Partida Rol por web

Una vez cruzáis la carretera os ocultáis entre un pequeño grupo de árboles. Estáis a salvo.

Desde aquí podéis ver la estación, a vuestra derecha, a lo lejos, tras un terreno que quedó en obras y que ahora está plagado de plantas silvestres, hierros, vallas, máquinas oxidadas... y seguramente alguna sorpresa desagradable. Será muy difícil avanzar por aquí, sobretodo sin poder ver qué hay debajo de la maleza. Entre los tejados de las casas podéis identificar un campanario, perteneciente a algún monasterio de los que ocupaban el centro de la ciudad, aún algo distante.

Tras la estación ya empieza la ciudad propiamente dicha. Calles cerradas, bajos oscuros, edificios altos, de diez plantas de altura, coches abarrotando y colapsando las pocas vías de escape... eran barrios de ampliación de la ciudad vieja, la que era de piedra y madera. Esta es de plástico, metal y hormigón. Y ahora también de sangre y muerte. El peligro aumenta exponencialmente aquí, los obstáculos serán peores, los grupos de zombis aún mayores, y vuestras posibilidades de supervivencia muchísimo menores.

Desde aquí podéis ver zombis por todas partes, la mayoría inmóviles, como esperando a ser llamados para almorzar, otros se mueven, sin rumbo, entre los escombros.

En el trayecto hasta donde estáis ahora, al atravesar el bosque, encuentras algo de comida, unas frutas de color anaranjado:

En el trayecto hasta donde estáis ahora, al atravesar el bosque, ves algo que te desconcierta. Son unas huellas marcadas sobre el barro. Parecen humanas, pero son descomunales, demasiado grandes... y la persona en cuestión debe ser muy pesada, pues las huellas se marcan mucho en el suelo... no es posible.

Hay un error en el plano turístico de Santiago: la estación está realmente más a la derecha.

Me fijo en los detalles del mapa - ¿eso que está señalado ahí es un avión? - si había caído del cielo está claro que muy bien no podría estar, aún así, un avión no tenía un fácil acceso sin sus escaleras, vamos que, podía constituir un buen refugio en el caso de necesitarlo, siempre y cuando no se encontrara ocupado en su interior, pero incluso podría contener comida y bebida aunque vete a saber en qué condiciones.

Sería bueno evitar entrar en la estación, procurar que los vagones o restos de trenes que queden en las vías no sean un foco de impureza y que tomemos el camino que sea, ya dentro de la ciudad nos sea el mejor de los caminos elegidos, pues no os hagáis ilusiones, si el foco de esta enfermedad fue la catedral, cuanto más nos acerquemos, a más nos encontraremos.

De todas formas sigo pensando en si aquí hay algún tipo de organización maligna constituída, la marca de la bestia identifica a la bestia. Hasta el momento habíamos visto criaturas pero no demasiado diferentes unos de otros, esperaba encontrar algo distinto, un ser infernal que controlara sus huestes, montado sobre un dragón con sus 7 cabezas escupiendo fuego y maldad aquí y allá.

Bien, ¿por dónde? Vamos de frente, pasamos al lado del avión y nos metemos por esas calles hacia arriba??

Asiento a las palabras de Sena...

-Si, tenemos que movernos; no podemos perder mucho más tiempo: por lo que parece, a partir de la estación, será todo calles más cerradas, hasta llegar al casco más antigüo... Han pasado muchos años desde que sucedió, así que los zombis se han dispersado; si hay un número especialmente alto de ellos en la zona de la Catedral, puede que haya un motivo más concreto.

Tras mirar brevemente en dirección a la estación....

-Casi mejor no aventurarnos dentro de ella... Si podemos atravesarla o rodearla, estupendo. El único interés que la veo ahora mismo, es que es un buen punto de referencia

Perdón, ¿Las macrohuellas esas son recientes?

Cuando llegamos a la zona de la estación sin ningún problema, la angustia de la propia ciudad y la tensión de la situación, de lo que debía hacer y por donde ir, y de los monstruos que podia haber allí. Eso comenzó a agobiarme, y me quedé un poco descolocado al pensar por donde ir y por donde llegar al objetivo... 

Saqué el mapa y me puse a mirarlo, se lo mostré a mis compañeros, con mi dedo sobre alguna de las calles que parecían más anchas ... Una de ellas, indicaba la calle del Hórreo, que terminaba en una plaza... -Son calles anchas... Y siempre hay más margen para ir por ahí, y no ser atacados... Y parece que al final hay una plaza ... Y puede que sea un buen lugar para ver qué ocurre...

La verdad, la angustia de la ciudad se cernía sobre mi, lo que me estaba dejando más cansado de lo que creia... Más que una caminata o pelea...

La calle Hórreo asciende desde la estación, en la parte baja de la ciudad, en una suave pero constante pendiente. La vegetación lo ha tomado todo, y os cubre hasta la cintura; el suelo está encharcado y el agua corre bajo vuestros pies. Avanzáis unas pocas decenas de metros, adentrándoos en la ciudad, los edificios son altos, con incontables ventanas que os miran en silencio. Al fondo hay un edificio que se ha derrumbado parcialmente.

Seguís avanzando hasta que os topáis con un grupo de ocho zombis que pululan libremente entre los arbustos. Están muy distanciados unos de otros, y podríais encargaros de ellos sin que llegasen a suponer un problema demasiado grave.

