Partida Rol por web

El reloj pasaba una hora más desde que habían despegado en un viaje que deparaba todo menos peligro, o al menos así lo pensaba la mayoría del grupo quienes permanecían pasmados observando el cadáver de Clement Jay Windergall, aún con una sonrisa egocéntrica adornando su rostro y por supuesto, bajo su cabeza seguía la espina dorsal pegada contra la pared a metros de su cuerpo.

Unos minutos antes de lo ocurrido la situación no era más que confusa por si ya no lo era antes, un disparo proveniente del pasillo que conectaba las habitaciones fue el posible detonante del pequeño caos que tendrá que limpiar Scrafy en las próximas horas. Debido a la conmoción, algunos se levantaron para investigar qué había sido eso y al abrir la puerta se encontraron con la macabra escena de los restos del señor Windergall, a unos metros de él se encontraba Callahan con el revólver en la mano y aún desprendiendo un leve hilo de humo, sin embargo algunos que bloqueaban la puerta fueron empujados por una especie de energía la cual causó alguna que otra herida y golpes leves.

Debra no podía acercarse mucho y au visibilidad estaba un tanto obstruida por el humo, las personas ahi reunidas y una especie de barrera que no podía explicar exactamente que era, en fin, sabia que debía seguir documentando todo lo ocurrido en el zeppelin asi que levanto su cámara y comenzó a tomar fotografías mientras se acercaba, hasta que noto el cadaver del señor Windergall y una parte de ella se quebró, ya que el mayor objetivo de su visita era entrevistarse con la celebridad, se encontraba en shock hasta que levanto la mirada y le vio allí con el revolver en mano, era nada mas y nada menos que Callahan -¿Pero que demonios está pasando aqui? exclamó exaltada -Necesito que me explique que esta pasando de una vez por todas Señor Callahan ya que lo que veo no ayuda a mejorar la confianza entre nosotros retrocedió un poco mientras decía esto último ya que no deseaba que le dispararan a ella también

Cualquiera que observase el rostro de Samuel J. Callahan podía intuir que el jefe de seguridad no se encontraba sorprendido ni lo más mínimo. El hombretón se acercó el revólver levemente a la boca y sopló para despejar el hilillo de humo.

-Doctor Poxviridae, hágale una autopsia a ese pobre fallecido -le pidió al médico de a bordo, señalando a Windergall-. Si lo que pienso es correcto, debería haber muerto por un balazo de un viejo revólver del calibre 44. -Por si había alguna duda, añadió acto seguido-: El mío.

Callahan escuchó a Debra Von Slandikha y puso los ojos en blanco. ¿De verdad aquella mujer seguía emitiendo sospechas veladas contra él? ¿Después de lo que acababa de suceder?

-Tome su libreta y anote, si lo considera oportuno -indicó Callahan, aún con el revólver en la mano-. El señor Bösengeist ya me advirtió sobre esto. Que sería el primero a quienes los entes atacasen para quitarme de en medio. Así que estaba preparado desde el principio. -Salió su arma, a la vista de todos-. Ayer, cuando fui al Bar, hablé con el señor Eggstein y la señorita Porter acerca de nuestras sospechas. Y sabiendo lo apetitoso que sería para los entes, decidí que haría uso de mis dos habilidades cuanto antes, pues si me mataban, ya no podría usarlas para ayudar. La primera habilidad ya la visteis: envié a mi primer sospechoso, el señor von Hindburg a la celda, aunque parece que no importó a nadie.

Al jefe de seguridad le resultaba extraño aquello. Había hecho lo que había querido con von Hindburg y nadie le había dado la menor importancia, mientras que la aparición del supuesto fantasma sí había generado cierto interés. Era un detalle peculiar, casi irónico. No importaba cuánto dinero tuviera el enmascarado millonario. Un fantasma había terminado siendo más relevante que él.

