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Las aventuras de un samurai en el Lejano (y salvaje) Oeste.

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03/06/2015, 15:17

Buenas a todos.

Una amiga de mi grupo de juego habitual, con mucho tiempo libre, me ha enlazado la curiosa historia del honorable Katsu Kaishu.

Sin duda, buen material para un pj/pnj muy digno.

Los habitantes del San Francisco de mediados del siglo XIX estaban acostumbrados a ver por sus calles a todo tipo de personajes estrafalarios. La fiebre del oro daba sus últimos coletazos y una verdadera marea de forajidos, colonos, oportunistas y gentes del más diverso pelaje habían acudido como moscas a la miel atraídas por las promesas de la dorada California. Pero nada comparado con aquel tipo que merodeaba por los callejones de Barbary Coast, el barrio rojo de la ciudad, aquel día de marzo de 1860. Aquel sí que debió de parecerle a los lugareños un fulano raro de verdad. Y no era para menos, en aquellas tierras nunca se había visto un samurái ni en pintura. De hecho, nadie en todo occidente había visto un samurái en los últimos 300 años. Pero ahí estaba, paseando por la ciudad más populosa del salvaje Oeste con sus espadas al cinto, kimono de seda, sandalias de paja y moño engominado. Su nombre era Katsu Kaishu, y acababa de llegar a los EEUU encabezando la misión diplomática que el gobierno japonés había mandado a América. Aquella era la primera delegación que Japón enviaba a pais alguno desde el XVII, y sus integrantes eran, por tanto, los primeros japoneses que se aventuraban fuera de sus fronteras en un par siglos. Difícil imaginar a alguien más fuera de lugar que el bueno de Katsu en medio de la urbe californiana.

[Katsu Kaishu durante su visita a EEUU]

Katsu Kaishu durante su visita a EEUU

Japón vivía por aquel entonces bajo el férreo régimen de los Shogunes Tokugawa, que habían mantenido el imperio unido y completamente aislado del mundo exterior durante cerca de 250 años. Hasta que, en 1853, el mundo exterior vino a llamar a la puerta en forma de naves de guerra americanas. La flota del comodoro Perry se plantó en plena bahía de Edo (la actual Tokyo) con la firme intención de “invitar” a los japoneses a abrir sus puertos al comercio internacional, y al Shogunato no le quedó más remedio que plegarse a sus demandas. La alternativa, huelga decirlo, era ser cañoneados por los modernos acorazados yanquis, gigantescos buques de acero que a los nipones, todavía en el Medievo, debieron de parecerles salidos del mismísimo infierno. Y así Japón vio cómo, de la noche a la mañana, sus ciudades se llenaban de extranjeros de absurdas costumbres, escasa higiene y aún más extraña tecnología. El choque cultural hizo tambalearse los mismos cimientos de la nación, y pronto los ecos revolucionarios empezaron a resonar con fuerza. La llegada de Perry y sus naves negras había encendido una mecha que acabaría desencadenando una tormenta de fuego como nunca antes se había visto. La era de los samuráis estaba tocando a su fin, y los casi tres siglos de Pax Tokugawa iban a tener un final abrupto y sangriento.

Pero ahora, en 1860, estamos aún en los albores de ese proceso revolucionario. Volvamos con ese samurái que deambula por las calles de San Francisco. Katsu Kaishu, hombre iconoclasta y de amplitud de miras poco usual entre sus contemporáneos, estaba convenido de la necesidad de aprender de los occidentales. Consciente del atraso de Japón y de su inferioridad ante las potencias extranjeras, abogaba por abandonar los viejos esquemas y modernizar el país. Solo así podría conservar su independencia y evitar el triste destino de China, que por esas fechas empezaba ya a desangrarse bajo el yugo colonial europeo. Afortunadamente para él y para el futuro de la nación, ciertos gerifaltes del Shogunato opinaban de igual manera, y eso le dio a Katsu, samurái de familia humilde, la inesperada oportunidad de progresar en el escalafón. Fue enviado a Nagasaki a estudiar con expertos navales holandeses y, fruto de esa experiencia, acabó como capitán del Kanrin Maru, el barco que llevaría a la primera delegación japonesa hasta Estados Unidos. El buque zarpó de Yokohama en febrero de 1860 escoltado por el USS Powhatan, para arribar el mes siguiente a San Francisco. El Kanrin Maru sería el primer barco japonés en cruzar el Pacífico, toda una hazaña, si bien el capitán Katsu, de complexión más bien frágil y propenso a los mareos, no lo pasó demasiado bien a merced de los vientos y las tormentas de alta mar.

