Galería Umbriana

Subida por Venifer

¿Han intentado alguna vez una misión oscura, ridícula y exigente, sabiendo con detalle que los anteriores la fallaron de modo estrepitoso?

La suerte de todo esto es que Potty no conoce la derrota, y la que suscribe no conoce la vergüenza.

(o no lo suficiente, como en este caso).

Una de las cosas más interesantes del centro de Buenos Aires es la cantidad de locales destinados a los rubros más variados. Sin duda alguna, la era digital y la Internet de tres mil caballos de trasmisión hicieron que las videotecas y los locales tradicionales de alquiler fueran pereciendo lentamente, dejando sólo alguno que otro especializado (o usado como pantalla para el lavado de activos) en pie. Por eso, cuando Potty se preguntó dónde podíamos llegar a conseguir un DVD auténtico, tangible y original, lo que se le ocurrió fue buscar en Internet algún antro de nostalgia especializado en cosas bizarras. Había encontrado uno. Uno que fuimos a buscar con alegría, y que encontramos cerrado y con un cartel de "SE ALQUILA" muy poco sutil.

Y también fue por eso que, cuando estábamos paradas en una esquina bajo una de las lluvias más molestas con uno de los vientos más insoportables, Potty no me creyó del todo cuando le dije que a cien metros de donde estábamos íbamos a poder intentar esta prueba. "Aunque no lo creas, en la otra esquina creo que hay una videoteca", le dije, mientras la instaba a caminar contra el viento. Ninguna de las dos tenía paraguas, lo cual fue bueno porque hubiéramos hecho la gran Mary Poppins. "En realidad hay dos, una enfrentada a la otra. Y una de ellas está abajo del ex cine XXX que había hace unos años".

(cabe decir que ahora ese ex cine XXX se ha reciclado como teatro, y tiene una imagen permanente como marquesina que muestra una fila de traseros femeninos entre plumas y concheros).

Allí fuimos entonces, contra el viento y marea, con el resultado "Piratería 2 - Motosierras en Llamas 0" pintado en la frente. Al llegar a la calle, tiramos una moneda mental para decidir a cuál de los dos locales entrábamos primero a pasar vergüenza. Nos decidimos por el que no estaba bajo el ex cine XXX. Así que, en la puerta, cuadramos hombros, acomodamos nuestra mejor cara de póker y entramos, preparadas mental y físicamente para pedir la película y que nos dijeran que estábamos dementes.

La respuesta del que nos atendió fue meramente: "Ah, Highlander... ¿La dos? Uhm, no sé... a ver...".

Quince o veinte segundos después, tras revolver en una gran caja rebosante en películas bizarras que había aparecido de pronto a su izquierda, el muchacho sacó la caja de Highlander II y nos la pasó por encima del mostrador. Debió haber creído que estábamos locas, porque lo miramos sin hablar y sin agarrar la película durante unos dos o cinco o diez segundos, quizás hasta boquiabiertas como pez frente a un anzuelo, sin poder creer que la tuvieran.

La idea primigenia era explicarle lo de la Umbrionada y pedirle permiso para sacar la foto. Por supuesto, luego de todo esto no pudimos menos que comprar la película, y llevárnosla entre risas.

(consideramos que, en honor a lo bizarro, el mejor sitio para sacar la foto era con el Congreso Nacional en el fondo).