Partida Rol por web

Apuráis la botella de agua hasta la última gota y la echáis a la caja marcada con el símbolo de reciclaje a bordo del helicóptero, que ya está llena. Por la ventana tenéis una magnífica vista de los Grandes Lagos donde manadas de elefantes acuden a hidratarse. Bandadas de garzas cruzan el cielo formando un manto coloreado que discurre por debajo del aparato. En la lejanía, antílopes corren levantando una enorme masa de polvo, perseguidos, probablemente, por algunas leonas. El sol, todavía ascendiendo, ilumina desde un ángulo bajo, dotando de espectaculares sombras a toda la meseta que se extiende hasta donde alcanza la vista.

Os sentís en la cuna de la Humanidad. Bienvenidos a Etiopía.

En el interior de la cabina, el piloto, un etíope de avanzada edad que mastica una raíz, maneja los controles a la vez que sigue un mapa con una X marcada. Viste unos tejanos y unas botas de montaña, no lleva camiseta, pero sí una gorra negra con el logotipo del Cavallino Rampante de Ferrari bordado burdamente. Una falsificación más que probable. Os prometieron que era de fiar en el campamento cercano a Adís Abeba desde el que salisteis, y no tenéis porqué dudar de Alma Máter, pero nunca habíais visto un piloto sordomudo, con aspecto de tener doscientos años, y os preguntáis hasta qué punto influye a la hora de hacer volar aquel cacharro.

Alma Máter es la organización que os ha contratado para explorar unas ruinas recientemente descubiertas en las altas mesetas del rift etíope. Abrís el sobre cerrado que os dio vuestro último contacto en tierra, Lorena Silva.

Se dirigen a una región de las altas mesetas del Rift africano denominada Afar, en Etiopía. Dicho país y sus vecinos están atravesados por el llamado Sistema del Rift de África Oriental (EARS). Se trata de una de las maravillas geológicas mundiales. En EARS se está produciendo una dislocación que tiene desconcertados a los geólogos, donde dos placas, la de Nubia y la de Somalia mantienen una actividad sísmica constante. No vienen aquí por ello, sino que uno de los últimos movimientos ocurridos hace unas semanas ha dejado al descubierto una sección de la corteza terrestre atravesada por unos extraños túneles, y a su vez, en la superficie, lo que previamente parecían rocas sin el menor interés, han resultado ser primitivas viviendas o refugios que ahora mismo han quedado derruídas en casi su totalidad a cascotes. Su objetivo es hacer un primer informe de dichas ruinas.

En la región no hay apenas civilización más allá de pequeños asentamientos alejados varios kilómetros, así que como es habitual, deberán valerse por ustedes mismos hasta que el grueso de operaciones de Alma Máter arribe al lugar con el resto del equipo.

A continuación, les dejo una fotografía aérea del lugar con la zona de aterrizaje indicada con una X.

La línea negra transversal representa la franja que se ha abierto debido a los movimientos sísmicos. Tiene varias decenas de metros de profundidad, así que tengan cuidado. En rojo, los túneles subterráneos que hemos podido distinguir (los hemos numerado del 1 al 4). Tendrán que descolgarse por la falla para acceder a los mismos. En azul, hemos marcado las que aparentan ser las zonas de ruinas más importantes, denominadas A y B.

Como consejo, no se mantengan demasiado en campo abierto, y mantengan la distancia con los animales de los alrededores. Ellos no se acercarán si ustedes tampoco lo hacen. Menos los mosquitos, a esos condenados es imposible mantenerlos a raya.

Disfruten de Etiopía.

El helicóptero comienza el descenso, ahuyentando a unas jirafas cercanas, y se posa sobre el polvoriento terreno. Sin mediar palabra (ni signo), el piloto apaga los motores, baja de la cabina y aprovecha para orinar. Luego, saca las mochilas de los exploradores que deposita sobre el suelo a vuestros pies, y se marcha sin ni siquiera despedirse.

