Partida Rol por web

Año 468.

Conversaciones durante el año 468 fuera de la escena principal. Cualquier personaje jugador puede empezar en esta escena cuántas conversaciones desee, tanto con otros personajes jugadores, como con personajes no jugadores. Todas las conversaciones se terminarán el 1 de enero de 2014. Las conversaciones deben, en su encabezado, incluir tanto el nombre de los implicados del lugar, como la fecha de la conversación, como el lugar de la misma

Fecha:1 de Agosto Lugar: Gran salón del castillo de Sarum, celebracion de la fiesta de la cosecha. Destinatarios directos: Alanna, Edar y Eire Destinatarios posibles: Resto

Era un día de celebración, el día de la cosecha, en el castillo estaba todo animado y se encontraban allí todas las personas importantes de la región, hijos e hijas de los señores, soldados, campesinos y sirvientes, este era mi momento ya que mi padre no estaba para concertar mi matrimonio, podía hacerlo el señor de Salisbury, que era ahora mi señor, o podía pedirle yo el favor de encontrar una candidata que me agradara tanto a mi como a mi señor, así que como no había mejor ocasión decidí observar, me puse en una esquina del salón saludando a los que entraban, y observando a las damas casaderas, memorizando sus nombres y de quien eran hijas. Cuando mis hermanas que iban de un lado para otro atendiendo a los que llegaban se acercaron, puse mi mano en sus hombros y las pregunte:- Hermanas, ahora que padre no esta me tenéis que ayudar, quiero casarme con una buena mujer, que a ser posible sea pudiente,(aunque eso no es necesario), y ya si le gusto seria perfecto. ¿Podéis escuchar e indagar entre las jóvenes casaderas y decirme quien consideráis que podría ser mi futura mujer?, luego ya me encargare yo de acercarme.

El ágape estaba en su momento más álgido, las ánforas de vino iban de un lado a otro,  y los hombres bebían y comían mientras las mujeres los atendían, ella, como noble, intentaba mantener el orden, organizando a las personas para que no dejara de fluir el vino, la hidromiel y la comida, pero la mano de su hermano la hace detenerse en su pulular, girándose hacia él,  y regalándole una tibia una sonrisa, como siempre lo hacia, ese gesto inocente y dulce, que regalaba distraída.

- ¿deséais casaros?  - preguntó, extrañada - pero hermano mio, ¿quién de las doncellas que deambulan entre risas y vestidos claros os gusta? - inclinó ligeramente su cabeza, y luego se giró hacia el resto de las personas que en ese salón estaban - me gustaría hermano, que no os sintáis obligado a casaros, que encontréis a una doncella que os quiera, o que vos, queráis, y que no respondáis con un gesto tibio, y que no supliquéis por un gesto dulce de su parte, o ella de vuestra parte -  su rostro que desde siempre había mantenido ese gesto melancólico, se agudizó en su tristeza, porque ella desearía algo así, pero no podía decirlo en voz alta.

- decidme quién os interesa, y averiguaré cual es su sentir - ladeo su cara volvió a mirar a su hermano.

La respuesta de Alanna era la esperada, ella siempre había querido casarse con alguien con el que compartir sus sentimientos, pero nuestro padre había concertado el matrimonio, eso es algo que ahora no podía hacer. Así que le digo a Alanna con una sonrisa y en tono jocoso paara quitar hierro al asunto: Alanna, tienes mucha razón, pero no puedo esperar mucho o algún señor vendrá con su hija tuerta y llena de viruela pero con una alianza de 100 espadas a pedir mi mano al señor de Salisbury, y francamente prefiero ser yo el que haga la petición. Miro un momento a las damas presentes y los corrillos que forman y respondiendo a mi hermana termino diciendo: Bueno, de físico me gustan varias, mas busco más un carácter agradable y simpático, alguien con quien charlar en las largas noches de invierno que un cuerpo bonito. Y si esa dulzura viene con tierras, entonces seria perfecto. Mas de las que te diré me gustaría saber tu opinión de ella respecto a esos puntos, y si aparte de esas hay alguna que piensas que podría ser buena mujer y cuñada hazmelo saber. Carraspeo un poco mientras hago una lista mental y después termino diciendo: La dama de Azul al lado del tapiz del ciervo. La de verde al lado suyo, Eleonor de los Goldwins, Frunela de Lemon, aquellas dos junto a tu marido, y en aquel grupo de gente nueva, la morena que me esta mirando. Creo que con esto tienes para empezar, mi querida hermana. Muchas gracias. termino con in abrazo y unas sinceras gracias. Lo que acababa de empezar podría acabar en la mayor de las alegrías o en la mayor de las tristezas.

