Partida Rol por web

Aquel día no se diferenciaba de muchos otros. Hacía calor, al menos lo que allí en el Norte se entendía por eso, y el cielo aparecía parcialmente nublado, no había signos de que fuera a llover o a cambiar el tiempo incluso la brisa parecía acariciar suavemente los rostros de los habitantes del castillo, lejos de clavarse como pequeñas agujas punzantes como otras veces.
Todo el mundo parecía atender sus labores cotidianas y nada parecía presagiar algo distinto a lo habitual. Hasta que se escuchó un graznido, uno demasiado característico para todos como para obviarlo.

Alas negras, palabras negras.

Fue el pensamiento general que surgió en la mente de todos los que pudieron ver al cuervo llegar y posarse en el lugar habitual. El encargado de los cuervos extraería el mensaje y lo llevaría al Señor de las tierras, si era algo importante pronto habría preparativos para lo que fuera.

Poco tiempo después alguien golpeó con fuerza la puerta de su habitación y una voz se oyó al otro lado. La reconoció de inmediato, uno de los hombres de confianza de su padre.

-Ser, ¿estáis ahí? Ha llegado un cuervo. Vuestro padre quiere hablaros en el salón.

Henry sentado frente su escritoria y sosteniendo aun una página en sus manos se sobresalto ante el rápido golpe en la puerta. Atendiendo a las palabras del pobre hombre que seguramente habría venido corriendo cogió sus guantes y se los puso para luego cerrar el libro.

Cuando llegó a la puerta y vio a aquel hombre se puso bien su camisa y le dijo: -Dime, ¿Qué es lo que quiere mi padre ahora? Ha vuelto a dejar preñada a una puta ¿Verdad?

Pronto siguió andando a paso ligero hacia el salón esperando la respuesta.

El soldado se quedó sin saber que responder durante un instante. La fama de mujeriego su señor se la había ganado a pulso, sus hombres lo sabían, pero que alguien hablara de él así abiertamente lo incomodaba. Si no se hubiera tratado de su propio hijo aquella conversación habría terminado con las espadas desenfundadas pues sus hombres le eran en extremo leales.

-No, no creo que sea eso Ser Henry. Dijo respetuosamente. Desconocía lo que decía el mensaje, pero de lo que estaba seguro era que las putas no usaban cuervos para anunciar sus embarazos, en todo caso se plantaban en el castillo con un niño en sus brazos intentando que el Señor lo reconociera. Desde que habían echado de malos modos a alguna embustera la escena no se había vuelto a repetir. Solo se que vuestro padre recibió un mensaje esta mañana y que al leerlo mandó llamaros.

El soldado esperó allí, estaba claro que el Señor reclamaba la presencia de su hijo de inmediato pero él no podía obligarlo a ir.

Vamos, sígueme, necesito que me digas que expresión tenía dibujada cuando te lo dijo- Henry apresuró más aun el paso hacia el salón donde lo esperaba su padre y quizás su madrastra, la cual le podría traducir lo que su padre balbuceaba por su boca siempre moviéndose de lado a lado, demasiado asqueroso para Henry.

Antes de abrir la puerta al salón se dio media vuelta esperando la respuesta del guardia que lo había seguido.

El soldado siguió a Henry y lo acompañó hasta las puertas del salón donde este se detuvo a la espera de una respuesta a su pregunta.

-¿Expresión? Preguntó algo dudoso el soldado. No era fácil decir lo que pensaba su Señor o como reaccionaba en ocasiones, era un hombre que a veces se tomaba a la ligera las cosas y al que le gustaba bromear incluso en los asuntos serios. Yo diría que parecía contento.

Tras responder abrió la puerta que daba acceso al salón donde esperaba el padre de Henry sentado apaciblemente tras una mesa. Como había imaginado su madrastra se encontraba allí también. El soldado se apartó y dejó pasar a Henry.

Henry pasó a la sala colocándose frente a la mesa, para luego ir acercándose poco a su padre hasta la mitad de la mesa.

-Dime padre ¿Qué se necesita de mi ahora?- Dijo Henry con voz cansada, como si fuese una rutina ir ante su padre día si y día también. No sabe si era su padre el pesado o Henry el que prefiere no hacerle mucho caso.

