Partida Rol por web

—No hemos hecho absolutamente nada en especial, caballero, más que hacer alguna otra pregunta sobre estos anillos... sin demasiado éxito. —realmente las respuestas no decían mucho, pero Johan escuchó al hombre del hábito para luego acariciarse su propia barba.

—¿Por qué no habríamos de decirlo? Yo pertenezco al clan Gangrel, tampoco creo que la paranoia vaya a abrirnos más puertas en este evento, más bien al contrario. Imagino que un evento de estas características no pasará desapercibido para la Estirpe y que por eso tenemos tantos... interesados. Dudo siquiera que las normas de un solo miembro de Clan sea algo forzado y que, con las entradas, cualquier podría colarse.

El hombre con casco sigue a la joven intentando ser silencioso.

- Sí, creo que está allí, en el bosque, también siento algo. Pero antes de acercarnos más, ¿tienes algún plan?

Deja pasar también a William y cierra la puerta tras él, viendo que ya no hay nadie más que pueda entrar le conduce hasta donde están los demás esperando.

Una vez allí le hace entrega de un anillo tal y como ha hecho con los demás.

- Como estaba explicando a sus compañeros, tiene que ponerse esto hasta que finalice el evento - le tiende un anillo - si se le ocurre quitárselo morirá, así que no se lo aconsejo. Como ve - señala a los presentes - ellos ya se lo han puesto y nada extraño les ha sucedido. Así que por favor, haga lo que le digo y podremos continuar.

Una vez el Maestro regresa acompañado de William, espera a que todos tengan el anillo colocado en un dedo para poder continuar con la ceremonia.

Me pongo el anillo y espero a que comience la ceremonia o en su defecto se pinche algo en mi dedo. Lo repaso con las yemas una y otra vez. No quería despertar los poderes de mi sangre otra vez, esta noche estaba resultando de lo más frustrante en cuanto al uso de las disciplinas y había notado como el ansia despertaba en mi. 

Decido que por el momento es mejor mantener un perfil bajo y ver a donde conduce todo esto.

Debían aprovechar que la intrusa no se percatara de su presencia.

-Tal vez flanquearla sería lo mejor –dice Ella. –Tú te acercas a ese punto por la derecha y yo voy por la izquierda. De hecho, sería bueno que tal vez uno de nosotros se hiciera ver. De esa forma ella pensará que ese la está cazando, ignorando así la presencia del segundo.

El plan era simple: que uno de los dos se acercara por un lado actuando no tan sigilosamente, haciendo que la mujer lo notara y por ello, dejara de prestar atención al verdadero cazador que se aproximaría con sigilo real, preparado para atraparla al tratar de huir.

-El más fuerte debería acercarse sin ser visto, por si esa mujer es uno de nosotros. Yo creo que tú eres el más fuerte, señor Meme… ¿te parece que yo la distraiga y tú la atrapes?

Diana se mira el anillo, se habia fusionado con su dedo y había formado unas ramificaciones hasta la muñeca, le resultó curioso, pero una vez volvió el Maestro, puso sus manos en los los bolsillos y siguió al resto. No dijo nada ni contestó a nadie, tenía las mismas dudas que ellos y solo podía encogerse de hombros.

-Pues no, ni una sola mi estimado.- Le respondí al Fray antes de ver por un momento mi anillo, haciendo una ligera mueca antes de volver mi vista hacia Johan, llegando a asombrarme un poco al saber que era un Gangrel. De un Gangrel me esperaba cualquier cosa, menos alguien así como él era.

-¿No les molestaría contarme toda la historia? Y además, supongo que quienes los atacaron recibirán un grave castigo, vaya.-

Las palabras de Johan tenían bastante sentido, cualquiera podría colarse, aunque por otro lado el maestro de  ceremonias era más intrigante de lo que parecía, y algunos dones de Caín permitían visualizar el clan con pequeños fragmentos del vástago. ¿quién sabe de que era capaz ese extraño hombre?

Miré a mis compañeros y enseñé las marcas de mi mano al maestro, Supongo que podemos continuar.

Aquí había varias personas, y la mayoría de ellas habían tenido problemas con su entrada, aunque el ambiente de ayuda era algo que me agradaba, siempre pensé que los vástagos, como su especie antecesora, los humanos, tenían que tener un cierto perfíl social, quizá no tanto como yo, pero si algo que les acercara a su humanidad, no se llamaba así por azar.

¿Alguien sabe cuál es el siguiente paso?, o solo el maestro de ceremonias, Comenté mientras me agrupaba para que nos llevara a continuar con la ceremonia.

Al cabo de unos instantes el anillo que se ha puesto William se hunde en la piel sin dolor alguno, haciendo casi imposible que sea arrancado, además, si uno se fija bien, del aro han salido bifurcaciones muy finas, como hilos negros que recorren la piel del usuario hasta la muñeca.