Miró a las damas que su hermano anunciaba, eran todas hermosas, de cabellos rubios, ojos azules o verdes, melenas oscuras como la de ella, y ojos claros, pieles suaves como el durazno, cada una de ellas era especial a su estilo, sólo que Alanna no las conocía del todo, no era buena para escuchar rumores sobre las demás damas de la corte, no eran de su incumbencia, ella se preocupaba de la música de los ágape que el conde realizaba, además, de tomar la inciativa en la administración de la fortaleza, bueno, para quién quisiera trabajar, había trabajo, no era de las mujeres que disfrutara todo el día hilando o bordando tapices, ella tenía muchas inquietudes.

- interesantes elecciones hermano - aceptó su abrazo, pasó sus manos por los hombros de él, y luego lo soltó, mirando de nuevo a las jóvenes, eran bellas...- son bellas las que habéis indicado... cada una de ellas, dignas joyas de una corona, - sus ojos iba de un lado a otro, y alejó sus ojos de la morena que no perdía la vista de su hermano, y de otros dos hombres - pero la belleza es un tibio suspiro de verano que merma a medida que el otoño se acerca... - acaricia su mejilla - hermoso, impresionante, pero un suspiro tan sólo... hermano - sonrió y pensó en abogar con el mismo conde, dialogar con él para buscar la mejor alianza para su hermano, y claro, para su familia, sin dejar de lado la opinión del hermano mayor. Suspiró, y bajó la mirada.

- id y hablar con algunas hermano, ver que sale de sus bocas porque por sus frutos la higuera será conocida - moja sus labios - y verás si es una dama sabia que os acompañará como fiel compañera, o será un cuervo que de vuestras entrañas comerá, luego de eso, hablaré yo, hermano, ver la reputación de la dama y si es conveniente para vos y nuestra casa - pasó su dedo sobre sus labios, eran rojos y aterciopelados, aquel brillo perspicaz apareció en sus ojos verdemarina.

Sarum festival de otoño del 468. Alanna, Edar y Mailcom

La celebración estaba siendo un exito, perfecto broche para una cosecha magnifica, y la gente la estaba disfrutando.

Por mi parte andaba bebiendo y disfrutando de la compañia de jovenes doncellas de una manera bastante inocente. Dentro de la inocencia que pueda haber en el interés de una joven por estar con una fiera para presumir ante sus compañeras y las licencias que se puedan tomar cuando te dan pie.

Sin embargo había una pareja que me llamaba la atención y creía saber cual sería el tema de conversación. Así que agarre dos cuernos de hidromiel y una copa de vino y me acerque hasta ellos dandole una buena palmada en la espalda al joven Edar

-¿Qué son esas caras tan serías? Este es un día de celebración.- le estire uno de los cuernos de hidromiel -Así que brindemos y festejemos por la salvación de nuestras almas.-

Bebi un buen trago sin acercarme el otro vaso a mi cara para a continuación ofertarle el vino a la dama Alanna

-Y vos mi señora no deberiaís estar tan sería. Al menos no en este día-

Me fije en el lugar al que parecían dedicar sus miradas

-Parece, joven Edar- gustaba de llamarle así para fastidiarle dado que yo no era mayor que él -que os habeís decidido por buscar a alguien con quien compartir vuestros días. En mi tierra nos conoceriamos antes y habriamos pasado un par de jornadas de caza antes de pensar en el matrimonio... pero esta no es mi tierra.

