Partida Rol por web

La fiesta de bienvenida estuvo más agradable, el señor Bright se sintió a gusto y fascinado con sus invitados y con la manera en la que el personal estuvo atento en todo momento; luego de tener alguna que otra conversación con sus famosos invitados, decidió por fin dar inicio al abordaje en tal majestuosa nave. Los condujo hacia el jardín trasero de la mansión donde fueron recibidos por una serie de coches compactos color cobre y relucientes que desprendían levemente vapor.

- ¡Damas y caballeros! He allí el Zeppelin J. Bright. - Dijo Mr. Bright extendiendo un brazo a la distancia donde estaría ubicado el Zeppelin, el cual permanecía atado a la superficie con una especie de ancla, ¿un extraño método quizá? Pero eso no le quitaba lo majestuoso y sofisticado que era esa nave. Cada invitado tomó lugar en los numerosos coches para ser transportados hacia el Zeppelin, aunque no era mucha distancia, el anfitrión se aseguraba que tanto personal a bordo como invitados merecían tan cordial bienvenida, y así fueron abordando de uno en uno.

La sala principal aguardaba a los invitados con un aroma a vainilla muy leve, una mesa de madera le daba la bienvenida a las personas junto a sus seis sillas, tras este se encontraba un sillón y arriba diferentes tipos de cuadros de arte con marcos de lo que parecía oro; a un costado de la habitación se encontraba una gran ventana donde se podía apreciar una majestuosa vista del paisaje debajo. a un costado del sillón había una puerta que daba a las habitaciones y paralela a esta se encontraba la puerta al pasillo que conectaba con el bar y demás habitaciones donde sólo el personal correspondiente podía acceder.

- Siéntanse bienvenidos nuevamente, ahora hasta las alturas. - Sonrió, - Encontrarán un bar tras la puerta a mis espaldas y sus habitaciones se encuentran listas para ser usadas de aquel lado. - Señaló la puerta que mostraba una leyenda que decía "Habitaciones" en letra cursiva.

- Señor Helmut, por favor sígame a la cabina de mando para proceder al abordaje. - Dijo al viejo piloto, - El resto del personal siéntase libre de comenzar con sus labores. - El señor Bright entró tras la puerta que reposaba diferentes leyendas: "Bar, salas del personal autorizado". 

-Hagan caso a Mr. Bright, sabe lo que dice -sugirió Callahan, dirigiendo una leve sonrisa a los invitados mientras se volvía hacia estos-. En el Bar se sirven cócteles de primera calidad, estoy seguro de que serán del agrado de todos ustedes. Y la señorita Roth es sin duda una excelente camarera.

A medida que hablaba, el jefe de seguridad observaba con detenimiento a los distintos invitados. Lo cierto es que, salvo Clement Jay Windergall, ninguno de los presentes aparentaba que pudiera dar problemas en el bar, aunque de todos modos los vigilaría de cerca si decidían moverse hacia allí.

El Profesor Ivo Von LifeSteal no dijo nada al llegar, no se relacionó con nadie y mucho menos parecía tener la más mínima gana de hacerlo en un futuro cercano. Por su parte, se encontraba en una esquina de aquella confortable estancia, sentado en un sofá y a su lado, ocupando el sitio contiguo se hallaba un pequeño oso de peluche.

- . . .

No dijo nada mientras giraba su vista hacia su compañero con relleno, acarició levemente su cabeza, y lo volvió a colocar en su sitio, esta vez con una pata encima de la otra, simulando que el osezno tenía las piernas cruzadas mientras esperaba por algo o incluso por alguien.

Debra recorrió la habitación con la mirada, tomo asiento en una de las seis sillas de e inspeccionó un poco a los invitados alli presentes, sacó una libreta que estaba cerrada con un candado de su bolsillo, tomó la llave que colgaba de su pecho y abrió el candado de la libreta, pasó algunas páginas y comenzó a tomar notas, mirando de cuando en cuando a alguno de los invitados y sin intercambiar palabra con ellos

El eco de los engranajes oxidados y la tos seguía delatando sus pasos, cada vez más cansados a la par que usaba su bastón como soporte para caminar. No fue hasta que llegó a la zona de los asientos cuando buscó el más cercano y cómodo para prácticamente dejarse caer, descansando sus metálicos huecos.

Chaval, tráeme algo para beber.- Le dijo al botones moviendo su mano y sin especificar qué quería exactamente. Tenía sed, notaba la garganta seca y la tos no ayuda a esclarecer las ideas, por lo que cualquier bebida sería buena para él.- Y una pajita.- Por suerte no tardó demasiado, dejando una copa a su alcance apoyada en una mesa al negarse a mantener cualquier tipo de contacto con el chico.

