Partida Rol por web

...Después de UN ENCUENTRO INESPERADO y REALIDAD MONOCROMADA

_{Invernadero de Fiodor. Vertedero. 18:29 pm.}

—Entra —el guante de cuero del chico la invitó a pasar después de apartar hacia un lado la lona plástica que hacía la función de puerta —Quiero que conozcas a alguien—. Anunció entrando justo detrás del aparato.

Cuando el Petrushka cruzó el umbral del improvisado invernadero la melodía la recibió. Se encontró en una especie de cubículo construido con trozos de plástico y varillas de metal doblado a mano. Allí, sus sensores térmicos detectaron una temperatura y humedad ambiental óptima, dato que confirmaron sus ojos al contemplar el verdor de las plantas que crecían con total naturalidad. El aire, además, era un cuarenta y tres por ciento más puro que en exterior. ¿Qué era ese lugar tan maravilloso?. ¿A dónde la había llevado el muchacho?. En ese momento el sonido del piano impulsado por las prodigiosas manos de Piotr llegó con más fuerza a sus receptores auditivos. Al escuchar aquella melodía, Petrushka volvió a experimentar la misma emoción de sosiego que sintió cuando vio al chico por primera vez...

—¿Quién te acompaña, muchacho? —la voz era la de un hombre que rondaba la cincuentena, al menos en apariencia. En realidad había vivido casi dos décadas más. Si Petrushka hubiera tenido referencias para comparar, se habría dado cuenta de que aquel sujeto vestía de manera bastante peculiar: traje, sombrero, pajarita, y adornando su chaqueta, lucía una flor roja en el ojal.

—Se llama Petrushka —los ojos de Ratón brillaban de la emoción. —Es mi nueva amiga.

Las palabras del chico hicieron que el viejo frunciera el ceño.

—Ya veo, ya... —respondió. —Un placer, Petrushka—. Saludó. Y acto seguido volvió a dirigirse a Ratón antes de dar tiempo a que el aparato pudiera si quiera contestar: —¿Y de dónde ha salido?, Si puede saberse.

Sabaka se acercaba a la zona del invernadero. Ya podía oír el piano de Piotr.
Apartó la lona del invernadero para entrar. El movimiento de brazo se congeló al ver al aparato en el invernadero. Se quedó atónito. Sin terminar de entrar se fijo en Ratón y Fiodor. Estaban bien, todo parecía normal y tranquilo. El aparato y Piotr eran los únicos que se habían fijado en Sabaka. Piotr le sonrió y siguió sumergido en su música. El aparato si que no le quitaba la vista de encima.
Sabaka no movía un músculo, era incapaz... tenía que pensar, pero tampoco lograba hacerlo. Estaba seguro que en cualquier momento se desataría la tormenta.

" Le recomiendo que invierta el dinero adelantado en hacerse con un arma de pulsos electromagnéticos. Le aseguro que le facilitará el trabajo si se topa con este segundo aparato." Volvió a oír las palabras del Yakuza. Si algo estaba claro aquí es que estaba pero que bien jodido...

--Sabaka, ¿que haces ahí parado, pálido y tieso como una vela? Entra ya por favor y saluda a nuestra visita"
--Hola Sabaka, lo saludo Ratón con su habitual alegría.
--Hola, ...Sabaka se acerco a la mesa sin quitarle la vista al aparato gubernamental.
--Como te fué con el tema del paquete, le preguntó Fiodor. 

Sabaka estaba rodeando al aparato examinandolo mas de cerca, y pudo ver que estaba bastante maltrecho, su actitud pasiva lo tranquilizaba un poco. Estaba claro que la intención del aparato no era eliminarlos... por ahora al menos.
--pudo ser peor, el del paquete me sugirió que lo cambirara por un arma de impulsos electromagnéticos. ¿No tendrás casualmente una de esas por aquí?
Fiodor no contestó, comenzaba a entender la actitud de Sabaka. 
Sabaka se encara al aparato... --Alguien me podría decir, si no es abusar, que cojones hace este dispositivo gubernamental, modelo 003 aquí en nuestro invernadero escuchando la música de Piotr? 

La pregunta la formuló con un tono de curiosa preocupación, sin quitarle la vista al aparato...
 

Ratón captó enseguida la predisposición de Sabaka hacia su nueva amiga, y no le gustó.

—La encontré a mediodía en la zona de desechos —dijo. —Es cierto que es un aparato fabricado por el gobierno. Vi su número de serie cuando la desenterré. Pero no te preocupes, Sabaka, la desecharon completamente libre de memoria y sin núcleo de energía. Está claro que ya no la querían.

Petrushka escuchaba a modo de espectador la conversación que los humanos mantenían tranquilamente; como si ella no estuviera presente. ¿Desechada?. ¿Ya no la querían?. No supo bien como interpretar aquello.

—Después el chico miró al aparato y sonrió: —Ahora es mi nueva amiga.