-La segunda habilidad era matar a alguien con mi revólver -explicó el hombretón, guardando finalmente su arma-. Hablé largo y tendido con Eggstein y Porter acerca de si debía usarlo. Mi intención era disparar al señor Di Palmare, de quien sospechaba y sigo sospechando. Pero ambos me convencieron de que no lo hiciera. Aún. No hasta que tuviéramos pruebas de su culpabilidad. Gracias a eso, estoy vivo. Cuando hace unos minutos los entes han venido a por mí, por suerte aún podía usar la bala, así que eso hice. Gracias a eso, estoy vivo. Anótelo, señorita Von Slandikha. -Miró con cierta tristeza a Clay Jay Windergall, de quien no tenía lo más mínimo en su contra-. Sin embargo, he de decir que mi disparo no ha matado necesariamente a un ente. Yo no elegí a Windergall como víctima, sino que ha sido algo totalmente al azar.

Callahan reparó entonces en que tanto el profesor Von LifeSteal como el señor Eggstein y el conserje Scrafy tenían algunas heridas por su cuerpo. En otras circunstancias hubiera pensado que el trío acababa de regresar de una fiesta de lo más extravagante.

-¿Y ustedes? -les preguntó, intrigado-. ¿Cómo se hicieron esas heridas? Sería interesante que fuera tan insistente con ellos como lo ha sido conmigo, señorita Von Slandikha.

Vi se llevó las manos a la boca para ahogar el grito ante semejante escena. Se había quedado paralizada. El resto del mundo siguió girando, al parecer, ahí había gente acostumbrada a vivir esas cosas, pero ella no. Mira a cada uno de los presentes como si de un partido se tratase. ¿Era la única que no se estaba enterando de nada? ¿Que no tenía sospechosos ni sospechas? ¿Que estaba votando al azar? ¿En quién podía confiar? Se veía claramente la confusión en la cara de la pelirroja. Muertos, fantasmas, asesinos y heridos, era demasiado para ella. Un escalofrío recorrió su pequeño y frágil cuerpo.

Se abrazó a si misma y se frotó los brazos en señal de protección. Dio un paso hacia atrás y miró a los 3 heridos, esperando oir que tenían que decir respecto a sus heridas.

Por su parte el nivel de tensión y la velocidad que estaba teniendo lugar en aquellos encierros y asesinatos hicieron que el Profesor tomara una dura decisión, la cual todos podrían ver y comprobar, independientemente de su afiliación, su escala social o de cuantos engranajes hubiera en sus vestimentas: El Profesor Ivo se había ocultado detrás de Scrafy.

-Sabía yo que no tenía que haberme quedado en casa -farfulló detrás del bigote de Scrafy- Ahí al menos tan solo me hiero al caer escaleras abajo, no por ráfagas de vapor...

Al final el Profesor había demostrado una emoción: Molestia por haber resultado herido por su propia curiosidad al abrir la puerta. ¿Cuándo aprendería a no seguir los ruidos extraños de la noche?. Evidentemente, no lo hizo hace 5 minutos.

-Señor Callaham, -se dirigió al jefe de seguridad- Yo no soy más que un simple pasajero de esta nave, por lo que no tengo ni la más remota idea de qué está pasando. Pero si esto es una especie de broma o un chiste de mal gusto, le ruego -comenzó a decir antes de dirigirse a todos- ruego a toda la tripulación que se detenga. No me interesa esta clase de majadería.

Volviendo a echar otro vistazo a Callaham, habló nuevamente.

-En caso de que esto sea "real", espero que en el tiempo que usted siga con nosotros, que según dijo, será breve. Haga lo que le corresponde y atrape a quien esté haciendo esto. En tus manos se encuentra mi voto, dígame a donde depositarlo.

