Partida Rol por web

Esta es tu pequeña aventura y poner en práctica el sistema de juego. Debido a éso, la trama de ésta no será enrevesada, y procuraré darle acción rápidamente para que te familiarices con él.

El móvil de Ellie suena, y siempre que suena esa melodía es que hay trabajo. Y eso no siempre era buena noticia. Aún recuerda la última vez que tubo que salir de Luna para un reportaje sobre una cadena de televisión que emitían dibujos Mishimeses, los cuales estaban causando fulgor entre la gente joven de Luna.

Un reportaje que sin duda fue bastante concluyente e importante y el cual le hiso ganar puntos en esta dificil carrera de la información. Y desde esa vez, su telefono no paraba de sonar, y no solo las llamadas provenían de la revista a la cual le trabajaba, sino de otras rebistas y peridicos que pretendían sus servicios, desde escribir una columna informática y crítica, hasta un reportaje en toda regla.

Pero aún así, aún sabiendo que el próximo reportaje la pudiera llebar fuera de Luna, su trabajo la mantenía para seguir viviendo, le daba de comer y una casa digna, como ella misma afirmaba tener, y no había más remedio que ir a donde fuera para conseguir esas Coronas tan deseadas.

Escuchar aquella canción me animaba siempre, a pesar que últimamente sonaba demasiado.

Esta vez me pillaba saliendo de la ducha, en casa, tranquila, un lunes cualquiera a la hora de mi ducha y mi hora de relax.

¿Sí? Ellie al habla. contesté siempre activa y con una sonrisa, a pesar de que intentaba que no se cayera mi toalla del pelo, estaba andando descalza intentando no caerme y a la vez taparme lo justo el cuerpo para que el vecino de enfrente no curioseara con tanto éxito en esta ocasión. Aún así y manteniendo el equilibrio... no dejaba de sonreír.

La voz de un hombre sono por el telefono y por la intuición de Ellie, podría aventurarse que tendría los 30 años apenas pasados, o bien, era un hombre de mayor edad pero que se cuidaba demasiado para la época en la cual se encontraban.

El hombre tenía intención de preguntar por el nombre de Ellie, pero ella se había adelantado presentandose y pasaron un par de segundos atrancado, hasta que consiguió hablar.

Si, bueno, me gustaría entrevistarme con usted para un trabajo que tengo. Me gustaría reunirme, si no le viene mal, en algún lugar discreto que usted misma conozca.

Y espero pacientemente la respuesta de Ellie, no quiería sonar apresurado ni impetuoso.

Emmm... esto... ahora??? o le viene bien... intenté mirar mi agenda que estaba en mi escritorio pero tropecé con la silla... AY!!! también con la mesa... Mierda!!! y luego se me cayeron las dos toallas... Joder!!! no quería mirar la ventana, pero mis ojos se fueron inconscientemente hacia aquel lugar.

MIERDA!!! la cara de felicidad de mi vecino lo decía todo.

Ya no tenía sentido correr ni agobiarse, así que tranquila mientras contestaba al teléfono fui a correr las cortinas.

Disculpe. He tenido un pequeño accidente casero. volví a la agenda y confirmé mis sospechas. Tengo la semana bastante ocupada, pero mañana a estas horas, miré para confirmarla, sobre las 8 tengo un hueco.

Tras esperar pacientemente, el hombre asintió ante la fecha y la hora que le había destinado su interlocutora para una cita.

Está bien, no hay problemas, tampoco supone nada un día más. ¿Donde podríamos quedar?

Conoce la plaza Stella? En el norte de la cuidad? Siempre quedo cerca de casa pero no lo suficiente para que me ubiquen. Aquel lugar me gustaba... público, lleno de gente y de vida, tranquilo a la vez. Gente sencilla y de barrio, pero un barrio educado y de nivel medio. Mucho más alto que el mío. Hay una cafetería, Marte. La conoce? pues le esperaré allí tomando un refresco. En la terraza. Por cierto, lleve un libro y un periodico de hoy bajo el brazo. Así podré reconocerlo.

Mientras hablo, escribo "Cita trabajo" en las 20 horas del Martes de esta misma semana. No me gusta ir tan desnuda a pesar de que haya puesto las cortinas, asi que busco de nuevo la toalla.

Entonces duda un momento, no recuerdo su nombre, me ha dicho que se llama?

