Partida Rol por web

Chasqueando la lengua con fastidio, Stela salió a la carrera. No le hacía ninguna gracia salir a un terreno tan poco seguro pero Firfin le había salvado el pellejo frente al hombre lagarto. Quizás no fuera el compañero más noble ni el más honesto pero Stela tenía por costumbre ser leal a quien le fuera leal.

Hizo un molinete con la espada justo antes de dar un salto de pantera por encima del tronco donde había aterrizado el pícaro. Levantó su espada con ambas manos, la punta hacia abajo, y apuñaló con furia el punto del suelo donde asomaba la cuerda. 

Notó que cortaba carne, que algo se revolvía y soltaba un gruñido que sonó como el viento a través de un saco de piedras. 

Luego se hundió en el terreno suelto como si hubiera caído en una ciénaga. 

Morkai ya iba a colaborar amable con Fir... Kraken pasándole al gnomo-mascota para que hiciera con él lo que deseara cuando sus anteriores palabras se hicieron realidad, para su maravilla, y el aguerrido guía salió volando agarrado a la cuerda, con lo que se ganó la admiración incondicional del semiogro, vaya que si.

Aplaudía alborozado los firuletes, los visajes y las zarabandas de unos y de otros en busca del regreso al punto seguro de la zona, el círculo. Luego, y deseando imitar a sus amigos, hizo el penoso trabajo que hacer que sus ya sobrecargadas neuronas discurriesen algo.

Total, que pilló otra ración y la lanzó lejos de donde hubiera nadie. Para ver si con eso lograba distraer al bicho ese tan feo y que los otros lograran regresar al círculo. Entre tanto, y como era un tipo bien mirado, respondió las preguntas de Fir... Kraken:

──Morkai pesar bastante, suponer──, esa era la primera. ──Morkai correr bastante, suponer. ──Y esa era la segunda. ──Morkai acabar de cagar, limpiar y luego enterrar ñórdiga en agujero. Morkai estar haciendo agujero. Entonces bicho salir.

Noren se dio cuenta demasiado tarde que no iba a llegar a tiempo para placar a su compañero¹. En lugar de ello salió rodando por el suelo y quedó algo confuso en medio del claro que había formado el monstruo a su paso. De cualquier forma el ladrón ya se había soltado y se mantenía en un precario equilibrio sobre un tronco², sin tocar el suelo tal como pretendía. Y entonces la lluvia de flechas vino a empeorar la situación. Porque los proyectiles lanzados por Aren cubrieron efectivamente el área por el que había pasado el gusano pero calculó mal la distancia y ahora estaban cayendo ¡sobre sus compañeros!³ Apenas tuvo tiempo Noren de rodar sobre si mismo, aferrado a su escudo, y Firfin de lanzarse de un salto a  un árbol para agarrarse a una rama debilitada que ahora crujía amenazando con tirarlo⁴. Aquello los había salvado de acabar ensartados por las flechas pero, para su desgracia, los había alejado más del círculo de piedras.

Morkai había lanzado un nuevo cebo de comida a un lado del camino pero parecía que, por algún motivo, el gigantesco gusano prefería sabroso enano en su menú, porque se había lanzado a por Noren arrasando a su paso el terreno, sacando medio cuerpo del suelo mientras sus tentáculos se abrían amenazantes.

Por suerte Stela había venido a ayudar...⁵

TOMA 2

Chasqueando la lengua con fastidio, Stela salió a la carrera. No le hacía ninguna gracia salir a un terreno tan poco seguro pero Firfin le había salvado el pellejo frente al hombre lagarto. Quizás no fuera el compañero más noble ni el más honesto pero Stela tenía por costumbre ser leal a quien le fuera leal.

Ignoramos la parte del salto de pantera XDD

Sin embargo, la lluvia de flechas de Aren detuvo su carrera antes de llegar muy lejos. Se paró en seco ahogando un juramento. Ahora el bicho cargaba hacia ellos. Extendió una mano enguantada hacia Noren. 

-¡En pie, amigo enano!-dijo ayudándole a levantarse-¡Es la hora del... agh!

Sin embargo, el peso del enano la pilló por sorpresa, desequilibrándola en el peor momento posible. Por el rabillo del ojo podía ver a la bestia aproximándose...