El ambiente es caluroso, y volvéis a sentir la boca seca. El polvo en suspensión reseca todo lo que toca. Desde vuestra posición divisáis las ruinas denominadas como A a unos cien metros aproximadamente, B a unos doscientos cincuenta, y la falla abierta secciona la superficie del suelo. Parece como si un dios o una entidad divina colosal hubiese cogido un escalpelo gigantesco y se hubiese dispuesto a diseccionar el planeta. El aire caliente del interior de la grieta sube entre las paredes de la falla como una chimenea a presión, escupiendo nubes de polvo junto a un ligero silbido.

Esparcidos aquí y allá, diversos árboles y arbustos de varias especies, acostumbrados a maximizar hasta la última gota de agua para sobrevivir en un hábitat tan duro como éste.

Tras observar a vuestro alrededor, os sentís en el fin del mundo, allí donde nadie ha estado jamás, pero el objeto de vuestra misión os devuelve a la realidad: allí ya hubo una civilización. ¿Qué secretos os aguardarán?

Arcam se maravilló de la belleza que los rodeaba. Como historiador, nunca se había contentado sólo con leer sobre el pasado de las civilizaciones, le gustaba ver las cosas con sus propios ojos, y sentirlas en su misma piel. Le fascinaban las culturas extintas, o que se habían transformado tanto que se podrían considerar desaparecida la raíz de la que provenía. Su fascinación lo había llevado a visitar las pirámides de Egipto, a examinar el extenso legado que había dejado atrás la cultura romana, a la ciudad de Petra, capital de los Nabateos, así como a muchos otros sitios que le habían hablado de la gente que una vez allí vivió. Y aunque había disfrutado cada segundo de su investigación, examinando minuciosamente cada ápice de cada rincón, anotando todo lo que consideraba relevante, en todos aquellos lugares veía la huella de la modernidad. Fuera donde fuera, no había sido capaz de encontrar un lugar puro, incorrupto, que estudiar él mismo. De una manera u otra, consciente o inconscientemente, todos los lugares habían sido cambiados en mayor o menor medida por la mano del hombre moderno. Pero aquel no era el caso. Él, junto con sus compañeros, eran los primeros en llegar a aquel nuevo lugar. Aquel descubrimiento había permanecido inmutable por cientos o incluso miles de años. Ellos eran los primeros en verlo, en estudiarlo, y eso le hacía sentir una emoción que no había sentido en mucho tiempo. Se sentía más joven que nunca, impaciente y deseoso de recabar toda la información que pudiera sobre aquella misteriosa civilización.

-Bueno, parece que por fin hemos llegado -los ojos le brillaban, su semblante transmitiendo una gran expectación-. Creo que lo mejor será que nos pongamos manos a la obra cuanto antes. Podríamos separarnos en grupos de dos y examinar ambas ruinas, antes de adentrarnos en ningún túnel. Si os parece bien, puedo ir junto a la Dra. Srinivasan a examinar las ruinas más cercanas, y vosotros jóvenes podríais ir a la restante. Luego podemos quedar a mitad de camino entre ambos sitios, y exponer lo que hayamos encontrado.

Los miró, esperando una respuesta ya fuera positiva o negativa, deseando saber qué maravillas les esperaba en aquella expedición.

Sobevolamos la sabana aficana ente una nube de polvo que curiosamente parecía ser permanente en ambiente. Me sentaba junto a la doctora Sharada nuevamente inicándonos en un a nueva aventura juntos. Pârecía que habíamos congeniado bien y formçábamos un buen equipo.

Es por eso que la organización quizás pensó en nosotros para que participçaramos en esta nueva aventura.

Me alegro de estar de nuevo contigo, Sharada. Espero que no tengamos los mismos problemas que la otra vez, aunque no confío demasiado en ello.

Una vez en tierra firme, cogí mi mochila con lo poco que necvesityaba y me la colgué en la espalda. Por la experiencia de la otra vez, prefería ir ligero de equipaje que no cargar con material inútil.

