Partida Rol por web

Vigilancia, victoria, sacrificio

3. La Tumba de la Novia Roja... de nuevo

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07/12/2015, 19:38
Narrador

Abristeis los ojos repentinamente y cada uno de vosotros se encontró despatarrado en el polvoriento suelo de la sala del mural en la Tumba de la Novia Roja, como si fuera un cadáver más de los que ya había desmadejados por tierra. Ninguno parecíais estar herido. Lo que sí sentíais todos, era una sobrecogedora sensaciónde vacío en algún lugar dentro de vosotros.

Todos menos Selene; ella no sentía tal cosa sino que tenía una sensación de temor aliviado que le resultaba difícil de describir, como la que bien podría sentir alguien tras escapar por los pelos de una manada de lobos hambrientos.

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08/12/2015, 00:31
Paexter RockHead

Meneando la cabeza mientras se incorporaba lentamente, para quitarse esa sensación de mareo, el enano tenía la sensación de que un boro le había pasado por encima. El polvo de la vieja sala mortuoria en la que se hallaban se había pegado a su pelo y a sus ropas, pero eso, francamente, era algo que preocupaba poco al aguerrido enano:

- Por las barbas de mis ancestros: que abominable brujería acabo de sufrir???!!!, dijo, incrédulo, como si de una borrachera de campeonato acabara de despertarse: No logro recordar... Estaba en... La barba le temblaba del enfado que iba creciendo dentro de él: - No puedo recordarlo!!! Aun con una rodilla en tierra, agarró el inmenso hacha de batalla, lo apoyó en el suelo, como si de un bastón se tratara, y se incorporó totalmente, levantando el peso de su armadura completa, como si, estando de pie, algo pudiese equilibrarse dentro de él, y traer de vuelta... Qué?? Que me ha sido robado??!!

En ese momento, miró a su alrededor. A juzgar por las poses y caras, sus compañeros parecían haber sufrido una suerte similar. Decidió que era una buena idea preguntarles:

- Estamos todos de una pieza, compañeros??, pasando la mirada de sus ojos, bajo las pobladas cejas, por los Guardias Grises que habian jurado con él. Creo que no he sido solo yo el que ha... "vivido", una especie de...  "sueño"?? Podeis recordar algo de él?? A mi se me ha escapado como la arena fina entre los dedos..., acabó, con un poso de amargura en la voz: Perdí mi identidad, que no me roben ahora mis recuerdos!!!

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08/12/2015, 14:51
Elietta

Elietta se levantaba del suelo como si siguiera sumergida en un profundo y oscuro océano cuyo peso sobre ella le impedía categóricamente moverse. ¿Qué ha... dónde...? Pensaba aún aturdida. Cuando la palabrería de su compañero, el enano, llegó a sus oídos, ella se los rascó, como reflejo, haciéndole ver al enano que su alto tono le molestaba a sobremaneras-Veo que aún... no sabes hablar sin chillar...-Respondió luego, aún irritada por todo lo que le rodeaba, por el ruido, por la sensación de que con aquella mole chillona embutida en acero toda cosa viviente en un radio de kilómetros ya sabían que estábamos allí-Ugh... veo que no soy la única que no se explica lo que ha pasado... y que no recuerda lo que ha soñado-No quiso darle mucha importancia, aunque no todos los días una se quedaba dormida en medio de una cueva sin explicación aparente, pare despertar completamente desmemoriada de lo que había ocurrido durante su onírico viaje-Puedo asegurarte... que me siento de muchas formas. Pero descansada no es una de ellas...-Suspiró, y luego miró a los demás, que se removían también, saliendo de sus trances.

Nadie cae en un sueño grupal inexplicable... sin magia de por medio...-Pensó mirando a los magos del grupo. No creía que ellos tuvieran nada que ver en el suceso, pero con la magia nunca se sabía...

Finalmente consiguió levantarse y se quitó el polvo de la armadura, debía llevar un rato dormida, y debía haber caído de bruces contra el suelo para levantar tal cantidad de polvo del mismo.

Tsk.. al menos no estoy herida...