Firfin no lo dudó, la respuesta era obvia, de las cosas inútiles siempre se podía sacar algo útil. Casi, realmente casi, podría decir que los dioses se los habían enviado por algo, el no lo creería por que no confiaba en los traicioneros dioses, ni tampoco lo creerían otros por que eran demasiado fanáticos, pero seguro que era algo así; había que lanzar al gnomo.

La rama crujió sobre de el y se rompió, Firfin no iba a intentar columpiarse, perdería el equilibrio fácilmente ante la debilidad de la rama, simplemente se dejo caer girando en la caída para tomar velocidad frontal y prepararse para una técnica de caída en tres puntos (¿o eran siete?). Firfin no recordaba la teoría, pero su memoria muscular, que tantas veces le había salvado la vida aún era muy buena.

Así cayendo unos metros mas adelante, se dispuso a correr entre los arboles mientras le gritaba a Morkai. – Excelente Morkai, excelente. Eres un genio – le dijo en respuesta a su explicación tardía de que era lo que había provocado todo aquello. – El gnomo mi amigo, lanza al gnomo hacia el gusano. Ha llegado el momento de probar tu fuerza – exclamó esperando que el semiogro tuviera uno de esos momentos de grandeza y no uno de esos grandes momentos de torpeza.

─ Porque será que no pueden cumplir con el plan ─  se lo escuchó rezongar a Aren mientras apuntaba con su arco a la enorme figura que había sorprendido al semiogro en primer lugar y a Kraken a continuación ─ Dejen a ese gusano tranquilo y vengan hacia aquí ─ insistió mientas tensaba la cuerda y apuntaba al gusano, esperando que su saeta lo distrajera lo suficiente como para que olvidara, por lo menos por el momento, a sus compañeros

Sin embargo, preocupado por los movimientos del resto del grupo, su disparo fue solo una sombra de lo que podría haber sido y su flecha apenas se clavó en la piel del Grik ─ Vengan aquí y lo atacamos a distancia ─ trató de organizar el ataque sabiendo que, seguramente, pasaría lo mismo que siempre... nadie le haría caso y se perderían la oportunidad de realizar un ataque concertado contra la enorme criatura

─ Morkai! No! Al gnomo no! Elije una piedra! ─  no puedo menos que exclamar al escuchar las instrucciones de Kraken ─ Una piedra le va a hacer más daño ─  intentó convencerlo en la desesperación por evitar que el semiogro usara al gnomo como munición y carnada en simultáneo. 

¡Clanc! Se escuchó cuando la flecha golpeó el escudo que momentos antes estaba a un costado, sin proteger el corpulento físico del enano.

-¡Aren!- gritó como protesta, levantándose rápidamente para comenzar a correr hacia el círculo -¡Morkai! ¡No! ¡El gnomo no! ¡Te dije que lo protegieras!- dijo entre jadeos mientras ayudaba a Stela a equilibrarse luego de tomarla de la mano -Vamos que el grik no le hace asco a ninguna carne-

El guerrero corría hacia el círculo sin mirar atrás, pero pendiente de sentir si el piso se elevaba. Si era necesario, empujaría a Stela y se enfrentaría al kraken de tierra honrando a tantos enanos que se enfrentaron a uno, no sería la primera vez que un descendiente de Norener Redhammer lo hacía. Sólo esperaba no quedar como la mayoría: masticado y defecado en un túnel ignoto bajo la tierra.

El gnomo, sin duda, se vio en un tris de ser lanzado pues, Morkai, con toda su buena fe, iba a hacer caso de su amigo Fir... Kraken, y a lanzar a su mascota en dirección al bixo ese del terruño. Pero otras contrasugerencias le vinieron de otros lados, y entre uno y otro, Morkai se encontró un poco sin saber que hacer.

Cuando Morkai no sabía que hacer, se sentía mal, como en una encrucijada, superado por las dudas y la incertidumbre. Cuando le superaba la incertidumbre, tiraba por la calle de enmedio y hacía lo que sabía: mucho ruido con -esperaba- suficientes nueces.