En cuanto se separó, pellizcó con sus afiladas uñas dentro de la tela de su capucha para sacar dos cosas: La primera era un pañuelo negro bastante arrugado para limpiar el cristal de la copa, asegurándose que quitaba todo rastro de huellas o posible suciedad que pudiera haber quedado incrustada en forma de pequeñas bacterias.

Lo último fue un botecito con un líquido azul metálico que, al quitarle la rosca, vertió sobre su copa y removió con la pajita dejando que el contenido se fusionara y esperando un poco antes de atreverse a coger la copa con sus “manos”.

Sujetando la pajita, la llevó hacia el bajo de su máscara donde podía escucharse como una diminuta compuerta abrirse, pero lo suficientemente grande como para que pudiera penetrar, sorbiendo en pequeños tragos.

Estaba demasiado emocionada y al mismo tiempo demasiado nerviosa mientras veía desde la entrada del personal a los invitados entrar. Había estado atenta a todo en su cocina como para ver a quienes atendería desde un inicio y ahora era momento de socializar o por lo menos investigar quienes estaría sirviendo. Tenía la firme creencia de que muchas personas demostraban sus gustos en gestos y comentarios sueltos y solía vigilarlos para sorprenderlos. A ver si lograba su magia allí dentro.

—Espero que disfruten del viaje. Si tienen alguna petición especial en cuanto a la comida no duden en contactarme — les dijo a los invitados con una feliz sonrisa. Seguido de esto decidió dirigirse a su santuario en aquel lugar para comenzar con los preparativos del día, tenía mucho que hacer.

Cuando se hubieron estado acomodando los invitados de uno a uno, una voz familiar en los altavoces se pronunciaba:

- Buenos días pasajeros. Les habla el Capitán Bösengeist prepárense para el despegue inminente y de las primeras y maravillosas vistas de Ankrama desde el cielo ya que la sobrevolaremos mientras nos preparamos para nuestro crucero. Si tuvieran algún problema diríjanse al personal a bordo. Muchas gracias y disfruten del viaje. -

Todos pudieron ver cómo el Zeppelin iba dejando la superficie hasta subir más y más, donde una vista increíble de la ciudad podía ser contemplada en toda su majestuosidad. El viaje había iniciado, el viento marchaba a su favor y el día era hermoso.

Dentro del Zeppelin, se tomó un momento para admirar el interior del mismo, esperando como era evidente tanto a Konrad como a Friedrich, no se molestó mucho en concentrarse a los demas invitados que había en esos momentos (Mas allá de tan solo ojearlos con la mirada y poco mas) despues de todo no era su objetivo principal convivir con todos los que estaban allí y mas bien, se limitaría a aquellos que tenían su misma posición, el tiempo era oro decían y ella sabía que podía sacar muy buenos negocios en el interior de aquella asombrosa maquina —Bien señores, creo que es asombroso tener la oportunidad de estar el día de hoy aquí... Mi esposo hubiera estado mas que encantado de haberlo conocido en persona señor Konrad y lo mismo para usted Friedrich, los intereses en el extranjero siempre son mas que bienvenidos despues de todo y sumamente interesantes— No planeaba desaprovechar la oportunidad que le estaba brindando el mismísimo Uriel, al haber invitado personas de su mismo estatus social.

Después de haber dicho aquello, terminó por mirar a uno de los botones, indicandole que se acercara con uno de sus dedos mientras daba una larga calada a su pipa —Querido... Quiero la mejor bebida que tengas disponible, la garganta seca no ayuda mucho a relajarse ¿Sabes? Anda, anda— Lo apuró finalmente, moviendo su mano en el aire al mismo tiempo que le guiñaba el ojo de manera divertida. Cuando el muchacho se apresuró y le trajo la bebida, le agradeció con una leve caricia en el mentón, casi inexistente al no haber hecho contacto físico y sin mas volvió a dirigir la vista a los dos hombres con los que había estado hablando anteriormente, dando un sorbo gustosa a su bebida.

- Señorita Porter, desde luego fue una pésima noticia la ausencia de su marido, pero estoy seguro de que no será óbice para que podamos hablar de negocios en este viaje - respondió rápidamente a la señorita que había llamado su atención para a continuación saludar a von Hindburg.