El objetivo de la misión era, oficialmente, ratificar los tratados firmados con Perry el lustro anterior, pero para Katsu suponía una oportunidad de oro de conocer mejor a aquellos temibles bárbaros extranjeros, de estudiarlos en su propio terreno. Se moría de ganas por ver con sus propios ojos cómo vivían los americanos, cómo eran sus ciudades, cuán altos sus edificios. También le intrigaba eso que los extranjeros llamaban Constitución. Se sentía atraído por la democracia americana, la idea de gobierno del pueblo, los derechos ciudadanos… Incluso fantaseaba con introducir tales conceptos en su país. No, Katsu no había desafiado a los mares y llegado hasta América para quedarse encerrado entre las cuatro paredes del hotel.

[Occidente visto por los japoneses del XIX]

Occidente visto por los japoneses del XIX

Y, ¿qué mejor sitio para conocer al hombre de la calle que los barrios bajos de la ciudad? Ni corto ni perezoso, sin escolta ninguna y armado únicamente con sus sables de samurái, Katsu se aventuró en el dédalo de tugurios de Barbary Coast. Aunque, a fuerza de ser sinceros, la herreruza tampoco le sería de gran ayuda en caso de apuro. Katsu era un maestro espadachín, sí, pero no gustaba de sacar su acero a la ligera. Siempre partidario de la pluma sobre la espada, a Katsu se le daba mejor resolver los conflictos recurriendo a la palabra. Medio en broma, medio en serio, solía comentar que, de tanto tiempo metida en la vaina, su katana se había quedado incrustada en ella de tal modo que le sería imposible desenvainar aunque quisiera.

Pero, en pleno barrio rojo de San Francisco, entre calles de nombres tan evocadores como Murder Point o Dead Man’s Alley, y teniendo en cuenta que apenas sí chapurreaba un par de frases en inglés, no era muy probable que el bueno de Katsu fuera a salir con bien de un más que posible altercado solo con su verbo florido. Katsu desentonaba en semejante entorno como un pulpo en un garaje… y todos sabemos lo que acaba pasando cuando un forastero de aspecto extraño irrumpe en un “saloon” del Far West. Sea como fuere, en 1860 no se habían inventado las películas de vaqueros, así que Katsu, poco enterado de las costumbres del lugar, no se lo pensó dos veces y entró con paso resuelto en una de aquellas cantinas de mala muerte. Como su inglés no daba para mucho más, pidió una cerveza, se acomodó en una mesa y comenzó a beber tranquilamente ajeno a las miradas de asombro de quienes le rodeaban. Aunque, para ser justos, la cosa quedaba más bien en empate porque, a ojos de un hombre venido del Japón medieval, aquel antro de perdición debía de parecer tan extraño y abracadabrante como el mismo planeta Marte.

Un samurái en medio del Oeste americano no era cosa que se viera todos los días, pero Katsu no sólo llamaba la atención por su estrafalaria vestimenta. También era un hombre atractivo y, al parecer, nuestro exótico forastero le hizo tilín una de las chicas del local. Una moza rubia, exuberante, embutida en un ceñido vestido de generoso escote y con una derringer escondida en el canalillo, por si las moscas. La típica manceba del Oeste. Como mandan los cánones de su oficio, la chica, muy pizpireta, se sentó a su lado y empezó a darle palique. No debió de ser aquella una conversación muy memorable, visto el dominio de la lengua de Shakespeare del que hacía gala Katsu, pero la chavala le ponía voluntad. Hasta que, al más puro estilo del Far West, no tardó en meterse alguien por en medio. Un tipo corpulento y zarrapastroso de casi dos metros de altura; un rudo y maloliente minero de barbas pelirrojas, revólver al cinto y machete de trampero amarrado a la pierna. Un auténtico mostrenco. Las atenciones que la chica propiciaba al forastero no parecían muy del agrado del gorila, que se acodó en la mesa de Katsu y empezó a soltar exabruptos en un cerrado acento montañés. El samurái siguió dándole a la cerveza impasible, con la chica sentada a su vera. Bien es verdad que aquellas amenazas poco importaban al guerrero del sol naciente, que no entendía ni palabra, pero los gestos amenazadores del bigardo dejaban poco lugar a la duda. La cosa se ponía cada vez más fea y la pelandrusca, avezada en ese tipo de vicisitudes, acabó echando mano de su pequeña derringer y encañonando al entrometido. Katsu vio que era momento de tomar cartas en el asunto, pero no por eso alteró su gesto lo más mínimo. Se limitó a sacar un dólar de plata de la cartera, pedir otra cerveza e invitar al mastodonte a compartir mesa con ellos. La absoluta calma de aquel hombrecillo oriental, su imperturbable compostura y, sobre todo, el fuego que desprendía su mirada, desarmaron al gigantesco minero. Como un animal salvaje dominado por la voluntad de su domador, no pudo más que rendirse ante aquel extraño forastero y sentarse a la mesa a beber con él. Sin hacer ademán siquiera de rozar la empuñadura de su espada, Katsu había sometido a su enemigo.