Lo que si podeís hacer es sacarlas a bailar y hablar con ellas. Por lo que tengo entendido esa practica sigue extendida aquí por el sur.

Y no pongaís el liston demasiado alto. Se trata de la persona con la que tendreís que pasar el resto de vuestra vida y a la que debereís honrar y amar cada día de ella.

Aún cuando esteís obligado en vez de sentir verdadera pasión dedicadle cada momento posible a hacerle saber cuan importante es para vos. No hace falta que el resto del mundo lo sepa.-

Bebi un largo trago apresurado que casí me hizo ahogarme pero me permitio tapar mi enrojecimiento

-Pero miradme. Un soltero impenitente dando consejos sobre el matrimonio.

Aunque quizás mis consejos no sean tan malos después de todo. O quizás solo quiera haceros rabiar.

Después de todo vos habeís decidido casaros ya y teneís a dos hermosas y sabias doncellas ayudandoos. Cuando yo me decida a buscar a aquella con la que asegurar la protección de la línea del conde con mi sangre no tendre esas ventajas.

Supongo que estoy un poco celoso-

Invierno del 468. 
             Alanna y Mailcom.

La gente se levantaba y abandonaba el gran comedor, Alanna estaba en una esquina, con el laúd en sus manos, tocando un poco las cuerdas, y debiendo mover las clavijas para poder afinarlo,  estaba concentrada en aquello cuando escucha las risas de unos niños pasar y la mirada verdosa de la joven se levantó quedando distraída y abstraída por los dos niños que pasaron, un niño y una niña de cabezas rubias y que reían mientras jugaban. Alanna se puso de pie y fue tras de ellos caminando despacio, hasta llegar a uno de los pasillos, en donde los niños seguían corriendo hasta doblar en la esquina, ella suspiró y caminó a paso lento por ese pasillo que cuyas ventanas daban al exterior, pronto oscurecería, se dijo.

Suspiró, y puso sus manos delante de ella, casi acariciando su vientre, nuevamente no había quedado embarazada y eso la estaba mortificando, al no poder hacer feliz a su marido. Siguió caminando distraída  y entristecida por sus oscuros pensamientos.

Invierno de 468. Alanna y Mailcom

Unos críos pasarón a toda velocidad a mi lado jugando

-Tengan más cuidado. Podrían hacerse daño-

Segui caminando riendome mientras miraba hacia donde se habian ido

-Dioses ¿era tan despreocupado a su edad?. Eh...-

Tropece con alguien perdiendo un poco el equilibrio. Me dirigi a mirar quien era y a iniciar una pelea cuando la vi

-¿Dama Alanna?. ¿Estaís bien, mi señora? Pareceís triste.-

Distraída la joven se fue pensando en qué había hecho, ¿acaso Dios no la quería?, pero no podía dejar de pensar también en aquella joven, tenía  15 años, y no pudo salvarla, el parto se complicó y no pudieron salvarla ella y la otra partera, la joven murió desangrada y con la criatura entre sus caderas, atacada, la partera le dijo que eso pasaba cuando eran tan jóvenes, y esa imagen no se le había borrado de la cabeza, ahora pensaba que eso estaba impidiendo poder darle descendencia a su marido. Mucha presión, demasiada para una jovencita, no quería perder a su marido o que este tenga bastardos por ahí...

Pero sus pensamientos fueron detenidos por una fuerza que detuvo sus pasos,  debiendo retroceder apoyando su mano en la pared y volviendo su mirada a la persona que había terminado su camino... era el pictos Mailcom, al que le sonrió sonrojada por haber chocado con él.