- Caballero, el placer es mío - apretó la mano del tal Friedrich. - Pero tengo que advertirle que no debe hacerse ilusiones, no son ciertas todas las cosas que se cuentan de mí, he de reconocer que la leyenda ha superado a la realidad. Sólo soy un viejo comerciante que ha tenido algún golpe de suerte en la vida. - dijo apoyándose con ambas manos en el brillante bastón mientras miraba al horizonte con aspecto distraído. - Con su permiso... ¡mozo! -alzó la voz lo justo para que le escuchase el servicio sin parecer un cualquiera - sírvame cualquier destilado de doce años, por favor. Si es algún whisky, mejor. Gracias.

- Ahhh, espléndido, espléndido... - Exclamó Clement con un tono como si hubiera fumado algo exótico y movimientos que ni se diga. - A las alturas, a las alturas yo estaré hhmmm hmmm hm... Señores, señoritas, es un GRAN placer para ustedes apreciar esta maravilla a mil pies de altura, yo.-

- Estén atentos a los horarios de autógrafos, por favor y traigan su propia pluma color negro, como mis admiradores sabrán que no soporto las de tinta roja. - El hombre bajó un tanto sus lentes quedando en la punta de su nariz y mostrando los ojos, al momento que un guiño fue dirigido a la multitud, o al menos a los que estaban escuchando. 

-¡Señor Windergall! Debra se sobresaltó con su llegada, dejando de lado lo que estaba redactando, cerró su libreta y se puso de pie para hacerle una pequeña reverencia al excéntrico señor que acababa de llegar bamboleándose al Zeppelin - Es un placer tenerlo por acá, permítame presentarme, soy Debra Von Sladikha, trabajo en el Heraldo y justamente me he dispuesto a escribir todo sobre el viaje que haremos en este majestuoso Zeppelin- le tendió la mano al señor tratando de hacer contacto físico ya que no se veía en el mejor estado y no estaba segura que la estuviera escuchando - Me encantaría, de ser posible, entrevistarme con usted ya que un reportaje sobre un graaan... Debra vaciló un poco ya que realmente no sabía que era lo que el señor Windergall hacía [B- Seer humano como usted, siempre le viene bien a la sociedad[/B] sonrió y esperó la respuesta de Windergall, mirando de reojo al extraño sujeto que se enxontraba sentado detrás del lugar en el que estaba escribiendo hace unos minutos y había comenzado a emitir chirridos

Luego de unos minutos sobre la ciudad, había llegado la hora que se anunciaba un exquisito banquete para acompañar el paladar con tal majestuosa vista. La señorita Helen Rosier había preparado todo y sirvió los platos a cada persona, todos estaban entusiasmados con la preparación de la comida por lo lujosa y delicada que aparentaba. 

En medio de la mesa se encontraba una gran estufa lujosa con acabados victorianos, la señorita Helen levanto la tapa y...

El grito fue desgarrador, Helen había dejado caer la tapa de la estufa en el suelo provocando un sonido incómodo hasta quedarse totalmente en estado de shock sin despegar la vista de este, los presentes entre la confusión se empezaron a preguntar qué había pasado y cuando por fin lograron mirar dentro, se encontraba reposando boca arriba la cabeza de Uriel J. Bright dejando fluir sangre junto a la sopa que viajaba entre sus orificios.

La sorpresa de encontrar el cuerpo, o lo que quedaba de este, de Urial J. Bright hizo que el Profesor Ivo arqueara una ceja comprobando que, en efecto, esta velada iba a estar ligeramente más animada de lo habitual, y no solo por ir en un dirigible, sino por incluir un asesinato de por medio.

-Disculpen -Dijo levantándose- Pero mi estómago no está hecho para comer carne humana.

Mirando hacia la Cocinera, el Profesor le sugirió con total calma y pasimonia una alternativa.

-¿No habría una ensalada del chef?. -Preguntó- Me refiero, ensalada variada... no un chef muerto rodeado de hojas de lechuga. Por favor.

Debra se llevó rápidamente la mano a la boca y trato de detener la arcada que le vino al ver la cabeza cercenada sobre la mesa, por el estado que tenía parecían haber pasado solo unos pocos minutos desde que se había cometido el crimen, sin embargo, el fuerte aroma a putrefacción comenzaba a llenar la sala. Debra se mantuvo con la boca tapada un par de minutos mas -respira respira respira- se repetía a si misma en voz baja hasta que recobró la compostura y saco una cámara de sus bolsillos, hizo un par de ajustes y comenzó a tomar fotografías de la cabeza y la escena del crimen desde varios ángulos mientras exclamaba -gajes del oficio dicen algunos, para mi no importa cuantas veces vea esto, nunca terminaré por acostumbrarme, en fin lo hecho hecho esta y queda resolver, pienso que debemos buscar algunos datos ajusto de nuevo la cámara y comenzo a tomar fotografías de los presentes en la sala una lista de todos los tripulantes y su ubicacion en la última hora, entradas y salidas a esta habitación  suspiro y saco su libreta donde de nuevo comezo a tomar notas mientras repetía otra serie de datos a investigar para si misma