Callahan miró a quienes acababan de entrar a la habitación. Sus ojos estaban completamente blancos y su fría mirada inspeccionaba a los recién llegados.- ¡Ah! Mis estimados... - Dijo mientras sus labios pasaban a formar una tétrica sonrisa en su rostro, que dio luego de unos instantes paso a una expresión seria y sombría, con la mirada fijamente clavada en la pared.- Windergall es el primero, pero ¡TODOS! - exclamó - los implicados pagarán... Ja.. Jajaja.... JAJAJAJA - El jefe de seguridad comenzó a reir desquiciadamente, y unos segundos después paró de súbito, girando su cabeza hacia los presentes. - Hidenburg, ni todo el dinero del mundo bastará para comprar tu redención. Ojo. Por. Ojo. -susurró finalmente Callahan. Sus ojos volvieron entonces a su estado normal.

Aunque Poxviridae no estaba en la sala, ya que se marchó a hacer un concienzudo trabajo de autopsia al muerto, antes de que cruzara la puerta de la sala principal le olieron y escucharon, haciendo prácticamente imposible que anduviera por la nave sin ser previamente detectado a unas habitaciones de distancia.

Al entrar había algo ligeramente distinto en él. Por un lado algunas de sus largas uñas metálicas estaban manchadas de sangre, algo lógico teniendo en cuenta lo que había estado haciendo, y a su paso dejaba una fina línea que cada vez era más imperceptible.

No hacía falta adivinar de dónde venía, puesto que de su bastón de madera, el soporte que usaba para caminar y el que estaba rodeado de cables oxidados, ahora descansaba como pieza central la cabeza de Uriel incrustada al más puro estilo de estrella en un árbol de Navidad. La sangre chorreaba a su paso y descendía por su bastón, oscureciendo la madera y haciéndola un tanto pegajosa.

Sin duda, era una escena macabra.

Ya lo veo, todavía no estoy ciego Uriel.- Observó sin demasiado interés el cuerpo de Windergall mientras el resto de la tripulación parecía conmocionada. Se acercó al cadáver para una rápida inspección, sobre todo después de que Callahan le pidiera que le realizara una autopsia.- Agradeceré que dejen de darme trabajo extra. Se suponía que estaba de vacaciones.- Aun así apartó la tela del traje del difunto para poder delimitar mejor la causa de la muerte, al menos si no era la evidente.

Únicamente se volteó ante el extraño comportamiento que el guardia de seguridad había adquirido, dejando de lado el cuerpo para ponerse frente a Callahan.

Sigue con la mirada la cabeza.- Con su bastón clavado en el suelo, movió lentamente a un lado a otro haciendo que la cabeza de Uriel pareciera un péndulo.- He visto este truco varias veces. Un sospechoso intenta desviar la atención hacia otro punto, alguien que sabe que puede ser superior.- Seguía moviendo el bastón, aunque su cabeza se giró hacia los tres heridos.- Os doy una oportunidad, saco de gérmenes. ¿Quién de vosotros es el culpable de estas matanzas? Si confiesa ahora prometo darle un final rápido e indoloro.

Todos aquellos sucesos que tuvieron lugar de un momento a otro causó que Abby estuviera completamente extrañada de absolutamente todo, no solo Callahan había tenido un momento de clara locura (A pesar de que según el estuviera explicando la situación) Sino que también la reacción que el mismo jefe de seguridad tuvo al final la dejo con los ojos un tanto abiertos, mas no nerviosa, claramente estaba intentando analizar la situación de la mejor manera posible porque bueno, para ella la lógica siempre sería la principal manera de ir descubriendo los sucesos. Estaba a punto de añadir algo y meterse a la conversación tan energética que estaba dando lugar en esos momentos, pero las palabras del medico del lugar fueron las que mas curiosidad le provocaron por lo que decidió mantenerse callada y mas bien dejar que el mismo Poxviridae terminara de hablar, acercándose a una distancia prudente para que pudiera hacer lo que fuera que estaba haciendo con el otro hombre.