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08/12/2015, 17:33
Selene

Selene abrió los ojos, encontrándose tumbada en el suelo como si solo fuera un cadáver más. Los oídos todavía le dolían a causa del chillido de la criatura, pero aun así, se sentía agradecida de haber escapado de esa ensoñación para estar de vuelta en el mundo real... bueno, tal vez agradecida no fuera la palabra, ya que la tenebrosa cueva era un contraste desagradable con las imágenes de su visión, pero se sentía aliviada de haber escapado de la trampa que le habían tendido.

La voz del enano la devolvió a la realidad, y se puso en pie para descubrir los rostros pálidos de sus compañeros, que al igual que ella, parecían acabar de despertar. Sin embargo, en cuánto les escuchó, comprobó que sus circunstancias eran muy distintas en aquellos momentos. La asombró y la preocupó a partes iguales darse cuenta de que parecía la única que no había caído en la red del monstruo.

-¿Os encontráis bien?- preguntó, concernida por el estado de sus nuevos hermanos, no tanto físicamente como a nivel emocional. -Hemos caído víctimas de un Demonio de la Desesperación.- Les informó, al ver que no parecían recordar nada. -Probablemente, os haya mostrado un momento de vuestro pasado especialmente desgarrador, con el objetivo de que os dejarais consumir por la desdicha. Yo... le he rechazado,- indicó, sonrojándose levemente, como si no le gustara destacar -pero no sé si ha sido derrotado por completo o no. No deberíamos confiarnos: si ha conseguido manipular nuestras mentes, es que es una entidad realmente poderosa.

Tras pensarlo un momento añadió, -Casi es mejor que no recordéis nada. Con toda seguridad, no debéis de haber vivido algo agradable...- Cerró los ojos un momento y sacudió la cabeza, como si tratara de desterrar un mal pensamiento. -Adios, padre- Paradójicamente, a pesar de todo lo que había experimentado, una suave sonrisa se dibujó en sus labios antes de volver a centrarse en el presente.

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08/12/2015, 22:52
Jarlath

Jarlath abrió los ojos llenos de lágrimas, y lo primero que vio fue el techo rocoso de la cueva, por el que se filtraba la luz del exterior a través de una exigua abertura. Sus dedos se cerraron como garras en el suelo, y sus uñas arañaron dolorosamente la piedra irregular. Un largo suspiro emergió de sus labios abiertos, expulsando todo el aire de sus pulmones, dejándolo hueco por dentro. Vacío.

Vacío. Así se sentía. Durante unos segundos, quiso respirar, pero era como si su cuerpo no le respondiera, o incluso como si, sencillamente, ya no quedara ningún motivo para hacerlo. Sentía como si, de pronto, fuera repentinamente consciente de que le faltase una parte del cuerpo sin la que había nacido, de la que nunca se había dado cuenta de que carecía. Sus iris se movieron nerviosamente a un lado y a otro. Estaba sumido en el terror. En el centro de su existencia se abría un agujero lacerante y hambriento, que se hacía mayor y mayor cuanto más trataba de pensar en él. Era como uno de esos pensamientos que tenía cuando estaba al borde del abismo entre la vigilia y el sueño, que se escapaban más y más cuando finalmente recuperaba la consciencia y trataba de recordarlos. Y cuanto más se alejaba su recuerdo, más crecía el miedo. ¿A qué se aferraría ahora? ¿Qué recuerdo revitalizaría ahora su inerte vida? De repente era como si nada tuviera sentido. Quién era, lo que hacía, lo que sentía y creía ya no tenían centro.

Un grito ahogado surgió de su garganta, apenas audible debido a la ausencia de aire en su interior, al tiempo que levantaba violentamente las manos en el aire, como intentando agarrar algo para evitar que se escapase, en vano. Respirando agitadamente, se dio la vuelta en el suelo y empezó a levantarse pesadamente, con la mirada clavada intensamente en un punto preciso que solo existía en su imaginación. Clavó la rodilla en tierra y trató de izar su peso. Cuando lo hizo, el laúd que colgaba de su hombro se escurrió de su brazo y cayó al suelo con un ruido sordo, el mismo ruido sordo que vibraba casi imperceptiblemente en su interior. El hombre se quedó mirando el instrumento, sumamente confuso, como si nunca hubiese visto nada parecido en su vida. Débilmente, se inclinó y lo recogió como quien recogía una piedra sabiendo que para otros podía ser valiosa, no así para él. Luego, se volvió hacia sus compañeros, viendo en sus rostros un desconcierto que debía de ser el reflejo del propio. Se los quedó mirando durante unos extraños momentos, buscando respuestas con sus ojos, y finalmente, su cara se congestionó, como si estuviese a punto de romper a llorar.

