Partida Rol por web

Entro

Disculpa mi falta de educación. Con un café seguro que estos despistes no me ocurren, soy Henry. - Mintió mientras le estrechaba su mano. La realidad no es que se le olvidase presentarse sino que no quería decir su nombre en público para que no le reconocieran, lo cual era una estrategia ridícula, porque tarde o temprano sabrían por lo menos su nombre de pila.

Te diría que estoy encantado de conocerte, pero dadas las circunstancias, perdóname si no es así. - Intentó cortar la atmósfera asfixiante con un pequeño chiste.

Miró la sala en la que había entrado.

Esto no tiene mucho sentido. Nos van a intentar matar pero nos proporcionan una sala con un billar, una televisión de última generación con un cómodo sofá y... - Se acercó a la mesita de café delante de la televisión.

...y sí, es lo que parecía: Una videoconsola. - Anunció.

También parecía haber una barra de bar con taburetes altos. Se acercó a la barra de bar.

Quizás aquí detrás encontremos algo para ayudarnos a despertar. Con un poco de suerte, medio café irlandés. La mitad interesante. - Medio hablaba solo medio hablaba con ella. Se notaba que estaba nervioso, y no parecía alguien que sufriera miedo escénico por estar delante de una mujer, así que todo parecía indicar que era por la situación.

-Es normal que estés nervioso, cariño.- "o que me estés intentando engañar par que piense que eres inocente".- Aquí hay más tensión que en la reunión de mi acuerdo de divorcio. Si sales de aquí con vida, recuerda mis palabras, "Separación de bienes".- No tenía alianzas, solo un moreno propio de quién puede cogerse vacaciones cuando quiere.

Me siento en uno de los taburetes, con las rodillas juntas, no quería que se vieran mis bragas, no aún al menos.

-Bueno, la idea de este macabro juego es ciertamente espeluznante, pero tampoco me parece terrible. Prefiero morir así, que dentro de cincuenta años con el cerebro machacado por medicamentos sin ser capaz de quitarme las babas de la barbilla. No sería apropiado para una señorita como yo.

No tenía mucho que hacer mientras mi apuesto compañero de homicidio colectivo servía alcohol. No iba a quejarme, no era mi primera vez que empezaba el día con un lingotazo.

-¿Cuál es tu historia, campeón?

Con mi cigarrillo a medias, saco el paquete y el mechero, los dejo encima de la barra, ofreciéndoselos para que coja si le apetece.

Henry dudó un instante.

Antes incluso de que le preguntara directamente, había estado a punto de contestarle diciendo que él aún tenía muchas cosas importantes que hacer antes de morir, pero se dio cuenta que iba a hablar demasiado y se calló. Pero cuando la mujer le preguntó directamente no había demasiada escapatoria salvo inventarse una mentira, y en ese estado de alteración no le salía nada consistente. Prefería dar algo de información real sin ser necesariamente toda la verdad.

Encontró una botella. No era whiskey, era tequila. - ¿Demasiado fuerte para empezar el día? - Por si acaso la puso encima de la barra con un par de vasos de tubo que había encontrado. No encontraba los vasos de chupito, así que tendrían que tomar chupitos en tubo. Aun así, no desistió en encontrar alguna otra botella por si el tequila no era del agrado de la mujer. A él cualquier cosa le valía.

¿Mi historia? Trabajo en una ONG. Sí, lo sé. ¿Quién necesita un idealista en este mundo de mierda? Precisamente por eso trabajo en una ONG. Porque este es un mundo de mierda. - Se adelantó a las habituales objeciones, aunque no sabía como se lo tomaría la mujer, acostumbraba a adelantarse a las posibles oposiciones para redirigirlas antes de que ocurrieran. - Sé que ya no soy tan joven - Alcanzaría los 30 y tantos largos - Pero yo no quiero morir así. Aún hay muchas cosas que puedo hacer. - Y era dolorosamente cierto. Pocas personas podían hablar de cambiar el mundo con posibilidades de llevar algo grande a cabo. Henry era una de ellas.

¿Qué me dices de ti Vanessa? Por cierto, no te importará que te llame de tú, ¿verdad?

-Te falta un traje para poder tratarme de usted. Además, no te saco tantos años.