—¿A visto ese truco varias veces?— Preguntó levantando una ceja con una completa curiosidad, suponía que entonces las señales de locura de Callahan, junto con aquella mirada en blanco que había tenido no eran solo cosa de que se había vuelto un psicópata —No me diga que lo que acabamos de ver fue una especie de posesión ¿Fue asi?— Preguntó una vez mas, esperando que se estuviera equivocando aunque por la manera en que había hablado el medico seguramente era si no eso, algo bastante similar considerando todo lo que había sucedido. La situación cada vez estaba comenzando a ser mas extraña por lo que de momento, se limitó a mirar despues de decir aquello alrededor, por si alguien mas tenía algo que añadir a todo eso.

No digas tonterías, jovencita.- Ante las palabras de Abby, Poxviridae no pudo más que soltar unas sonoras carcajadas antes de dejar quieto su bastón.- Soy una persona de ciencia, no creo en esas paparruchas de brujas de circo, pero sí en el poder de ciertas sustancias y las reacciones que tienen en el cuerpo humano.- Si Callahan le dejaba, seguiría inspeccionándole a base de pedirle que abriera la boca e internando sus uñas dentro, notando posiblemente una mezcla de sabor entre la sangre reseca de Uriel y el metal oxidado.- Me refería a que, tras un ataque donde tres personas han sido heridas…- Señaló directamente a Eggstein, LifeSteal y Scrafy.- sin venir a cuento nuestro “líder” sube un extraño episodio de alucinación. Raro, ¿no cree? Está claro que alguien quiere culparle y, para mí, eso sólo hace que su inocencia sea más sólida.- Siguió con la inspección, moviendo el rostro del guardia de seguridad para ver mejor los ojos, o metiéndole una de las uñas por la oreja para sacar un poco de cera de oído y olerla.- Los asesinos cobardes se esconden en las sombras, mientras que lo que no tienen nada que ocultar lo hacen a la luz del día.- Caminó hacia el cadáver, hurgando dentro de la herida de bala (incluso haciéndola más grande) para sacar el casquillo.- Y es por eso que invito a los presentes heridos a decir quién de vosotros ha sido, sino me encargaré de que tenga una muerte rápida.

Último aviso para pasar a consulta.- Llevó el casquillo a la parte inferior de su máscara, donde esa pequeña compuerta volvía a abrirse para introducir la bala. Se escuchó a alguien masticando y, después, tragar con dificultad.

Con las heridas producidas por la explisión, Mr.Eggstein había visto mermada su presencia magnética y su natural gallardía, sin embargo intentó aparentar cierta entereza al hablar.
- Sospecho, Callahan, que su arma debe tener algún tipo de defecto y su disparo nos causó daños a los que estábamos más cerca de usted. Ya le dije que debería tenerla guardada y usarla sólo en caso de extrema necesidad, como así ha sido. Y me alegro de que haya podido defenderse, pero ahora, para mayor garantía, convendría que ese parrajaraco metálico aficionado a la medicina nos pudiera confirmar que ha eliminado usted a un ente, porque de lo contrario, esto le pondría a usted en una situación delicada... Quiero creer en usted, de hecho es uno de nuestros activos más importantes en esta investigación y pienso que ello es la causa de haber sido atacado esta noche, así como de esta extraña conspiración que parece cernirse sobre usted. Pero debe darnos algunas explicaciones- dijo con evidente esfuerzo el magnate.
Después de este pequeño discurso, se sentó en la silla que más a mano tenía y poniendo sus manos sobre la bola del bastón continuó: - Sospecho que no es usted, Callahan, el único que tiene habilidades o capacidades extraordinarias en este grupo. Sinceramente, siendo honestos, estamos en franca desigualdad con los entes y prácticamente no todos podremos sobrevivir un ataque como esta noche. Ojalá me equivoque, pero me escama el silencio de algunos de ustedes. Parece que no les interesara que este entuerto tuviera luz sobre la oscuridad.