No nos quedaremos mucho en la superficie, pero las deberíamos investigar primero las ruinas antes de bajar. No creo que tengamos la posibilidad de ir subiendo y bajando constantemente. ¿Dos equipos? Uno a la zona A y otro a la zona B. Después nos reunimos y compartimos hallazgos como bien ha dicho el caballero historiador.

Sharada había estado la mayor parte de los dos últimos años actuando como liaison con el pueblo-planta del sur de la India.  Había actuando como su traductora, defendiendo sus derechos ancestrales, y con su permiso, estudiando su genética.  Tanto que había sacado una maestría en el tema; un título más para la pared del pasillo de sus padres, algo que le hacía traer toda otra mochila de equipo sofisticado comprado por Alma Mater, y lo mejor, algo que la hacía traer toda otra miriada de preguntas en la cabeza.

¿Qué nos hace humanos?  -su nueva pregunta favorita.  Claramente salida de lo que había vivido.

En este caso esperaba encontrar evidencia de los primeros humanos que caminaran por el planeta.  El rift-valley era esta inusual espacio de subsumisión de tierra producto del alejamiento de las placas tectónicas.  A diferencia de las montañas y cadenas volcánicas que conocía, que se formaban al chocar dos placas, esto era lo contrario, se alejaban, como pasta de pizza al manipularse, y dejaban valles.  Estos cambios extremos de geografía (en la escala adecuada), cambiaron el clima local y esto había hecho que simios se adaptaran, caminando erguidos, tuvieran las manos sueltas y en una retroalimentación positiva se volvieran cazadores más sofisticados, usaran más herramientas, se comunicaran con gestos de manos, y tuvieran un cerebro más grande.  Aquí parece que comenzó todo.   ¿O esta parece ser la mejor historia, con la evidencia que tenemos hasta el momento, no cree Threkor?  ¿Ustedes, Dr. Romijnsen, Nathaniel, creen que ya tenemos la secuencia que llevó al homo sapiens bien mapeada? 

Venía, como siempre, platicando, especulando con todos.  Su forma preferida de pasar el tiempo y estar trabajando, todo al mismo tiempo.  

Le había dado gusto reencontrarse con Threkor, que con su ocultismo había ayudado a descubrir lo imposible, y con quien había formado una buena amistad desde aquella primera expedición que habían hecho juntos a las selvas de la India.  Por otro lado, extrañaba a Batsi, ojalá hubiera venido también.

¿Les importa si pongo, mientras aterrizamos, algo de Mulatu Astatke?  -le encantaba el jazz etíope.

Escuchó atentamente el plan del Dr. Romijnsen.    Dividirnos bien, pero, con todo respeto, camino más que todos ustedes, así que iría yo a las ruinas "Beta".   

Reflexionó unos segundos sobre lo que veía en el mapa.  Es extraño que hayan aparecido viviendas de tal naturaleza arquitectónica que reflejaran una civilización más avanzada en un lugar donde apenas se comenzaba a surgir nuestra especie, así que quizá sea un asentamiento posterior que no había sido notado.  O algo más.

O algo más.  Este mundo se vuelve cada vez más extraño.  Pero así son las revoluciones científicas: nada es verdadero y toda nueva evidencia puede reescribir todo lo que sabemos.  Estar abiertos a ello es nuestro único compromiso con la ciencia.  

Yo llevo el equipo de prueba genética rápida, por si ubican algún esqueleto.  Me avisan por radio y voy si es necesario.  Eso nos permitirá hacer una prueba mitocondrial para ubicar el lugar de esos huesitos en el tiempo, y probar la hipótesis de que tan nuevo o antiguo es esto a lo que la madre tierra acaba de quitarle la sábana de encima.

Sonrió a todos:  ¿Vamos?

Un cosquilleo recorrió mi cuerpo mientras observo por la ventana la belleza del Rift etíope, con aquella formidable fauna salvaje. No es la primera vez que participo en una expedición en África, aunque sí la primera en que visito Etiopía, por lo que no puedo evitar sentirme nervioso y a la vez emocionado de saber que me hallo en el lugar donde, millones de años atrás, la humanidad dio sus primeros pasos como especie.