La melodía del piano le confería a aquel lugar un misticismo especial. Sin duda, era un lugar bastante peculiar e interesante para la aparato... aunque, desde que había despertado, todo le resultaba peculiar e interesante. Era como un recién nacido que mira absorto cada pequeño detalle de su alrededor. En cuanto al pianista, Petrushka quiso responder a su saludo, pero justo cuando fue a abrir la boca, el hombre ya estaba preguntándole nuevas cosas sobre ella a su amigo.

La conversación siguió, y ella se limitó a seguir mirando a su alrededor asombrada, tratando de entender qué hacía que aquel lugar fuera tan... especial. Al menos hasta que entró otro humano.

—Un placer.

Imitando las palabras de Fiodor, Petrushka se apuró en decir el saludo en cuanto vio al hombre entrar. Se había propuesto que esta vez saludaría antes de que la conversación le impidiera hacerlo. Y... bueno, en cuanto a la conversación, fue un tanto extraña para ella.

¿Desechada?. ¿Gubernamental?. ¿Modelo 003?.

Por alguna razón, se sintió extraña e, incluso, mal. Si estaban hablando de ella, ¿debería saber de qué estaban hablando?. Su gesto se torció un poco, y la memoria de su I.A. trataba de bucear en sus escasos recuerdos en búsqueda de algún momento que encajara con haber sido desechada. Pero no lograba recuperar nada. Después de todo, sólo tenía memoria de unas horas...

Su gesto hubiera permanecido igual si no fuera porque cuando escuchó a Luka, y desvió su mirada hacia él, le vio sonreír. En ese momento, imitó su gesto facial y asintió con la cabeza.

—Así es, soy su nueva amiga. ¿Vosotros sois amigos también?.

Esperaba que sí lo fueran.

—Aquí todos somos amigos —la voz que surgió de la cocina trajo tras ella el generoso cuerpo de Duscha. —¿Dónde están tus modales, marido? —Reprochó a Fiodor. Acto seguido invitó a los recién llegados a sentarse en un viejo sillón.

—Soy Duscha —dijo al aparato. Después se dirigió al resto: —¿Queréis tomar algo?.

Fiodor negó con la cabeza cuando Sabaka preguntó por un arma de P.E.M. Ese tipo de tecnología no era algo común. Además, ¿para que iba a necesitar un viejo como él algo así?. Estaba claro que aquella pregunta contenía un mensaje implícito, y Fiodor lo captó al vuelo.

—No es momento, cariño —respondió a su mujer. Su expresión corporal era visiblemente tensa. No se sentó.

--Perdón 

Sabaka le tendió la mano al aparato.

La sonrisa de ese dispositivo gubernamental le gustó. No era la típica sonrisa perfecta de una I.A.

--Soy Sabaka

Cuando el recién llegado le tendió la mano, Petrushka se la estrechó. Si todos eran amigos, estaba bien.

—Yo me llamo Petrushka —respondió ante la presentación de Sabaka.

Aquel hombre parecía conocer más de ella que ella misma, lo cuál era un poco irónico a decir verdad. Y, aunque sabía que quizás no debería, sentía una curiosidad extraña para ser un aparato por conocer más. Así que, decidió no morderse la lengua.

—¿Soy un droide desechado? —preguntó en tono neutro, mirando a Luka y luego a Sabaka—. ¿Un droide del gobierno desechado?. ¿No acabo de... despertar?.

Aunque, ahora que lo pensaba, despertar en un vertedero era algo extraño... Era cierto que su I.A. había perdido demasiados datos, y que necesitaba volver a aprender ciertas cosas básicas de las relaciones entre humanos y de las normas que giraban en torno al mundo terrestre... Pero, pese a todo, sabía bastante bien cuál era el significado de la palabra vertedero.

—¿Por qué me desecharon?.

Por desgracia para ella, también sabía el significado de aquella palabra. Pese a todo, su tono neutro carecía de cualquier tipo de emoción. Era imposible saber si estaba triste, alegre, enfadada,... A decir verdad, a simple vista parecía que le importaba realmente poco. Pero si le importaba poco, ¿por qué preguntaba?.

—Aquí es dónde acaban los trastos viejos, las piezas defectuosas y los electrodomésticos obsoletos. Está claro que te han desechado, por el motivo que sea —explicó. Luego se dirigió a Ratón. —La pregunta es: Si le han borrado la memoria, ¿como es posible que aún conserve algunos recuerdos?. ¿No debería estar completamente "en blanco"?.

El chico meditó sobre aquella cuestión. También le costaba entender como era posible que Petrushka conservara la programación básica de su I.A. e incluso algunos recuerdos fragmentados.

—Al parecer no la han borrado de manera profunda. Simplemente han hecho una eliminación superficial de archivos. Al almacenar un archivo en un dispositivo, lo que ocurre es que la información ocupa una serie de bloques enlazados entre sí. Cada vez que un archivo es eliminado de un dispositivo de almacenamiento, como por arte de magia, se esfuma obedientemente de la pantalla. Pero en realidad, apenas hay cambios reales en la memoria interna y esa información aún sigue ahí. Cuando se borra un archivo de manera superficial, se manda una señal al primer bloque para que quede marcado como "archivo no disponible". El primer carácter del nombre del fichero se modifica, y así pasa a estar perdido para su lectura y su espacio queda disponible para servir de nuevo para el almacenamiento...