Tequila y vaso de tubo era una combinación perfecta. A diferencia suya, donde el se echa un chupito, yo lleno mi vaso hasta la mitad. 

-¿Hay hielo?

El tequila si era bueno no necesitaba lima y sal, eso solo era un invento de mediados de los ochenta para encubrir la mala calidad de la producción masiva de la época.

- Era una chica tímida, me sumergí en la escritura, alcancé la fama. Me asenté con un hombre, tuvimos dos niñas y se intentó ir con la mitad de mi dinero. Creo que hacer papeleo con abogados mató a mi musa, o le dio una paliza brutal. Ahora estoy buscando inspiración. 

Doy un par de vueltas al licor en el vaso antes de beber.

- Eres un hombre...curioso, creo que es la palabra que busco. La mayoría de la gente se acomoda a una rutina y aunque de vez en cuando haga algo diferente para no sentir que su vida está vacía, nunca salen de su zona de confort. En cambio, tú que podrías tener todo ya resuelto, quieres hacer cosas nuevas. Supongo que comparada contigo, soy una nihilista.

Niego con la cabeza a la pregunta del hielo.

No son cosas precisamente nuevas las que quiero hacer.

Al ver que Vanessa no le hacía ascos al tequila y llenaba medio vaso de tubo, me sirvo y bebo el primer chupito.

Pongo cara de disgusto.

Si no te importa, seguiré buscando. ¡A menuda mierda le llaman tequila! Cuando estuve en Chiapas probé por primera vez el tequila y ¡joder, que bueno está! Llevaba tomando lo que creía que era tequila desde los 16. Pero era como este. Una mierda. Allí lo beben congelado y de mucha mejor calidad

Retomó la conversación.

Lo cierto es que pretendía seguir haciendo lo mismo, pero llegando más y más lejos. Tampoco me puedo quejar de mi vida.
Siento lo de tu divorcio, por cierto. Y lo de tu inspiración.

-No tienes que disculparte, los hombres vais y venís. Tu mismo lo has dicho, quieres seguir haciendo lo que haces, pero yendo más lejos. Algún día encontrarás alguna con la que asentarte, si sales de aquí con vida, y cuando termines por aburrirte volverás a seguir haciendo lo que te gusta hacer, cada vez más lejos. No he conocido hombre, ni mujer, que tenga en su corazón espacio para dos amores. 

Me apoyo sobre la barra para cargar mi peso sobre ella y poder ver ese culo que tanto me gustaba cada vez que Henry se agachaba buscando algo de mejor calidad. 

-Así que no lo sientas por mi divorcio, pero sí mi falta de musa... o muso. Eso es algo que nunca me ha supuesto un problema a la hora de inspirarme. Cambiando de tema, casi nadie ha salido de sus cuartos. ¿crees que sencillamente actuarán cuando llegue el momento y listo?

Se respiraba cierto malestar de la mujer hacia el mundo. Tampoco la culpaba dado que parecían haberle saqueado económica y emocionalmente.

Sinceramente, encerrarse en el propio cuarto sólo y aislado suena como el mejor plan de supervivencia posible. Eso es algo que no deberíamos descartar ninguno. Si yo tuviese posibilidad, probablemente me encerrase cada día, o al menos cada noche, en el interior de mi habitación y os desearía buena suerte a los de fuera con esos asesinos, escúchame bien lo que te digo. - Sonó como una muletilla algo extraña.

Demos un poco de tiempo por si quien sea que se encuentra en esos cuartos decide salir, y si no... Bueno, por lo que decían las instrucciones, si no participan tienen muy poca trayectoria aquí. - Se encogió de hombros - Siempre podríamos entrar a buscarlos. Aunque no es como si me esperase encontrar a nadie más que merezca la pena. Ya has visto al niño pijo. Estoy seguro de que con el reloj que llevaba se podría pagar un os meses de alimentos para un pueblo de África.

De repente levantó triunfal una botella de Ginebra.

¡¡Ajá!! Tenemos un nuevo amigo, ¡te presento a Gordon! - La ginebra era Gordon's.

Se levantó triunfal y en lugar de llenar su vaso, lo cogió con la mano libre.

¿Seguimos esta conversación mientras investigamos un poco más la casa con nuestro nuevo amigo? No es que esta sala no esté mal. Hay muchas cosas que se pueden hacer en un bar con mesa de billar, pero deberíamos ver si encontramos algo útil para nuestra situación.