No sería la última vez que Katsu se librase de una muerte segura por la pura fuerza de su carisma y su palabra. A Katsu le tocó vivir tiempos convulsos, y este tipo de episodios abundan en su biografía. Ciertamente, una vida tan novelesca como la suya daría para llenar varios libros de anécdotas. Tras salir de una pieza de esta aventura en los bajos fondos de San Francisco, regresaría a Japón para convertirse en mentor de revolucionarios, emprendedor industrial, político visionario, fundador de lo que sería el germen de la futura Marina Imperial… y varias decenas de cosas más. Un tipo polifacético, este Katsu. En los años siguientes, tras un largo período de convulsiones y guerra civil, Japón acabaría derrocando a los Shogunes, aboliría el sistema feudal, devolvería el poder absoluto al emperador y se adentraría definitivamente en la moderna era industrial. Y Katsu Kaishu, el hombre tranquilo, el samurái que nunca desenvainaba su espada, estaba llamado a ser uno de los actores principales de ese gran drama.

Colaboración de R. Ibarzabal.

Fuentes: Samurai Tales: Courage, Fidelity and Revenge in the Final Years of the Shogun – Romulus Hillsborough

04/06/2015, 10:36

A mi los samurais me parecen de las castas guerreras mas sobrevaloradas de la historia. La unica vez que se les ocurrio dejar de matarse entre si fue para invadir y conquistar (no eran modestos ni nada) el imperio chino. Se lo tenian tan creido que realmente creian que podian ir y conquistar el puto imperio chino xD. Ni siquiera fueron capaces de pisar territorio chino, no pasaron de su protectorado. 
Vamos, que muy alla tampoco es que fuesen.

 

Soltada mi racion de bilis, lo cierto es que no dice nada de tu personaje. Ni donde nacio, como fue su infancia, experiencias vitales... Parece mas una ventana para explicar la historia de Japon (y poner la tipica anecdota de occidental hombre de las cavernas grande bruto y maloliente que es derribado por el refinadisimo noblisimo y evolutivamente superior japones con un solo aspaviento de su pene) que otra cosa.

Si vale, dije que no soltaria mas bilis. Pero en serio, los samurais estan SOBREVALORADISIMOS. Por eso me impacienta tantisimo toda esa adoracion.

04/06/2015, 15:36

Huelga decir, Terrícola, que ni se trata de un personaje mio, sino de "autentico" personaje real. Entrecomillo, porque de Internet no te puedes fiar :)

Me parece una buena base para un personaje de L5A, Dead Lands o similar.

Un abrazo ;)

04/06/2015, 17:19

Un ejercito de samurais con doscientos barcos intento conquistar Filipinas cuando pertenecian a España en el siglo XVII. 300 soldados españoles con 20 cañones mandaron a la mierda el ejercito samurai.

04/06/2015, 19:47

ni se trata de un personaje mio, sino de "autentico" personaje real. Entrecomillo, porque de Internet no te puedes fiar :)

Al mismo tiempo, Internet te permite hacer unas comprobaciones mínimas rápidamente: ;-)

http://en.wikipedia.org/wiki/Katsu_Kaish%C5%AB

04/06/2015, 21:48

 

Huelga decir, Terrícola, que ni se trata de un personaje mio, sino de "autentico" personaje real. 

Ya, pero a lo que me refiero es a que es una sinopsis de la historia de Japon, mas que la historia del personaje. Lo unico que se sabe de el es que un japones que esta en una delegacion diplomatica, esta en estados unidos, nada mas llegar la tia buena del garito quiere con el e invita a un cubata al malo del bar, al cual acojona solo con mirarle.

Lo que hace me parecen mas situaciones creadas gratuitamente para ver lo muchisimo que mola y lo guay que es el personaje. Y el resto... Pues eso, la historia de Japon. 

No lo censuro ni lo critico en plan mal. Es la impresion que me ha dado al leerlo y como pedias opiniones, pues eso, la doy.