Tras decir las anteriores palabras Henry tornó su mirada a su madrastra haciendo un saludo apenas perceptible.

-¡Ya era hora! Dijo impaciente aunque en un tono de buen humor que dejaba ver que estaba ansioso por contarle algo y no molesto por algún posible retraso. Espero no haber molestado al señor en algo importante, al menos veo que llevas los calzones puestos, bien bien, hay que saber estar presentable. Se rió a gusto con su broma y la mayoría de los presentes sonrió, estaban acostumbrados al talante bromista de su señor. Cuando terminó de reír dio una cuantas palmadas sonoras. ¡Y ahora quiero hablar con mi hijo! ¡A solas!

Al decir la última frase miró especialmente a su esposa pues sería la única que podría quedarse allí, pero asintió levemente a pesar del inevitable gesto de sorpresa que se dibujó en su rostro durante un instante. Todos salieron dejando a padre e hijo solos en el salón.

-Ven Henry, siéntate cerca, hay buenas noticias. Cuando Henry se sentó en uno de los asientos más cercanos a la cabecera de la mesa su padre le acercó un trozo de pergamino, no era muy grande y tenía aspecto de haber estado enrollado hasta ese momento, sin lugar a dudas era el mensaje del cuervo. Demuéstrame que no perdí tiempo al contratar a aquel maestre para que te enseñara a leer. Añadió con un tono burlón.

Henry sostuvo el pergamino en sus manos hasta leerlo por completo mientras su faz se tornaba sorprendida para luego dejar caer el pergamino y sus brazos sobre la mesa y girarse para hablar con su padre.

-Padre... ¿Qué ha hecho ahora? ¿Se puede saber a que viene esto?- Dijo señalando al pergamino con la mano izquierda mientras que con la otra lo sostenía. -¿Acaso quieres que me case con una chica seguidora de la casa Baratheon? y sin consultármelo... sabes que la improvisación no es lo que más me gusta en este mundo así que explicame todo lo que tenga que ver con esta nota y el motivo de por qué no me informaste.- Henry se levantó de la silla para andar por la sala echandose las manos a la cabeza y suspirando.

Antes de que Henry se levantara y se pusiera a caminar por la habitación con cara de preocupación Harren soltó una carcajada acompañada de una palmada en toda la espalda de su hijo.

-Siempre tan serio... parece que llevas una escoba metida en el culo, aunque si fuera así al menos me serías útil para limpiar el salón mientras paseas. Después de reírse de la reacción de su hijo quiso aclarar un par de cosas, había temas de los que no le gustaba discutir más de la cuenta. Yo no hice nada, pero seguimos teniendo amigos que nos tienen en cuenta y saben a quien servimos verdaderamente. ¡Y sí! ¡Diantres! ¡Por supuesto que te vas a casar con esa chica! ¡Te casarías con todas las putas del Lecho de Pulgas si hiciera falta! A pesar de su evidente alteración estaba claro que hacía verdaderos esfuerzos por no gritar con todas sus fuerzas como estaba acostumbrado y que aquella conversación no saliera de allí. Tras soltar la adrenalina hizo un gesto a Henry para que se acercara, seguía siendo su hijo y su único heredero. Ven aquí hijo, siéntate y no hagas que me altere. Harren no solía tratarlo así desde hacía años y solo cuando consideraba que hablaban de algo importante, al menos para él. ¿No te das cuenta lo que eso significaría? Demuéstrame que eres tan listo como tu padre, o al menos no más estúpido.

Harren esperaba que su hijo dejara de hacer bobadas y se centrara en todo lo que ese mensaje podía significar para ellos y su futuro.

