Partida Rol por web

Vigilancia, victoria, sacrificio

2. La Tumba de la Novia Roja

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19/10/2015, 19:35
Narrador

No has oído nunca nada semejante. Lo más probable es que se trate de una superstición o de una licencia poética de Jarlath.

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19/10/2015, 19:36
Narrador

Decidisteis adentraros finalmente en las cuevas. El lugar estaba notablemente fresco y húmedo en comparación con el exterior por motivos obvios y vuestros ojos tardaron varios minutos en adaptarse al cambio de luminosidad: al principio lo veíais todo verde.

Los únicos sonidos en la gruta mientras avanzábais eran el eco de vuestros pasos, el eco de las pezuñas de Yadda y el eco de agua goteando lentamente en algún lugar. La luz de vuestra antorcha provocaba que las sombras de las rocas y las vuestras propias brincaran grotescamente por las paredes de tal modo que más de una vez a alguno le dio la sensación de que había visto algo por el rabillo del ojo.

Más allá del círculo luminoso, sólo había impenetrable oscuridad.

Avanzasteis por un camino jalonado de estalagmitas que surgían del suelo y estalactitas que colgaban del techo, algunas tan largas que os hacían inclinar la cabeza a los más altos. El agua se filtraba escurriendo por ellas, cosa que las hacía parecer ominosos colmillos goteando saliva. Para terminar de añadir la nota tenebrosa, en determinado momento empezasteis a ver hasta telarañas repulsivamente gruesas.

Al cabo de un rato, el sendero desembocó en una caverna algo más amplia de la que nacían otro par de túneles y cuyo suelo era arcilloso. Suelo en el que podíais distinguir claras huellas y señales de lucha, incluso se distinguía algún que otro arañazo en esta o aquella roca, producto seguramente de un arma de filo.

Pero ni sangre ni cuerpos.

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19/10/2015, 23:20
Jarlath

El mundo que se abrió ante los ojos de los viajeros cuando penetraron los foscos umbrales de la tierra era un espectáculo digno de verse. Casi parecía un lugar ajeno a lo terrenal, un lugar donde las proporciones y el espacio no respetaban las convenciones de lo habitual, o incluso lo decoroso. La roca crecía adoptando formas sensuales y voluptuosas, desparramándose en abrazos de pálido exceso, dando a la cueva una apariencia casi carnal. Más allá, la oferencia ginoide daba paso a la más brusca virilidad, y columnas ásperas y petulantes se alzaban en todas direcciones con extraña y amenazadora vehemencia, casi animal. Cerrando los ojos, uno podía oír el lento y ocioso fluir del agua, indudablemente fría, que lubrificaba la entraña viva en la que los guardas grises se hallaban. Y por encima de todo, el eco del silencio, la resonancia de lo que no existía, que acababa de dotar al lugar de una cualidad de santuario dedicado a la Madre Tierra.

Y sin embargo, Jarlath no pudo evitar sentirse inquieto.

A medida que sus pasos resonaban en el vacío, las impenetrables sombras arrojadas por las antorchas jugaban en el límite de su visión, adoptando las formas de sus peores temores. Ciertamente era aquel un emplazamiento fuera de lo común, seductor y atrayente como el susurro de la oscuridad. Pero por ese mismo motivo, no dejaba de tener la sensación de que ellos estaban fuera de lugar. El peligro podía sentirse en la punta de los dedos, como una electricidad que cargaba el ambiente. No eran bienvenidos. Lo mejor sería que acabasen lo antes posible con lo que habían ido a hacer, y las traslúcidas telas de araña, de hebras gruesas como sogas, no hacían mucho por mejorar aquella impresión…

Y entonces, lo vieron. Un ensanchamiento del camino subterráneo conducía a una caverna que mostraba signos evidentes de violencia, y sin embargo, no había nada más allá de alguna marca ocasional en la piedra desnuda. Era como si aquel lugar hubiera devorado cualquier evidencia de lo sucedido, ocultándolo en un olvido frío y oscuro.

Se los han llevado… —murmuró Jarlath casi sin darse cuenta—. Estad alerta.