- lo...lo lamento, - dice, bajando su mirada, incapaz de verlo a los ojos - no quise interponerme en vuestro camino, estaba distraída ...- sonríe de nuevo levantando la mirada hacia él, que se había dado cuenta de su tristeza, ella no supo qué responder, cuando los niños pasaron corriendo en dirección contraria, y ella vuelve sus ojos hacia ellos, sonriendo apenada - estoy bien mi señor, ¿y vos? - parece volver en sí, sonriéndole timidamente..

Invierno de 468. Alanna y Mailcom

Le puse una mano sobre el hombro en gesto fraternal

-Me temo que estaís confundida. No soy una persona digna y honorable con lo que gastar esfuerzos para mentirme es tonteria.

No os lo he preguntado por educación, de la que todo el mundo sabe que carezco, si no porque realmente quiero saber que os pasa.-
 

Siente su mano en su hombro, y le hace un gesto para caminar, mejor alejarse de tantas personas que pueden darse para malos entendidos. Marcio era un buen hombre, y muchas damas estaban interesadas en él, no dudarían en sembrar la discordia.. Alanna se encogió de hombros.

- ¿por qué os interesa lo que me pase? - lo miró de lado, mientras caminaban por el pasillo, de ahí darían al exterior y al frío invierno, ella se cubre bien con sus pieles, siempre sentía frío - pues... lo habéis descubierto, no me siento el todo bien... siento que estoy fallando como... como mujer, - no puede seguir hablando, su garganta se quiebra.

Invierno de 468. Alanna y Mailcom

La sigue mientras deambulaba por el castillo como si fuera un alma en pena manteniendo las distancias.

-Os conozco. Eso me basta para preocuparme por vuestro bien.-

Finalmente se solto pero fue casí más como pasar sal por la herida que una confesión o una ayuda

-Soís más mujer que ninguna otra que he conocido en mi vida. Así que dudo mucho de que falleís en ese o en cualquier otro aspecto de vuestra vida.

Pero claro. Solo soy un salvaje y no entiendo así que, por favor, esplicadme como podeís fallar vos como mujer.

Soís una esposa atenta y una hermana cabal. Os preocupaís por los heridos y escuchaís a los que acuden a vos en busca de consejo o consuelo.

¿Cuál aspecto de la vida os parece que os ha falta?-

Me fije en sus manos cubriendola y entonces recorde a los críos

-Pero todavía no teneís hijos. Eso es lo que os preocupa, ¿verdad?. Seguidme por favor-

Me dirigí por los pasillos con intención de subir a las almenaras

Se sonroja por sus halagos, no los escuchaba muy seguido, incluso de su propio esposo, al que a veces ve demasiado distante, demasiado alejado de ella, pero ella lo quería, en esos casi dos años de matrimonio, lo había aprendido a querer pero se lamentaba no poder despertar en él algo más que cordial trato. Los ojos de Alanna languidecen cuando él menciona lo de los niños y apenas asiente con la cabeza.

- así es... no he podido darle un hijo a mi marido, sé que lo desea, pero en este tiempo casados no he podido... dárselo, le estoy fallando como mujer, siento que nunca me va a amar - llevó sus manos a su cara cubriéndolas para que no viera sus lágrimas, odiaba que la vieran llorar, que la vieran débil. - es un buen hombre, deseo hacerlo feliz, pero Dios no me bendice... con vida en mi vientre...- aprieta los labios, caminando a su lado, hacia donde la guiaba.

Invierno de 468. Alanna y Mailcom

Me mantuve silencioso todo el viaje, algo raro en mí, hasta llegar a las almenaras. Por alguna razón que desconocía no habia guardias allí y aunque luego tendría unas palabras al respecto ahora me venía muy bien.

-Acercaros a los bordes y mirad- señale el campo completamente blanqueado -A nuestro alrededor todo es blanco. De vez en cuando hay algunos brotes y pequeñas ramas pero todo estará perfectamente verde dentro de unos pocos meses para pasar a unos colores amarillentos y rojizos algo después.

Todo en la vida es igual. Podemos querer que los arboles florezcan ahora mísmo para adornarnos y ver belleza pero si lo hicierán su fruto se agotaría pronto con ellos mísmos.