Pero no lloró.

No había nada por lo que hacerlo. Solo un vacío negro de inexistencia. Escuchó vagamente las palabras de sus compañeros, aunque le costaba seguirlas. Sentía una especie de interferencia, como si su capacidad de atender se hubiera visto severamente mermada. Sin embargo, las últimas frases de Selene le llegaron claras como el agua. Una expresión extraña se dibujó en su cara, a medio camino entre la incredulidad y la furia.

¿«Casi es mejor»? —repitió, con voz queda—. He olvidado por qué estoy aquí. Por qué estoy vivo…

Las palabras habían sonado raras, pero dejaban clara la realidad de que la pérdida de Jarlath había sido realmente significativa.

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09/12/2015, 02:20
Lynariel

Sentía lágrimas recorrer las mejillas, un grito ahogado que no terminaba de materializarse, una herida que jamás habría imaginado, un vacío amargo. Oscuridad. Notaba la impotencia rodear todo su cuerpo inmóvil, sin reacción ante lo que se estaba escapando. Los dedos poco hicieron para agarrar aquello que se estaba desprendiendo. Las cálidas caricias de aquello que quería luchar por quedarse pronto se desvanecieron. Ahora, sólo había frío.

No podía acordarse. Una niebla impedía ver más allá. ¿Qué era lo que había perdido?

Los vidriosos ojos contemplaron el techo natural de roca, cuyo grosor impedía que la luz se adueñara de todos los rincones oscuros de la sala. Temblaba. Tendida en el suelo trató en vano de articular palabras, pero éstas no quisieron verbalizarse. Se encontraba débil, cansada y vulnerable, su corazón estaba herido, como si una daga hubiera atravesado su pecho. Nunca había sentido algo parecido. En su interior notaba que algo se había apagado. Pero le era imposible recordar el qué.

¿Qué era aquello que le hacía sentirse tan triste y derramar lágrimas? Cuando abandonó su tribu dalishana también se sintió dolida. Pero, ¿por qué lo hizo en realidad? ¿Por qué dejarlo todo para unirse a los guardas grises? ¿Acaso su madre la odiaba? La incertidumbre era creada por el desconocimiento. Cuantas más preguntas se hacía, pocas respuestas hallaba.

"Oh, padre, ojalá estuvieras conmigo…".

Poco a poco, Lynariel se fue incorporando. Apoyó su mano sobre su frente, mientras apretaba con fuerza los dientes. Advirtió a sus compañeros y por la imagen de sus rostros intuyó que algo parecido les había pasado. Se percató del silencio del bardo, cuyo carácter jovial había desaparecido para dar paso a una máscara de oscuro pesar. Sólo Selene parecía encontrarse en mejor estado que los demás y quien dio una respuesta a lo que acababa de pasar.

- Me siento como si me hubiesen arrancado el corazón y me hubiesen dado una paliza después.- Respondió a la pregunta de Selene.- ¿Un demonio de la desesperación nos ha hecho esto? Sea quien sea, lo lamentará.- Dijo en un tono amenazador. La dalishana apretó el puño, conteniendo la rabia que empezaba a nacer de su interior. Si había alguna posibilidad de recuperar aquello que le había sido arrebatado, se aferraría a ello con todas sus fuerzas.- ¿Qué vamos hacer ahora? No podemos dejar que ese demonio nos manipule así como así y se salga con la suya.