Antes de lo que a Jarlath le hubiera gustado, su espada cantó cuando el trovador la sacó de su vaina en un gesto casi reflejo. La luz de las antorchas arrancaba destellos fluctuantes a la bella y mortal hoja de acero. Con cuidado, el hombre se agachó cerca de donde parecía haber tenido lugar la escaramuza, examinando la zona en busca de cualquier cosa que pareciera no encajar.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Buscar oculta. No he tirado Supervivencia porque mi intención no es identificar ningún rastro ni nada por el estilo, sino simplemente comprobar si veo algo fuera de lugar.

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20/10/2015, 19:49
Paexter RockHead

- Nada, ni una sola huella por aquí, dijo Paexter, levantandose, y frotando ambas manos para despojarse del resto de polvo que se le habia pegado al estudiar el terreno, como dice la elfa calva, continúa, señalando a Enansal, de forma brusca, aunque sin acritud, el suelo es demasiado rocoso para ver nada... Bien, entremos...


El recio enano agradeció, como siempre hacía, entrar en los corredores bajo tierra. El simple hecho de dejar atrás aquella maldita bola de fuego ya sería razón mas que plausible para alegrarse, pero además, es que se encontraba en su entorno. Obviamente, no se podía comparar a las galerías profundas que rodeaban Orzammar, pero de aquello había pasado ya tanto tiempo que el rudo enano había llegado al punto de, simplemente, echarlo de menos, sin recordar con detalle las peligrosas galerias...

El familiar ruido del agua en el terreno calizo activó dentro de él resortes que siempre se activaban cuando estaba bajo tierra, y enseguida se adelantó unos metros, saliendo de la zona iluminada, diciendo: - Iré unos metros por delante de vuestra luz. Eso nos dará unos segundos en caso de que quieran emboscarnos..., sin dirigirse a nadie en particular, apoyando el inmenso hacha en su hombro. Unos segundos en la Oscuridad bastaron para que cambiara su espectro de visión, pasando a una fluida forma en la que solo los blancos, negros y grises podían distinguirse.

- Vaya, puñeteras arañas gigantes... Espero que no se empeñen en que "balilemos" juntos. Solo nos retrsarían..., pensaba el enano, buscando señales en el tunel por el iban que le permitiese confirmar que por ese mismo tunel habían ido los traidores...

... y allí estaban, mas adelante. En el suelo arcilloso, pudo ver huellas de botas, y detalles que le sonaban demasiado: mordiscos del metal en la roca, claras señales de lucha. Plantado en la roca de la que había nacido, sin mover un músculo, permaneció atento a su entorno, como si esperara que la propia roca le contase sus secretos.

Cuando sus compañeros llegaron a su altura, les recibió con un dedo en sus carnosos labios, pidiendo silencio: - Allí, dijo, bajando la voz, señalando la zona de lucha, creo que es donde les cogieron. Hay signos de lucha, pero ni sangre ni restos. Solo huellas. Procurad no pisar mas allá de ese punto: nos servirá para seguir el rastro.

Sus ojos, en ningun momento se fijaron en el sitio en el que señalaba, pero su mente enana, cuadriculada, ya había hecho un mapa mental de la caverna, por lo que no necesitaba mirar. El instinto era ahora el que guiaba sus acciones, un instinto que le decía que, a no mucho tardar, su hacha derramaría sangre y sesos por igual.

- Tiradas (1)

Notas de juego

No se si habría que hacer una Tirada de Superviviencia (+6) o Saber (Dungeons) (+5) extendida o algo de eso. Vosotros, oh, DMs, decidís!! De momento hago una de Percepción, controlando el entorno.

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21/10/2015, 13:06
Selene

Poco a poco, la luz fue dejando paso a la oscuridad, y la árida calma de la superficie a la agónica tensión de la incertidumbre reinante en los túneles subterráneos. Selene respiraba muy levemente, casi como si temiera que el sonido o la calidez de su aliento fuera a despertar a la piedra que les rodeaba amenazadora, como si estuviera esperando el momento propicio para devorarles. Un estremecimiento la recorrió cuando sus mano rozó algo pegajoso, y unas finas hebras blanquecinas quedaron pegadas a sus dedos.