──¡¡AAAAAAAAAARRRRRRRRGGGGGGG!! ¡¡BICHO!! ¡¡¡BICHOOOO!!! ¡¡¡¡¡BICHOOOOOOOOO!!!!!

En efecto, el bixo algo debió percibir, que supo apreciar la firmeza de las carnes de Morkai en su búsqueda de una gastronomía medio decente, o le alegró el día la música de sus rugidos, o era un puñetero veleta chaquetero que no sabía ser fiel a sus decisiones y cambiaba de opinión a cada rato, a saber.

Total, que se lanzó hacia el semiogro. Morkai estaba muy contento por su astucia, pensando que el bicho se daría contra la roca sólida que sentía bajo sus pies, en el círculo de protección. Y seguramente habría sido así en el pasado, antes de que el monstruo aprendiera que sacando la cabecita al aire podía soslayar semejantes obstáculos (¿por qué si no había aquí unas ruinas, y no una floreciente comunidad enana?). La enorme cabezota dotada de un no menos enorme pico de loro (fueran lo que fueran los loros) se cernió sobre Morkai estirando y amenazando con destrozar las invisibles defensas del círculo, presionando contra una especie de membrana invisible, como si de una pequeña molestia que quizá le retrasara unos pocos latidos de corazón antes de poder degustar un delicioso semiogro...

¡Recórcholis! ¡Qué mala suerte! Morkai iba a retroceder sabiamente cuando se dio cuenta de que su tobillo se había quedado atascado en la grieta que formaban dos baldosas medio levantadas.

Cayó de culo y solo pudo ver impotente cómo sobre él se cernía la negra muerte...

Su primer impulso fue echar a correr, intentar ayudar a Noren pero Aren le hizo recapacitar: dentro del círculo estarían a salvo.

— Retroceded — gritó convencido de que era la mejor opción pero, entonces, Morkai empezó a llamar al gusano de tierra y éste, vete a saber por qué, se giró y fue directo hacia el semiogro con tanto ímpetu y fuerza que Oten pensó que sería capaz de traspasar la barrera de protección del antiguo templo Ulzam.

El sacerdote se agachó y puso sus manos desnudas sobre el suelo de piedra del esotérico círculo. Quizás él no podía descifrar el  lenguaje de los glifos que adornaban aquel lugar pero podía hablar con los espiritus que lo habian construido y pedirles su ayuda...

El gusano iba disparado hacia Stela y Noren. No estaba muy claro quien intentaba ayudar a quien porque ambos se habían caído por culpa de las vibraciones en el suelo provocadas por el avance del monstruo. El caso es que la cosa pintaba cuanto menos complicada hasta el momento en que Morkai empezó a patalear increpando al gusano gigante. Entonces el bicho cambió de objetivo dirigiéndose imparable hacia el semiogro. Ignoró la flecha de Aren que simplemente reboto contra el caparazón que recubría a la criatura en varios puntos.

¿Y Firfin? Firfin corría como alma que llevaba el diablo hacia la protección que (esperaba) le brindaría el círculo.

Pero entonces el monstruo se detuvo en seco, alzándose enorme y lanzando más piedras y rocas a su alredor, haciendo que Stela y Noren llegasen al círculo más impulsados por esa reacción que por sus propios pies.

Oten, de pie en el frontal, alzaba sus brazos al cielo y todo el círculo empezó a refulgir con un llameante brillo azulado. El monstruo se retorció como si le hubieran clavado una lanza ¡y huyó! Se hundió en la tierra con la misma brusquedad con la que había salido para alejarse del lugar como si le fuera la vida en ello...

—Este lugar es realmente poderoso— dijo en el convencimiento de que su conjuro se había visto fortalecido por fuerzas que no llegaba a comprender del todo. Luego llegaron Kraken, Morkai y Stela* y cuando todos recuperaron el aliento, el sacerdote tomó la palabra

— Hagamos caso a nuestro explorador y permanezcamos en el círculo. Quizás sea nuestra ultima noche en mucho tiempo que podamos descansar en paz—

– Muy bien hecho campeón – exclamó Firfin saludando a Morkai. – Ver lo que has conseguido. Solo con golpear el suelo has hecho que esa bestia huyera despavorida. Fue una gran decisión haber acudido ante ti y traerte en este viaje, sin tu ayuda mi fiel amigo, no habríamos salido de esta. Gran trabajo – Firfin contaba con deshacerse de la carga extra, pero el semiogro le había fallado, no obstante el plan seguía su marcha y los hilos iban enredándose cada vez más.