- Mi portentosa mente de empresario exitoso me hace ver aquí dos únicas posibilidades. Es probable que el humor atrofiado y su afán de protagonismo hayan conducido a Mr. Bright a perder la cabeza en un vano intento de llamar la atención. No sería la primera vez que hace cualquier cosa con tal de que todo el mundo se fije en él, como muestra, esta invitación al Zeppelin de la que, sin duda alguna, se hablará largo y tendido- expresé mientras observaba la sopera desde mi lugar circunspecto y ojiplático, aunque ambas manifestaciones de mi ánimo quedaron ocultas tras la parafernalia de mi aspecto. Después de hacer una pausa dramática, continué.

- O bien, hay aquí gato encerrado, o asesino encerrado, mejor dicho, porque también es posible que la cabeza de Uriel fuera arrancada contra su voluntad y puesta en esta mesa para molestar con su repugnancia a la selecta comitiva que aquí nos encontramos. Si es éste el caso, debemos aprehender cuanto antes al responsable y evitar que volvamos a vernos en tan incómoda situación. Por lo que añadiré: si alguien ha visto algo sospechoso, que informe cuanto antes.

Callahan se había quedado pasmado al ver la cabeza del señor Bright dentro de aquella estufa. En anteriores empleos había estado acostumbrado a presenciar todo tipo de cosas. Incluidas cabezas humanas cortadas. A veces, eran pequeños detalles que exigían sus clientes, y Samuel siempre pensaba eso de "es su cultura y hay que respetarla".

Pero aquella situación era distinta. El señor Bright, el hombre que le había dado un puesto de confianza y un oficio decente... ahora había sido asesinado, expuesto como alimento de la forma más horrible.

Muerto Uriel J. Bright, una nueva persona se alzaba en el cargo, y ese era él. Para bien o para mal, y no precisamente porque él quisiera, sino por ser el segundo al mando en aquel zeppelin. Podía haber corrido al bar, haberse encerrado y haberse dado al alcohol hasta que todo terminase. Pero sabía que de ese modo no solucionaría nada.

-Señor Bösengeist -se dirigió al piloto-, espero que el señor Bright le pusiese al corriente de la situación. El zeppelin no debe de aterrizar bajo ningún concepto, al menos hasta que solucionemos esta crisis. Señores, señoritas -se dirigió a los invitados del zeppelin-, lamento decirles que este, hasta ahora, cómodo viaje en zeppelin ha terminado. La nave ha sido tomada por una entidad o un grupo de ellas. El señor Bright confió en mí para contármelo y me indicó que tratase por todos los medios de detener a esos seres antes de que tomemos tierra. Hemos de ser especialmente cuidados porque tomar el aspecto de cualquiera de nosotros. -Como había hecho en la cocina al hablar con la señorita Rossier, lo recalcó-. De cualquiera. Ahora debemos votar por aquel a quien consideremos un posible sospechoso.

Como actual líder de lo que quedaba de tripulación, Callahan se dirigió a los trabajadores que, a su pesar, ahora tenía a su cargo. La letra pequeña de ser el jefe de seguridad es que ahora le tocaba estar al mando.

-Señor Bösengeist, señor Di Palmare, como miembros de la tripulación estoy seguro de que el señor Bright les puso al corriente de la situación. Encárguense de asegurar la cabina y la sala de máquinas -comenzó a dar órdenes a sus ahora subordinados-. Scrafy, tenga la cabeza. -Cubriendo de nuevo la cabeza del señor Bright, le entregó la estufa al conserje-. Llévela a las dependencias del señor Bright. Si logramos aterrizar, la entregaremos a su familia para que procedan a darle un funeral digno. Señorita Rossier -El jefe de seguridad se mostró bastante más suave con la cocinera. Al fin y al cabo, ella era la que había descubierto la cabeza-, lo que ha visto ha sido todo un shock. Tómese un par de horas libres. Al menos hasta que se sienta recuperada. Señorita Roth -se centró entonces en la camarera, que había estado en silencio hasta ahora-, ocúpese de servir a los invitados mientras tienen lugar las votaciones. Que no les falte de nada. Sobre todo al señor del osito y al doctor con máscara de pájaro.