Lo peor, sin duda alguna, era no saber lo que les esperaba en las profundidades. Si tuviera el conocimiento de lo que aguardaba realmente en el interior de la tierra, no se habría sentido tan desamparada. No era exactamente miedo, era más bien esa mezcla de angustiosa expectación que lo desconocido tendía a provocar. Pero mantenía la calma, recordándose a sí misma que ahora era una Guarda Gris y, esperaba, eso tenía que significar algo.

Se detuvo bruscamente, quedándose completamente inmóvil, en cuanto percibió el gesto del enano que les precedía. No se cuestionó las órdenes, asumiendo que, como hijo de la Roca, sabía plenamente lo que hacía, aunque ella, poco acostumbrada tanto a la penumbra como al rastreo, no distinguía nada de particular en aquella nueva caverna que se abría ante ellos.

No fue hasta que Paexter habló que ella comprendió lo que ocurría. O mejor dicho, comprendió que allí había sucedido algo, aunque no podía explicar el qué. -¿Qué clase de criatura podría... es siquiera esto obra de una criatura?- Se preguntó, más atónita que otra cosa, mientras hacía girar inconscientemente las puntas de un mechón entre sus dedos.

Asintiendo mecánicamente con la cabeza ante las advertencias de sus compañeros, tomó su bastón de maga entre las manos y, adelantándose unos pasos, asegurándose aún así de no cruzar la línea señalada por su guía, susurró quedamente -Esperad un momento- y comenzó a concentrarse para percibir restos de alteraciones mágicas en el ambiente.

Notas de juego

Lanzo un hechizo de Detectar magia en la caverna para buscar restos residuales de magia y detectar la potencia de estos. Por lo que he entendido no hay que hacer tirada, pero si no edito el post para incorporarla.

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21/10/2015, 16:42
Lynariel

Lynariel respiró hondo.

No le gustaba la idea de adentrarse allá donde moraba la oscuridad. Tampoco el sentimiento de agobio de tener un techo natural sobre su cabeza. El descenso era siempre peligroso. Infinidad de peligros acechaban a cada rincón, aguardando entre las sombras, acechando, observando.

La luz de la antorcha bailaba con las sombras. Las paredes y rocas naturales eran su escenario de baile. Como consecuencia, insólitas figuras aparecían de la nada. Unas permanecían quietas, otras se abalanzaban en un intento inútil de sorprender y asustar a la compañía. La cueva parecía tener vida propia, alegrándose de la presencia de varias personas o quizá advirtiéndoles del peligro que habitaba en las profundidades.

La dalishana respiró hondo.

La angustia de verse atrapada era mayor que la que había sentido dentro de la fortaleza, pero no por ello se vio impedida para andar. Tan sólo eran emociones que debía controlar. Desde que habían entrado en la cueva, la elfa por puro instinto había apoyado su mano derecha sobre el pomo de su Dar'misaan. Su tacto la hizo sentirse segura.

Al cabo de una eternidad, el grupo alcanzó una amplia galería. No era el final del camino, pues el camino proseguía por distintos túneles. El enano, que se había adelantado, les indicó algunas señales de alguna pelea. Si habían habido signos de batalla, ¿dónde estaban los cuerpos y la sangre?

- Lo estoy desde que entramos…- susurró en contestación a lo que Jarlath había murmurado. Notó que su mano ya había rodeado el pomo de su espada.

Después, Lynariel levantó la cabeza y observó todo su entorno. Se concentró para que vista y oído revelasen lo inadvertido.

- Tiradas (1)
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21/10/2015, 20:45
Elietta

Todos entraron en la caverna. Elietta decidió quedarse en la retaguardia por lo que pudiera pasar allí. Siempre había sido más útil en la distancia que en la cercanía, hablando de combates, claro está. La elfa miraba en todas direcciones, horrorizándose al ver la estrechez de la caverna a causa de las formaciones rocosas del interior. Esto le iba a dificultar (y mucho) utilizar el arco. 

Qué demonios... no sé lo que me esperaba dentro de una CUEVA... a veces eres tonta, Elietta.