Sin embargo podemos esperar y entonces llegará el momento en que todo se volverá hermoso y colorido de nuevo. Y en ese momento será fuerte y no algo pasajero.

Aún soís muy joven y teneís tiempo de sobra para concebir a un hijo al que vuestro esposo entrene en las artes del combate o una hija a la que le enseñe las dotes de la prudencia y la sabiduría.-

Me gire hacia ella casí con violencia

-Pero aunque no fuera así vuestro esposo no dejaría de amaros. Y digo dejaría porque estoy seguro de que os quiere.

Nunca nos vamos a llevar bien pues somos muy distintos pero se que os quiere. Pensad solo en su furia el día del asedio cuando dije que me gustabaís.

Es demasiado correcto y sigue demasiado sus preceptos con lo cual se reprime más de lo que nadie pueda exigir pero si Gwynn osará confundiros con Blodeuwedd tendría motivos muy grandes para arrepentirse pues su furia y desesperación superarían a Llew y se plantaría a las mísmas puertas de las tierras oscuras retando a cualquiera que se hubiera atrevido a rozaros un solo cabello-

Fecha:1 de Noviembre
Lugar: Gran salón del castillo de Sarum, celebracion de la fiesta de la cosecha.
Destinatarios directos: Alanna, Edar, Eire y Mailcom
Destinatarios posibles: Resto

Mi hermana me dio buenos consejos, pero yo era tímido, a pesar de no tener dificultades en hablar con mujeres en asuntos cotidianos, en relación al amor era un nulo total y en alguna ocasión en la que había decidido topar mi futuro en mis manos estaba muy nervioso, pero lo que había que hacer debía de hacerse.
Cuando estaba dispuesto a irme llego Mailcom metiéndose conmigo graciosamente como solía hacer para quitar hierro al asunto y distendir la situación. También me dio consejos, consejos que al menos merecían una respuesta del porque buscaba mujer por lo que dije: - Amigo, gracias por la hidromiel, y lamento desilusionarte, pero bailar, digamos que lo hago bastante mal, pero como te has interesado por mi,te explicare porque me quiero casar, como sabes me he quedado sin padre, por lo que la autorización de casarme la tiene que dar mi señor actual, lo que significa que si para el es interesante la alianza me tendré que casar con el primero que traiga una mujer y sea coja, ciega, gorda, fea, chismosa, ligera de casco o lo que sea. así que he decidido tomar las riendas de mi futuro e intentar influir en esa decisión siendo yo el primero que la presente, quizás la cague, pero al menos habrá sido mi decisión.
luego te tome la hidromiel de golpe y dejándola en una mesa termino diciendo a los dos:- Bueno, vamos al lió, empezare por la que mas fácil me parece, las dos que están con Marcio, al menos me las tendrá que presentar, y si vosotros queréis hacerme el favor de indagar o escuchar a ver si a alguna le intereso, os lo agradecería.
Así que me alejo de ellos y dirigiéndome hacia Marcio paso por una fuente de bebidas donde cojo una hidromiel y una copa de vino. Al llegar digo con una sonrisa y un tono alegre:- Buenos días mis damas, me presentare, soy Edar hijo de Ederrn, no tengo el placer de conoceros, pero veo que mi cuñado si. ¿Preferis hidromiel o vino? y girándome hacia Marcio le digo:- ¿Podías presentármelas no?

Gran Castillo de Sarnum 1º de agosto fiesta de la cosecha. Alanna, Éire, Edar y Mailcom

Sin dudarlo me acerque por detras de Edar y como por accidente le empuje a los brazos de una de las chicas

-Pero que torpe soy. El romano es buen testigo de ello.

Les pido disculpas señoras por este desastre pero todos sabemos que no sabría solucionarlo.

Sin embargo sería una pena que se echase a perder esta fiesta por mi falta de cortesía. Estoy seguro de que mi buen amigo Edar compensará mis faltas invitandolas a un baile.