Un ejercito de samurais con doscientos barcos intento conquistar Filipinas cuando pertenecian a España en el siglo XVII. 300 soldados españoles con 20 cañones mandaron a la mierda el ejercito samurai.

No fue un ejercito samurai, eran Wako. Para ese entonces, los japoneses no llegaban ni a la mitad. Y no todos los japoneses eran ronin.
Quiero decir, lo uno no quita para lo otro xD.

05/06/2015, 01:44

Pues según lei yo la mayoría de esa armada eran ronin sin señor que pretendian buscar fortuna al haber sido destruidos sus clanes durante el Sengoku Jidai que fue durante esa época. Unos piratas normales no organizan una armada de 200 barcos y nosecuantosmil hombres asi como así.

05/06/2015, 10:12
Editado: 05/06/2015, 10:13

Supongo que estáis hablando de las batallas de Cagayan a finales del s. XVI (no XVII), que llevaron a la fundación de Nueva Segovia. No está claro si los japoneses que participaron en aquellas batallas eran piratas, pero parece probable, entre otras cosas porque la situación en Japón era un follón de cuidado (todavía faltaban veinte años para que Tokugawa Ieyasu* pusiera orden en el país).

Por comparar tamaños (a.k.a. medir a ver quién la tiene más grande **) la flota de japoneses (y chinos) que participaron en las batallas de Cagayan eran unos pocos cientos de personas en unas pocas decenas de barcos. No sé de dónde ha salido lo de los 200 barcos en las batallas de Cagayan, pero en todo caso se queda corto comparado con los piratas más importantes de los mares orientales. La pirata Ching Shih lideraba una flota de 300 naves con una tripulación combinada de 20.0000 piratas según las estimaciones más conservadoras (las más optimistas elevan la cifra a casi cien mil). Otro pirata que también tenía varios cientos de naves y varios miles de personas bajo su mando fue Cheung Po Tsai.

Estos números no sólo empequeñecen a los piratas de Cagayan, sino que dan un poco de perspectiva sobre el poder que llegaron a tener los piratas orientales comparados con los que actuaban en el Caribe y salen en las películas de Hollywood. El Corsario Negro de Emilio Salgari y todas sus contrapartidas históricas parecen casi juegos de niños.

* Llamado Toranaga en la famosa novela de James Clavell que recomiendo a cualquiera que quiera aprender un poquito sobre el Japón medieval y pasárselo bien al mismo tiempo.

** La flota, me refiero.

05/06/2015, 15:43

Si, era menos de lo que yo había leído, aún así:

This event was the only recorded battle between European regular soldiers against samurai warriors.

40 soldiers
1 galley
5 small support ships
1 light vessel
1 junk
18 sampans
More than 1,000 men
Casualties and losses
10-20 killed More than 1000
05/06/2015, 16:05

Pero en serio, los samurais estan SOBREVALORADISIMOS.

Es posible :) Pero no más que los Espartanos o los Caballeros medievales. La vida en esa epoca molaba si eres un señor. Si eras un pobre labriego... estabas jodido :)

Mucho mal ha hecho el desconocimiento y la información sesgada. Y la publicidad. Y Hollywood ;)

Los samurai, al igual que las sociedades militarizadas de la antiguedad, eran imparables en tanto en cuanto todo el mundo "jugaba" con las misma reglas. Tokugawa consolidó Japón usando arcabuces y otras armas gaijin, indignas para sus rivales, sabedor de que asi era como iba a ganar. Y, cuando ganó, cerro a cal y canto el chiringuito, no fuera a ser que otro "listo" le hiciese la misma.

Los chinos, conscientes de que las tribus de jinetes nomadas no jugaban "según las reglas" pusieron puertas al campo con la Muralla china. Y los romanos tres cuartos con el Muro de Adriano y los pictos. Y los alemanes en la 2ª Guerra Mundial... Dioese, Godwin esta cerca...

Un ejercito de samurais con doscientos barcos intento conquistar Filipinas cuando pertenecian a España en el siglo XVII. 300 soldados españoles con 20 cañones mandaron a la mierda el ejercito samurai.

He aqui un ejemplo de lo que queria decir :) Para establecer una buena correlación, seria que dos fuerzas desquilibradas pero con tecnologia y filosofias similares. Ahora mismo no recuerdo exactamente, pero hay por ahi un ejemplo de tropas españolas resistiendo a tropas norteamericanas (o al reves), con menos tropas, menos equipo y la unica (e importante) ventaja de la posición.

