Partida Rol por web

Ella se despierta al atardecer, es la noche del evento, por fin se resolverían todas sus dudas, o eso pensaba ella.

Es una noche tranquila, la luna brilla en el cielo iluminando las calles de Florencia con un halo de misterio. En el Pub, tal y como la noche anterior la gente ya estaba haciendo cola para entrar, algunos le echaron alguna que otra mirada pero tampoco repasaron demasiado en ella.

La noche caía en Florencia y el evento no tardaría mucho en comenzar, Johan sabía donde tenía que ir gracias al mapa que les había mostrado la joven, solo quedaba ponerse en marcha y llegar cuanto antes.

La noche caía en Florencia y el evento no tardaría mucho en comenzar, Fray Guillermo sabía donde tenía que ir gracias al mapa que les había mostrado la joven, solo quedaba ponerse en marcha y llegar cuanto antes.

No había ninguna carta esperándole, así que bien podía suponer que no había habido ninguna novedad de la que Jesús tuviese que informarle.

Sus ojos se abrieron y se sentó en la cama. Pensó con satisfacción que el día había llegado. Buscó la carta que era la invitación por si la precisaba de nuevo.

Se cambió nuevamente al vestido de la noche anterior. Se colocó el corsette y ayudó las cintas que lo sostenían contra su figura.

Al salir de su habitación y comprobó que la luna estaba hermosa. Calculó si la distancia al pub era lo suficientemente corta para ir a pie. De no ser así volvería a pedir otro taxi.

-Es una hermosa noche, caminar bajo la luna suena más tentador pero no me arriesgar a llegar tarde a mi cita.

Así salió en búsqueda de su destino.

Ella se dio cuenta de que la lejanía le impediría hacer el trayecto a pie. Así que pensó que el taxi seguía siendo la decisión más apropiada. Pidió a los del hotel si podrían llamarle uno y lo esperó en la puerta.

Llegué al hostal dejando la carta en un buzón, ya tenía datos, y lo escrito era cierto, por lo que podía mandarla. 

Al despertar a la siguiente noche, llamé rápido a mi pájaro. 

¿Viste algo? ¿Algo sospechoso?. 

Y tras su respuesta, llamé al resto de la '' manada''. Abriendo la ropa y dejando a la luz una escena más propia de las películas que de la realidad, aunque aquello era muy real. De hecho habría pagado dinero por ver el rostro de uno de esos absurdos humanos viendo tal imagen.

Es el momento, empieza la reunión, el clan, la vida, el hogar, todo está en juego, podemos volver con un elíseo, con nada, o no volver. Nunca había mentido a mis animales y hoy no sería la primera vez. Acaricié al gato, pues era el único que se prestaba a tales gestos, la avispa que lideraba el enjambre, haciendo que su número no disminuyera apenas tenía pensamientos, y las serpientes no mostraban sus sentimientos, por más que los tuvieran. 

Desnudo me acerqué al pequeño macuto que me había acompañado en el tren y como una rutina decidí como ir. 

Elegí una camisa, cerrando a las serpientes y a las avispas. Me puse el alzacuellos, la túnica, la capucha, la máscara y los collares en la parte abierta de la túnica. Me miré al espejo como si eso me diera una apariencia más humana, y salí del hostal.

A la puerta, la primera orden. Verdad, es probable que no entres tampoco aquí, al menos no al principio, como siempre debes estar en los aires, vigilando, avisando de lo que veas. Ahora lo harás en el trayecto. Y después sobre el edificio. 

Y comencé a andar, por el camino que había memorizado la noche anterior, leía mucho, y eso me daba una memoria que en ese momento había sido clave, estaba claro que no iba a ir a la oficina de turismo a preguntar por aquel lugar, y el uso de Internet escapaba a mi razón. 

Miré que tenía la carta, puse una mano en la manga contraria y comencé el camino, aguardando la llegada y por tanto, aquel que estaría en la puerta pidiendo la entrada. 

¿Como será?, la pregunta sobre el guardián del lugar me hizo sobresaltarme, había leído mucho sobre la vanatoarea, había indagado, pero había algo que no me había planteado, y que me hizo pensar todo el viaje. 

¿Quién hace esta reunión? 

¿Por qué si es tan secreto el primogénito sabía de ello antes que yo, el propio invitado? 

La mente o mentes detrás de la reunión me hicieron pensar todo el camino, los antediluvianos eran mitos, a la par que personas llenas de ira según los escritos, el círculo interno, aunque un secreto a voces, era un misterio, tan antiguos como para no querer ser descubiertos, tan poderosos como para tener a justicars a su nombre, tan cuerdos como para poder mantener un gobierno en coalición. Muchas de esas premisas eran inviables juntas, por lo que el círculo interno de la camarilla para mi era una blmba de humo, inventos de vampiros con poder para seguir manteniendolo. Los primogénitos eran demasiados, y esto era mundial, era imposible ponerse de acuerdo. Tantas dudas. ¿Quién hace esto?. 

El pensamiento me nubló todo el camino, y cuando me quise dar cuenta ya estaba allí, esperando el primer paso de la vanatoarea, a las puertas del lugar abandonado mirando si hay alguien, aunque en silencio. 