Era una pena que mi cámara de fotos no sea de última generación o, de otro modo, ya hubiera comenzado a fotografiar desde los laterales del helicóptero.

Al escuchar la pregunta de la doctora Srinivasan, aún en el helicóptero, esbocé una ligera sonrisa y me ajusté las gafas antes de responder:

-En mi opinión, la secuencia que nos llevó hasta el homo sapiens sigue mostrándose incompleta a nuestros ojos. Puede que aún queden más "eslabones perdidos" -Siempre había detestado ese término, tan inexacto bajo mi punto de vista- de los que pudiéramos pensar.

Una vez que el piloto se marchó sin despedirse, me agaché para recoger mi mochila de explorador y me la colgué a mi espalda. Observé a mis compañeros: el señor Romijnsen, la doctora Srinivasan y el profesor Threkor Ohrin, auténticas eminencias en sus respectivos campos, y que me hacían sentir muy pequeño a su lado. Entre otras cosas porque ellos eran auténticos profesionales y yo era considerado un "ladrón de tumbas" por muchos colegas del gremio.

-Puede ser buena idea ir en grupos de dos para cubrir más terreno, señor Romijnsen -asentí, satisfecho con la primera propuesta que había hecho nuestro compañero-. Aunque, por otra parte, tal vez no sea prudente que nos separemos sin haber reconocido toda la zona. Si alguien sufriera un accidente, sería más recomendable que todos estemos juntos para poder ayudar. Al menos hasta que hayamos explorado a fondo estas ruinas. Disculpen si les parezco demasiado precavido. En cualquier caso, ¿cómo sugieren que nos dividamos?

Yo voy al edificio "B"eta, venga conmigo, Nathaniel.  Nadamás no se robe nada, le guiñó el ojo, para que ya saliera a la luz el elefantito en el cuarto de su mala fama, para que todos se rieran y relajar el ambiente.  

Miró a todos lados.  ¡Vamos!  Antes de que caiga el atardecer y los depredadores del desierto decidan checar que botanas les bajó el helicóptero. 

Le hizo la seña de venir, y al tiempo se despidió con rápido gesto de manos y un ahoravuelvo de Threkor y el Dr. Romijsen.

El camino hasta las ruinas catalogadas como B sólo es un breve paseo por el infierno, a juzgar por la ola de calor que comienza a levantarse. El terreno refleja la energía calorífica hacia arriba, y notáis como la crema solar se pone pegajosa sobre vuestra piel. Por suerte, no olvidasteis las gafas de sol.

Al llegar al cúmulo de rocas B no os es difícil recomponer el edificio original. Se trata de una gran construcción de más de diez metros de altura cuyo perímetro es circular, y la entrada conforma una elipse. No tiene ventanas aparentes que den al exterior. El material del edificio son rocas veteadas dispuestas en bloques que rápidamente atraen la atención de la arqueóloga: las rocas muestran diferentes estratos geológicos, aunque no son los habituales que suele estudiar alguien que husmee en culturas antiguas. Algo no encaja...

El techo abovedado se ha desprendido casi en su totalidad, quizá por el último temblor, y probablemente haya formado una montaña de cascotes en el interior.

Alrededor del edificio hay cuatro monolitos todavía más altos que el mismo, quizá de unos quince metros, y todos están partidos a diferentes alturas. En la base de los mismos hay un mismo bajorrelieve: la imagen de una mariposa con las alas desplegadas. Las mitades seccionadas de los monolitos están partidas en pedazos en el suelo. Las cuatro portan algo brillante en los extremos, que antiguamente debían estar en lo más alto, y maravillarían a los habitantes del lugar con los reflejos que producían al recibir la luz del sol.

Cuando os acercáis, se os sobrecoge el corazón al ver que las cuatro figuras brillantes son en realidad cuatro figuras de... ¡oro!