— Claro que este sitio es seguro. Hace rato se los vengo diciendo. No entiendo porque lo dudaron — aclaró Aren, algo más tranquilo al notar que todo el grupo parecía estar a salvo — Descansemos y mañana podremos seguir. Podemos estar tranquilos. Dudo que vuelva, esos bichos, una vez ahuyentados no suelen volver sobre sus pasos — aclaró seguro de si mismo.

— Tan seguro estoy que, como de costumbre yo me encargaré de abrir la marcha — aseveró dispeusto a mostrar que el encuentro no lo había asustado en lo más mínimo. Después de todo, como un avezado explorador no era la primera vez que se encontraba un Grik... ni que tenía que huir de uno de ellos.

Stela dispuso sus cosas lentamente. Todavia no estaba segura si aquel lugar les protegeria o era todo pura supersticion pero estaba rendida. Si hubiera tenido la cabeza mas descansada no se habria lanzado contra el peligro a tontas y a locas.

Por otro lado, seguia intrigandole la maniobra de "Kraken". ¿Pescar a un gusano de tierra con una cuerda? iNi siquiera Morkai habria podido mover a semejante bestia! Alzo una ceja al considerar la posibilidad de que todo hubiera sido un ardid para que salieran al descubierto. El picaro no habia estado en peligro real en ningun momento y al final la confusion podria haber resultado muy peligrosa para el grupo.

Pero ¿que ganaba quedandose solo en medio del Valle de los Sueños?

Jadeante, Morkai se levantó despacito. A lado del susto que tenía, las palabras de Fir... Kraken casi le resbalaron cual brisa ligera, porque hacía muuuuuuucho tiempo que nada le daba tal canguelo. ¿Había sido el conjuro, que se le había pegado? La verdad es que no podía saberse, pero seguro, seguro que tener un pico de loro (sean lo que sean los loros) del tamaño de una mesa camilla chascando a medio centímetro de tu bienamado cuerpo serrano era para acojonarse.

No, si lo señalamos porque a Morkai le había gustado mucho ser lanzado en Slorvit y, en esos casos, hay que extrañarse.

Pero se levantó, al fin y al cabo. Se sacudió el polvo, buscó algo con qué taparse las gónadas colgantes, no fueran a resfriarse, y se entregó a la tarea de terminar de montar el campamento. Cuando llegó la hora de las guardias, dijo:

──Morkai guardia con Stela, porque Morkai aprovechará y tendrá una Conversación.

Conversación así, con mayúsculas. Eso si que era algo que daba miedo.

Stela apreto los labios ante las palabras del semiogro. No le hacia particular gracia compartir tiempo a solas con aquel individuo pero tampoco era cuestion de quejarse mas de la cuenta. Por otro lado, si algo se acercaba durante su guardia, sabia como pelear. 

Inconscientemente, apoyo la mano en el pomo de su espada.

Noren no estaba seguro de si iban a llegar, pero contra todo pronóstico, así había sido.

-¡Foo! Qué corrida... hacía tiempo que no hacía algo así- dijo el enano dejando el escudo y el hacha en el suelo.

En realidad, se refería que hacía mucho tiempo que no pasaba tanto miedo. Algo así no era fácil de derrotar, y mucho menos prever su ataque. Era un enemigo formidable, y no estaba seguro de si hubiera salido con vida. Morkai había tenido que ver.

-Morkai, gracias, realmente gracias- le dijo dándole una palmada en la espalda, lo más alto que podía -Si no hubieras atraído al bicho, y Oten hubiera pedido auxilio a Kramor, creo que sería comida de Grik a estas alturas- y su jocosidad dio paso a una seriedad solemne y una mirada a los ojos firme -Te debo una-

Así lo sentía. El semiogro, contra todo pronóstico, había llamado la atención del Grik justo a tiempo.

