«En tanto que retorna a ti la vista que por mirarme -dijo- has consumido, bueno será que hablando la compenses.
Empieza pues; y di a dónde diriges tu alma, y date cuenta que tu vista está en ti desmayada y no difunta: porque la dama que por la sagrada región te lleva, en la mirada tiene la virtud de la mano de Ananías. »
Dante, Alighieri. Canto XXVI a: La Divina Comedia.