Partida Rol por web

Ya han pasado tres días desde que perseguís al criminal a través de tierras provenzales, sin encontrar el menor rastro de él salvo leves pisadas en la tierra que solo Oskari y vuestro guía son capaces de interpretar con acierto, sin contar con el agudo olfato de Jax que siempre lleva la delantera y corrige vuestro rumbo con total provisión.

Acabáis de parar las carretas para comprobar una vez mas las huellas, aprovechar para estirar las piernas y atender las necesidades corporales. Un trueno no muy lejano y un cielo encapotado son señales poco halagueñas que indican con casi total certeza que empezará a llover dentro de poco.

El guía acaricia la tierra cercana a las huellas, pensativo-Mis señores, si continúa en aquesta dirección puedo aseguraros de que se dirige a la ciudad de Toulousse.

Papagena se baja de Jax dispuesta a echar un vistazo, costumbres. Otea en rededor procurando ver cualquier peligro y cualquier cosa util. Al no encontrar nada se gira hacia Aigor que esta mordiendose las uñas en la parte de atras de la carreta que tira el huargo.

- Aigor, hazme el favor, ve a ver un poco los alrededores y desata a Jax, bueno, primero desatalo y luego ve a echar un vistazo, luego prepara alguna vianda.

Aigor asiente y renqueante se dispone a realizar lo que Papagena ha mandado. Esta, por su parte, le dedica una sonrisa que muchos podrian interpretar como filial y posteriormente rebusca en su macuto encuentrando una serie de colgantes hechos con escamas de tortugas, se acerca al resto y les comienza a explicar.

- Caballeros, la casa Flambeau ha tenido a bien de facilitarnos muchos focos y es hora de comenzar a utilizarlos. Como todo buen Mercere, lo primero que os voy a enseñar es lo basico. Andar seguro en un camino.

comienza a repartir los colgantes entre los asistentes.

- Esto es una baratija de creacion propia. Nuestro sodales Armand ya esta familiarizado con este hechizo, pero os lo explico al resto. Estos colgantes llevan imbuido un hechizo que cree hace algun tiempo el cual se activa al recibir un ataque fisico a distancia, lease una flecha, una lanza o una pedrada. Tenemos la Parma que nos protege de mancias pero ¿Que nos protege de lo mundano? Id con cuidado, pues es de un solo uso, tras el hay que volver a recargarlo. Lo bueno es que detiene multiples ataques mientras sean en un lapso menor a 3 segundos, asi que una hondonada de flechas la parara, aunque no parara dos flechas seguidas. Solo necesitais llevarlo al cuello.

Una vez termina de repartir se gira.

- ¿Alguna pregunta?

Iba relativamente distraído, como de costumbre. Miraba el paisaje mientras caminaba, aunque no era alguien a quien se pudiera considerar taciturno: igual podía estar perdido en mis pensamientos que charlando de buen humor con cualquiera de los compañeros, tanto de cosas relacionadas con la magia con mis sodales, como cualquier otro tema con ellos o con los propios grogs y compañeros si se dignaban a dirigirme la palabra. El único tema sobre el que no respondía, y sobre el que uno de los grogs ya me había preguntado era sobre mi pasado. Lo que había sucedido para que me llamaran "chispaextinta". Mi única respuesta había sido una sonrisa triste y comentar que había dejado de usar la magia de fuego casi por completo. Estaba claro por mi forma de responder que iba a ser imposible obtener mayor respuesta que esa, por mi parte.

Además de eso, mantenía casi siempre activaba la parma por precaución. A saber con qué nos podíamos encontrar por el camino. Confiaba en que eso también los disuadiese de intentar sacarme el secreto mediante magia si había algún curioso que pudiera evitar las palabras para realizar el hechizo, pero no creía. El principal motivo seguía siendo la precaución.

Cuando el grupo se detiene de nuevo, camino unos pasos más, mirando el paisaje y pensando en a saber qué, antes de darme cuenta de que se han detenido y casi chocar contra uno de mis sodalis. Le dedico una pequeña sonrisa de disculpa si me mira, y me aparto un paso para no incomodarlo. Las observaciones del guía me parecían acertadas, aunque aclaro:

- O tal vez simplemente pretende confundirnos y hacernos perder un tiempo valioso en Toulousse mientras él sigue su camino -comento-. Como sea, que es el camino más directo de momento está claro... -concluyo encogiéndome de hombros.