Y allí había algo que no le cerraba. ¿Era el tono de Kraken? ¿Era lo exagerado? Noren y Stela se habían puesto en peligro por él, y ahora andaba muy tranquilo, sin pedir perdón ni nada.

-Kraken, mejor te dejas de jugar con tus amigos terrestres- le dijo con firmeza -Por tu culpa tuvimos que salir a buscarte. Déjate de tonterías-

Pero había algo más en las palabras que le dirigía a Morkai. ¿Qué era? De todas formas, no fue el momento de profundizar, porque Morkai quería Conversar con Stela. ¿Qué le pasaba?

Noren le dedicó una mirada significativa a Stela, como preguntándole si estaba todo bien, y luego agregó ante la mirada recia de la mujer.

-De acuerdo, que Morkai me reemplace, yo hago con Aren, y Oten con Kraken-

Y en realidad, no quería que se notara que dejaba a Morkai que decidiera, después de todo, ellos estaban al mando de la comitiva, y si empezaban a saltear las jerarquías... ¿qué podía pasar? Pero el semiogro se había ganado un favor al menos gracias a su actuación. Sin contar con que quería conversar un par de cosas con Aren.

La escena está bañada por la luna. Croan las ranas del pantano, libelulean las libélulas nocturnas, los mosquitos mosquitean y las estrellas tachonan el cielo con sus redes de luz.

Todo está en calma. Morkai comienza a hablar muy despacio:

──Morkai no poder explicar lo que sentir por Stella, pero ser muy inmenso...

Se queda sin palabras, así que intenta comenzar otra vez.
──Morkai no poder explicar lo que sentir cuando ver, cuando estar al lado de Stella, ser momento mágico en que espada cortar aire y golpear contra enemigo.

Y otra vez se queda como con la boca seca, así que para un poco y lo vuelve a intentar.
──Morkai no poder explicar cómo corazón comenzar a latir como caballo cuando galopar y querer salir, cada vez que Morkai sentir tu respirar.

Pero parece que la respiración le falta, así que para y no sigue hablando hasta que se pone a hablar como un chorro, sin parar y sin respirar casi.
──Morkai no poder explicar todo lo que Morkai sentir, porque ser mágico para Morkai, para Morkai ser como cuento de hadas.
Morkai solo poder decir que Stella ser guerrera y Morkai no ser guerrero. Uno llamar a Morkai y decir "tú, titiritero" y decir: "bailarín" y decir cosas, porque... ──hace uno de esos gestos con la espada tan raros, que quedan muy estilosos pero que no significan mucho a la hora de partir cabezas── ...eso. Morkai querer recuperar... "esencia", no pegar "saltitos" ──hace un acercamiento suponiendo que el enemigo es una de las columnas, tal y como lo hacía normalmente en la arena, de modo que la cosa es vistosa y bonita de ver, pero nada parecido a un simple ir a joder al cabrón que delante tienes, ni nada parecido.

──Morkai no ser soldado, Morkai pelear en arena. Matar en arena. Pero hablar a veces (y luego el tipo morir, pero haber orgullo y quedar bonico) y decir: tú hacer esto y yo responder esto otro, porque ser más bonito. ¡¡¡Y NO!!!

Se había levantado en mitad del campamento y ahora gritaba sin pudor: ──¡¡¡MORKAI NO NIÑO BONITO!!! ¡¡¡MORKAI NO BAILARÍN!!! ¡¡¡MORKAI GUERRERO DE VERDAD!!! ¡¡¡MATAR Y NADA MÁS!!!

Cuando se dio cuenta de que, al decir eso tan dramático había adelantado una pierna en pose de tres cuartos (su lado bueno) y adelantado el brazo de su garrota nueva, haciendo un bonito perfil con el arma en la mano contra el claro de luna, tiró la garrota al suelo, se llevó las manos a la cabeza y se dió un par de buenos mamporros contra una de esas columnas.

──¿Stela enseñar? Morkai aprender a luchar "de verdad". Morkai querer impresionar Stella, porque Morkai pensar: qué sencillo, Stella ir y partir crisma enemigo, y nada más. Morkai pensar: qué elegante. Stela pensamiento y acción, todo a la vez. Morkai tambien querer ser elegante.