Partida Rol por web

En un principio recorrer la extensión de bosque que os separa de la Alianza parece una tarea bastante fácil, pero pronto os dais cuenta de que no es tal. No hay caminos en la floresta y los espacios entre árboles se van haciendo cada vez mas estrechos a medida que dejáis las lindes atrás y os adentráis en el corazón del bosque. A veces los arboles están tan unidos que no os queda otro remedio que rodearlos. Las frondosas copas de los arboles van tapando poco a poco la luz, dejando zonas en una semipenumbra bastante inquietante.

Pero eso no es nada comparado con lo que contempláis la dar el siguiente paso. Si antes el paisaje era un vergel, ahora parece mas bien un cementerio. La corteza de los arboles se ha tornado de un negro hollín, sus troncos se encuentran retorcidos y las ramas parecen mas bien garras cubiertas de débiles hojas grises. No crecen hierbas ni flores, en su lugar quedan varios esqueletos de pequeño tamaño, seguramente de ardillas o ratones. El aire parece más frío y se encuentra inusualmente quieto, ni un solo soplo os llega. El graznar de unos cuervos se oye desde lejos y rebota entre vosotros provocando un eco que se repite una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez...

-Un lugar un tanto lúgubre, me atrevería a decir -vocalizó para todos el despistado mago, como saliendo de su típica ensoñación- ¿Estáis seguros de que es buena idea? O sea, por muy poderosa que pueda llegar a ser su Alianza, el entorno no es precisamente un lugar muy bonito donde residir... Me recuerda cierto hechizo, ¿cómo se llamaba? Bosque Maldito, o Bosque Encantado o algo así. Un hechizo de Muto Herbam, claro. Debía ser un ritual, porque el objetivo tenía que ser por fuerza Límite. Pues eso, que lo que hacía era convertir un bosque en un lugar con animales de mal agüero, oscuro, pútrido... del tipo de bosque que hace que las gentes con un dedo de frente procura evitar...

Excelsius estaba hablando por hablar, pero esperaba con su intervención que al grupito no se le ocurriera vocalizar a su vez sus dudas sobre cómo llevar a cabo el cometido que tenían que se les había comentado, porque sería una forma estupenda de que les prepararan un contra-ataque. Seguro que les estaban vigilando, de una u otra manera. A esta gente no le importaba romper el Código, eso estaba claro...

A Remiel no le hacía falta usar su Vista para darse cuenta de que el Mal dominaba aquel paraje; sin duda se acercaban al refugio de la Bestia a la que habían estado dando caza desde que salieran de ValNegra.

- No se trata de si es buena idea o mala idea, Excelsius... se trata de cumplir nuestra misión. La verdad, arriesgarme a una confrontación directa me hace tan poca gracia como a ti, y creo que deberíamos tratar de evitarla como fuera, al menos si no contamos con ayuda. Pero de momento debemos llegar hasta el corazón de este bosque maldito, para saber hacia dónde debemos dirigir nuestra estocada.

Remiel estaba acostumbrado a enfrentarse a demonios y otras criaturas de la oscuridad, pero por muchas veces que lo hayas hecho, nunca acabas de acostumbrarte a meterte en la boca del lobo. El día que aceptas dócilmente entrar en la boca del lobo es el día en que te conviertes en un filete de primeera, solía decirle su tutor.

Demasiada desolación, demasiada muerte, demasiada destrucción. Un precio demasiado alto por la ambición de un grupo de magos deformes. Un precio que ellos están dispuestos a pagar, pues no les cuesta nada, pero todo este mal que han dejado a su paso no vale el poder que han adquirido consumiendo lo que un día había sido este bosque, ahora sólo madera seca y animales muertos.

No había nada que añadir sobre el tema, pero cada palabra que el resto pronunciaba para describir el bosque era como un bulto más que aumentaba el peso en mi espalda.

-No es la mejor idea que hemos tenido, todo sea dicho, pero es lo que hemos decidido -no quería que mi vida se marchitase como lo había hecho este paraje, pero ya que habíamos llegado tan lejos no podíamos echarnos atrás ahora-.