-Almenos dime quien es, o... o la casa a la que pertenece, cualquier cosa que me digas será bien recibida ¿Sabes? Además, yo no soy quien decide casarse ¿no? en eso estás muy equivocado.- Tras unos segundos giró la cabeza a un lado y a otro para volver a centrar la mirada en su padre. -No sabes quien es tu hijo y seguro que tampoco sabes si esa chica nos ayudaría en nuestra causa. Causa que pareces haber olvidado o editado a tu gusto para que tu tengas el protagonismo, como el héroe que haga que los Targaryen tomen la corona, y las cosas no funcionan así Padre, estás muy equivocado- Se sentó junto a el para esta vez dirigirle la palabra de una forma más silenciosa aun y directa.
-Pocas veces te ayudare en tu "misión" de acercamiento a los Baratheon, pocas como esta. Y ahora explicame todo lo que tenga que saber antes de que cambie de opinión-.

Su madre era muy guapa, pero nunca fue muy lista...

Harren meneó la cabeza ante las palabras de su hijo. Aquella era la mejor noticia que recibían en años y aquel tarugo no solo no se daba cuenta si no que pretendía echarlo a perder. ¡Por encima de su cadáver! Arrebató el pequeño papel de las manos de su hijo y lo agitó delante de su cara.

-¿Acaso no sabes leer? ¿Que te hace suponer que se algo más de lo que pone aquí? ¿Quieres que haga traer al cuervo que lo trajo para interrogarlo? Tiró el papel sobre la mesa resignado. Aquello iba a ser más complejo de lo que había pensado y eso que al recibir el mensaje pensaba que nada podría amargarle ese día. Se equivocaba, los reveses siempre llegaban desde donde uno menos se lo esperaba, pero él había sufrido muchos y siempre se había levantado, esta vez no sería distinto. Tomó algo de aire antes de volver a hablar, tendría que explicarle las cosas una a una, quizás así las entendiera. Te aseguro que si se confirma nos avisarán de inmediato, este mensaje solo quiere hacernos saber que no se olvidan de nosotros y que nuestro trabajo y todo por lo que hemos pasado será recompensado. Ni se quien es la chica y me importa un carajo quien sea, o si te gusta. Te casarás con ella de todas formas así sea la cosa más fea que ha nacido en los Siete Reinos, te casarás con ella y le harás un hijo, o los que sean. ¿Que si esa chica nos ayudará? Lo hará sin saberlo. No necesitaban la colaboración directa de la muchacha para nada, tan solo el enlace sería suficiente para dar pasos importantes a una mejor situación de toda la familia. ¿Sabes que significaría el anuncio oficial de ese compromiso? ¡Piensa un poco cabeza de chorlito!

Decidió no enfadarse, quizás no fuera culpa de Henry no comprender lo que allí pasaba, tal vez le había dedicado poca atención a su educación y a aleccionarlo sobre cosas importantes. En cualquier caso estaban a tiempo aún de prepararse y por eso aquel aviso era tan importante, si todo se confirmaba oficialmente debía estar listos para estar a la altura de lo que se esperaba de ellos.

-Está bien ¿Cuándo empezamos el teatro?- Dijo Henry con resignación. Siempre tenía que hacer lo que le dijera su padre, quizás esta era la oportunidad de hacer lo que él quería sin que su padre lo supiese, lejos de su casa y sin la constante mirada de aquel barbudo cabezón.
-Y supongo que tendremos que reunirnos con su familia...- Henry dijo con voz cansada; odiaba las reuniones familiares como casi nada en el mundo, y más si es con una familia que no es la suya, sino la de una "joven" (o eso al menos esperaba) a la que ni si quiera conocía.

¿Era mucho pedirle a su único heredero que contestara una única pregunta? Parecía que sí. Fuera por estupidez, dejadez o porque no daba más de sí Harren tampoco estaba dispuesto a perder mucho tiempo. Si era necesario ayudaría a su hijo en todas las etapas de aquella oportunidad y le guiaría.

-El "teatro", como tú lo llamas, ya empezó, por si no te has dado cuenta. Como dice el mensaje el guión no está claro todavía. Pero nuestro deber es estar preparados por si ocurre y te aseguro que nuestros amigos harán todo cuanto esté en sus manos para que así sea. Pero no quieras correr tanto, Henry, y céntrate en el motivo. Sabes que aquí, en el Norte, nos ven como a unos traidores. ¿Verdad?

Harren soltó el puño sobre la mesa dando un golpe seco lleno de rabia.