El disparo y el consecuente golpe de viento que despeino su bigote lo dejo un tanto shockeado, hasta el momento que el doctor decidió manchar haya por donde caminara, sin olvidar la rara actuación de su actual jefe, tras aclarar su situación ante la prensa.

-¿Donde me he hecho esto? Pues junto con ellos dos por supuesto, ¿O acaso no a sentido ese repentino golpe de viento que bloqueaba el camino? -Sentía la respiración del profesor en su nuca, pero estaba acostumbrado a ser un simple obrero y que otros respiraran su aire. -Y le agradecería que no manchara haya por donde camina... Y que deje al Señor J. en su sitio. -Miro a los demás, señalando al hombre con su fregona. -¿En serio soy el único que piensa que el pasear la cabeza del dueño del Zeppelin es un tanto desagradable? -Sin añadir que un cuerpo en descomposición se... descompone, huele y mancha por partes iguales.

-Por mi parte jefe, aclareme esto con palabras simples: ¿Ha sido atacado por los entes, a disparado entonces su arma contra ellos y la bala ha impactado en el Señor Clement Jay Windergall? -Volvio a buscar el apoyo en su fiel fregona, tal vez en la unica que pudiera confiar, por el momento.

Abby asintió un par de veces a las palabras del medico, entendiendo lo que este estaba comentando y estando de acuerdo con sus palabras, despues de todo tampoco pensaba que el jefe de seguridad era culpable de algo, no despues de haber visto ambas reacciones que este tuvo, una completamente diferente a la otra —Ahora que lo mencionas... Es verdad que Callahan tuvo un episodio en donde reacciono totalmente paranoico ¿Eso quiere decir que alguien le ataco con algún tipo de sustancia?— Se detuvo por un momento, para darle una calada a su pipa mientras pensaba un poco, ella soló había visto tomando al jefe de seguridad en el bar cuando este se unió a ella pero poco mas, aunque claro siempre se le podría escapar algún otro momento de la vista, no tenía tantos ojos como para estar al pendiente de todo y menos en esa situación tan caótica.

—Al menos el consejo que le dimos al buen Callahan ayudo a que pudiera defenderse a tiempo... Si me lo permiten decir, creo que hay alguien en esta sala que a estado culpando al hombre desde casi el principio— De inmediato su mirada se detuvo a la periodista Debra, quien en mas de una ocasión había ya levantado voz contra el jefe de seguridad, aunque tampoco es que tuviera alguna prueba mas como para dudar enteramente de ella. —Claro que, podría ser simple desconfianza de su parte despues de toda esta locura... Algo que por supuesto no es para menos. Lo mejor en estos momentos sería esperar a ver si en verdad se logró eliminar a uno de estos entes, si no el buen señor Windergall seguramente nos ofenderá desde su tumba— Terminó de decir, conociendo a la victima de turno, aun despues de muerto no perdería esa gracia tan natural de él.

Aquello estaba resultando ser una locura total. Entre muertos, heridos y prisioneros, el hecho de que todos sospecharan de todos y que básicamente estaban intentando una democracia sin conocer todos los hechos no ayudaba. Desde su lugar pudo observar como comenzaban a acusarse y que Callahan hubiera matado a alguien sin razón no le gustaba para nada, que además dijera que no era un ente, pero que tampoco fue su culpa no ayudó. La siguiente reacción extraña que había hecho, significaba que realmente podía ser cualquiera y eso la ponía más nerviosa. Pero decidió acercarse al hombre con cuidado, mirando el arma en su mano aún. —Callahan ¿Estás bien? ¿De qué implicados hablas? — quería ver si aquello había sido momentáneo o aún seguía bajo aquel raro efecto.

Luego miró por un momento el doctor y suspiró —Bien, estoy de acuerdo en que hay que ser lógicos y admitir que su momento paranoico pudo ser inducido por sustancias y eso explicaría también que pudo confundir al señor Windergall con alguien más, pero ¿Realmente un arma pudo afectar a tres personas de esa manera? No es un arma tan grande como para tener un efecto tan grande.