Cada una de ellas representa algo:

• Una de ellas parece ser una bola, o tubérculo. Quizá un riñón... No tiene una forma definida.
• Otra es una figura humanoide, aunque imprecisa. Sin muchos detalles.
• Otra es una bella mariposa.
• Otra es una figura humanoide, muy parecida a la anterior, pero sin cabeza.

¿Qué quiere indicar cada una de ellas? ¿Qué fines tenía aquel edificio? Las dudas se os agolpan en la cabeza y un cosquilleo en la barriga os hace sentir cómodos. Este es vuestro lugar en el mundo. Sois exploradores y nada os reconforta como mirar atrás en el tiempo, allí donde nadie ha mirado, y aportar luz a los secretos que llevan en la oscuridad miles de años.

-Oh, de acuerdo -asentí a la sugerencia de la doctora de que le acompañara-. Al edificio Beta, entonces. Solo espero que no haya trampas en las ruinas, no estoy tan ágil como Indiana Jones. -Bromeé para relajar el ambiente con mis compañeros. Teniendo en cuenta lo antiquísimos de aquellas ruinas, era altamente imposible que en ellas fuera a haber trampa alguna-. Señor Threkor, señor Romijsen, nos veremos luego.

Despidiéndome del historiador y del ocultista con un gesto de mano, eché a andar junto a la doctora Srinivasan en dirección al edificio B.

kjjj-kjjj,jkjk.  ¿Hola Thekor, Dr. Romijsen, me escuchan?  Repito: ¿me escuchan?  -Sharada pulsaba el botón del walkie-talkie que había traído consigo.   Threkor se acordaría, era el mismo que el de la expedición a las selvas del sur de la India, el mismo, con todo y lo golpeado que había quedado después de ser apedreado por los defensores/invasores del sitio.    Se ve rudo y aguantador, así que lo llevo.  No, no hablaba de Threkor, bueno, a lo mejor también.

Nos acercamos al edificio derruido.  kjjjjk  Hay un edificio central, y cuatro monolitos, rotos.  Nos acercaremos.

Por el walkie se oyó un poco el ruido de grava y pies andando sobre cascotes y tierra suelta. Luego el silencio de que ha dejado de ser apretado el botón.   Los movimientos telúricos esto te dejan para caminar, nimodo.

 TTjjk- Vemos algunos bajorrelieves que se repiten con frecuencia: una mariposa con las alas desplegadas. jkjk -la voz de la Dra sonaba resollando un poco, como alguien que anda corto de aliento por ir hablando mientras camina sin medirse ni agarrar ritmo por andar más preocupada en describir lo que veía, sólo enfocándose en ello.  Se detuvo a tomar aire.  ¿Ustedes ven algo parecido?  -cambio.

Extraño a mis hijos y a su padre.  Cómo me gustaría que estuvieran aquí conmigo, viendo esto.  En fin.  Bueno, ya a mi regreso les contaré.    Y en una re-visita que me los traigo, como cuando los llevé a conocer a la gente-planta. -sonrió para sus adentros.

Ooo,  Al cabo de un rato volvió a sonar el walki-talki.  ¡Por el buen Ganesh y el Señor Hanumann!, jjkjkj.  Vemos... vemos en los cuatro monolitos algo de figuras, si, ¡son de oro! jjkkj 

Más ruido de grava.  Ya, ya estoy, gracias.  Se había puesto en un lugar desde donde podían verlas bien. 

Mi hipótesis* es que si una de las cuatro figuras del monolito representa la mariposa de alas desplegadas que hemos visto repetida, la otra... ha de representar, mmm, un ¿su capullo?, si, ¡adivinaría que es su etapa previa!, ¡la crisálida!  -kkjkj

Y bueno, si la tercera es una figura humana, mm, ¿si lo es, verdad Nathaniel?  No se ve bien un rostro.   La cuarta, que no se le ve la cabeza...  -por ahí ha de estar, ¿la alcanza a ver?  Esto no lo hablaba por el walkie sino directamente con Nox, pero lo alcanzaban a oír pues todavía tenía el dedo apretando el botón del aparato.