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09/12/2015, 09:53
Paexter RockHead

Con cara de incredulidad, el enano se quedó mirando a la elfa que le acababa de increpar:

- Hablar sin chillar??!! Nos acaban de tumbar a los siete, y a robarnos nuestros recuerdos, y crees que me preocupa el silencio??!!, gritó aún más el enano, soltando espumarajos por la boca. El enfado iba creciendo más y más dentro de él, y lo estaba pagando con Elietta, que sólo había sido el detonante del desborde.

En ese momento, Selene, la extraña maga, dio la clave, y Paexter noto una vibración en el brazo que agarraba el hacha, una vibración dolorosa, ante la sola mención del Demonio que había manipulado sus mentes. El Arma, forjada hace generaciones para luchar contra esa lacra, respondió con fuerza a la mención del odiado ser. El enano olvidó por completo su encontronazo con la elfa, y se giró hacia la tevinterana para decirle:

- Podrías guiarnos hacia donde esté ese demonio?? Tengo unas cuantas cosas que decirle... Cuando acabó de hablar, sus manos apretaban de tal modo el mango del hacha, que sus nudillos estaban blancos. El contacto con el hacha reforzaba la determinación, de por sí fuerte del enano.

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09/12/2015, 11:36
Selene

Las palabras de Jarlath turbaron a la maga, que no había sido consciente de que el demonio les había arrebatado aquel recuerdo por completo. En un primer momento, había creído que el olvido se reducía únicamente a las vivencias que la criatura les había hecho experimentar en el interior de sus respectivas cabezas, pero pronto comprendió que el daño había sido mayor, mucho mayor. Sintió un leve dolor en el pecho, entendiendo mejor el vacío que se reflejaba en sus miradas, fruto no solo de la confusión, sino igualmente de la pérdida de identidad. Las palabras de Lynariel, poderosamente explícitas, remarcaron esa terrible sensación de que había hablado sin pensar.

-Yo... lo siento.- Musitó, sin saber qué podía hacer para aliviar sus sufrimientos, pero nada podía ofrecer aparte de su sincera compasión. Al escuchar las furibundas palabras del enano, la invadió su temor habitual, pero se controló para tratar de responder, con voz tenue ​-Me temo que no sé dónde se encuentra. Ni siquiera sé si está a este lado del Velo, o nos ha afectado directamente desde su propio plano aprovechando las fisuras.

Sus dedos se enredaron en un mechón de su cabello rojizo, con un cierto nerviosismo. Sabía que lo que iba a pedirles era tan difícil como desconsiderado por su parte, pero era necesario que les advirtiera, en caso de que la amenaza no hubiera pasado todavía. -Sé que habéis pasado por una experiencia terrible- prácticamente susurró, con un cierto desasosiego. -Pero ahora mismo, no debéis dejar que os invada el desánimo. Sé que es algo muy fácil de decir desde mi perspectiva pero... ese Demonio se alimenta de vuestra tristeza. Si os dejáis llevar por la desesperación, le haréis más fuerte. Hasta que estemos seguros de que estar a salvo, tenemos que sobreponernos a lo ocurrido.- No tenía ninguna certeza de que fuera a ser así, pero trató de parecer lo más segura posible cuando añadió -Además, si lo derrotamos, tal vez consigáis recuperar lo que os ha robado. Tenéis que mantener esa esperanza.

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09/12/2015, 12:43
Paexter RockHead

- Desanimarme??, dijo el enano, tras escuchar, muy concentrado, a la maga, Esa palabra no existe en el diccionario de este Hijo de la Roca. Si algo me embarga ahora, no es tristeza, si no una absoluta convicción* de que, si decide asomar su apestosa nariz, rebanaré el cuello de ese condenado demonio..., dijo, con los dientes apretados, mirando la columna de luz que se filtraba por el techo roto de la sala, iluminando miriadas de puntitos de polvo, que revoloteaban en el aire de la caverna, como si, de algun modo, pudiese ver ese "Velo", del que ya mas de una vez había oido hablar, pero que ninguno de su raza conocia.

Notas de juego

* Bueno, el que dice "convicción", dice "mala hostia", en vulgo castellano!! :)

Y con esto, ya me callo, que estoy copando la escena!! xDD

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09/12/2015, 14:15
Jarlath

«Hay problemas que no se pueden solucionar rebanándoles el cuello».

