Partida Rol por web

En todas las habitaciones hubo un ruido. El mismo sonido que un telefonillo de hogar hace cuando abre una puerta (un pitido ruidoso y corto). Acto seguido, vuestras puertas, las cuales no tenían pomos, hicieron "clack", y se abrieron. Al parecer ahora podíais salir.

"¿Hola? ¿Están todos bien?" -digo mientras salgo de la habitación.

"¿Les han dado de comer también? ¿Y algunas cosas más como a mí? A mí me han dado esto: un bolígrafo, un folleto y un guión." -Bajo el brazo izquierdo, casi a modo de carpeta, llevo un cuaderno, un folleto que parece algo viejo y un bolígrafo. Poco a poco me voy acercando hacia el centro mientras me fijo cuánto tiempo tardan en cerrarse las puertas, cosa que supongo que pasará.

También me fijo en el resto, si están igual como habían entrado a sus cuartos, si llevan algo y, en la medida de lo posible, lo que hay en sus cuartos, pero de manera disimulada, así que ni me acerco a sus cuartos, a pesar de que haya cosas que no vea.

María va a salir de la habitación, pero parece reparar en algo y se da la vuelta. Primero coge la guitarra y la funda y las saca de la habitación, y luego interpone la silla entre la puerta y el marco para evitar que se cierre la puerta.

-Dentro de mi habitación había una guitarra...Un folleto, ¿de qué? La mujer se acerca a Teodoro para examinar el folleto y los otros objetos.

Se dirige hacia la puerta recién abierta con la guitarra en la mano, cuando empieza a escuchar voces fuera. Abre la puerta tímidamente, acabando de abrirla cuando ve que se trata de Maria y Teodoro. – ¿Una guitarra dices Maria?, ¿Cómo esta?. – enseña la guitarra que se encontraba en su cuarto. – Pude escuchar como la tocabas y te imité. Ha sido muy raro, por que parecía que llevaba tocando la guitarra toda mi vida, cuando nunca he tocado una cuerda de una de ellas… - comenta extrañado. – ¿A ti te ha pasado lo mismo?. -

Antes de contestar a Edward, María permanece unos segundos registrando todas las novedades que encuentra en aquella sala, con la guitarra y la funda una en cada mano. Alza la ceja derecha cuando descubre el detalle de las píldoras, y se vuelve hacia Edward algo distraída.

-¿A ver? Compara ambas guitarras. -Ssí...sí, me pasó lo mismo...pero a estas alturas ya no me sorprende nada. Bueno, casi nada. Se vuelve hacia las píldoras. -¿Y qué pasa si no nos tomamos las píldoras? ¿Qué creeis?

Deja la funda y la guitarra en el suelo y cruza los brazos. -¡Ya estoy harta! ¡Quiero explicaciones, a mí nadie me da órdenes! Parece haber recuperado parte de su genuina rebeldía e independencia, que ya en otras ocasiones le ha traído problemas, y grita a media voz hacia el letrero Led, como si fuera el centro de su rabia. La silla interpuesta en la puerta de su habitación es otro testigo mudo de su pequeña revolución.

Chicos, León decide quedarse en el cuarto un rato más. En los post de esta sala a partir de ahora no lo incluyáis. saludos.

-"María José, tranquilícese"- digo cogiéndola por los hombros, pero con el mayor cuidado posible. - "Estamos todos igual. No sabemos qué ocurre. Llevo rato observando si hay micrófonos o cámaras observándonos, porque no entiendo que hagan todo esto para luego no examinarnos. La comida, si se ha fijado, estaba caliente, así que de alguna manera nos deben estar controlando. Pero...creo que podemos estar tranquilos, al menos por ahora... Si no... Bueno, si los cuatro colaboramos creo que podremos terminar obteniendo respuestas y salir de aquí..."- La suelto y me acerco a donde están las pastillas. Pongo mis objetos a un lado de ellas.

-"Volviendo a lo que tenemos, no sé qué hora es, pero esa dichosa pantalla, que si no os habéis fijado creo que tenemos una igual en los cuartos, al menos en el mío, nos dice que ya es la hora. No creo que hayan hecho todo esto para que esta pastilla contenga veneno. Quizás tenga alguna droga y quieran experimentar nuestra evolución bajo sus efectos, o quizás sean vitaminas para complementar nuestra dieta. O incluso sea, simplemente, nuestras medicaciones reunidas en una pastilla. ¿Ha encontrado, María José, sus pastillas para la diabetes?"- Cojo la mía con la mano.

-"Bien, esta parece que sea la mía. Respondiendo a su pregunta, es un folleto muy viejo de la universidad estatal de florida, lo otro es un guión hecho a partir de encuadernar hojas sueltas. Su título, "An American Singer", aunque lo curioso es que se supone que es del 1965 y el nombre de su autor está tachado. ¿Adivináis quién es el autor? Error. Quién quiera que estéis pensando no lo era, porque lo soy yo. Obviamente yo no he escrito nada así... así que... no termino de entender por qué tengo esto... ¡Ah sí! Y lo otro que me he encontrado en mi cuarto ha sido un boli en el fondo de un cajón del escritorio, en el mismo donde he encontrado el folleto." - Me quedo mirando un momento la pastilla perdido en mis pensamientos...