El hombre escucha las explicaciones de Ellie y se oye un ruido al otro lado del telefono como si estubiera escribiendo algo. Tras la pregunta de como se llamaba, trascurren unos segundos, que parece que aún no ha terminado de apuntar.

Si. Perdon. Estaba anotando el lugar. Si lo conozco, bueno, conozco más o menos la zona, la cafetería no, pero no hay nada que no se pueda encontrar preguntando. No se preocupe, y mi nombre es Rafa.

Hace una pausa, mientras guarda el papel en la chaqueta.

Pues nada más, señorita Ellie. Nos veremos allí mañana a la hora indicada. Mucho gusto.

Y cuelga el telefono.

Rafa? Afar al revés... bueno... apunta Afar al lado de la nota anterior, quedando así.

"Cita de Trabajo - Afar"

Eran códigos muy simples, pero a Ellie le gustaba hacer las cosas meticulosas y rebuscadas, o quizás simplemente eran manías. Quien fuera que pudiera leer su agenda o su diario, sin duda terminaría averiguandolo todo, pero al menos se pasaría un buen rato como ella solía decir.

El hombre ha colgado el teléfono, pero ella sigue mirándolo como si de él consiguiera extraer más información, está un poco ensimismada. Normalmente me suelen dar más datos...

Tras unos minutos, se vuelve al baño para terminar su ritual femenino. Cuando sale lleva su pijama (una antigua y enorme camiseta de su padre) y va descalza, como siempre en su piso. LLeva el pelo suelto pero bien peinado y muy liso, como a ella le gusta, tarda horas en arreglarselo, tal y como le enseñó su madre, aunque llevándolo al extremo de la obsesión... como con todas las cosas que recuerda de ellos.

Después un buen libro y a dormir. Suele dormir más que la mayoría pero no tener vida social ni tele algo bueno tendría que tener ¿no?

Al día siguiente, fue a su trabajo por la mañana como todos los martes, durante la hora del almuerzo a diferencia del chocolate caliente que suele tomar en la máquina de la oficina, bajó a la cafetería de al lado para tomar algo fresco, pues ya comenzaba el calor en la ciudad.

Allí se sentó con el periódico en mano y pidió una soda. Al parecer no se dio cuenta que un hombre joven y muy apuesto la miraba. Se acercó y le dijo...

Buenas, Ellie

El hombre saludó a Ellie, sabía como se llamaba, sobretodo porque cada vez que entraba a las oficinas de la rebista y el encargado le decia las cosas que no andaban bien, siempre le gritaba su nombre y eso le hacía gracia a él, sobretodo las caras que ponía Ellie. Se veía una mujer muy despierta y con una sonrisa muy bonita.

Siempre la miraba cuando caminaba y él estaba allí liado, en uno de los múltiples ordeandores de la gran sala, justo al lado del despacho del jefe, donde maquetaba las hojas de la revista para uqe salieran a su hora hacia la imprenta y todo estubiese impolucro. Un trabajo que le gustaba y siempre estaba aprendiendo cosas nuevas, aunque ráramente el jefe de producción le daba libertad para ponerlas en práctica, por lo que siempre hacía lo mismo y de la misma forma.

Nunca se había atrevido a saludarla, siempre la veía muy solitaria y muy a lo suyo, pero hoy se le veía muy distraida, más que de costumbre, y se preguntó, que porque no se llegaba a saludarla.

Y allí se encontraba, de pie y mirando esos ojos que tanto le llamaban la atencion.

Ellie subió la mirada por encima del periódico y de las gafas que siempre usaba.

Y este? quién es??? ni se había fijado nunca en él, ni le había visto hoy al entrar en la cafetería. Pero era lo suficientemente lista y agradable como para contestar al saludo.

Hola. Perdona no recuerdo tu nombre. Nos conocemos? dijo con una gran sonrisa. Era un hombre francamente muy guapo.

El hombre sonrie ante la duda que presenta su compañera, y sobretodo ante esa sonrisa que aunque sabía que siempre la mostraba ante las entrevistas que realizaba para su trabajo, siempre se le quedaba como anillo al dedo. Le gustaba aquella mujer.

No recuerdas mi nombre, porque no te lo he dicho. Ja

Y sonrio alegremente. Quería mostrarse simpatico, pero lejos de la realidad, él no sabía manejarse ante las mujeres, si fuera un ordenador, quizás lo hiciera mejor, pero ante una mujer, siempre se mostraba un poco falso, inseguro y torpe. Pero asi era él, que se le podía hacer...

Soy tu compañero.