Y como gentiles damas que son no le haran el desprecio de no concederle esa disculpa-

Invierno de 468. Alanna y Mailcom

Posó sus manos sobre la roca helada de la almenaras, mirado hacia abajo, las cabezas de los que se aventuraban como ella a frío, y quedó pensando en la imagen que las palabras del pictos hablaba, sobre la hierba fresca, cubierta de los tréboles en flor, blancos y hermosos, ella cuando niña corría por la hierba hasta cansarse y dejarse caer sobre los campos de espigas, no habían pasado demasiados años de aquello, pero ahora, parecía que una vida completa había pasado, sonrió distraída, y el aliento de sus labios escapaba en una nube de vapor. Alanna sonrió, y  giró su cabeza hacia aquel hombre asustándose un poco cuando se giró hacia ella, la joven hundió la cabeza entre los hombros, pensando que haría algo más, pero no fue así, él sólo seguiría hablando, recordando aquel encuentro entre su marido con él. Las mejillas de Alanna se encendieron, él volvía a mencionar aquello, que era su persona de su preferencia, la joven debió bajar la mirada y volverse a inclinar su cabeza sobre la nieve ya sucia por tantos pasos.

- yo... yo - tardó en recuperar el habla, demostrando una vez más su absoluta inexperiencia en aquellos asuntos, en como no se acostumbraba a los elogios, aunque ahora estaba lejos de serlo - sí recuerdo fue muy imprudente de vuestra parte referiros así de mí delante de él, y sé que me estima, que me quiere, él mismo lo ha dicho, pero entre querer y amar hay mucha distancia, deseo que me ame con fervor, con pasión... pero no logro despertar en él aquellos sentimientos - moja sus labios, sólo mordiéndolos y entornando sus ojos verdes - creo que es su fervor a nuestro Dios, sé que honráis a otros dioses, y que al final del día nuestras creencias no importan si somos aliados, pero las ideas de nuestra religión excluyen las ideas de otros... nuestro Dios es único y está sobre todos los demás, o eso me enseñaron, pero...- sus dedos se deslizaron por la nieve - pero... no puedo obviar mis tradiciones, ni el hecho que Dios pude tomar muchas caras, incluso en vuestros dioses... ¿que tal si son las caras de nuestro mismo Dios y al final no seamos distintos? pero mejor no hablar más, no quiero que oídos indiscretos me escuchen y crean que soy una hereje, menos mi marido- suspira y cierra los ojos, inclinándose hacia delante - al punto que quiero llegar es que no creo... necesario discusiones de este tipo, no puedo decirle esto a mi marido, nuestro señor, el conde, admite leales hombres de las más variadas costumbres y culturas, cada una rica en su propia manera, por lo mismo, podemos convivir, mas no creo que piense así mi marido pero no puedo negar que me desagrada... que se trate de salvajes a otros ¿salvajes respecto a qué? ¿a Roma?... la cuna de la civilización no es distinta al resto de las tribus de estas tierras, sólo sus mecanismos son distintos, porque de ser superior, no tendrían que recurrir a bárbaros, como nos llaman, para defender sus fronteras -  se giró hacia aquel hombre, y ladea su cabeza.

- debéis pensar que sólo soy una mujer loca que habla de política y del imperio, que debería atender mis propios asuntos, pero... Dios me ha dado una visión amplia y un deseo constante de conocimiento, es verdad, sólo soy una mujer, y a veces deseo haber nacido hombre, pero es lo que soy, creo que también me hace sentir que le fallo así a mi marido, debería guardar silencio, pero a veces no puedo, es superior a mí - y su mano va a su vientre, acariciándolo - pero si tuviera un hijo, compensaría mi propia manera de ser, además, es lo que deseo... por muchas razones, pero no niego, me da miedo, mi madre sufrió al tenerme, y enfermo largo tiempo tras mi alumbramiento, no deseo hacer cargar a un hijo mío con mi propia muerte -  mueve la cabeza, y su dedo índice se coloca sobre su sien presionando -  muchas cosas son las que rondan mi cabeza, de ahí la melancolía que habéis detectado, mi señor, y que traduzco en música y en oraciones...