Callahan no tenía ni idea de qué le acababa de suceder ni qué había tomado control sobre su cuerpo, pero en esos instantes no podía evitar sentirse como un hombre-objeto al que incluso una aparente entidad o fantasma le había poseído.

-¿Qué diablos me ha pasado? -declaró, sin saber qué le había ocurrido-. Sin duda, alguien se está tomando demasiadas molestias conmigo. -Asintió a las palabras del doctor Poxiviridae, aunque negó cuando este señaló a los tres hombres heridos-. Ignoro si estos tres señores son en realidad entidades o quieren ayudar, pero no creo que hayan recibido sus heridas por mi disparo, doctor. Como dice el señor Scrafy, fue la energía que les empujó hacia atrás la que les produjo heridas. -Miró a Scrafy, Ivo y Eggstein, recordando que habían sido ellos los que habían sujetado la puerta-. Para mí, esto no significa que sean los responsables, sólo que alguien ha utilizado esa energía de antes para marcarlos de alguna forma. Ignoro el porqué.

El hombretón se apartó ligeramente de Poxiviridae. Había algo inquietante en el trato que le había procurado al cadáver del señor Bright, por lo que permanecer en sus manos no agradaba al jefe de seguridad.

-Ocúpese de atender a los heridos. Yo estoy bien -dijo Callahan, aún intentando recuperarse del shock sufrido-. Sobre todo, atienda a Scrafy. Necesitaremos al conserje en buen estado para limpiar este estropicio. -Se fijó en el conserje, quien estaba herido, aunque su característico bigote al menos seguía intacto-. Así es, Scrafy. Los entes han atacado y he disparado contra ellos, aunque no estoy del todo seguro en que Windergall fuera un ente o que el balazo le alcanzase por puro azar.

Callahan escuchó a Eggstein en silencio y, una vez que el hombre terminó de hablar, agregó:

-Si me sucediera algo y muriera, pediría al nuevo Alguacil que liberase a Helmut Bösengeist de su celda. Confío en sus capacidades y sé que será de gran ayuda cuando yo no esté. Por lo pronto, voy a hacer todo lo posible para continuar con mis intenciones desde donde las dejé hace una hora. Creo que si están poniendo tanto empeño contra mí es porque no iba desencaminado. Y eso implica que mi voto irá para el señor Venancio Di Palmare. Me sorprende su silencio. Ahora, si me disculpan, voy a echar un trago.

Dicho esto, el jefe de seguridad salió de la estancia para encaminarse de nuevo hacia el bar.

La explicación del Jefe de Seguridad hizo que el Profesor Ivo Von LifeSteal entrecerrara los ojos, como si quisiera averiguar si sus palabras eran sinceras o por el contrario una burda mentira. Pese a ello, al igual que como Scrafy no era una Roomba con cuerpo humanoide, este no era un detector de mentiras con mucha clase y osito de peluche, así que tiró de su intuición.

-Pues mi voto ya ha sido decidido, pues. -Comentó el Profesor cruzándose de brazos- Otro voto más para el Señor de la espesa barba. A fin de cuentas, si los asesinos han atacado al Señor Callahan, será por algo. Aunque... si Vineccio está muy callado, quizás esté en un estado catatónico y quizás aún siendo una amenaza no sea "la amenaza".

Todo había sido planeado para ser un paseo agradable. Descanso de una ajetreada gira y de tratar de convencer promotores y patrocinadores. Afortunadamente, todo daba sus frutos, pero los esfuerzos por descansar al parecer no.

Roxanne había querido permanecer al margen la mayor cantidad de tiempo posible, pero era el momento de participar y unirse a todo el caos con la intención de dar orden. Su falta de atención hacía que se le notará desorientada y se reunió con el resto sin perder su toque de refinada rebeldía, contoneando sus caderas al ritmo de la música de su cabeza y jugando con su cabello en ocasiones. Sacó un puro y lo puso en su portador para luego encenderlo y darle una buena calada mientras le acompañaba con una copa de vino que sostenía con experticia en su mano. 