Casi desde el comienzo de aquel bosque, si es que se le podia llamar asi, Papagena habia cesado de hablar. Conforme mas avanzaban mas taciturna se la veia. La congoja era notoria en la semielfa. 

Llegado un momento bajo de Jax y comenzo a andar con el pelo recubriendo su rostro. No se veia nada, pero los hombros caidos y su pesado silencio eran señal suficiente para saber que no se encontraba bien animicamente.

Aigor pasa un brazo por los hombros de la magi, que sigue andando sin dar muestras de responder al gesto. Aquel, a parte de reconfortar al comienza a cantar no muy bien, aunque no muy bien.

"

Ex Agincourt Ad waterloo

Poitiers et post Anjou...

"

Papagena levanta un poco la cabeza para mirar a Aigor a los ojos, este sigue cantando. Papagena recuesta un poco la cabeza en su hombro susurrandole un "gracias" quedo.

Justo cuando Aigor va a llegar al estribillo Papagena saca de debajo de su capa la buccina que siempre lleva consigo y se la lleva a los labios.

En ese momento todos los presentes comienzan a sufrir una especie de descarga que les hace mover sus corazones. Los grogs se suman a la cancion uno a uno, al principio algo timidos, luego conforme la cancion avanza sus cantos se vuelven mas potentes y mas fieros, los que estan encargados de la defensa acompañan los cantos con golpes en los escudos. Hasta Papagena se ve afectada por su propia magia tocando la buccina con mas fuerza y firmeza que antes.

GLORIA!

HONORE!

VICTORIA SUPRA NOSTRA EST!

SALVATORE, DEFENSOR

MILES NOBIS ESSEM DUCTUM!

EUROPA!

EUROPA!

GLORIA DIES INVENIETUM

CORPOREM!

VIGOREM!

DUCTUM NOS!!!

Aquel pequeño peloton asustado y decaido ahora mismo tenia la misma moral de una legio de la antigua Roma, cantaba con la misma fiereza que los barbaros nordicos y en la mirada de cada uno de ellos se veia la determinacion templaria al llegar a Tierra Santa en plena reconquista.

Papagena sube de un salto a Jax al acabar la cancion el cual se encabrita y aulla con fiereza cuando le montan.

- ¡Grogs! ¡Sodales! ¡Hacia la victoria SIEMPRE!

Todo aquel estado de desolacion que pudiera existir en ellos acababa de desaparecer, los grogs coreaban frases que conocian de las leyendas militares. "VENI! VIDI! VICI!" Mas de uno simplemente grita mostrando la fiereza que ahora mismo sienten todos.

No tenian miedo, les estaban esperando, sabian que la muerte podia ser certera, pero no temerian a una pandilla de magos por muy vampiros que sean. No ellos. No hoy.

Armand sintió como el ímpetu y el valor llenaba su espíritu, y aguantó unas poderosas ganas de ponerse a reír. ¿Quién iba a poder vencerles? ¿acaso un grupo de abominaciones que habían sacrificado su alma? ¿acaso...?

Cerró los ojos un momento. Quizás un grupo de abominaciones que por algún motivo mantenían su magia podían vencerles.

- Esperad - dijo para luego extender su mano a Barry- Dame el artefacto, Barry. a

Remiel estuvo a punto de decirles a Papagena y Aigor que hicieran el favor de estar callados, que ir a enfrentarse al enemigo revelando su posició gritando como energúmenos era una estrategia condenada al fracaso...

Pero qué diablos, parecía que aquella canción había elevado los ánimos del grupo, él incluido, y la verdad es que un poco de alegría les hacía buena falta.

¿Qué quieres hacer con el artefacto, Armand? Aún no hemos llegado a nuestro objetivo...

Excelsius se había unido a la canción sin poder evitarlo, dentro de sus posibilidades, lo que suponía básicamente repetir el estribillo. Había que reconocerle que tenía una buena voz y cierta soltura en el tempo.

Sonriente y satisfecho, las dudas abandonaron su mente, como si ya no se acordara de ellas. Conociéndole tal vez fuera exactamente eso lo que pasaba...

En un primer momento, el tener a Papagena cantando me parecía, ya no la peor idea posible, sino el mayor error desde que llegamos a la parte muerta del bosque. Era una declaración de intenciones con tanta "gloria" "honor" y "victoria", por no hablar de que dejaba bastante claro donde nos encontrábamos.