Todos escuchaban a Ratón con interés, pero el chico se dió cuenta de que los oyentes no estaban entendiendo del todo su explicación. Intentó resumirlo todo utilizando un lenguaje simple al alcance de todos aquellos carcamales:

—La memoria de Petrushka ha sido borrada, pero aún sigue ahí, escondida bajo la superficie. Cuando su I.A. comience a almacenar nueva información, esta se grabará en el espacio asignado como disponible y se reescribirá sobre su vieja memoria. En ese momento será cuando la eliminación de los anteriores datos se haga realmente efectiva.

—No sé como explicarlo mejor —se encogió de hombros.

—Esto no es casualidad —dedujo el viejo Fiodor. —Si el gobierno quiere borrar algo, lo borra.

Miró a Sabaka.

—Y Vertedero no es lugar para desechar este tipo de tecnología.

Todos miraron a Petrushka. Algo no cuadraba.

—Alomejor alguien del gobierno la ayudó en el último momento. Un amigo, quizá...

Sin saberlo, Duscha había dado de lleno en el clavo. Había sido Pavel Vasíliev quien había intercedido por el androide y lo había hecho sin que Dimitri Ilyanin ni nadie de Vitatec se enterara. El ayudante del científico se había jugado el tipo por el aparato y la pregunta era: ¿Por qué lo habría hecho?. ¿Qué motivo tenía para correr un riesgo tan elevado?...

 
--Duscha, yo no se los demás, pero a mi el cuerpo me pide algo fuerte, ¿todavía tienes algo de ese vodka casero?
Duscha desapareció en la cocina, Fiodor y Ratón se pusieron cómodos.
Una vez que todas estaban sentados con sus respectivas bebidas el ambiente se comenzó a relajar.

--Petrushka, no me voy a andar con rodeos, tenemos que aclarar ésta situación. Si Ratón te encontró aqui, es que por algún motivo te desecharon. Ignoro el porqué, lo que si se es que tenías una misión... una misión que de algún modo nos conectaba a nosotros dos.
--Así es que tenemos un problema...

Al oir las palabras de Sabaka todos se pusieron tensos de nuevo, todos menos Petrushka.

-- Eres, o eras del gobierno. La Yakuza me ha encomendado una tarea, posiblemente la misma que tenías tú. Pero dudo mucho que el gobierno y la Yakuza trabajen juntos...

--Petrushka, ¿comprendes cual es mi dilema? Se me hace dificil creer que estés aquí por mera casualidad. Por otra parte no se que puede ganar el gobierno mandándote aquí al vertedero.

Sabaka no pensaba dar más información por el momento, se reclinó en el sillón y vació su vaso de vodka.

—¿Y para mi no hay? —preguntó mirando la botella de vodka. La fulminante mirada de Duscha le sirvió como rápida respuesta.

—¡Je!, era broooma... —rió. —Hay que arreglar eso—. se refería a los desperfectos que mostraba el cuerpo del aparato.

—Voy a por mis herramientas y tendré que acercarme al centro a pillar algo de material especial. En un par de horas estaré de vuelta. —eso último lo dijo para Petrushka. —¿Queréis que os traiga algo de la ciudad?.

-Si Ratón, toma estos 3 creds y a ver si te puedes hacer con una P.E.M. 

El chico lo miró con cara de: “¿para que quieres una P.E.M.?”.

-Para tu amiga seguro que no Ratón... -lo convenció.

—Tranqui Sabaka —cogió los cartuchos —se dónde pillar eso.

—Tía Duscha, espero que no te importe que Petrushka se quede aquí hasta que vuelva —la llamaba así de cariño. Fiodor y su mujer no eran sus tíos biológicos, pero se habían encargado tantas veces del muchacho que ya era como si lo fueran—. Si aparezco por casa con ella —señaló al aparato—. mis padres me matan.

Duscha no puso impedimento. Ratón se lo agradeció y se encaminó a la salida...

Petrushka escuchó todo lo que se comentó sobre ella, aunque no emitió ninguna palabra. Era una escucha pasiva, tratando de analizar y guardar cada pequeño detalle de lo que podía haber sido. Todo seguía siendo extraño y confuso, pero... poco a poco iba conociendo más sobre su «yo» del pasado.

En cuanto al comentario de Sabaka sobre su dilema con ella, el aparato no podía hacer mucho. Ya Luka le había comentado que le había encontrado en un vertedero, y... por tanto, se había llegado a la conclusión de que le habían desechado. Aun así, comprendía al hombre.

—Lo comprendo —contestó, de forma sincera—. Aun así, no recuerdo ninguna tarea que se me hubiera designado... anteriormente...

Sin embargo, cuando Luka dijo que se iba a ir, Petrushka le miró sorprendida. ¿Se iba a separar de ella?.

—¿No puedo ir contigo? —preguntó.

Sí, puede que aquellas personas también fueran amigos, pero Petrushka había establecido un vínculo fuerte con Luka, y aun no comprendía por qué tenían que separarse. Incluso aunque el muchacho hubiera dicho que volvería pronto...