Sería necesario emplear nuestras Artes para no demorarnos más de la cuenta. Después escucho la frase de Papagena y compongo una media sonrisa algo compasiva. A más de uno le podría sentar mal eso de "os voy a enseñar a...", pero confiaba en que nadie se lo tomara a pecho. A fin de cuentas, los magos sabíamos cuidar de nosotros mismos, si no la orden hubiera durado más bien poco. La última vez que unos bandidos intentaron atacarme habían terminado bajo custodia del alguacil medio ahogados y como si se hubieran enfrentado a una araña titánica en vez de a mi.

Acepto el colgante dedicándole una sonrisa de agradecimiento mientras le dedicaba un suave asentimiento y observé el colgante en mis manos antes de colocármelo. Me rasco suavemente el pelo, pensativo. Más nos vale que se detenga en Toulousse. Me digo a mí mismo. Si yo fuese el asesino no me detendría, sino que seguiría mi camino. No podemos seguirlo indefinidamente con dos carretas y sin caballos.

Si no fuera porque no me fiaba de mí mismo y el tipo ese era peligroso, quizás hasta hubiera sugerido adelantarme con un caballo y el orbe, pero... bueno, habría que confiar en la suerte al menos un poco, si no tendría que sugerírselo a mis sodales.

Durante la mayor parte del camino había estado cambiando impresiones con nuestro guía, bueno, más bien él estuvo hablando mientras yo asentía con la cabeza o añadía algo a lo que iba diciendo. Seguíamos el rastro que encontramos a las puertas de la Domus y, por el momento, todo iba bien. Estaba encantado de haber podido abandonar la edificación y volver al aire libre aunque nuestro camino nos llevase directo a una ciudad, con todo el ajetreo que eso conlleva, pero al menos podía seguir viendo la luz del sol.

Aproveché la pausa para regar un arbusto cercano y despejar un poco la cabeza, no sabíamos a lo que nos tendríamos que enfrentar y mejor estar preparados para lo que fuera. Así lo había hecho Papagena, tras dar la explicación de para qué servía el colgante que nos entregó a cada uno.

-¿Continúa funcionando cuando se está bajo el efecto de una transformación? -al único que podría interesarle eso era a mí y no tenía intención de averiguarlo por las malas-

Papagena encogio los hombros con mirada curiosa.

- Ciertamente, no lo he probado y mis sodales de Casa que llevan mis colgantes no se tranforman.

Aunque un poco descontento con la respuesta, no diré que no me la esperaba. Tendré que tener los ojos bien abierto cuando esté bajo el efecto de una transformación y no confiar en que me proteja el colgante. Si resulta que funciona, pues ya tendrá algo más de información sobre su creación.

-Te informaré si descubro la respuesta

Llevaban ya unos días viajando. No había hablado demasiado en el camino y se había concentrado en estar atento a lo que pasaba a su alrededor, porque pensaba que estaban en peligro, cuando más cerca estuviesen de aquel mago al que perseguían. Estaba ensimismado cuando el guía anunció que si seguían en esa dirección llegarían a la ciudad de Toulousse. El chispitas tenía razón, seguramente sólo fuese una forma de distracción...

Papagena había preparado unos colgantes. No le hacía mucha gracia la magia feérica pero aceptó el colgante a regañadientes, con una sonrisa cínica.

- Estoy de acuerdo - asiente Armand- No habrá mas remedio que pasar por Toulousse - miró entonces a Oskari y al guía- ¿Creen que en la ciudad podrán seguir el rastro? - tras la pregunta mira a Papagena unos segundos y parece ir a decir algo, pero se le queda observando un instante más, antes de frotarse el puente de la nariz y mirarle carraspeando la garganta- Como comentasteis antes a Excelsius, soldal, confío en que useis alguna de vuestras artes para evitar que ¿Jax? llame demasiado la atención

Papagena volvio a torcer el gesto una vz mas ante la insistencia de Jax. Pesados

- Todo estara bien, Jax no entrara en Toulousse, la rodeara. El nos esperara al otro lado.

