peligrosos, ambos adolecían del mismo defecto, y ambos eran capaces de morir. Eso era todo lo que importaba.

Pero el Lobo no estaba preocupado en ese momento. Este dios parecía una persona bastante intrigante y de gustos refinados. Nada que ver con los brutos y apestosos cazadores y leñadores con los que solía encontrarse Grey en su bosque cuando recorría las fronteras de su territorio.

– ¿Dios vil y oscuro... ? Me pregunto que haría que un dios vil y oscuro acepte renunciar a sus sobrecogedores poderes para quedarse en este reino donde queda confinado a un cuerpo humano bastante... limitado. –

La música comenzó a sonar y el lobo apretó la mandíbula. Música. Su espíritu se retorcía con la contradicción. Por un lado consideraba la música una aberración de los hombres. Construir artefactos con los que retorcer las cuerdas, buscando un sonido armonioso, le resultaba un intento más de los humanos por controlarlo todo. Por otro lado, una parte de él disfrutaba con la belleza de la música. El ignorante señor Lobo se odiaba a sí mismo, cada vez que creía disfrutar de algo que perteneciese inequívocamente al corrupto mundo de los humanos. Se sentía impuro.

Su mirada se volvió de nuevo hacia la mesa de billar, en la que literalmente había copulado de forma salvaje con una humana y cuyos recuerdos seguían siendo confusos. Sacudió la cabeza para retirar esos recuerdos que bien podrían ser falsos.

Grey dio una fuerte calada a su cigarro y aspiró la adictiva nicotina – No recordaba lo bien que sabía esto hasta llegar de nuevo a este maldito reino... me cuesta admitirlo, pero echaba de menos algunas "pequeñas" cosas – se giró sonriente hacia el hombre que tecleaba el piano con fluidez – ¿primera vez en la universidad, señor Dios Vil y maligno del Hades?

Un sonido característico hizo que Grey se girase para admirar una nueva incorporación en su fraternidad. Esperaba al hombre de poder y hambre que quería coger al pequeño lobezno. Pero en su lugar estaba una mujer, una extraña hembra de ropajes ligeros y coloridos que bien le recordaba a una versión retorcida de la cazadora.

La mujer era curiosa, y hubiese despertado un poco de interés en el Lobo si no fuese por una actitud soberbia y el olor insoportable de un cigarro extraño. Le costaba respirar con aquel hedor.

La dama se posó en el sofá como si conociese la fraternidad de sobras y Grey supuso que debía haber estado allí otros años, seguramente incluso más tiempo que él mismo, al mostrar esa confianza y esa falta de interés por lo que había en aquella sala.

– Ilústrenos, señorita. Si como bien dice, no hemos venido a por un graduado ¿A qué ha venido usted?

Y el sueño y el cansancio te cayeron encima casi literalmente. Muchas cosas nuevas, un viaje interdimensional agotador, ilusiones, quizás nuevos sueños y metas, personas a las que parece vas a ver a diario.

Acabas frente a la que debía ser tu cama. El sueño fue reparador y tranquilo, la sensación de hogar ha calado tanto en ti que hasta tus huesos se sienten mullidos cuando te tumbas en el colchón. No tardas ni varios segundos en dormirte.

(La noche anterior)

Conforme entro en mi habitación y tomo posesión de la misma podeis ver que en mi lado de ella, el de la ventana, situo un cuadro

 
En parte, se parece a mi, pero por el peinado, por el estilo, por el estilo de dibujo, parece algo hecho años, quizá siglos atrás. Se ve una mujer muy digna, portando una suerte de lanza, una armadura, capas e instrumentos musicales. En especial unas flautas.

"Patiente Tremanie, una dama que es una inspiración" reza la inscripción. Las fechas del grandioso ancestro no son entendibles.

Contemplo el cuadro con una mezcla de emociones: Admiración, orgullo, y vergüenza. Vergüenza por mi misma y por no estar a la altura

"Ya lo verás, mi honorable ancestro" digo tocando el marco en reverencia "Conseguiré ser digna de ti y tu legado"

"¡Lo conseguiré, pues Lucifer está conmigo!"

Entonces Conforme Úrsula vaya a entrar, estando distraida en mi adoración de la gran Patiente Tremanie, me doy la vuelta e inicio una cortés reverencia "Buenas tardes, yo..." pero al ver el color (NEGRO) de la piel de Úrsula, sumo dos y dos y caigo en la cuenta: Debe de ser la mucama, la chacha, la sirvienta

¡Que detalle! ¡Nos han puesto una criada personal a cada uno! ¡Mola, esclavos¹!

Anastasia-Vision

"Ah, hola, la mucama. Soy la señorita Tremanie, Anastasia Tremanie. ¿Llevas mucho tiempo aquí?"
"En fin, supongo que este curso te han asignado a mi. Espero que hagamos las cosas bien"

Sep, para los cánones de la era (Y de los últimos 30 siglos) ella se porta de forma exquisitamente educada con una esclava

A la mañana siguiente....