Entre lo de la mesa de billar, que hay muchas cosas que se pueden hacer aquí y hablar de nuestra situación no tengo claro si Henry quiere intentar obtener información sobre los posibles asesinos o si quiere echar un polvo. En ambos casos, no me iba a resistir a seguirle el juego.

-¿Crees que han dejado pistas por aquí? Si los han elegido de entre nosotros y hemos entrado todos a la vez, no hay motivo para que haya ningún rastro de su presencia ¿No?

Le sigo hacia donde vaya con mi tequila de mala calidad, según decía el morrofino este.

-¿Te has dado cuenta de que las habitaciones no tiene pestillo?. Por la noche cualquiera podría colarse en el cuarto de otro y, bueno, ya sabes...- me paso la uña del pulgar de lado a lado del cuello.- Uno menos.

Que las habitaciones no tengan pestillo no quiere decir necesariamente que no se puedan bloquear sus puertas. - Dijo simplemente mientras salían

Entra en la sala vacía; observando cada rincón de ella. "Nisiquiera voy a molestarme" dice para si mismo, pensando en la obvia posibilidad de micrófonos y cámaras escondidas.
Toma asiento por un instante para meditar pero nota algo extraño, al tantea con disimulo su abrigo y, sin demostrarlo, se sorprende "¿Por qué aún tengo mis cosas?" se pregunta brevemente.
Sabiendo que el día de "eliminación" se acerca, continúa exploranto la sala; para luego seguir con el resto de habitaciones.

Entrando en el cuarto, busco a Henry con la mirada.

-No te vas a creer lo que me acaba de ocurrir. Se me ha acercado la punky esa peliazul a preguntarme que papel se me ha confiado en éste macabro juego. No se lo he dicho, por supuesto, pero es que además creo que me ha mentido. ¿Has encontrado algo mejor?

Lo cierto es que aunque el alcohol podía darme combustible para un tiempo, estaba empezando a echar en falta comer algo. Mis caderas no se mantenían así por arte de magia.

Henry sale de detrás de la barra donde estaba agachado cuando oye abrirse la puerta y lanza media sonrisa desganada al ver a Vanessa. Dadas las circunstancias, parece lo más cercano a un recibimiento agradable. La mira de arriba a abajo lentamente sin molestarse en fingir.

Me alegro de verte. Tienes buen aspecto. Tienes que contarme el secreto de cómo consigues tener tan buena presencia después de unos días como estos. Me vendría bien para que en viajes largos no me reste credibilidad el jetlag. - Después contesta a su pregunta aún desde detrás de la barra - Creo que hay una cocina fuera. Quizás allí encontremos algo para sobrevivir más allá de deshidratarnos a base de alcohol. Buen ojo con el joputa del silencioso, por cierto.

Sale de detrás de la barra y se acerca a Vanessa. La recibe a la europea, con un par de besos en las mejillas. El gesto resulta extraño, algo forzado. Si está intentando insinuarse es una forma más bien torpe, luego habla en voz innecesariamente baja.

¿Y a mi? ¿me dirás que papel juegas? A cambio yo te puedo decir el mío, aunque creo que mi boca me pierde porque ya te lo dije ayer... - Después alza un poco más la voz hasta adquirir un tono normal - Incluso sigues teniendo la misma fragancia de ayer. ¿Sabes que es un aroma muy sugerente? - Continúa otra vez susurrando - Entonces, ¿cómo sabes que la freak miente?

Llegados a ese punto, parece obvio que está comportándose muy ridícuo, alternando mensajes susurrados y palabras en voz alta. Henry parece haberse olvidado de recuperar espacio entre ambos, y aunque la sala está vacía sigue muy próximo a ella. En realidad sigue muy cerca de ella para poder continuar alternando susurros y frases en voz normal.

Seguro que nos están escuchando. No digas tus habilidades en voz normal. El chat tampoco debe ser seguro. Yo ya dije la mía ayer, pero al menos puedo estar a salvo aunque la conozcan - Una vez más alterna el susurro con un mensaje en voz normal. - ¿Estás segura de que quieres ir a buscar algo de comer ahora? Quizás deberíamos probar si tenías razón con respecto a la altura de la mesa de billar antes de que venga nadie más. - Se insinúa y acompaña sus palabras de un gesto con el que aparta un mechón de la cara de Vanessa situándolo detrás de su oreja.