Acto seguido palmea el lomo del lobo de manera cariñosa.

Se queda mirando a Papagena pensativo unos instantes

- Ahora que lo pienso... tal vez vuestro huargo nos pueda hacer ganar un tiempo precioso. ¿Sería posible que justo cuando estemos a punto de llegar a la ciudad, en el ultimo punto donde acampemos de noche, se adelante y compruebe si el olor cuyo rastro está siguiendo, el de nuestro asesino, sale de alguna de las puertas de salida de la ciudad? Si podemos evitar pasar por la ciudad, y ganar algo de tiempo... será bueno. Y si no él nos esperará al otro lado, como hemos convenido y sabremos que nuestra presa está en la ciudad y si se marcha, bueno... Jax podría decirnos exactamente por donde ha ido. O casi  

Papagena se queda dubitativa unos instantes.

- Es posible. Supongo que podria intentarlo los huargos tienen un olor muy fino.

Escucho los cruces de palabras después del mío con tranquilidad, analizando lo que cada compañero decía para intentar ver lo correcto o errado de cada uno. No obstante, a fin de cuentas el único que había dicho algo relevante había sido Armand, aunque sus palabras no me parecían de lo más inteligentes, al menos si Papagena no... mejor preguntar.

-Sólo existe un pequeño problema con respecto a eso, y es la naturaleza de nuestro particular asesino -comento-. Si es capaz de detectar la magia de alguna forma, además de hacer considerablemente difícil el dar con él, Jax podría correr peligro si sale por el lugar donde esté -sugiero-. No obstante, creo que deberíamos darle instrucciones para que, si detecta al asesino al otro lado de la ciudad se aleje de él para no correr peligro. Además deberíamos ir a hablar con él al menos dos de nosotros cada día para que nos informe si ha sucedido. -sugiero.

Mientras tanto, tiendo una mano hacia Jax, al hocico, para permitirle olerme y ver si me daba "permiso" para rascarle. Era un animal imponente, una magnífica bestia.

- Es más probable, creo yo, que bien lo que descubramos es que ya ha salido, con lo que ahorraremos un tiempo precioso de investigar la ciudad, con lo que podría ello suponer de posibilidades de perder el rastro, bien que descubramos que aún está en la ciudad, en cuyo caso es cierto que podría estar en peligro el huargo - se queda pensativo, valorando lo que el llamado Barry ha dicho, y finalmente asiente, agradeciéndole su aportación- Y como bien habéis señalado, sodal, estoy con vos en la conveniencia de hacer ver a Jax de, en tal caso, evitar todo enfrentamiento con nuestro enemigo, y caso de ser detectado, huir de él - mira entonces a Papagena- Sea como fuere, la decisión es vuestra - dijo entonces reconociendo que, después de todo, la única que podía tomar decisiones tales sobre el huargo era su dueña. O su amiga. O como quiera que se relacionara la mercere con el huargo

Tras días de marcha, Remiel continuaba taciturno. La advertencia de su compañero de casa todavía le daba vueltas en la cabeza. A veces , mientras sus compañeros marchaban, se detenía sin ningún motivo durante unos pocos diámetros  para mirar algo en el suelo o en el mismo aire. Y si el preguntaban, no contestaba. Solo hablo para unas escuetas "gracias" a la Mecere cuando esta les dio los presentes

Cuando llegó la discusión acerca de Tolouse, Remiel habló por fin tras días de silencio.

-Yo creo que el asesino estará en Tolouse. Si alguno ha estado en una ciudad, sabrá que es mas fácil esconderse entre la multitud y las casas que entre los arboles de un bosque. Si el huargo encuentra un rastro que sale, con probabilidad sea un engaño para que evitemos la ciudad, donde puede estar fácilmente escondido.-

Excelsius, que había revelado casi al principio que su nombre mundano era Ignace, había demostrado varias cosas durante las jornadas de viaje:

a) Que pasaba completamente desapercibido como un masón desde que se cambiara de ropas en la Domus de Flambeau, podía montar decentemente y en general pasar por mundano.
b) Que era un mago resuelto y decidido, de buen corazón y aunque un poco excéntrico, de fácil convivencia, un buen compañero de viaje.
c) Que aunque no ponía mala fe en ello, era completamente incapaz de no cambiar, intercambiar o trastocar los nombres de sus compañeros, aunque siempre era consciente de lo que había discutido o comentado con uno u otro. Básicamente era una calamidad con los nombres.