Ella entra en el taxi que llega poco tiempo después de avisar en el hotel, debía estar por la zona. Al volante iba un joven que se giró un par de veces hacia ella para poder mirarla al hablar, sin embargo, tampoco tuvieron una conversación muy larga, la radio sonaba y la música inundaba el coche dejando a Divenchi divagar en sus pensamientos, envolviéndola en un mar de tranquilidad durante el viaje.

Alguna que otra mirada del joven fue captada por la Vástago pero ella estaba sumida en sus pensamientos. A su mente vino la niña, esa humana pequeña a la que quería porque era la descendiente de su familia, de esa que poseía cuando también era parte del Rebaño.

Alicia, tus ojos se parecen a los míos… tu sonrisa es angelical si es que esos seres siquiera existen. He vivido tanto pero aun no he conocido a ninguno.

Abrió sus ojos un momento para mirar al conductor y, a la vez, ver por dónde andaban. Realmente no conocía tanto las calles pero era divertido ver las luces pasar, la gente caminando, la vida pululando a su alrededor.

Porque la vida era preciada, y eso Ella lo tenía bien en claro.

El viaje se hizo más bien corto, por la mente de la joven pasaron imágenes, sueños tranquilizadores, de hecho en el momento en el que se bajó del coche pareció que su cabeza se despejase de un embotamiento, había ocurrido algo en el taxi y no tardaría demasiado en darse cuenta de ello...

Ahora un camino a través de un bosque esperaba para ser recorrido, no mucho más allá el Monasterio esperaba, pronto descubriría que secretos rodeaban aquel extraño evento al que había sido llamada.

La velada con Melanie no había resultado tal y como William esperaba, pero al menos ahora sabía donde tenía que dirigirse la noche siguiente, allí le sería revelados todos aquellos secretos que parecían rodear a tal extraño evento.

La presentación de Melanie había sido corta y no había podido resolver muchas dudas, pero al menos ahora ya había un objetivo donde dirigirse la noche siguiente, allí serían revelados todos aquellos secretos que parecían rodear a tan extraño evento.

La presentación de Melanie había sido corta y no había podido resolver muchas dudas, pero al menos ahora ya había un objetivo donde dirigirse la noche siguiente, allí serían revelados todos aquellos secretos que parecían rodear a tan extraño evento.

La presentación de Melanie había sido corta y no había podido resolver muchas dudas, pero al menos ahora ya había un objetivo donde dirigirse la noche siguiente, allí serían revelados todos aquellos secretos que parecían rodear a tan extraño evento.

Los pensamientos la volvieron a hundir en un sopor porque se sintió aletargada al salir del taxi. Agradeció al humano y le abonó el viaje.

-Que tu noche sea fructífera.

Le dijo, antes de comenzar a caminar. La reunión sería en un monasterio, aquello le pareció interesante. El bosque la acompañaba en este paseo. A Alicia le gustaban los bosques, claro que desconocía los peligros que se podían esconder allí.

No como Ella, los hombres lobo moraban en los bosques. Se preguntó si la prueba tendría algo que ver con ello. Pero prefirió no pensar en aquellas cosas, de todas maneras era mejor sorprenderse con el evento al que había sido invitada.

Sylvanus no quería perder demasiado tiempo y aun así, supo que debía ser precavido. No sabía realmente las reglas de aquel juego y quizá aunque no pudieran hacerse daño los unos a los otros durante la Vânâtoarea quizá si pudieran antes del comienzo de la misma...

Con la caída de la noche cogió un taxi hasta la Strada Provinciale 188, pagando al taxista con un agradecimiento en italiano y bajándose para continuar a pie desde allí por la Via alla Sacra. Su idea era subir hacia allí de manera discreta, tratando de no llamar demasiado la atención y a ser posible pasar desapercibido, sólo por si acaso.

Pasar el día en el hotel había sido algo relajado, sólo había tenido que colgar el cartelito de no molestar en la puerta. No había elegido ningún lugar caro, no sabía cuando me podía hacer falta mi dinero para solucionar un problema a golpe de talonario. 

Internet, ese invento a medio camino entre la humanidad y la conexión con el cosmos de los malkavian, me reveló donde se encontraba la iglesia en la que tendría lugar el evento de presentación. 

¿En que consistiría? Me sentía realmente intrigado. Esperaba que no fuera nada que se resolviera con violencia, nunca había sido un hombre de armas, y mucho menos un vástago preparado para ese tipo de enfrentamientos.

Tras pedir un taxi, me asee y me vestí apropiadamente para una ceremonia como esa. El traje estaba impoluto como era de esperar. Salí de aquella habitación en la que me había enclaustrado a pasar la noche con paso decidido. 

Era una noche tranquila, al menos por el momento, el camino estaba despejado, la luna iluminaba todo con su luz y apenas si se oía algo más que los ruidos propios de aquellas horas de la noche.

Aún le quedaba bastante por andar hasta llegar a su destino, quizás se cruzase con alguno de los participantes, o quizás no...