Avanzó un poco para abandonar la posición de retaguardia a medida que iban adentrándose en la gruta, en completo silencio. Si no iba a ser útil con el arco, no quería ser la que se quedara atrás sin poder hacer nada más que levantar el dedo para dar apoyo moral a su grupo. Pasaron una zona llena de telarañas que la elfa prácticamente ignoró, no sin antes mirar al techo para ver si alguna criatura realmente peligrosa moraba en los alrededores.

Cuando llegaron a aquel lugar en el que Jarlath se paró y sacó las armas, Elietta agudizó sus sentidos, algo sorprendida ¿Es que alguien había visto algo que ella no? A fin de cuentas, lo único que demostraban las marcas que habían visto allí era una cosa y solo una.

Allí ya no había nadie.

Sí, estaba el hecho de que fuera lo que fuera que había atacado a los desertores se lo había llevado a las profundidades de la gruta... pero seindo sinceros ¿Nadie esperaba entrar hasta el fondo de la cueva? Si los desertores habían ido allí para recoger algo, Elietta tenía claro dónde lo escondería.

-Mantengamos los ojos abiertos y ya está.-Dijo restándole importancia al asunto, al ver que todos sus compañeros estaban tensos y/o asustados-No tiene sentido especular con lo que podría ser hasta que no tengamos pruebas más evidentes. ¿Alguien sabe por dónde se fueron?

La elfa empezó a acercarse a la muesca tras oír las palabras de Preaxter, señalando el lugar por el que se los habían llevado. Se acuclilló frente a la roca y empezó a mirar los alrededores. Marcas de combate. Eso eliminaba la posibilidad de una trampa... ¿o no?

 

- Tiradas (1)
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22/10/2015, 02:11
Enansal

Las cuevas solo habían sido refugio ocasional para Enansal. Simples agujeros en las paredes del mundo en los que guarecerse de los embates más salvajes del clima. Ninguna como aquellas cavernas que se extendían durante millas, como si fueran los conductos respiratorios de la misma tierra.

Flidais le había hablado de la música de las cavernas. El pulso del corazón de Thedas, una melodía primigenia que reverberaba ecos telúricos en los espeleotemas que alfombraban suelos, paredes y techos, como flora petrificada. Enansal escuchaba con atención. Sus oídos eran lo bastante finos como para captar el aleteo de un insecto al fondo del ruidoso comedor de la fortaleza, pero allí, además del ruido de sus propios pasos, solo escuchaba el interminable repicar de las gotas de agua.

Las únicas evidencias de vida en la gruta eran las de los pequeños insectos, y los tan pequeños, a juzgar por el grosor de las telarañas que se extendían entre las estalactitas.

Una galería más amplia que las cuevas que había atravesado durante su camino contenía los primeros indicios de la presencia de sus predecesores. Huellas desordenadas impresas en el suelo, golpes y tajos en la roca. Nada más.

Sus compañeros compartieron sus suposiciones y sospechas. Enansal se mantuvo en silencio, caminando lentamente, observando sus alrededores. Levantó los ojos solo un instante, cuando sintió el suave tirón del Velo a su lado, procedente de la maga.

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22/10/2015, 02:13
Enansal


Tomo 10 en percepción (25) para escuchar y observar los alrededores, y en supervivencia (26) para comprobar cuántos juegos de huellas hay, si hay algún rastro inesperado, y si se dirigen a alguna parte.

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22/10/2015, 02:15
Narrador

Piedra, piedra y más piedra. No logras distinguir nada fuera de lo común.

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22/10/2015, 02:16
Narrador

No percibes nada especial.

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22/10/2015, 14:25
Narrador
Sólo para el director

Se me ha olvidado sumarles otro +4 racial a las medianas, por lo que su tirada total sería de 34, no de 30.

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22/10/2015, 15:27
Araña Gigante Corrompida

Enansal notó como un largo frío y desagradable chorro de agua escurría sobre su cabeza desnuda... aunque lo cierto es que era demasiado denso para ser un chorro de agua procedente de una estalactita.

Era saliva.

Aquello la puso sobre alerta, mas fue Lynariel, que había tenido la afortunada idea de mirar arriba, la primera en ver las formas peludas descendiendo de la oscuridad erizada de colmillos de piedra. Arañas. La cueva comenzó a llenarse de un enervante sonido similar al de una especie de siseo cuando del techo empezaron a descender arácnidos del tamaño de perros domésticos... ¡Seguidos de otros del tamaño de caballos!