Pues mi siguiente suposición** sería que, cuando encontremos la cabeza, esta va a ser una representación mítica de lo que para esta cultura era la "humanidad" antes de volverse propiamente nosotros.  Su crisálida antes de volverse mariposa-nosotros.  Como en los mitos del Popol Vuh de los Mayas, que tenía etapas previas de humanos hechos de barros de diferentes materiales y colores, y varios fueron fallas, o de los changos como intento previo de los dioses de hacer a los humanos, antes de hacer a la "verdadera" gente que los adoraría como se debe.

O bueno, -reflexionó- también podría ir el tiempo al revés, y nosotros ser la crisálida de lo que fuera a ser la cabeza que encontraremos. 

Así que, ¡nos pondremos a buscarla!, y nos re-comunicamos.  Andense con cuidado, ¿eh? jjjkjkj   No subestimen la firmeza del piso, Threkor, por favor. -cambio y fuera.

Después de despedirnos nos encaminamos hacia las ruinas marcadas con la A. Según la nomenclatura que había establecido la doctora, podríamos llamarlas "A"lfa.

Sabiendo que la tierra se había abierto en aquel punto, debíamos andar con cautela. El terreno podría ser inestable y podrían surgir nuevas grietas en direcciones aleatorias y atraparnos.

El aspecto inicla de aquellas ruinas no parece que haya quedado demasiado que observar de pie. Al contrario de lo que se divisaba desde el helicóptero de la zona B, esta zona parecía más maltrecha que la otra. Caminamos el historiador y yo entre ellas, intentando encontrar algún objeto o algún relieve en aquellas piedras.

También tanteamos el terreno por si dejábamos a la vista alguna pequeña brecha en el suelo que pudiera indicar la inminencia de otro mocimiento de tierras.

jjjjkj Doctora. Oido. Vamos con cuidado revisando el terreno. De momento no hemos encontrado nada remarcable.Seguimos buscando.

Al llegar a las inmediaciones de las ruinas, os llama la atención el terreno. Pese a lo remoto del lugar, hay evidentes marcas de paso. Tanto pisadas como senderos con dos hendiduras, una a cada lado, como si algún vehículo acostumbrase a llegar de manera eventual.

El edificio derruido se presenta como un amasijo de cascotes sin ninguna entrada a la vista. Quizá haya que trepar sobre las rocas para encontrar un acceso. Al parecer, se trataba de un rudimentario edificio de gruesa roca, ya ampliamente deteriorado, que no soportó la última embestida sísmica. Hay un olor pestilente en la zona. Mientras camináis rodeando el lugar, buscando algo interesante, percibís la gran cantidad de moscas por el lugar, y llegáis a una zona donde entre las rocas asoma partes de un brazo escultórico. Quizá, parte de una figura de piedra tallada con esmero. El brazo que asoma, que va desde el codo hasta el puño, tiene el tamaño de una persona. El resto de la figura yace bajo las rocas. Asímismo, bajo el brazo, hay aplastado... ¡un cadáver!

Corréis los metros que os separan de él y observáis el cuerpo. Se trata de un tipo de piel negra, ataviado con una túnica carmesí, y bajo la misma, su cuerpo está desnudo. Su cuerpo está cubierto de polvo y aspecto de llevar varios días ahí, pues está recubierto de moscas. Tan cerca, el hedor es nauseabundo. Os fijáis, además, que la túnica tiene un grabado de hilo dorado, aunque por la posición del cuerpo, no podéis verlo. El rostro está medio carcomido. Uno de los ojos ya ha sido picoteado, y también la punta de los dedos y las orejas.

En el cielo, algunas aves revolotean.

Observé que los estratos geológicos no parecían coincidir con los que solían encontrarse en los yacimientos antiguos. ¿Quizá no éramos los primeros que visitábamos aquel edificio en millones de años? ¿Podía el edificio haber sido ocupado a posteriori? Había algo que no me terminaba de encajar, aunque no acababa de descubrir el qué.