Jarlath estuvo a punto de abrir la boca para decírselo a Paexter. Casi lo hizo. Y sin embargo, nada dijo, pues se dio cuenta a tiempo de que el arrebato del enano era su forma de enfrentarse al horror. Solía decirse que la ira era la máscara de la tristeza, y habría sido muy desconsiderado por su parte arrebatarle eso a su amigo. Jarlath habría deseado poder sentirla, poder alimentar la bilis ardiente de la furia en su interior para mantenerse centrado y con los pies en la tierra. Para poder olvidar que había olvidado algo. Y sin embargo, no se sentía furioso. Se sentía violado y completamente destruido, disperso, como si lo hubiesen incinerado y hubiesen esparcido sus cenizas en el viento.

Entonces, de pronto, recordó a su hermano y a su padre. Recordó el dolor de su desprecio, de su incomprensión. ¿A qué se había aferrado todo aquel tiempo para mitigar aquel dolor? Ahora nada tenía sentido.

Sigamos, por favor —suplicó, en un tono de voz suave y relajado que apenas dejaba traslucir la tempestad que se debatía en su interior. Lo que más deseaba en aquellos momentos era terminar con su cometido, que ahora le parecía trivial y absurdo, y salir de aquella tumba cuanto antes—. De nada sirve seguir hablando. Actuemos de una vez.

Tenía que hacerlo. Tenía que avanzar, seguir adelante a ciegas. Era lo único que podría evitar que se derrumbara y muriera en ese mismo lugar.

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09/12/2015, 21:05
Elietta

-Basta. En serio. Si crees que eres el único que has perdido algo, te equivocas-Respondió al enano con su tono frío habitual. No podía sentir lástima por lo que no podía recordar. Aunque fuera consciente de que había un hueco ahí, un hueco que le parecía importante, pero no doloroso, y por tanto, no tan importante como la misión o su propia supervivencia... Incluso pese a que en el fondo sintiera que todo aquello acababa de perder todo el sentido que tenía en un principio-Si quieres recuperar lo que has perdido debes vivir lo suficiente para recuperarlo... si atraes a todos los monstruos de la cueva con tus incesantes maldiciones, no lo conseguirás-Le miró con unos ojos severos, tratando de hacerle entender que ella también había perdido parte de sus recuerdos. Trataba de racionalizar la situación, pero no podía hacerlo rodeada de tanto ruido y frustración. 

Entendió que lo mismo que le había pasado a ella le había ocurrido al resto, y que quizá podría haber tenido más tacto a la hora de hablar, pero no era el tacto lo que movilizaba a las personas, lo que salvaba vidas. Era el silencio, estar alerta. 

-Estoy de acuerdo con Jarlath...-Dijo luego, viendo en los ojos del bardo una pesadumbre que no le había conocido antes. Algo que le preocupaba. Ese hombre parecía necesitar un hombro sobre el que apoyarse.

La elfa se acercó y le ofreció una mano.

-Vamos. No podemos quedarnos aquí-Le dijo al hombre.

En el fondo, se sentía asustada. ¡Joder, le acababa de atacar un demonio! ¡Y le había robado parte de sus recuerdos! ¡No sólo estaba asustada, sino que también se sentía angustiada y enfadada!

Pero estaba viva, había sobrevivido al encuentro... y eso no lo podían decir muchos que se hubieran cruzado con un demonio... y eso le dio fuerzas.

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10/12/2015, 16:58
Enansal

Otro parpadeo, y se encontraba de nuevo la caverna, espalda en el suelo, rodeada de los demás guardas grises y los antiguos cadáveres.

Se sentía como si hubiera despertado de un sueño confuso, tan consciente de que había sucedido como incapaz de recordarlo. Sabía que había vivido algo, lejos de allí, los olores y sonidos del bosque todavía bailaban bajo sus sentidos, por encima de la fría humedad y la suave brisa que se colaba por la grieta del techo.  