A diferencia del resto, el doctor estaba más que acostumbrado de ver cadáveres prácticamente todas las semanas. Sí, intentaba evitar que el paciente llegara a esos límites pero siempre había casos extremos en los que no podía hacer nada más que rezar una plegaria y darle el pésame a la familia, así que cuando se descubrió la cabeza de Uriel únicamente se quedó mirando fijamente a los inertes ojos del dueño.

¿Alguien sabe dónde está el cuerpo? – Sabía que su pregunta era bastante anormal, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría estaban en un claro efecto de shock por el descubrimiento.- Hay poca sangre, menos de la que debería si fuera un corte limpio.- Se levantó con un sobre esfuerzo que hizo chirriar su cadera, apoyándose en el bastón antes de señalar el cuello y la sangre que bañaba la sopa.- Si encontráis el cuerpo, tal vez pueda echarle un vistazo.- Observó al jefe de seguridad, Callahan, negando con la cabeza.- Negativo. Acaban de matar a alguien, ¿crees que me fiaría de que no echaron algo en la bebida? Por eso quiero encontrar el cadáver. Pudieron haberle drogado, envenenado o apuñalado antes de cortarle la cabeza, así que hasta que no lo encontremos no comáis ni bebáis nada que no esté previamente cerrado.

Helmut Bôsengeist acudió a los gritos y observó la cabeza cercenada del Sr.Bright, dejando que el resto de la tripulación hiciera su aparición y aportación al asunto que ahora se traían entre manos. Casi se rió de la ocurrencia del Profesor Ivo y tuvo que soltar un poco de aire de sus carrillos hinchados cuando el "jefe" de seguridad tomó el relevo del sRBright, pero le dejó hacer. A fin de cuentas éste era el último viaje del sr Helmut y no quería ponerse a discutir por quien debía contener a la tripulación, le dejó en su nube y escuchó atentamente los comentarios del Doctor, mientras él hablaba, Helmut asintió señalandole, como si así le diera más énfasis al comentario del DrPoxviridae.

No he visto que nadie arrojara un cuerpo desde la cabina. Pero aquí ciertamente hay pocos lugares en los que guardar un cuerpo

En lo que a mí respecta, aquí hay reunidas personalidades suficientes y más que competentes como para resolver el caso, no se contenten con quedarse en el bar a riesgo de, como dice, ser envenenados y después decapitados.

Voy a echar un vistazo en las salas y volveré a la cabina de mando.

Abby se llevo una mano a la boca en cuanto miró la cabeza del pobre Uriel recibiéndolos como plato principal, la imagen en si misma le dio bastante asco pero no era de las que dejaría ver esto a simple vista, era una dama despues de todo y debía comportarse al nivel en el que estaba —Profesor Ivo... Que asco— Comentó mirando al profesor por unos instantes, la imagen mental que le había dado por escuchar las palabras del hombre no había sido para nada placentera y en esos momentos, estaba de mas decir que se le habia quitado de golpe, toda hambre que hubiera podido tener en esos momentos. Estar resolviendo un asesinato no estaba en sus planes para ese día, suponía que despues de esto tendría que dejar los negocios de lado por un momento al menos para poder saber que es lo que había pasado allí, la gente de su mismo nivel que estaba a bordo del Zeppelin era bastante importante como para dejar a un asesino suelto y con vía libre.

—En caso de que este acto tan... sorpresivo no fuese planeado por el mismo Uriel. Creo que lo primero que se debería investigar es que fue de el despues de que nos recibiera a bordo... No conozco el Zeppelin en su totalidad asi que seguramente los miembros de la tripulación serían los mas convenientes para encontrar el cuerpo, y decirnos si llegaron a ver a Uriel en algún momento, que yo recuerde el buen hombre no estuvo con nosotros una vez el vuelo comenzó— Comentó, mirando al señor Callahan quien despues de ese discurso, suponía que sería el primero en ayudarles a resolver ese caso, despues de esto se dedicó un momento a darle una calada a su pipa.

—Y concuerdo que no deberíamos comer ni beber nada— Soltó el humo por su nariz —Las personalidades que tenemos aquí son muy importantes como para dejarse envenenar gracias a un descuido— Claro no todos allí tenían su posición tan privilegiada como la de ella, pero la gran mayoría al menos eran reconocidos por una u otra cosa, despues de todo por algo estaban a bordo de ese lugar. Una vez dicho esto paso a cruzar las piernas en su lugar, mirando por si alguien mas compartiría su punto de vista como lo estaban haciendo hasta ahora la gran mayoria.