En nuestro grupo de juego, alguna vez se ha dado el caso de debatir quienes son mejores, los chicos de Rokugan o los de Theah. Obviamente, son filosofias de combate muy distintas, de modo que es dificil llegar a conclusiones aceptables.

Soy de la opinión de que un estoque o similar vencerá a una Katana, aunque necesitará más tiempo, a priori. Pero vamos, que ese es otro debate :)

Ya, pero a lo que me refiero es a que es una sinopsis de la historia de Japon, mas que la historia del personaje. Lo unico que se sabe de el es que un japones que esta en una delegacion diplomatica, esta en estados unidos, nada mas llegar la tia buena del garito quiere con el e invita a un cubata al malo del bar, al cual acojona solo con mirarle.

Lo que hace me parecen mas situaciones creadas gratuitamente para ver lo muchisimo que mola y lo guay que es el personaje. Y el resto... Pues eso, la historia de Japon. 

No lo censuro ni lo critico en plan mal. Es la impresion que me ha dado al leerlo y como pedias opiniones, pues eso, la doy.

Sin problemas. A mi me parece un concepto interesante (el samurai tranquilo) para un personaje rolero (L5A, por ejemplo) pero admito la posibilidad de que se trate de un trabajo de "propaganda" :)

Y, por supuesto, agradecer a Sergut su labor pastoral... quiero decir, su labor pedagogica dando apuntes e información. Me apunto el libro, por si hubiera suerte y lo tuvieran en la biblio :P

Salud.

05/06/2015, 18:05

Es posible :) Pero no más que los Espartanos o los Caballeros medievales. 

Los espartanos sin duda, los caballeros medievales yo incluso diria que infravalorados. Aunque claro, si estas en un ambiente en el que te dicen cvonstantemente lo maravillosos que eran, sin duda yo tambien pensaria que estan sobrevalorados xD.

La vida en esa epoca molaba si eres un señor. Si eras un pobre labriego... estabas jodido :)

Personalmente, prefiero ser un pringao medio occidental del siglo XX que un noble de hace siglos xD.

 

Mucho mal ha hecho el desconocimiento y la información sesgada. Y la publicidad. Y Hollywood ;)

+10000.

 

Los samurai, al igual que las sociedades militarizadas de la antiguedad, eran imparables en tanto en cuanto todo el mundo "jugaba" con las misma reglas. Tokugawa consolidó Japón usando arcabuces y otras armas gaijin, indignas para sus rivales, sabedor de que asi era como iba a ganar. Y, cuando ganó, cerro a cal y canto el chiringuito, no fuera a ser que otro "listo" le hiciese la misma.

En realidad, los samurais una vez si intentaron invadir un pais extranjero. Se ve que tenian una opinion muy elevada de si mismos y una muy pobre de sus vecinos. Debido a ello, no se les ocurrio nada mejor que tratar de conquistar nada mas y nada menos que el imperio chino. No pasaron de Corea (la famosa primera guerra de Corea, su idea era atacar China utilizando Corea como cabeza de puente), en cuanto el impeiro chino intervino se termino la fiesta. Y las reglas eran ahi las mismas para todos, tenian un nivel tecnologico bastante parejo.

 

Los chinos, conscientes de que las tribus de jinetes nomadas no jugaban "según las reglas" pusieron puertas al campo con la Muralla china. Y los romanos tres cuartos con el Muro de Adriano y los pictos. Y los alemanes en la 2ª Guerra Mundial... Dioese, Godwin esta cerca...

Yo estos temas nunca los he visto en un concepto de "usar distintas reglas". Lo veo mas en un tema de flexibilidad cultural y tecnologica. Europa es un crisol de culturas que han pasado milenios exterminandose mutuamente, a veces incluso contra culturas de otros continentes (hunos, mongoles, musulmanes, persas...). Eso, quieras que no, influye en la evolucion de los metodos de guerra. Si pasas milenios dandote de ostias con todo dios, y teniendo intercambios comerciales y tecnologicos, por fuerza avanzas mucho mas que una cultura que se ha esforzado por permanecer encerrada y no tener el mas minimo contacto cultural con nadie.

Y para mi eso incluye las artes marciales. Encuentro bastante curioso que, por ejemplo, Miyamoto Musashi utilizase un estilo de lucha con dos armas a la vez, consistente en una espada larga y una mas pequeña. Un estilo de lucha que era muy caracteristico de la peninsula iberica en ese entonces. Es mas curioso si uno observa que lo adopto en una epoca en la que aun habia contactos entre japoneses y españoles/portugueses.

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