Subida por Venifer
(si se hace en un puesto de diarios y revistas de Constitución, Capital Federal, sito en Bernardo de Irigoyen y San Juan, y se le da al kiosquero pelirrojo un saludo de Horacio, la prueba no vale doble, pero uno de los Organizadores de la Umbrionada (Adividad cual) sería muy feliz :D).
Pleno mediodía de la city, TGG y yo en Bernardo de Irigoyen y San Juan, preguntándonos cómo encarar la situación. Que al final no encaramos de ninguna manera, sino que me limité a comprar un periódico mientras TGG se alejaba sigilosamente hacia un costado y hacía como que enviaba un SMS. Truco que no engañó a nadie, pero a fuerza de necesitar que el kioskero se quedara un poco quieto para que alguna foto saliera bien, y que dejase de mirar fijamente hacia donde estaba TGG como si estuviese a punto de correr o golpear, al pasarle el billete de $10 para pagar los $3.50 tuve una de esas ideas brillantes.
- Eh... ¿Querés que te dé $0.50?
Debo haber estado unos treinta, cuarenta segundos buscando la moneda por todos los bolsillos de mi pantalón. Al final tuve que pedirle a TGG que se acercara a darme la moneda prometida, justo en el momento en el que encontraba finalmente la que había ofrecido. Cuando por fin le pude pagar, y TGG me dijo por lo bajo que habían salido las fotos, decidí hacer un poco de investigación de campo.
- ¿Vos estabas acá hace diez años?
- Eh... no, no. Lo compré el año pasado.
(en este momento, el hombre ya pensaba que éramos de la SIDE)
- Ah. Lástima. Porque teníamos un mensaje para el otro dueño, de un flaco que lo conocía.
- Sí, que ahora vive en España.
- Sí, vos no lo conocés, ¿no?
- No, la verdad es que sólo le compré el puesto. No sé.
(para este momento, el hombre ya quería cavar el pozo de su tumba y desaparecer)
Así que nos despedimos y le dejamos vivir tranquilo, para meternos en la estación de metro de la cual surge la prueba 8.
Fotos más grandes: Toma I | Toma II | Acercamiento al logo del equipo (que se ve como mancha, por la baja resolución, dicho sea de paso)
Una pena, seguro que a Black le habría encantado... Y al hombre que llevaba antes el kiosko, igual.