Mientras aquellas monstruosidades llegaban al suelo colgando de hilos tan gruesos como sogas y rodeaban al grupo, la oscuridad que cubría el suelo cobró vida, o al menos ese fue el efecto teatral, lo que en realidad estaba pasando era que no se trataba de oscuridad, sino de decenas, cientos de pequeñas arañas negras correteando por la piedra desnuda.

En cuestión de segundos, la quietud del ambiente fue sustituida por una cacofonía de siseos, paras repicando y mandíbulas chasqueantes.

¡Ataque sorpresa!

Todos menos Selene y Hroldar han percibido a alguna de las arañas a tiempo por lo que pueden actuar en este turno. Tirad iniciativa. Los dos que no lo han hecho han sido pillados desprevenidos y por tanto no pueden actuar en el asalto sorpresa.

PD: Y sí, se nos ha colado ocultar una de las tiradas xD

Mapa en grande

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22/10/2015, 18:47
Paexter RockHead
- Tiradas (1)

Notas de juego

Bueno, no está mal, para no ser precisamente "movil"!! xDDD

Os he dicho que me encantan las arañas...??? Glups!!

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22/10/2015, 19:18
Jarlath
- Tiradas (1)

Notas de juego

Iniciativa: 6. ¿Por qué, oh, por qué, siempre saco unas tiradas de Iniciativa tan mierder? Aunque para compensar, tengo que decir que luego suelo tener una suerte asombrosa en todo lo demás...

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22/10/2015, 23:03
Enansal

Tiradas de saber (naturaleza) para las arañas.

- Tiradas (2)
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23/10/2015, 01:33
Jarlath

Jarlath negó con la cabeza y se levantó, sacudiéndose las manos. Sea lo que fuera que hubiese sucedido allí, la roca no parecía inclinada a compartir sus secretos… y sin embargo, el aire era cada vez más opresivo, preñado de malos presagios. El trovador frunció el ceño, encogiendo los ojos. ¿Lo engañaba la vista, o acaso la oscuridad estaba cerrando su asfixiante círculo en torno a ellos? Jarlath retrocedió unos cuantos pasos, tratando de comprender lo que su limitada vista de humano le mostraba en las tenebrosas entrañas de la tierra.

Y entonces, lo oyó.

La angustiosa calma dio paso a una abrumadora perturbación cuando la caverna se llenó con un millar de chasquidos y siseos, procedentes de todas direcciones. Tratando de mantener la compostura, Jarlath miró en derredor, y descubrió la causa de aquel alboroto. Enormes criaturas, negras, hinchadas y velludas, se estaban descolgando desde el techo cavernoso. No fue hasta que entraron en el área iluminada por la trémula luz naranja de las antorchas cuando se percató de lo que eran. Arañas. Arañas de vientres abotargados y patas tanteantes e inquietas, las más grandes de ellas del tamaño de carros. Tras ellas se desplegaba toda una hueste de pequeñas crías, que cubrían el suelo de roca con un millar de sus cuerpos oscuros y brillantes. Y lo peor de todo era que aquellos seres los habían rodeado. Desde luego, era una visión sobrecogedora.

«Vaya —pensó Jarlath—, parece que al fin este lugar ha decidido matarnos».

Cerrando momentáneamente los ojos, Jarlath inspiró profundamente por la nariz, sintiendo como si todo lo que había a su alrededor sostuviera la respiración con él, creando un instante casi imperceptible de delicado equilibrio...

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23/10/2015, 01:54
Enansal

Solo un instante transcurrió entre el momento en el que levantó la mirada y las arañas comenzaron a moverse. Los rodeaban por todas partes, cientos de arañas minúsculas alfombrando la tierra, junto con varias parientes de gran tamaño. Se preguntó cómo podían sobrevivir aquellas inmensas alimañas bajo tierra, donde no tenía conciencia de la existencia de animales lo bastante grandes como para servirles de sustento. Tal vez, supuso, los incautos que visitaban la caverna eran numerosos, y podían conservarlos con vida durante el tiempo suficiente como para que llegaran nuevas víctimas. O quizás se aventuraban en el exterior, aunque no eran tampoco abundantes las presas en el páramo.