Sus mensajes en voz baja son cortos y directos, y sus mensajes en voz alta encajarían en una conversación muy distinta: En una torpe insinuación. No queda claro si lo hace por una preocupación innecesaria o porque sea un poco lento. Desde luego el día anterior se había insinuado mucho mejor que este, si es que lo del día anterior había sido una insinuación.

Aunque estaba claro cual era el motiva y la intención de Henry, Vanessa no puedo hacer otra cosa si no disfrutar de la circunstancia. El aliento cálido y ligeramente embriagado del aroma del alcohol, el olor del hombre, su calor corporal y su aspecto cuidado ahora roto por las imperfecciones provocadas por la ansiedad...había algo en toda aquella decadencia que de un día para otro padecía aquel que me resultaba extremadamente atractivo.

Sin embargo, aprieto los puños, forzándome con una punzada de dolor a recuperar el control.

- ¿Como sé que no me mentiste ayer?- No podía contenerme, no llevábamos ni dos días juntos y ya sentía el deseo por él tomando las riendas. - Si tienes esa habilidad, no tienes que preocuparte, es mejor que te atrincheres y dejes a tu ama encargarse de los problemas. Sólo puedo decirte que no entres en mi cuarto.- Le sujeto por la barbilla y le obligo a mirarme a los ojos.- Ni uses tu habilidad en mi cuarto ¿Entendido? Tengo todo bajo control.

No sabía si era de fiar, pero si no tenía forma de saber si era culpable o inocente, por mucho que quisiera que ambos saliéramos de aquí con vida, no podía darle ese tipo de información.

-Se que la peliazul miente, me ha dicho que puede vigilar un cuarto y saber si alguien entra o sale de él. Yo sé que Daniel no murió en su cuarto, sin embargo ella no me ha dicho nada al respecto y se suponía que lo estaba vigilando anoche.

Por un momento pareció dolido, pero en seguida se recuperó.

Me pones las cosas fáciles: Usar mi capacidad en mi cuarto es la mejor apuesta por mi supervivencia. Además, aunque tú siempre que quieras sí estás invitada a mi cuarto, tendrías que irte al anochecer. Las reglas son las reglas y sino me dejarías expuesto.

Se encoge de hombros.

En cualquier caso. No me digas nada más. Mejor prefiero no saberlo. Confío en que sabes lo que haces. Y eso incluye a la freak

Le cogió de la mano y la estrechó suavemente.

Sé lo que piensas. ¿Cómo puedes confiar en mi o yo en ti? Pero tú misma lo has dicho. Yo tengo mi billete de salida ya comprado, siempre que consigamos entre todos reducir la amenaza. Así que no tengo problema en fiarme de mi instinto contigo. Igual que nada me impide disfrutar el camino.

Dicho esto, como si de eso estuviese hablando, se separa de ella y se acerca a la barra a recuperar la nueva botella de Ginebra que había encontrado.

¿Aún quieres buscar algo más sano que la ginebra? Lo he comprobado: a la cocina se llega por aquí. - Dice señalando una dirección.

-Asumiendo que no estés mintiendo sobre tus capacidades. Tal vez debamos hacer un resumen de sospechosos e inocentes: Yo, soy inocente; tú, voy a pensar que lo eres: Ian es inocente, fue víctima de un ataque frustrado. Todos los demás son sospechosos. Laura, ha mentido, pero ha votado contra uno de los asesinos, se conocerían entre sí. Voy a inclinarme a pensar que me estaba intentando despistar. - a medida que cuento voy desplegando los dedos de una mano.- Quedan otros cuatro. Jamel y Rober se han juntado para charlar en el cuarto de Rober nada más terminar la votación y ambos se abstuvieron de votar por el asesinato de Daniel. Guy sólo salió del cuarto y se volvió a esconder en él. Por último está Steven que casi se suicida intentándose quitar el collar.

Comenzó a caminar hacia la cocina

- No solo de alcohol vive el hombre. Según quién muera esta noche, votaré mañana, pero creo que Jamel y Rober, son nuestros principales sospechosos.