- La sangre es bastante difícil de quitar de la alfombra, además también por respeto al difunto, creo que sería mejor dejar de pasearla por ahí - se acercó a la mesera Vi con su rostro serio y la mirada cautivadora que tanto atraía a sus fans.

- ¿Estás bien? - su tono era amable. 

La cara de Vineccio se había vuelto pálido al ver aquel nuevo cadáver. La sangre sucitaba en él recuerdos desagradables, memorias que había querido dejar en el pasado hacía ya mucho tiempo. Sintió que un escalofrío reocrría su cuerpo y no pudo evitar bajar la mirada y mirar hacia un lado, alejándose un poco de la puerta. Por supuesto, el hecho de que la muerte del magnánimo Uriel Bright y la del pobre Jay Windergall no iban a ser los únicos era algo más que claro luego de haber visto como Callahan era... ¿poseído? y amenazaba a "todos los implicados", aunque Di Palmare no entendía a qué se refería con aquello. Con suerte, él no sería uno de esos implicados... ¿o sí?

La verdad era el maquinista que nunca había creído en lo supersticioso, los cuentos de fantasmas y almas en pena siempre le habían parecido cuentos para niños sin importancia, y sin embargo aquellas personas hablaban con total convicción acerca de "entes"... Aunque aún tenía cierto esceptisismo en su cuerpo y estaba seguro de que debía haber una explicación lógica, prefirió dadas las circunstancias dejar lugar a la duda.

Entonces lo escuchó.

Creo que si están poniendo tanto empeño contra mí es porque no iba desencaminado. Y eso implica que mi voto irá para el señor Venancio Di Palmare. Me sorprende su silencio. Ahora, si me disculpan, voy a echar un trago.

¡¿Que se iba a tomar un trago?! Acababa de acusarlo en su cara sin siquiera un mísero argumento luego de aparentemente haber asesinado a alguien y lo decía como si nada, ¿para luego irse tan tranquilamente a tomar un trago? Sí, ya lo había acusado antes, y sí, parecía de algún modo implicado en el nuevo asesinato, como víctima o victimario pero... ¿significaba eso que Vineccio era el culpable de lo sucedido? ¿tan fácil era acusar a alguien mas y enviarlo a la horca, sólo por si acaso? El maquinista se mordió el labio por dentro. «Aquí hay gato encerrado» pensó.

—Yo no tengo nada que ver con esto —dijo seriamente mirando a los presentes y evitando llevar su vida al cadáver mientras ladeaba la cabeza.— Todo este tiempo he estado en la Sala de máquinas.

Habría querido dar más pruebas de su inocencia, ¿pero qué podría decir para probarla? El único que había estado con él en la Sala de Máquinas hasta antes de su arresto era el señor Bosengëist, quien le había comunicado sin demasiados rodeos que habían encontrado la cabeza del Señor Bright y que presuntamente había un asesino a bordo. Luego, había estado solo en aquella sala, inspeccionando meticulosamente todos y cada uno de los complejos sistemas que su ahora fallecido ídolo había diseñado.

-Pues mi voto ya ha sido decidido, pues. -Comentó el Profesor cruzándose de brazos- Otro voto más para el Señor de la espesa barba. A fin de cuentas, si los asesinos han atacado al Señor Callahan, será por algo. Aunque... si Vineccio está muy callado, quizás esté en un estado catatónico y quizás aún siendo una amenaza no sea "la amenaza".

Por su expresión pareció que Di Palmare iba a decir algo, pero finalmente terminó con cierta angustia y rabia asintiendo a modo de "hagan lo que quieran", dirigiendo una significativa mirada a todos los presentes. Ya había dicho todo lo que tenía que decir, si abría la boca sólo sería para repetirse a sí mismo y poco sentido tendría aquello.