Miró a su alrededor con calma mientras los arácnidos seguían acercándose. Si eran aquellas las criaturas responsables del combate, debían ser capaces de sojuzgar a sus víctimas sin hacerles daño. Podía imaginar los métodos que usarían para ello, de ser así.

Contempló el velo con el ojo de su mente. Lo cerró; no merecía la pena. Dejó que su corazón latiera al compás de los que había devorado. Solo un latido, no hacía falta más. Huesos, carne e incluso la ropa que vestía se disolvieron en la violencia de la transformación, demasiado veloz para que los sentidos captaran lo que sucedía. Donde antes se alzaba la pequeña elfa, se agazapaba ahora un lince, con las fauces abiertas, a la espera.

Enansal adopta su forma de depredador y prepara acción: atacar a la araña de P16 si se pone a su alcance. Si en lugar de acercarse se dedica a tirarle telarañas, mala suerte XD.

pg: 45/45.
pc: 34/34.

- Tiradas (2)
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23/10/2015, 06:54
Elietta

Genial. Arañas. Pensó la joven elfa, que jamás había visto unas tan grandes. Cualquiera se hubiese esperado una reacción un poco más adversa. Quizá miedo. Dado que el tamaño de aquellas arañas no se le podía antojar natural a ningún mortal. Pero había aprendido a mantener la calma incluso en los momentos más estresantes.

A fin de cuentas... si está vivo. Puede morir.

Tenía el puñal en mano, así que decidió cargar con él hacia el enemigo más cercano. (Araña W12) Mientras iba a la carrera, observaba a su objetivo, decidiendo dónde quería impactar. No sabía nada sobre las arañas. Si tenían un punto más débil que el resto de su cuerpo se le escapaba. Pero tenía la sensación de que acabaría encontrándolo, aunque fuera a base de ensayo y error.

- Tiradas (2)
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23/10/2015, 09:11
Paexter RockHead

Se estaba levantando, después de probar un poco de tierra, para saber si la roca le daba alguna pista sobre donde encontrar a los traidores, cuando un infierno de siseos, traqueteo, babas y pegajosas telarañas se desató a su alrededor.

Con un momento fluido, que salió sólo del subconsciente, el enorme hacha que descansaba a su espalda, se puso en movimiento, mientras los gruesos músculos de los brazos, recios como cables de metal, punzaban de dolor, quejándose por lo urgente del movimiento. Apenas se dio cuenta de la reacción sus compañeros, viendo, vagamente, que la mayoría estaban reaccionando bien: - Al fin y al cabo, ahora somos Guardas Grises...  El pensamiento cruzó su mente, pero fue rápidamente desechado, porque esta, irremediablemente, estaba empezando a bullir de rabia: rabia por no haber visto pista alguna sobre el paradero de los traidores, rabia por no haber previsto la emboscada, y rabia por haber caído en ella como unos novatos!!

Por encima de chasquidos de mandíbulas y traqueteos quitinosos, se empiezo a oír un sonido más grave, gutural, mucho más primigenio: el de un enano que iniciaba una carga, un enano cabreado.

La elegida, no siguiendo ninguna táctica en particular, fue la enorme bestia que tenía en frente, con su miriada de ojos facetados brillando a la luz de las antorchas. Paexter, simplemente, levantó el hacha, echo a correr, y, como siempre hacia, se encomendó a " La Roca", imprimiendo a la pesada cabeza de acero toda su potencia en un arco lateral destinado a machacar lo que sea que protegiese a esos horrores, fruto, sin duda de la ponzoña que destilaban los  Engendros Tenebrosos que ahora hollaban las profundidades de la tierra.

- Tiradas (2)

Notas de juego

  • ACCIÓN ESTÁNDAR => Carga a Araña Gigante de J-K 11-12, acabando movimiento en L12. Ataque: 12 + 6(AB) + 4 (FUE) + 1(Dote) + 1(Magia) + 2(Carga) - 1(Broquel) - 3 (AP) = 22. Daño: 3 + 6(FUE a 2M) + 1(Magia) + 2(Dote) + 6 (AP) = 18PG.

Quedo con CA19, por la carga.