-Magnífica exposición, doctora Srinivasan -comenté, al escuchar sus deducciones. Tomé mi walkie talkie para poder comunicarme también con mis otros dos compañeros mientras hablaba-. Creo que sus teorías pueden ser bastante acertadas. Las cuatro figuran parecen representar una línea evolutiva. Por una parte, tendríamos esa especie de tubérculo, que sería el capullo en el que se halla la oruga, y más tarde se convertiría en una mariposa -señalé con un dedo al alado insecto de oro representado-. Por el otro lado, tendríamos una evolución en la cual pienso lo mismo que la doctora: quienes construyeron este edificio se representaron con esa figura humanoide imprecisa y sin apenas detalles, mientras que la figura humanoide descabezada representaría una etapa anterior de estas gentes. Su capullo antes de convertirse en mariposas, en humanos, por así decirlo.

Dirigí una mirada al suelo, buscando cualquier pequeño mineral brillante que pudiera tener un tono adorado. Me sentía muy intrigado ante la idea de imaginar cómo sería la cabeza con la que aquellas gentes habían representado a sus supuestos antepasados.

Caminaba acompañado del Sr. Ohrin, todavía de buen humor, mientras nos acercábamos a las ruinas Alfa. Me sentía de maravilla y la emoción y la expectación por lo desconocido hacía que se me olvidara tanto el clima extremo que nos rodeaba, como mis propios achaques. No es que me conservara mal para mis 62 años, siempre activo y viajando, pero uno ya no se movía igual que con 20. Aun así, toda aquella aventura había despertado un lado lleno de energía y jovialidad que pensaba que ya no tenía.

-Sr. Ohrin, este va a ser el descubrimiento del siglo, ¡y nosotros seremos los primeros en estudiarlo!

Me sentía joven y exultante. Sin embargo, conforme avanzábamos aquella energía se vio reemplazada poco a poco por preocupación, confusión y finalmente, extrema desilusión

-Esto.. esto… esto no es posible –susurraba, fijándome en las extrañas marcas del suelo.

Aquello que estaba viendo eran sin duda pisadas, pisadas recientes, ¡incluso había marcas de neumáticos! Todo el positivismo que momentos antes le embargaba le abandonó en el acto. Empezó a sentir el calor asfixiante de su entorno, y sus habituales dolores de espalda y rodillas volvieron a acosarle. Se sintió viejo otra vez, y su buen ánimo callo a plomo. Alguien había estado allí antes que ellos.

-Acerquémonos a las ruinas, compañero, tenemos que aclarar todo este asunto.

Cogí el walkie-talkie de mi mochila y me comuniqué con el otro grupo que iba hacia las ruinas Beta.

-Soy Arcam, tengan mucho cuidado, hemos encontrado pisadas y marcas de un vehículo en dirección a las ruinas. No estamos solos aquí, vayan con mucho ojo, no conocemos las intenciones de esta gente.

Solté el botón y me apresuré en dirección a las ruinas, esperando encontrar respuestas, y vaya si las encontré. Me quedé helado, mirando hacia el suelo, sin dar crédito a lo que veía. Aquel lugar estaba destrozado, lleno de insectos y un olor nauseabundo, pero todo eso se tornaba nimio al lado del cadáver que se encontraba aplastado bajo un enorme brazo de piedra.

- ¡Por el amor de Dios! ¡Hay una persona ahí abajo!

Durante unos segundos me quedé mirando el cuerpo, estupefacto, hasta que mi compañero me puso una mano en el hombro y volví a la realidad. Lo miré y asentí con la cabeza, indicando que estaba bien. Aquello era lo último que me hubiera esperado de la expedición. Intenté concentrarme y echar a un lado el temor y la increíble impresión que había dejado aquel cadáver en mí. Me abstraje de esos sentimientos, intentando analizar la situación lo mejor posible. De nuevo, me comuniqué con la otra pareja de la expedición a través del walkie.