-"¡Ah! Lo de atrancar la puerta con la silla también lo pensé pero... ¿Y si por no poderse cerrar la puerta decidiesen no ponerle más comida? Porque estoy seguro que se va a cerrar, pero no creo que ganen nada impidiéndonos la entrada al cuarto. Supongo que lo utilizarán para poder darnos de comer, que durmamos, y modificar esta habitación sin que veamos a nadie... Vamos, creo que no sería recomendable que alguien como usted se quedase sin comer, en especial, con su delicada dieta, ¿verdad? Aunque... sólo estamos 3, empiezo a preocuparme por el señor Reyes... -Miro hacia la puerta de su cuarto.-"¿Reyes? ¿Se encuentra usted bien?"

- Teodoro tiene razón, debemos calmarnos e intentar buscar una explicación a todo esto. – comento en un tono calmado y pausado. – No debemos perder la calma, por que entonces si que esto se puede hacer insoportable. – me dirijo hacia las pastillas junto a Teodoro, el cual me parece que piensa muy parecido a mi. – Por ahora hemos hecho todo lo que ese cartel nos ha dicho, ¿Por qué con la pastilla va a ser diferente?. – dejo la pregunta en el aire para que responda el que quiera y prosigo.

- Yo también encontré cosas en la habitación, aparte de la comida y la cama, que supongo todos tendrían, encontré esta guitarra. No me pregunten por que, pero comencé a tocarla como si fuera el mismísimo Jimi Hendrix. Aparte, tuve un sueño, algo extraño. Soñé que estaba en un concierto, era muy real. Alguien tocaba la guitarra y lo hacia muy bien, ¿seria yo?, no lo sé, pero fue extraño. ¿A ustedes les pasó algo parecido?. -

A la pregunta de Teodoro: León está en su cuarto. Su puerta está cerrada aún. No os puede oir desde dentro..

-"Bueno, yo no tenía guitarra, así que no he podido tocar nada. Y no me decidí a escribir, pero, vamos, escribir podemos todos... Además tampoco me dormí, estuve registrando el cuarto en busca de micrófonos y cámaras, y luego estuve reflexionando sobre lo que ocurre y yo tampoco entiendo nada." -En este momento miro a María para intentar tranquilizarla dejándole ver que no es la única así. -"Aunque... ¿habéis dicho que habéis tocado la guitarra? ¿Y que os habéis escuchado? Porque yo he estado despierto todo el tiempo y no he escuchado nada hasta que las puertas se han vuelto a abrir..."

cierto, debe ser porque la partida es secreta. No pasa nada, según vayáis posteando, yo quitaré el destinatario de León.

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Acto seguido, la compuerta sobre la que estaba apoyada la bandeja con la píldoras, parece moverse. Es una especie de plataforma, que sube y que baja, y ahora mismo, la bandeja de plata con las pastillitas está descendiendo poco a poco, suavemente, milímetro a milímetro...

Teodoro tomó su pastilla en la mano (aunque aún no la tomó), pero las restantes siguen allí, en esa plataforma, descendiendo lentamente. Pronto descenderán del todo y la compuerta se cerrará. León sigue en su cuarto.

- No se lo que serán las pastillas estas, pero no se por que me da que no debemos dejar que se pierdan. – dijo mientras se arrodillaba al lado de las pastillas y tomaba la suya en la mano. – María, creo que debería hacer lo mismo y coger su pastilla, pero ¿Qué hacemos con la de Leon?. No se si coger la pastilla de otro jugador está dentro de este extraño juego. –

- Ahh, y respecto a su pregunta, no se realmente lo que toqué, pero sonaba bien. – respondió a la pregunta de Teodoro.

Me agacho y cojo el boli y el folleto con la mano donde tengo la pastilla, y con la otra el guión(que lo había dejado todo al lado de las pastillas).

-"Tienes razón, igual si cogemos las pastillas de nuestros compañeros no estamos cumpliendo las premisas... Pero no creo que las rompamos por mover las pastillas del sitio, ¿no?" -Pongo el folleto al lado de las pastillas, quedando el lado largo paralelo a éstas, y usando el filo del guión las empujo encima del folleto fijándome cuál es para María y cuál para León y me acerco a María ofreciéndole la pastilla.

-"Aquí está la suya. Y no, no me refería a qué habíais tocado, si no que cómo es posible que os hubiérais escuchado tocar y yo no haya escuchado nada."

León sale del cuarto y os ve cogiendo unas pastillas de una bandeja. La bandeja continuaba bajando, ahora sin pastillas. Lo hacía lentamente, muy lentamente, hasta que, una vez estuvo esa especie de elevador en la parte más inferior, una trampilla lateral cerró el hueco que había dejado dicho elevador, y volvió a convertirse en suelo de la Sala Blanca.

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León, léete los últimos post y así vas entendiendo.

PNJOTIZADO.

Cogí mi pastilla.

Gracias Teodoro -dije con algo de desgana. La verdad es que podríamos haber acabado muertos antes. Sin embargo, nos dan comida, nos dejan descansar, (aunque haya tenido pesadillas) y, en mi caso, me dan una guitarra para tocar. Pero, seguimos vivos, secuestrados pero vivos. ¿Tomamos la pastilla?

Cogí la píldora y la elevé hasta la boca, aunque no llegué a tomarla, sino que miré a mis compañeros como si esperara algún tipo de aprobación.

El marcador de leds rojo decía incansablemente: "Son las 18:00 horas".

En esos momentos, bajo dicho cartel luminoso se abrió una puerta. Lo hizo despacito, y era, al parecer, manejada de forma electrónica, como una carcasa corrediza automática. Tras concenctrar la mirada allí, contemplábais que había otra sala. No era ninguna de vuestras habitaciones. Acto seguido, al puerta quedó entreabierta, no podíais ver qué había al otro lado desde vuestra posición.