- ¡Nosotros luchamos por el legítimo Rey y ahora este puñado de usurpadores nos quitaron nuestras tierras y se atreven a tratarnos de menos! He tenido que tragarme mucha mierda todos estos años y aparentar que me arrepentía de lo que hice. ¡Pero no me arrepiento!

La cara de Harren comenzaba a mostrarse más roja de lo habitual, algo normal cuando hablaba de aquel tema.

- Si el Rey Robert anuncia tu boda con la hija de una de sus familias leales será como decir a todo el mundo: ¡Vuestro magnánimo Rey usurpador reconoce que los Deepburied me son leales! ¿Comprendes? Si el propio Rey nos concede ese favor, ¿quién iba a atreverse a tacharnos públicamente de traidores? No sonrías, eso no significa que la mayoría vaya a cambiar de opinión. Conocemos el carácter del Norte, aquí no se olvida y yo tampoco me olvido de ellos cada vez que voy a cagar; pero cuando uno no tiene dibujada una diana en la espalda puede prepararse mejor. Esa boda no solo nos devolvería un estatus, nos daría acceso a círculos importantes en los que debemos estar.

Sonrió satisfecho ante la nueva expectativa de futuro. 

- Conocer a nuestro enemigo, eso es lo más importante. Saber cuáles son sus puntos fuertes y los flacos y sobre todo si tiene otros enemigos que pudieran ayudarnos en el futuro. Y todo eso tan solo si te metes entre un par de piernas sureñas. ¿A caso estamos pidiéndote demasiado? "Y por los Siete Infiernos que sea más estúpida que él o lo echará todo a perder".

Esperaba que llegado el momento su hijo diera la talla, había mucho en juego. Las vidas de su familia y de mucha más gente podía depender de que el chico cumpliera bien con su papel. Harren cogió aire, se encontraba más tranquilo después de explicarle todo aquello a su hijo y esperaba que lo hubiera comprendido.

- Y si al final se hace será el mismo Rey el que decidirá cómo y cuándo conoces a tu futura esposa. Al menos tengo la certeza de que sabrás comportarte en la noche de bodas.

Durante algún tiempo había dudado sobre la sexualidad de su hijo. Cuando tuvo noticias de aquella fulana con la que se encontraba de vez en cuando casi sonrió aliviado.

-Bien... ¿Y cual es el siguiente paso? Ahora se supone que tenemos que prepararnos para ello y preparar a nuestros aliados, supongo que ellos ya lo saben, de lo contrario podrían tacharnos de traidores y volveríamos a estar en la misma situación- Ya que él iba a ser parte del plan no quería quedarse fuera, al menos quería colaborar en algo más que tirarse a una sureña o poner buena cara ante el Rey Robert y sus lame-culos.
-Además, si voy a Desembarco del Rey me gustaría llevarme conmigo a alguien, pero no uno de tus hombres, alguien que yo mismo elija como guardaespaldas, alguien como Bill (miembro de la guardia y amigo de Henry)-. Ya que Henry iba a tener que ir lejos sería mejor tener a alguien de confianza que le ayude en los momentos difíciles o simplemente que le de charla durante el viaje.
-¿Quien de aquí lo sabe?- Preguntó tras un breve silencio. Los secretos no duran mucho entre las paredes de aquella sala si no se es prudente.

Parecía que Henry comenzaba a comprender la importancia de todo el asunto, eso tranquilizaba a su padre.