Gran Castillo de Sarum Festival de la cosecha 468. Alanna, Edar, Mailcom y Éire.

Su hermano no respondió directamente las palabras de Alanna, porque el pictos hizo su aparición, la joven inclinó su cabeza mientras lo saludaba y tomaba la copa de vino, aunque no sabe si beber de esta o no, sólo queda mirando la superficie oscura del vino escuchando a ambos hombres hablando del matrimonio y de una mujer, ella intentó recordar como fue su boda, ¿su marido habrá pensando lo mismo? Él profesaba admiración por ella, y él por él, y en verdad deseaba lo mismo para su hermano, algo distinto a lo que su hermana había ganado con su marido.. Edar dejó el grupo para ir donde su marido que estaba con aquellas damas, lo que había molestado a Alanna, pero como una mujer digna no había manifestado aquella emoción, se mordió el labio inferior y bebió un sorbo de vino...

- me alegra que haya ido a hablar con aquellas damas - dice fríamente y se gira hacia Mailcom, con él la relación era extraña, su marido no le agradaba por sus costumbres,  Alanna iba a decir algo, excusarse para poder alejarse de él, no porque le desagradase, sino porque no quería dar a malos entendidos pero su preciosa hermana, vestida de verde aparece en escena, Alanna mira sobre su hombros buscando al demonio que tenía por marido, pero no lo encontró, sólo a su hermana con su rostro triste, como lo mostraba desde que se había casado.

- hermana mía - agarró los hombros de Eire y besó sus dos mejillas - que alegría veros - inclinó su cabeza y miró al pictos -creo que os conocéis, pero hermana, él es el señor Mailcom, hermano de armas de nuestros maridos - los presenta por cortesía - y os cuento una nueva buena? nuestro hermano desea casarse y ahora, habla con algunas damas - indica a su hermano cerca de Marcio - Mailcom le daba consejos como yo - sonríe alegremente, al ver a su hermano tratando con una dama.

Fecha:1 de Noviembre
Lugar: Gran salón del castillo de Sarum, celebracion de la fiesta de la cosecha.
Destinatarios directos: Alanna, Edar, Eire y Mailcom
Destinatarios posibles: Resto

A Marcio no le dio tiempo a presentármelas pues Mailcon venia a fastidiarlo, con su afán de diversión y de bailar todo me había empujado a los brazos de una de las damas que se ruborizo al instante e incluso puso mala cara durante un breve instante. cuando me repuse del empujón, deje las copas que portaba, y que casi se me caen, en un mesa cercana, me alise la ropa y mientras con la mano izquierda me ponía los pelos en su sitio con la mano derecha señalaba a Mailcom mientras decía:- Mis damas, disculpad la poca cortesía, jovialidad y sinvergüenceria de mi amigo Mailcom "el Picto", espero que le sepan perdonar. Remarcando su origen bárbaro para no enfatizar su inapropiada actitud. Respecto a lo de bailar, lamento informarlas que no se hacerlo y que es un estratagema de mi amigo aquí presente para dejarme en ridículo ante tan bellas damas, mas si les place podemos salir al balcón y charlar mientras tomamos un refrigerio.
Antes estábamos dos para dos, y aunque Marcio estaba casado con mi hermana, sabia casi seguro que me echaría una mano entreteniendo a una de las dos, pero ahora eramos tres, y ellas dos, alguno sobraba y ese esperaba no ser yo por lo que rápidamente antes de que nadie contestara continué diciendo:- pero nos faltan las bebidas y mirando a la de ojos castaños, pelo oscuro y vestido verde y amarillo digo:- ¿podrías acompañarme y ayudarme a traer una bebidas para nuestros amigos?, creo que nos lo agradecerían