El terreno encharcado supone una desagradable sorpresa.... por una parte, ralentizara nuestra marcha y, por otra, lo mismo hay algo que no alcanzamos a ver.... Bien es cierto que, por contra, nos otorga ventaja en el sentido de que a los zombis lesresulta más difícil moverse que a nosotros.

En nuestro avance, reparo en el estado de las casas aledañas pues, a las malas, pueden suponer una via de escape, pero que prefiero dejar como último recurso.

Viendo que en nuestro camino hay varios zombis... si no montamos mucho jaleo, lo más facil dería quitárnoslos de en medio... "solo" son 8.

Paro un momento, por si mi valoración resulta demasiado optimista...

- ¿que os parece? ¿Nos los cargamos uno a uno? No deberia ser un problema....

Agua en el suelo y zombies por donde los arbustos, una mala combinación para el avance silencioso ya que el agua genera ruido, así como resbala junto con que zonas con vegetación puede traer hacer ruido al pisar las hojas, aún así, están en nuestro camino y aunque son 8 están distanciados unos de otros, lo que los convierte en una presa fácil. A una mala habiendo árboles cerca o edificios con multitud de ventanas en pisos bajos se podría intentar, aunque entrar en un edificio puede suponer acceder a una ratonera.

Está bien, vayamos a por ellos y liquidémoslos antes de que nos vean y puedan atraer a más - que no es lo mismo 8 que 80 y en plena ciudad encontrarse sólo 8 y desperdigados casi sonaba a buena noticia y todo. Vamos a por los que más cerca se encuentran, tratando de eliminarlos rápidamente y sin llamar la atención de los demás.

Cuando avanzamos por aquella gran calle, ancha, que antaño debió ser bastante transitada, ahora solo veía un pantano. Maldición. Un pantano. En principio, los Zombies que podrían venir hacia nosotros irían más lentos de lo normal, pero los pocos que se veían estaban dispersos, y quizás hasta despistados. De hecho, me pareció curioso que hubiese pocos, y aunque el rozar del agua por debajo me daba escalofrios, decidí no pensar en que podría haber algunos bastardos sumergidos bajo el verde de la hierba... Joder. 

Por otro lado, me preocupaba hasta cierto punto el edificio derruido, lo que haría que tuviéramos que dar un rodeo... Aunque esperaba que eso no fuese problema, dado que hacía la catedral confluían varios caminos. Y quizás se pudiese acceder a aquella plaza por otro lugar ...

Cuando vi que mis compañeros decidían atacarlos uno a uno, asentí, sin palabras. Sobraban en aquella situación. Procurando moverme lentamente entre esas hierbas, empuñe bien mi tridente, y me dirigí hacia uno situado a mí izquierda. No quería usar la red todavía, ya que podría ser útil con una emergencia, y no pareciera que fuese ninguno en parejas. Me pegue a una de las paredes del edificio, y poco a poco, me acerqué, hasta que le golpee, de modo certero, en la cabeza. 

-Vai co demo

Miré a mis compañeros, y con el pulgar en alto, les dije que todo bien contra aquel primero... Quedarían 7...

Me acerco lo suficiente al primero de ellos para darle un najinatazo en la cabeza y dejarlo fuera de juego, espero que los demás no me dejen sola, en el sentido de que cada cual se encargue de otros, a poder ser los más cercanos y así ir avanzando en aquella limpieza de impureza - Et veniet tecum in furore irae peccatorum exterminabit

Al lanzar los ataques el resto de zombis se percata de vuestra presencia y empieza a caminar hacia vosotros. Ya sólo quedan seis. No parece que vaya a suponer un problema. Dos zombis más aparecen de entre unos arbustos, a vuestra derecha, pero siguen estando lejos. Mientras no se os amontonen no tendréis problemas, son lentos y bobos.

... Al ver que los demás entran en acción con eficacia, hago lo propio; avanzo con ellos, ballesta en ristre, para, dado que mi arma no es cuerpo a cuerpo, estar cerca de alguno de ellos por si yerro el tiro, contar con ayuda cercana.

A corta distancia, cerca de Xena, abato de un saetazo a otro; Contando con los dos nuevos que han aparecido...  hay siete que podamos ver, pero... me extraña... tan pocos en un sitio abierto como este... Mientras recargo, no me relajo y aviso a los demás...

-Estad atentos; esto no es normal... son pocos, demasiado pocos. No debería ser tan sencillo.

Miro alrededor, a los edificios, buscando una...  me doy cuenta de lo que busco es una vía de escape; algo me dice que hay que dejar esta zona empantanada...

Veo que dos Zombies más comienzan a acercarse, aunque están lejos. El segundo más cercano a mí lo veo comenzar a caminar, así que decido esperarlo con calma, mientras observo a mí alrededor. Aquel pantano me sigue dando escalofríos, y lo que llevaba visto de la ciudad me daba cierta angustia... Pensar en lo que habría allí... Buff... 

Oí la voz de Xervasio, allí, a mí derecha, junto a Xena, y me di cuenta de que él estaba con algo de míedo en él cuerpo. La verdad, era fácil. Eran poco (10... En toda una gran calle...) pero dispersos... Quizás algo los retuviera en otros lugares... No sabía... 

En ese momento, el segundo zombi estaba a mi alcance, y le golpee la cabeza como si de una faneca de arena se tratara, contra la roca, contra la pared más cercana. Bruto, fuerte, efectivo. Se desplomó. Otro menos...

-Voy a ver si alguna de estas calles laterales nos sirviera de salida o está menos enfangada...