Partida Rol por web

Entrada al instituto. Justo antes de travesar la valla de hierro que envuelve el internado.

Detrás de la reja, podéis ver un edificio con forma de U.

A la derecha, el ala Este o "ala de los diurnos".

A la izquierda, el ala Oeste o "ala de los nocturnos".

Entre ellas, la zona común: Sala de actos, clases, comedor, cocinas, biblioteca, sala de ordenadores...

Llegais a la entrada del instituto-internado. Unos antes y en mejor estado que otros, pero conseguís llegar. Las puertas están cerradas con una cadena y un candado. Parece que os habéis adelantado un poco.

con paso cansado y abatido Redmund se acercó en silencio y mirando al suelo. Una vez frente a las metálicas puertas levantó la cabeza para observarlas un breve instante para luego apartarse y quedarse algo apartado de los allí presentes pero lo suficientemente cerca como para esperar a que abrieran la verja.

Una chica llega a la entrada del instituto jadeando y respirando entrecortadamente, parece que se ha subido todo el camino de tierra andando, arrastrando una grande maleta negra.

Se retira su largo cabello negro de la cara, dejando entrever unos ojos marrones, con algunas manchas rojas. Toda ella es muy delgada y no muy alta. Va vestida con una camiseta de manga larga que lleva al descubierto su hombro derecho por el corte que lleva; y unos pantalones igual de agujereados y sucios de barro.

Llega y se queda mirando la entrada.

Joder... ¿y encima llego pronto...?

Se dirige a un lugar un poco apartado, bajo un árbol, donde hay cerca un chico de pelo oscuro (Redmund) cerca... Natasha, así es como se llama la chica, pone la maleta al suelo y se sienta sobre de ella. Descansando.

Su padre lo dejó al principio del camino. Otro sitio más que arruinar para él. Se distrajo por el camino cogiendo piedrecitas y tirándolas contra la punta de las ramas. Hubiera pateado el suelo, para ver como el polvo se levantaba, pero este país tenía la manía de estar siempre embarrado. Su única maleta era una mochila de campo. No llevaba muchas cosas, y su padre no le dejó de llevar las únicas dos que quería llevar. También le reconocía que hubiera sido peligroso dejarle llevarlas.

Al llegar a la puerta vio una chica y a un tío que le sacaba media cabeza esperando en la puerta. Tiró la mochila al suelo sin mucho cuidado.

-Hooola. -Saludó de manera escandalosa. Con una amplia sonrisa.

Scott ve como le adelanta una chica morena que parecia llevar mucha prisa,quedandose un poco sorprendido. Hmmm puedo estar llegando tarde.

Con un poco mas de prisa, pero sin correr llega a la puerta. Pse...Pues si que... Comienza a mirar a su alrededor en busca de lo que podia ser un futuro compañero encontrando a la chica de antes y otros dos chicos. Sin dudarlo dos veces se acerca a ellos sonriente.

Holaaaa. ¿Tambien sois alumnos?Pregunta dirigiendo la mirada al recinto.

Natasha dirige la mirada al chico que le acababa de hablar, aunque acababa de mirar frunciendo el ceño al que había gritado escandalosamente.

No... yo en realidad soy profesora.

Responde, mirando a los ojos del desconocido (Scott); no lo dice en tono borde, sino más bien en ironía, dejando claro que ella no estaba allí por gusto. Sonrió divertida.

Suspiró y se apartó el pelo azabache de la cara una vez más, mientras dirigía la mirada a la entrada - Maldito pelo...

Una chica rubia de ojos azules tremendamente llamativos baja de un coche destartalado que la ha llevado casi a la puerta. Se despide del conductor, su padre, con un beso en la mejilla y saca una pesada maleta rosa, con ruedas. Se acerca a los demás con una piruleta en la boca, que sujeta con una mano, mientras con la otra arrastra la maleta, que parece más grande que ella.

Se queda delante de todos los demás. No dice nada. No sonríe. Sólo espera y los observa detenidamente a todos. Finalmente, se saca la piruleta de la boca y sonriendo dulcemente pronuncia unas palabras, con un tono muy bajito de voz... pero tremendamente suave y melodioso.

Hola. Vuelve a meterse la piruleta en la boca.

Scott sonrie con picardia al escucharla. Uyyy esta es de la duras.

Espero que de gimnasia. Contesta sonriente y guiñandole un ojo.

Erika abre los ojos sorprendida al escuchar la conversación entre la otra chica y el chico de ojos verdes.

Se saca la piruleta de la boca y se acerca a la chica, arrastrando aún su maleta rosa chicle con ruedas, mirándola con la boca abierta.