Pero también tengo que decir a su favor que tras aquellos cánticos parte de los miedos que venía arrastrando por todo este plan absurdo se diluyeron rápidamente, dejando paso a una euforia propia de los héroes de las grandes leyendas, o así creo yo que se sentirían. Tanto que me permití seguir el ritmo de la música dando pequeños golpes con el pie, dejando que me invadiera, hinchando el pecho y estirando los brazos en toda su magnitud.

No sé si estábamos preparados para hacerles frente, pero me empezaba a creer la posibilidad de la victoria.

Armand mira a Remiel. El valor que le invade le hace difícil pensar, y la pregunta que pensaba realizar sobre el momento oportuno, teniendo en cuenta que en cualquier momento pueden ser atacados y que están en zona enemiga, se pierde

- Tienes razón - dice sencillamente cantando también él, lleno de un estúpido y suicida valor

Mientras la compañía avanzaba, conforme se acercaban a su objetivo, Barry parecía ir perdiendo vitalidad, hundido por lo que quisiera que pensase. Es entonces que Papagena y Aigor comienzan con sus "odas al valor", y eso me hace alzar la cabeza un poco más, pero al mismo tiempo también me ponía más expectante. Sentía que podía derrotar a un bichejo de esos, pero temía cómo sospechaba que debía ser hecho.

Luz y calor...

Al contrario que alguno de los sodalis, yo no acompaño la música. Llevaba el artefacto agarrado con una mano, dentro de los bolsillos de la túnica, y sólo lanzo una mirada de duda a Armand cuando me lo pide. No obstante, la oportuna intervención de Remiel soluciona la situación sin más.

Al proseguir, me preguntaba mentalmente: ¿podría hacer alguna clase de hechizo para detectar su localización...?¿Intellego Corpus o Vim, quizás?

Si la criatura os ha dicho la verdad, no debe faltar mucho para que os topéis con la Alianza; el sol ha empezado a declinar, aunque todavía arroja suficiente luz como para ver sin problemas. En previsión a la aparición de problemas, los grogs se han colocado en círculo para protegeros, formando un anillo sólido a vuestro alrededor.

Ahora que no hay maleza, resulta mucho mas fácil avanzar sin romper la formación. Poco a poco os adentráis en el bosque de arboles negros, algunos de los cuales tienen un grosor impresionante y otros son solo simples pimpollos. Los magos pueden notar como se han adentrado en un lugar con aura mágica, pero de mas baja intensidad comparada con la de Val-Negra.

Remiel anda algo despistado, prestando más atención a las retorcidas formas de los árboles y arbustos de la zona que al camino y a los posibles peligros que pueden asaltarles en cualquier momento.

Una vez ha cesado la canción, casi milagrosamente, sigue tarareándola, sin olvidar el estribillo. Aunque sólo consigue repetir el estribillo, lo que rápidamente lo convertirá en un pesado, pues aunque no lo hace muy alto, no para de repetirlo. Cosas que pasan...

-Cuidado!

Esas son las únicas palabras que los grogs tienen tiempo a decir antes de que tres de los árboles que os rodean se levanten de sus raíces y se lancen contra vosotros. En sus troncos aparecen tajos que muestran una horrible parodia de un rostro humano, iluminados desde dentro por una insana luz violeta, mientras que sus ramas se articulan a modo de brazos armados con afiladas ramas a modo de cuchillas.

Uno de ellos ataca a Papagena pero la rápida intervención de Aigor, que ha sido de los primeros en darse cuenta del peligro, la salva sin mas daño que unos rasguños. Uno de los grogs consigue detener un golpe que estaba destinado a Excelsius...pero unos segundos después la rama lo atraviesa matándolo en el acto y dejando al mago empapado de pies a cabeza con sangre tibia. El resto de hombres consiguen contener la acometida del tercer monstruo, aunque dos de ellos son derribados en el intento. Por su parte Jax se lanza furioso contra el ser que ha atacado a su ama, hundiendo sus colmillos y sus zarpas sobre la criatura de madera, que hace caso omiso de él.