No era un simple sueño. No era necesario escuchar los gritos y lamentos de sus compañeros para comprenderlo. Algunos de los territorios de sus recuerdos se habían deforestado de improviso. Las motivaciones que la movían seguían allí, alienígenas, desnudas de contexto. Figuras sin rostro hablaban en silencio dentro de su memoria.

Echó la mirada mucho más atrás, hasta la infancia. La bruja conservaba su voz y su cara, y los años pasados con ella estaban tan intactos como la constante erosión del olvido los había dejado.

Juntas se asomaban al desfiladero sobre los marjales. Flidais balanceaba su corpachón tan cerca del filo que los buitres dibujaban circunferencias sobre su cabeza. No tenían forma de saber que la mujer podía volar con ellos. Ella estaba un paso más atrás, observando la distancia. ¿Tienes miedo de asomarte? le preguntó. Ella negó con la cabeza. No tenía miedo; dio un paso más y miró bajo sus pies antes de volver a levantar la vista.

No tenía miedo, pero tampoco razones para arrojarse a los brazos de la angustia.

Un demonio de la desesperación. Sin embargo, la desesperación que aferraba los brazos de Enansal era la que le presentaba el futuro, no el pasado. En la frustración de la pérdida había también cierto alivio. Algo que no quería permitirse.

¿Y vosotros, podéis encontrarlo? preguntó a la cabra y el augur, poniéndose en pie finalmente. Selene no era capaz, ella tampoco, pero un espíritu y el hombre al que acompañaba podían tener otros métodos.

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10/12/2015, 22:57
Hroldar Torvaksen

Hroldar se había levantado y se había quedado mudo. Pese a la experiencia del augur con los espíritus no parecía haber salido mejor parado que vosotros. Cuando Enansal le hizo la pregunta levantó la cabeza, para después negar con ella.

—No puedes encontrar a un dios sin saber su nombre. De lo contrario sería como tratar de localizar a un animal concreto en un bosque sabiendo que es un pájaro —respondió el gigante—. Y aunque supiésemos su nombre, necesitaríamos lirio. O unos conocimientos de magia de sangre de los que carezco.

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10/12/2015, 23:33
Yadda

—Me temo que no puedo; esa cosa está en el Velo—comentó Yadda. Aunque entonces levantó una pezuña para rascarse la rala barba de cabra con el gesto meditabundo de quien piensa en voz alta—. ¿Pero no era a los elfos, precisamente, a quienes la magia de sangre se les daba de muerte?

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11/12/2015, 19:34
Narrador

Antes de que nadie más pudiese abrir la boca, escuchasteis un crujido... seguido de varios más.

La sangre se os heló en las venas cuando contemplasteis como varios de los bultos harapientos y herrumbrosos que yacían desmadejados por el suelo se levantaban espasmódicamente, quizá atraídos por lo que os acababa de ocurrir. ¡Algunos incluso tenían todavía flechas atravesadas por todo su cuerpo!

Un gemido gutural se alzó como proveniente de la misma ultratumba cuando más de media docena de cabezas cadavéricas se giraron en vuestra dirección. 

Teníais problemas.

¡Iniciativas! Y describid cómo reacciona vuestro personaje si queréis, pero no hagais ninguna acción.

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11/12/2015, 20:08
Paexter RockHead

- Baaaahhhhh!!!, estaba a punto de responder el enano a la estirada elfa, tras su perorata: - Estos condenados elfos no me escuchan cuando hablo!!, pensó, pero en cambio se quejan de que me oyen demasiado. Pero en vez de eso, se limitó a encogerse de hombros: - No es algo que me vaya a quitar el sueño, de todos modos... Ahora lo importante es acabar con ese maldito demonio, y llevar a los traidores de vuelta a la Fortaleza... Enansal, la extraña elfa amiga de gusanos de pura lava, parecía estar de acuerdo, pero el Guardia Senior que los acompañaba, y lo que es peor, su cabra, echaron por tierra su necesidad fruto de la frustración: - Así que no saldrán de ese Velo... Desgraciados cobardes..., siseó. De nuevo, sus nudillos habían perdido todo su color, tal era la presión sobre el mango de su hacha, y sus ojos se nublaron con cierto tinte rojizo...