Las campanas hacen que me levante de un salto

"¿¿EH?? ¿QUE? ¡No, Grissella, NO!" exclamo temiendome lo peor ¿Habrá vuelto a llenar mi cuarto con las vacas de la finca, y estarán tronando sus cencerros encima mia? ¿Me habrá vuelto a enterrar en el mausoleo y estará doblando a difuntos? ¿O tal vez  haya hecho algo peor, como cuando me obligó a ver ese asco de película, Spice World'

Entonces vuelvo en mi y recuerdo lo que sucede.
La academia, la instruccion... y ¡Principes! ¡PRINCIPEEEEEEEES!

El Lobo abrió los ojos unos segundos después del amanecer, se levantó sin hacer ruido, solo con un pantalón de chandal gris. Miró el despertador y supo que aún quedaba unas media hora hasta que sonara el aviso en el resto de cuartos. Recordaba esos desayunos, la misma hora, la misma luz matutina.

Era algo confuso volver a tener recuerdos conforme iban sucediendo cosas. Esa mezcla de novedad y añoranza. ¿Añoranza? ¿Es que acaso podía sentir gozo de permanecer allí entre humanos?

El señor Grey sintió el impulso de recuperar viejas costumbres, así que estiró su cuerpo y tras unos minutos de recuperar elasticidad el lobo comenzó a hacer flexiones y abdominales.  Debía recuperar el control físico de aquel cuerpo.

Luego se cambió y se puso su ropa gris oscuro y su chaqueta.

Luego salió de su habitación. Vio el cartel en el suelo. Grey se arrodilló y lo cogió para volver a clavarlo en la puerta, esta vez con más fuerza.

– Beware the wolf –

No quería intrusos entre sus cosas, y ni siquiera necesitaba poner un candado. Si alguien entraba, él lo sabría.
Luego salió de la hermandad mientras escuchaba a los despertadores sonando en el resto de habitaciones...

Este lugar realmente era de lo más extraño para mí al llegar a mis aposentos intenté echarme en el suelo pero mi nueva apariencia no soportaba el frío por otro lado el desconocido objeto estaba cubierto por finas y cálidas pieles que use para cubrirme mientras me enrollaba para dormir como me era habitual.

El majestuoso olor fue lo que me despierto eso y un infernal ruido proveniente de una pequeña piedra colorida,a que sin saber cómo detenerla preferí romperla y salir de mis aposentos siguiendo el maravilloso olor del alimento.

También debía acostumbrarme a esta vida y saber usar todo de forma normal pero desgraciadamente o afortunadamente era el único que no poseía un compañero de aposentos pero me costaría más saber cómo comportarme.

^{_{La noche anterior}}

Úrsula llegó enfadada a la hermandad que le habían asignado. Sabía que si todos los villanos estaban juntos en la misma sala común lo único que podrían hacer sería planear maldades juntos y así no habría forma de salir de ese agujero negro en el que se le había etiquetado desde el minuto uno en el que habían llegado allí.

Agotada y sin ganas de hacer nada más, se dirigió hacia su cama y allí se encontró con otra mujer que estaba colocando un cuadro. Buenas noches, la saludó. Luego escuchó hablar de unas cuantas tonterías que ni siquiera fue capaz de entender. Hablaba con una tal "Mucama" y no sé qué de que la habían asignado a ella. Ahí no había nadie más que ellas dos, así que decidió que le había tocado con "la loca de turno", así que no hizo nada por entablar ningún tipo de conversación. Se quitó su ropa y se metió en la cama en ropa interior. Estaba agotada.

Día Uno - Hora 10:30

Un rico olor despertó a Úrsula, en el fondo del mar todo olía siempre a agua, a salitre y mar, los olores era algo que estaba descubriendo ahora que había adoptado aquel nuevo cuerpo. Sorprendida y con la boca haciéndosele agua se metió directamente en la ducha, aquel acto había sido algo instintivo, pues jamás en su vida lo había hecho. Agradeció el agua fría que recorría su hermoso cuerpo femenino. Era extraño porque se sentía como en casa, a pesar de que jamás había estado ahí. 

Cuando salió del cuarto de baño se dio cuenta que la fraternidad estaba muy vacía y al asomarse por la ventana comprendió que se le había hecho demasiado tarde. ¿Cómo era posible que se hubiera despertado tan tarde? ¡De toda la vida le había encantado madrugar! Pero estaba claro que eso de dormir sobre una cama tan cómoda había provocado que durmiese durante más tiempo de lo debido.

Suspiró hondo y decidió seguir el olor que había activado su nariz. Tenía que averiguar de dónde procedía.

Te despiertas, tienes clase a las 9:30, te viene justo desayunar en el salón y buscar el aula de “El Multiverso I”. Es la primera y no quieres llegar tarde así que dependiendo de a l ahora que te levantes te dará tiempo a desayunar bien, a coger algo y salir pitando o a ir directamente a la clase.

Sea como fuere aquí estás en la cama, pensando que hoy empiezan las clases, la ilusión se cierne sobre ti. También la impaciencia. ¡Mueve el culo!