Más allá de eso, de tanto en tanto, exclamaba habiendo llegado a una u otra conclusión. Este era uno de esos momentos. Volviendo a toda prisa de hacer sus necesidades, anudándose a toda prisa los calzones, comentó:

-De una manera u otra vamos a tener que preguntar en la ciudad, porque con el tiempo que se avecina y si no hay ningún mago capaz de evitar que llueva, se va a borrar el rastro. Y cuando lleguemos, necesitaremos poder reconocerlo todos. ¿Se podría hacer un Creo Imaginem para que lo veamos todos?

El remordimiento le corroia por dentro, pero era cierto que en esos momentos no podia hacer como normalmente y dejar que Jax fuera solo tranquilamente. Cogio la cabeza del lobo mirandole a los ojos y acerco la frente tocando la del lobo, suspira y se gira a la compañia.

- Bien, solo esta vez habia alguien que podia manejar la magia de Imaginem ¿No? Que parezca un caballo y... Aigor.

- ¿Si, señora?

- Prepara algo rico para comer cuando vuelva.

- En ello me hallo, hija, compota de uva. Tu preferida. 

Solo habia desaparecido unos minutos en los que nadie le habia visto irse, sin embargo se las habia arreglado para encontrarse con una gran cantidad de uva a su espalda y ya preparando los utiles de cocina.

- Gracias

-En cuanto empiece a llover, tanto dará que sea ciudad, bosque o montaña, el rastro se perderá, especialmente si es de alguien que va poco cargado y avanza rápido, como es el caso -respondo a Armand. La lluvia se lo llevaría todo a su paso-.

Seguí escuchando la conversación que se estaba manteniendo en el grupo, de brazos cruzados y sopesando todas las palabras que se estaban diciendo. La idea de utilizar el olfato del huargo para hallar el rastro era más que acertada, pero la contra de que pudiera encontrarse con el asesino y pudiera ocurrir alguna desgracia existía.

-¿La intención es hacer un reconocimiento rápido, por si el huargo encuentra el rastro? De no ser así, diría que alguien tendría que acompañarte, no sabemos exactamente a qué nos enfrentamos, y no estoy dudando de tus habilidades, sólo intento ser precavido.

Papagena sonrie a Oskari. Aquel hombre le caia bien, suponia que era simple afinidad feerica, pero tanto le daba.

- Solo sera un reconocimiento, yo tampoco dudo de mis habilidades, pero ha entrado y ha salido de la Domus Flambeau dejando solo un cadaver y unas huellas.

Tras aquellas últimas palabras, asiento con la cabeza y doy un paso al lado, mientras con las manos hago un ademán hacia el camino. Daba a entender que no tenía objeciones sobre este asunto y le dejaba el camino libre.

Nos tocaría esperar a que volviese con alguna noticia o, al menos, que volviese de una pieza.

Remiel escuchó atentamente a sus compañeros, salvo el Tremere el resto le parecían sagaces y brillantes, sentía que casi podría llegar a confiar en ellos para una investigación de este tipo. Hacía buena sinergia... salvo el Tremere, que aun no había demostrado ninguna utilidad ni habilidad esencial más allá de sus "contactos" de los cuales ya no podría hacer uso al estar fuera de la Domus. Nada le molestaba mas a Remiel que un mago que presume de capacidades que le otorgan otros y que luego no sirven para nada por si solos. 

-Yo también estoy de acuerdo con un reconocimiento rápido, no debemos dejar ningún cabo suelto.- dijo retomando el control de sus pensamientos y devolviéndolos a algo más útil y práctico.- Yo seré más útil en la ciudad. Creo que deberíamos dividirnos para abarcar más terreno más rápidamente y fijar un punto de reunión.