Habían en su gran colección de libros sobre piratas dos ejemplares sobre barcos pirata en el que cada noche que pasaba, un hombre aparecía misteriosamente asesinado. Al principio el caos reinaba, los dedos apuntaban al más mínimo estímulo en todas direcciones y rápidamente se formaban líderes cuya opinión pesaba y mucho. Si un líder te ponía en su mira, por más inocente que fueses tu destino estaba asegurado. Parecía ser aquel su caso... No. No permitiría que su vida acabase tan rápido, aún tenía libros que leer y máquinas que analizar. Si encontraba al culpable quizás, sólo quizás... Sí. Si encontraba al culpable las sospechas infundadas sobre él desaparecerían. Vineccio entrecerró los ojos y miró a sus acusadores. Podía ser cualquiera, desde el más bueno hasta el más malo, y asumir que ciertas personas no lo eran por su rango o posición era simplemente absurdo. Y si... Bah, debería investigarlo, aunque cierto era que no parecía quedarle mucho tiempo.

Vineccio se dio la vuelta lentamente, y se retiró del lugar.

Otra carcajada resonó de forma hueca dentro de la máscara al escuchar las quejas sobre su extraño “acompañante”.

¿Sabéis lo que encontré al inspeccionar su cuerpo? Una pista.- Parecía que acariciaba el mentón muerto de Uriel con una de sus uñas, volteando el rostro hacia él.- Qué quieres que te diga amigo, hay algunas bacterias que se alojan en el cerebro e inhabilitan el razonamiento natural.- De nuevo parecía sumido en una conversación consigo mismo y Uriel, asintiendo con varios “Ya. Ya” antes de seguir con el resto.- Uriel tiene la clave y por eso me acompaña.- Se acercó a Roxanne Silver, la última que le había interpelado antes de, al igual que hizo con Callahan, poner el bastón entre ellos para que estuviera frente a frente con el difunto.- ¿Acaso tiene miedo de qué pueda decirme, señorita? A veces las rosas más delicadas son las más venenosas.- Una última carcajada antes de ver al elegido por esta votación.- Mi sospechoso más fuerte ahora mismo es Scrafy. No sólo contaminó la escena del crimen y eliminó posiblemente pruebas más que suficientes para averiguar la identidad del causante de los asesinatos, sino que ha sido herido.- Tal y como demostró cuando se enteró de que el conserje limpió la habitación, estaba bastante molesto por dificultarle el trabajo y, eso, era motivo más que suficiente.

Eggstein miró con tristeza al maquinista.

- Señores, reconozco que a pesar de parecer una deidad por mi porte y mi poder, en el fondo soy una persona con sentimientos. Y ver arrinconado a un hombre ton cómo Vineccio, defendiéndose como gato panza arriba me ha resultado inspirado ternura. No creo que debamos penalizar a nadie por ausentarse de esta diabólica aventura. Me causa más desconfianza quién, aún estando aquí intenta pasar desapercibido y apenas interviene salvo para ponerse de perfil..
Votaré por Scrafy .

Vi asiente a la cantante, algo avergonzada. No estaba sirviendo de mucha ayuda y ahí la gente no hacia más que salir herida, acusada o aún peor: muerta.

Empezaban las segundas acusaciones, y ella seguía tan perdida como al principio.

De nuevo, no tengo ni idea de quién puede ser el culpable, así que agradecería que tanto secretismo con cosas que la gente ve o puede hacer, fuesen más claras. Yo estaré encantada de escuchar, valorar y mi voto irá para el que más me convenza. Ahora mismo no tengo más opción que votar por intuición, y mi voto irá para el señor Di Palmare también. Confío en Callahan y sé que si le ha votado es por algo. Ha recibido varias acusaciones y su única coartada es que ha estado en la sala de máquinas.

Se sentía culpable votando a ciegas, pero empezaba a estar cansada de tanto secretismo.