-Acabamos de encontrar un cadáver bajo las ruinas Alfa. Parece reciente. Está aplastado bajo un brazo de piedra, que parece que pertenece a una estatua enorme, a juzgar por su tamaño.

Dejando el botón del walkie apretado para que pudieran seguir escuchando, miré a mi compañero.

- ¿Qué piensa usted de todo esto, Sr Ohrin? Según veo el lugar ha debido colapsar hace poco, ya que el cadáver es relativamente reciente. Eso quiere decir que este edificio ha estado en más o menos buen estado hasta hace máximo unas semanas, lo que coincide con los movimientos sísmicos que ha habido en la zona recientemente. Esta pobre alma estaría aquí durante el terremoto, y acabaría sepultado durante el mismo. Las pisadas nos indican que este sitio era más o menos frecuentado, y las marcas de automóvil nos dice que seguramente por más de una persona. Creo, amigo mío, que esta persona no estaba sola, y que dentro del edificio quizás encontremos más cadáveres.

Medité un instante más, fijándome a mi alrededor, fijándome en las marcas de neumáticos.

-Aunque aquí hay algo bastante raro. Lo más seguro es que este hombre no estuviera aquí sólo, sino que viniera en algún vehículo ya que el poblado más cercano está bastante lejos. Aun así, su cadáver lleva pudriéndose aquí por días, quién sabe si incluso semanas. Es muy raro que nadie haya venido a recoger el cadáver, ninguna cultura abandona así a sus muertos. No es posible, además, que todo el mundo muriera durante el cataclismo ya que, aunque vemos marcas de vehículos, no vemos a ninguno, por lo que alguien tuvo que ser capaz de huir en ellos. Que nadie haya vuelto me preocupa. Si la gente que huyó de aquí no tiene intención de volver debe ser por una buena razón, que nosotros desconocemos.

Preocupado, y con todo el coraje que pude reunir, me acerqué más al cadáver. Me fijé en la extraña túnica y los grabados dorados que tenía.

-Odio decir esto compañero, pero creo que deberíamos apartar este brazo de piedra y echarle un mejor vistazo al cadáver, la ropa que lleva puesta no es convencional y podríamos darnos alguna pista de quién es y qué hacía aquí.

No encuentras nada que parezca ser la cabeza o parte de ella.

El caballero estaba emocionado y parecía estar viviendo una segunda juventud. Caminaba entre las ruinas ágilmente, comentando aquello que veía.

Lo que finalmente atrajo nuestra atención fue, evidentemente, el cadáver atrapado bajo la roca. Las suposiciones del historiador eran correctas. El cadáver tenía apenas unos días, y las rodadas del vehículo eran claramente sospechosas. Parecía que aquel lugar era habitual de tránsito para realizar no se sabe el qué.

Tampoco tenemos claro que no vayan a volver. Quizás vuelvan a recuperar los restos esta persona y esperen a que la zona se normalice antes de arriegarse a volver y sufrir otro movimiento.

Además, fíjese en las ropas que cubren el cuerpo. Parece que fuera una especie de chamán o algo parecido que estuviera realizando un ritual aquí. Quizás estas edificaciones sean los restos de algún templo dedicado a algún dios local.

Me incliné para mirar las filigranas de la túnica por si se parecían a los grabados que había descrito el otro grupo por el walkie-talkie

Lo que me extraña es que fueran extranjeros y no nativos. Los nativos no viajan en coches, son básicamente tribus nómadas. Si alguien ha venido en coche digamos que son "occidentales" como nosotros.

Miré alrededor de la zona por si veía algún rastro de "civilización", alguna bolsa, cigarrillos, etc...

Deberíamos, como usted dice, intentar apartar el brazo de piedra para poder examinar el resto del cadáver. Tengo la impresión que podrá decirnos más. Ayúdeme.

Me agaché, cogiendo la losa por un extremo, para intentar moverla lo justo para liberar el cadáver.