Una vez todos se han puesto el anillo el singular Maestro toma de nuevo la palabra.

- El siguiente paso es seguirme por favor.

Y una vez dicho aquello empieza a caminar alejándose aún más de la verja* dejando a la izquierda La Sacra, hasta llegar a una pequeña muralla de piedra en cuyo centro hay un arco con un portón. Una vez allí saca una gruesa llave que introduce en la cerradura para dejarles pasar, cierra tras ellos y les guía a través de los terrenos hasta llegar a una zona que parecen las ruinas de un antiguo cementerio de los monjes que allí vivían**.

El lugar es un tanto extraño, no solo hay lápidas sino que además pueden verse bultos tapados con sábanas blancas que la brisa nocturna mece de forma casi fantasmagórica.

El hombre se coloca junto a uno de aquellos extraños bultos mientras espera a que todos se hayan ubicado para continuar hablando.

El hombre del casco asiente.

- No lo habría expresado mejor. Por mi parte no te preocupes, no me verá venir te lo aseguro, y también puedo decirte que hoy los dos atravesaremos esa verja sea como sea. Cuenta con ello.

Y tras decir aquellas palabras Mr. Meme se aleja por el punto que le había tocado.

El plan estaba echado: mientras el señor Meme esperaba en la oscuridad, aproximándose a la persona por un lado, la vampiresa se acercaba por el otro. Lo hacía a escondidas aunque realmente no estaba ocultándose con un gran esfuerzo. Hacía la mímica de hacerlo esperando que la mujer, y ojalá se tratase de ella, intentara evadirla yendo a los brazos del vástago tecnológico. 

Debían hacerse con las entradas o quedarían afuera de la prueba sin empezar siquiera a competir. Eso era inaceptable. 

Te la contaremos cuando nos den un descanso, dije mientras caminaba detrás del maestro. Por ahora si te diré que deberías tener cuidado, todos hemos tenido algún problema. 

Caminé de forma tranquila, esto es mucho más grande de lo que parece, quizá oficie una misa al acabar todo esto, el lugar es tan propio. Pensaba con cierta ironía. Al llegar miré a mis compañeros, y me situé delante del maestro. Esperando el inicio. Somos pocos, ¿hay más participantes?. Pregunté con curiosidad, el asamita tenía que haber entrado, tenía la ventaja del tiempo. 

- ¿De nuevo por aquí pequeña? Cualquiera diría que me estuvieses siguiendo, sé que dejo huella en la gente pero no sabía que tanta...- la joven pelirroja aparece detrás de Ella susurrándole al oído, para después colocarse justo delante mirándola fijamente a los ojos con una extraña sonrisa dibujada en sus labios.

Por suerte para Divenchi y Mr. Meme parecía que la mujer no se había percatado de la presencia del segundo.

La pelirroja apareció y una veta de esperanza se encendió en el corazón de Ella. La mujer se jactaba ahora creyendo que la había aventajado. 

Era cuestión de ganar tiempo para que Meme pudiera actuar.

-Hagamos esto fácil... tú tienes algo que me pertenece. No deseo entablar una pelea para obtenerlo. Créeme que no soy tan tonta como   me has tomado.

Esperaba que sirviera.

Necesitaba está oportunidad...

- No hay nada que puedas ocultarme - y nada más decir aquello la pelirroja se gira interceptando con una agilidad casi felina a Mr. Meme que estaba acercándose por detrás.

Mr. Meme sonríe al ver como la peliroja se gira hacia él, aunque nadie pudiese apreciarlo debido al casco que llevaba puesto. El contacto visual era necesario para lo que tenía planeado. 

- Dame las invitaciones.

La joven obedece, rebusca en sus ropas, y le entrega algo a Mr. Meme.

- Olvida.

Camino con el resto de la comitiva.

- Al menos hay un par de ellos fuera, buscando sus entradas.- Comento distraído.- Aunque esa no es la pregunta adecuada, la pregunta adecuada es ¿Porqué si es una ceremonia secreta hay tantas personas enteradas de ella, de las entradas y demás? ¿Han orquestado esta prueba de aptitud con algún motivo en particular?

Comprendía menos de lo que esperaba a estas alturas, comenzaba a resultarme apabullante la cantidad de complejidades que se estaban desarrollando sin sentido aparente. También estaba el tema de la mujer pelirroja. Aun podía saborear su imagen en mi retina. 

La belleza fantasmagórica del lugar sin embargo mantenía mis ánimos en alza. Después del siniestro anillo y lo ocurrido hasta el momento, no parecía que fuera a ocurrir nada especialmente peligroso por el momento.