Pero no le dió tiempo a alimentar mucho mas su odio por esos entes tenebrosos, pues un crujido llamó su atención desde el otro lado de la camara mortuoria en la que se hallaban. En un ritual que ya hacía de modo puramente mecánico, golpeó con su guantelete derecho el pequeño escudo que portaba sobre el antebrazo izquierdo, y que mas de una vez le había salvado de alguna, evitando que un filo ávido de su carne llegase a tocarle. Quizá necesitaba sentir que, una vez mas, esa pequeña rodela se anclaba con fuerza a su brazo: - Quizá te vuelva a necesitar...

Afianzando sus cortas pero poderosas piernas, levantó el hacha, ávido de engendros tenebrosos, y se dispuso a hacer frente a la horda de muertos vivientes que había decidido unirse a la fiesta. Una sonrisa surgida del puro disfrute que para él era una batalla se truncó en escasos segundos, cuando se dió cuenta de que, si los condenados muertos se hubieran levantando unos minutos antes, ninguno de ellos lo hubiera contado: - Estoy empezando a odiar a la puta Novia Roja...

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Notas de juego

Iniciativa: 7.

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11/12/2015, 22:34
Jarlath

Jarlath miró a Elietta a los ojos cuando vio que la elfa le tendía una mano. Una expresión de agradecimiento se dibujó en su rostro. El hombre tomó la esbelta mano y la apretó con cálida firmeza, realizando un leve y silencioso gesto de asentimiento, que decía muchas cosas sin decirlas. Por su parte, incluso el veterano Hroldar también parecía haber sufrido, y el hecho de que alguien experto como él estuviese indefenso frente al ataque de un demonio le hacía sentirse aturdido. Según les dijo el augur, tratar de localizar al demonio con los medios de que disponían sería como buscar una cáscara de nuez en el océano. Paexter empezó a protestar, frustrado ante la perspectiva de no poder dar caza al ente por métodos convencionales. Sin embargo, Jarlath solo podía sentir como si su cabeza estuviese sumida en una nube de niebla pesada y gris. Sus sentidos estaban amortiguados. Y sin embargo, lo oyó.

Todos lo oyeron.

Un crujido demencial, como si las puertas del mismísimo Abismo colgasen abiertas de sus goznes, resonó por toda la estancia, llegando de varios lugares hacia los que el trovador no se atrevía a mirar, pues ya sabía lo que sus ojos verían. Miró, no obstante, solo para confirmar lo que sus temores, y los de Selene, ya le habían advertido. Los muertos se levantaban como las marionetas de un titiritero loco, en una grotesca formación, y sus pavorosos semblantes destruidos por la decadencia se giraron hacia ellos al unísono, clavándoles una mirada desprovista de ojos. Jarlath sintió con un escalofrío cómo la nada lo llamaba desde las cavernosas cuencas vacías de la muerte, ejerciendo un poderoso tirón sobre él. Las batientes mandíbulas repicaban en un estruendoso ritmo que parecía acentuar el silencio que se extendía por su cuerpo como el frío del invierno más cruel.

Y sin embargo, ese horror despertó algo en el corazón de Jarlath. Sin importar su desolación, no podía permitir que aquellas cosas existieran sobre el imperfecto aunque hermoso mundo. Instintivamente, el bardo aprestó sus armas casi sin pensarlo.

Tened cuidado —fue lo único que dijo, con una voz serena y llena de una inexplicable fuerza.

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Notas de juego

Iniciativa: 3 (vaya p*t@ m!3rd@).

Pg: 20/26. Pc: 8/13.

Vuelvo a cambiar de avatar. Nada como unos muertos vivientes para hacerte darte cuenta de que, al fin y al cabo, puedes estar peor XD.

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11/12/2015, 23:15
Selene

En el mismo momento en que oyó el crujido, Selene comprendió de lo que se trataba. Y comprendió que tenían que haberse ido de allí hacía bastante tiempo, pero el inesperado ataque del demonio le había hecho olvidar por completo a los cadáveres que les cercaban como una marea grisácea y putrefacta.