Y con un gesto señaló hacia donde los dos trabajaban. Era evidente que ella no se había fijado en él y eso era un punto negativo para el momento y el miedo se apoderó de él. Estaba haciendo el tonto, como siempre, y lo primero que se le pasaba por la cabeza es que o bien se lo tragara la tierra o bien salir huyendo. Y viendo la situación, era más factible salir huyendo que la otra opción.

Bueno, tengo que entrar ahora a trabajar. Me alegro de saludarte, Ellie.

Y sin mas se giró sobre sus talones y camino con paso ligero hacia su lugar de trabajo.

Estúpido

Espera! Dijo levantándose de la silla. Que tonta le has hecho huir... tan imponente soy... jajajajaja

Te sientas allí? entonces eres John Ata no? No hemos hablado nunca pero eres el ayudante de maquetación o algo así no? le hice un gesto con la mano para que viniera... Ven. Tomemos un refresco. Todavía me quedan 10 minutos. y le mostró su mejor sonrisa, esa que nunca se puede rechazar.

Se giro y sonrio a aquella mujer que tan lejos la tenía a su vista y tan cerca realmente. No era John Ata, ése era su ayudanete. Él era el jefe de maquetación, pero es evidente John Ata está más loco y es mucho más simpatico y ameno con la sección que él, por eso casi todo el mundo cuando uno le decía que era de maquetación lo idenficiaban con John Ata. Pero no le importaba.

Lo siento, en serio, te lo agradezco, pero tengo que volver al trabajo.

Dudo durante unos instantes y se volvió para caminar, pero después de dar dos pasos y mil vueltas a la cabeza, se volvió a girar para comprobar que Ellie lo seguía mirando.

¿Que tal si quedamos para cenar el fin de semana?

emm... eso me pilló totalmente desprevenida... primero se negaba a tomar algo y se largaba, con lo cual me senté aún mirando su... espalda... pero luego se giró y me pidió una cita??? una cita? a mi? bufffffffffff estaba claro que no me conocía en absoluto. Les tenía alergía.

No creo que pueda. Tengo mucho trabajo.

como siempre rechazar a un hombre así no era fácil, pero una cita... se me encogía el estómago solo de pensarlo. Solo tuve dos en mi vida y a cual más penosa. Yo prefería tener amigos, si, es cierto que algunos no estaban nada mal, pero en cuanto cruzaban la linea de mi intimidad, me volvía desconfiada y me ponía a la defensiva, con lo cual nunca salía bien, me cerraba con candado de 100 llaves.

Aún así a veces la tentación era muy fuerte, como hoy... intentaba recordar aquellas citas, aunque ya eran lejanas y se difuminaban escenas y palabras en mi mente que ya no recordaba si eran reales o fruto de un sueño.

Miré a John, pues seguía pensando que era él, arriba, abajo... buena planta, buena sonrisa, ojos sinceros, quizá algo tímido...

me voy a arrepentir... me voy a arrepentir... murmuré entre dientes.

Quizás el Sábado podríamos quedar para comer????

las comidas siempre eran menos cita que las cenas... así que bueno... puede ser que saliera bien esta vez.

Estaba claro que eso no era un no. Y mientras no hubiera un no, aún perduraría su esperanza. Tenía seguridad en si mismo en esta situación, aunque se preguntaba de donde provenía, pues nunca había sido un hombre seguro de si mismo. Quizás fuera por la actitud de Ellie, que le daba confianza.

Esta bien. Asintio con la cabeza, soriente, triunfante.

Tengo tu número de móvil asi que te llamaré en cuanto pueda para quedar en una hora. Ahora si me disculpad, tengo que continuar con mi trabajo, voy a llegar tarde.

Y aún con la sonrisa tonta en la cara, continuo su camino hacia su puesto de trabajo.

Madre mia... no te tengo dicho que no tengas citas... ya te veo el domingo llorando a moco tendido. Madre mia....

Una vez terminé el refresco volví a mi puesto de trabajo, esta vez al pasar junto a "John" le saludé con la mano y una atenta sonrisa. Parecía contento, en fin... con que poco se contentan algunos...

Esta tranquilamente en sus deberes como maquetador y sin saber porque levanto la vista para ver a Ellie saludandolo con la mano. Una sonrisa afloro a sus labios y le contesto con complicidad. Tenían una cita, tenían un secreto. Aquella mujer le gustaba y tenía una oportunidad. Ciertamente era un día muy feliz.