-De momento nada, no creo que sepamos nada más hasta que no lo confirmen, quizás solo hasta que nos llegue la comunicación oficial. Cuentan con nosotros, esperarán una respuesta positiva al ofrecimiento si llega a hacerse, después nos darán más instrucciones. Harren se quedó pensativo, era un asunto delicado, aunque también una oportunidad muy grande. Supongo que tendremos que intentar posicionarnos lo mejor posible tras el matrimonio, cuanto más influyentes nos volvamos mejor podremos preparar el regreso de los Targaryen. No creo que comentarle eso a tu futura esposa ayude, así que mejor cierra la boca y no la hagas sospechar nada, ni a su familia. Deberás ganarte la confianza de ellos y mostrarte como un gran aliado y un fiel vasallo de ese cerdo de Robert Baratheon. Hizo una pausa y pensó sobre las palabras de su hijo. Si tienes que ir a Desembarco, o si tenemos que ir, puedes hacerte acompañar por quien quieras, debes empezar a ganarte el respeto y la confianza de todos, en eso está la clave de nuestro futuro éxito y sobre todo no hablar demasiado, o mejor nada, de ciertos temas. Harren se encogió de hombros. Muchos de sus hombres habían combatido a su lado en la guerra, otros habían llegado más tarde o eran hijos de alguno de sus soldados muertos. ¿A quien le importa? Espero que nadie, si nadie lo sabe, nadie se podrá ir de la lengua y nuestras cabezas seguirán pegadas a nuestros cuerpos. Harren sabía que había que ser muy  precavido con eso, cualquier oportunista podía intentar ganarse un nombre o una buena suma entregando a unos traidores leales a los Targaryen. Pero aunque solamente hablara de eso con su hijo y con el maestro de armas del castillo de vez en cuando, estaba seguro que muchos de sus soldados le seguirían a la batalla fuera del bando que fuera, la lealtad era algo que Harren sabía ganarse a pulso entre sus hombres.

-¿Se sabe algo de los movimientos de los Baratheon? Quizás sea interesante para mi estudiar todo pie que pise los suelos de Desembarco del Rey para tener informada a nuestra "alianza"- Henry miró a la ventana, viendo como el frío del Norte helaba las condensaciones de agua escarchando el cristal. Siempre le había gustado el frío de allí y poco le gustaba el clima templado de Desembarco del Rey, donde hace falta llevar ropa ligera y fresca si no quieres morir de calor: "Del frío al menos puedes resguardarte" solía decir Henry; pero de un padre cabezota y mujeriego es difícil escapar, por lo que las pocas ideas encerradas en la mente de Henry permanecería allí por un tiempo más, hasta que sólo llegase una chispa que encienda la mecha...

Harren se encogió de hombros ante la pregunta de su hijo, a él los Baratheon le quedaban demasiado lejanos, tenía bastante de preocuparse por hacer su papel frente a Ned Stark y el resto de lameculos traidores que le servían y parecía que todos aquellos años comenzaban a dar sus frutos.

-No me interesa lo que pase en el sur de momento, en todo caso nada importante o nuestros amigos nos habrían informado. Pero si llegado el momento tienes la oportunidad, estoy seguro que cualquier información que averigües puede ser de utilidad. Pero no te engañes. Que manden una de sus mujeres al norte no quiere decir que seas bienvenido en sus tierras, no creo que ningún leal al rey esté dispuesto a entregar a una de sus hijas a un Deepburied. Por eso, tanto si te invitan a ir al Sur como si alguno de ellos viene por aquí procura ganarte su confianza y lo mismo con la muchacha, te aseguro que las mujeres pueden abrir más de una puerta además de las piernas jajajaja. Harren señaló a su hijo con el dedo. ¡Pero para eso deberás dejarla contenta! Y si eres hijo de tu padre estoy seguro que lo harás jajaja.

Bueno, el chico ya había apuntado alguna manera en el pasado, pero esta vez era distinto, se trataba de una dama mimada del sur a la que seguro no le hacía mucha gracia enlazar con un norteño desconocido y cuya familia estaba prácticamente aislada por el resto.

-Bueno, creo que eso es todo. ¿Te ha quedado claro? ¿Tienes alguna pregunta? No quiero volver a hablar de este tema más hasta saber si será realidad o no. Cuanto menos se hable, menos se sabe.

-Obviamente ya no soy un crio, padre, creo que tengo lo suficiente para contentar a una mujer en más de un sentido ajajaja- Henry se calló un segundo antes de continuar hablando -Creo que no hay nada más que explicar, no es difícil y lejos de ser aburrido es interesante, pero eso no quiere decir que me guste acatar ordenes que influyen en mi vida. De todas formas espero empezar pronto con todo esto para acabar cuanto antes, ya sabes que cuanto más tiempo se guarda un secreto más fácil será descubierto.