Las palabras de Hroldar, acerca de la magia de sangre, o de Yadda, afirmando que la criatura se había refugiado al otro lado del Velo, le llegaron como un sonido irreal que careciera en absoluto de significado. Sus ojos negros se habían abierto por completo, convirtiendo su pupila dilatada por el miedo a un nuevo e inminente enfrentamiento en un pozo de absoluta oscuridad.

Dio un paso atrás, antes de sacudir la cabeza y sacar su bastón con una decisión demasiado exagerada como para ser auténtica, casi como si estuviera tratando de disimular su temor a los esqueletos bajo un barniz de agresividad. No se trataba del infantil rechazo hacia los muertos vivientes lo que la hacía estar prevenida contra sus enemigos, más bien, eran los años de estudio pasados en Perendale los que le habían demostrado hasta donde podía llegar una magia destinada a utilizar los espíritus de fallecidos para potenciar sus artes*, y las consecuencias de desatender los cascarones vacíos que habían dejado atrás. Tuvo que recordarse a sí misma que, del mismo modo, también había aprendido sus debilidades.

-No has escapado de un Demonio de la Desesperación para caer ante estos monstruos...- Se recordó a sí misma, mientras comenzaba a canalizar energía a través del Velo.

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Notas de juego

Iniciativa 10

*En caso de dudas, estoy hablando de mortalitasi nevarros, no de magia de sangre.

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11/12/2015, 23:44
Enansal

Hroldar estaba tan perdido como los demás. Malas noticias, si el demonio no decidía presentarse ante ellos de nuevo.

La magia de sangre era un concepto incomprensible para Enansal. No había una distinción como aquella en la magia que le había enseñado a usar Flidais. La sangre era un canal entre otros muchos, fundamental en algunas ocasiones, inútil en otras, innecesario en la inmensa mayoría. Mas desconocía su esencia; la magia era parte de ella y sabía tan poco sobre su funcionamiento como sobre el reto de los mecanismos que hacían funcionar su cuerpo y espíritu.

La primera vez que Enansal escuchó hablar de magia de sangre fue en Gwaren, entre los elfos de ciudad. Un tabú para quienes habitaban los asentamientos humanos, entre quienes propia existencia de la magia era temida de por sí. Lo que había tenido ocasión de aprender después, lo había ignorado. No veía en ella nada digno de causar temor.

Dime cómo hacerlo y, si está en mi poder, lo haré, aseguró al espíritu de la inspiración.

No hubo ocasión para más palabras. Chirriar de hierros oxidados y crujir de huesos interrumpió la conversación- Tal y como había augurado  Selene, algunos de los cadáveres se pusieron en pie.

No eran más que momias vetustas. Qué daño podían hacerle, si parecían al borde de estallar en nubes de polvo.

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12/12/2015, 00:47
Lynariel

Respiró hondamente.

Todavía se encontraba aturdida de la experiencia, si es que se podía llamar así, que había sufrido. El dolor de cabeza seguía presente y la preocupación de haber perdido algo verdaderamente importante de su vida aumentaba. Ese malestar era generalizado y producía cierta tensión entre los guardias, aunque sin llegar a extremos peligrosos.

Por desgracia, había sido más fácil lanzar ciertos improperios contra el responsable de la broma macabra que localizar al ente culpable. Que el demonio se encontrara en otro plano, dificultaba la tarea de recuperación y por el momento resultaba imposible hacer nada para remediar la situación. Se prometió a si misma que hallarían el modo de hacerlo volver y acabar con él, aún sin tener idea acerca de la magia de sangre y los misterios del Velo.

El ambiente se enrareció. Otro escalofrío recorrió el cuerpo de Lynariel.

Al mismo tiempo, crujidos venidos de la nada, la alertaron del nuevo peligro. Ante sus ojos vio cómo cadáveres y esqueletos se levantaban con intenciones no amistosas. Por puro instinto, desenvainó con rapidez su Dar'misaan y se colocó en posición de combate. Gruñidos inundaron la enorme sala. Primero habían sido las arañas, ahora cadáveres andantes, ¿qué sería lo próximo que mostraría aquel entramado de túneles?

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