¡Uaaaaaaaaaaaaala! ¿Eres profaaaaaaaa? Los ojos le brillan, emocionada ante la idea de haber conocido ya a una de sus profesoras.

Arquea una ceja... - ¿Gimnasia? ¿Tengo pinta de deportista o qué? - esboza una sarcástica sonrisa.

Llega un coche hecho polvo, y de él baja una chica que parece tener muchos menos años que Natasha... observa el beso que le da a la mejilla al hombre - su padre, supongo... - no puede evitar dirigir la mirada hacia otro lado, el infinito. Luego al cielo.

Una vez más el pelo se le pone delante de la cara con el mínimo movimiento de aire - Joder... - se lo aparta poniéndoselo detrás de la oreja.

Cuando vuelve a mirar al frente, la chica rubia ya los ha saludado - Qué chica más mona... - piensa inmediatamente, Natasha esboza una leve sonrisa, levanta la mano - Jau - sentencia... pero luego la chica la "ataca verbalmente", Natasha retrocede un momento, encima de su maleta- Era una broma. Tengo 16 años.

¿¡En serio hago pintas de profesora!? Me cago en... tendré que cortarme el pelo...

El chico se queda esperando una respuesta por parte de la morena, pero al ver que no contesta y que otra chica aparece, cambia rapidamente el centro de su atencion.

Bueno... Yo soy Scott Mcgregor un placer.

Erica, algo decepcionada, baja la mirada y vuelve a meterse la piruleta en la boca...

A los 2 segundos parece recuperarse del impacto y, soltando la maleta por primera vez, le ofrece la mano a la chica.

Erika Sumpters. ¿Y tú? Pregunta, con la piruleta en la boca todavía, así que hay que hacer algo de esfuerzo para entenderla.

Después mira al chico, se coloca a su lado y le da un par de palmadas en la espalda...

A ti también te ha engañado, ¿eh? Pregunta en tono comprensivo...

Arquea una ceja una vez más... parece que tenga un tic ya. Pero sonríe con amabilidad y le tiende la mano a la niña.

Natasha McDowell... - le estrecha la mano y se la aparta cuando ella va a atacar al Scott Nosequé.

No puede evitar reir por lo bajo con su comentario - No... no creo que lo haya engañado... - le responde ella misma a Erika, divertida.

Viendo como todos se presentaban. Hizo lo mismo.

-Yo soy Albretch. Al llevar varios años en inglaterra ya no tenía acento alemán pero le queda un cierto reducto al pronunciar que indicaba ciertamente que no era inglés.

-Si no es mucho preguntar. ¿A quien habéis jo**do para merecer entrar en este antro?

Erika ladea la cabeza, curiosa al escuchar a la chica. Mira hacia arriba para ver a Scott...

¿No te ha engañado? Se encoge de hombros... Aunque su frustración no dura demasiado, pues al oír una de las palabras que pronuncia el otro chico, vuelve a abrir los ojos desorbitadamente y lo señala con un dedo acusador.

¡HA DICHO UN TACO! La voz suave y bajita que se ha oído antes, es ahora aguda y estridente...

Erika, princesa... deja de gritar, ¿vale...? - ahora que se daba cuenta, era la primera vez que Natasha trataba con una chica... o almenos que mantenía una conversación con una de ellas.

Observó a Albretch y le sonrió, una sonrisa misteriosa, casi anónima. Pero no respondió. Dirigió la mirada de nuevo a otro lado, mirando sin mirar... pensando sin pensar. El pelo se le había vuelto a poner delante de la cara, pero esta vez no se molestó, le gustaba su pelo... lo apartó y siguió mirando hacia ninguna parte.

Erika mira a la chica, sacándose la piruleta de la boca.

Pero, pero... Se acerca a ella y la coje de la mano. Es que él... Señala de nuevo al chico que habla raro. ¡Ha dicho un taco de verdad! No se puede creer que nadie le haya dicho nada.

Acaba dándose por vencida, negando con la cabeza... Estos mayores... y sigue agarrada a la mano de Natasha, sin darle importancia ninguna.

Se encogió de hombros y sonrió.

-¿Y? ¿Se ha caído un árbol o algo?. ¿He matado a alguien?... bueno eso no, que yo sepa.

Miro la puerta, no ganaba nada con estar allí fuera. Y con suerte entrar antes significaba elegir habitación. O simplemente hacer un reconocimiento, o lo que fuera, estar allí fuera no tenía interés ninguno.

Erika mira al chico... aunque entrecierra los ojos, sigue teniendo una mirada angelical...

Has dicho una palabrota e irás al infierno. Convencida totalmente de sus palabras, vuelve a meterse la piruleta en la boca. Sigue con la otra mano agarrada a Natasha.