Partida Rol por web

Tal vez otro grupo de acólitos...me sorprende que misión tan importante se nos encargue, no conozco sus historias pero yo al único enemigo que me he enfrentado ha sido la baja moral de los artilleros.

El sacerdote sacó su microcomunicador y le entregó la frecuencia al arbitre.

Haga lo que considere necesario, apruebo su decisión. Avise de cualquier novedad.

Y sonrió...

El transito no parecía disminuir en lo mas mínimo.  Otro sonido agudo – EEEEEEEEEEEEK- dio por finalizado el cierre de puertas y del embarque de tropas y suministros, al menos en aquella sección de la nave, quizás la mas grande.
Algunos técnicos se acercaron con equipos de limpieza ha solventar el choque de vehículos, despejando la zona y aligerando la marcha de la marabunta humana. Desde la boca del hangar hasta los ascensores, o vías de salida fueron apagando luces, dejando unos globos rojizos de ahorro de energía. Parte del hangar fue quedando con un manto parecido a la sangre y mezclado con la oscuridad. Las figuras de los vehículos se recortaban de manera diferente, y no tardaría mas de cinco minutos en apagar todo el lugar.

En ese momento os fijáis en unas lineas de doble color que atraviesan el lugar, la mayoría de tropas y de transportes la siguen, según tropas, tonelaje de transporte, armamento o vete a saber que motivo. Una formula sencilla para movilizar tantos recursos.

Después de ajustar mi micro a la frecuencia que usaríamos me descolgué la mochila. Aprovechando la falta de luminosidad saqué uno de mis cuchillos arrojadizos y lo escondí en la caña de la bota. Confiaba en que no tuviera que usarlo, pero no me gustaba el grupo que había llamado la atención de Glask.

Mi micro ya está preparado, cuando tengais a bien podemos marcharnos a nuestros aposentos.

Borden tecleaba sin cesar en la placa de datos, parecía un niño jugando con un grox de peluche

¿Alguien quiere saber algo sobre el lugar al que vamos?

¿Estas seguro de que no quieres compañia chaval?.-Glask habla a Jericus entre dientes mientras le da fuego a hamido.-Mi especialidad es la caza de personas,y el lanzamiento profesional de hachas..-Glask sonríe mientras hace lo propio y coge el mismo una varilla y la prende,con la mano siniestra saca de entre sus ropajes una petaca y se la lleva a los labios,segundo mas tarde chasquea la lengua disgustado.-No me queda...necesito beber.-Glask tuerce el labio un poco,estaba disgustado.-Voy a matar a alguien si no bebo mas tarde.-sonríe como es natural en el

Respondo a Glask mientras miro a una posición perpendicular a la linea que nos une al grupo de sujetos:

- "Tranquilo, no pienso atacar ni cazar a nadie. No es ninguna clase de talento belico el que usaré, sino mi capacidad de moverme por multitudes, desarrollada en toda una vida de baja colmena. Prefiero que te quedes con los demás, por si tienen problemas."

Luego miro al Clerigo y le digo:

- "Vayanse para ver si los siguen, yo los seguiré."

Acto seguido, hago un gesto de despedirme de ellos y me retiro en la dirección que estaba mirando antes. Cuando me alejo lo suficiente como para perder de vista al grupo de hombres sospechosos, me doy una vuelta entre la multitud, rodeando la posición para terminar mirando a mi grupo desde la dirección contraria a la que están los sospechosos. Nientras camino, me saco la capa y la doy vuelta antes de ponermela, para no ser reconocible a simple vista por los tipos.

Tácticas de combate y persecución, que fuera de juego que estaba Telion en todo aquello, que perdido se encontraba.

Sus compañeros elaboraban una estratégia para coger a los tipos esos raros que se supone que los estaban espiando, la verdad es que Telion no se había enterado de nada todavía.

- Esta bien, sigamos pues hacía nuestro destino, mantente en contacto con nosotros y no te arriegues - dice sincronizando su comunicador con el de los demás.

     Cadyk chasqueó la lengua, contrariado. Intentó captar todos los detalles posibles de los tipos que habían llamado su atención antes de dejarlos marchar. Éstos eran (entre otros) los problemas inherentes de trabajar en grupo y las razones por las que prefería trabajar solo. De haber estado en solitario, podría haber seguido e investigado a esa gente sin problema, pero tenía que seguir al grupo como un borrego.. y encima con esos ropajes que destacaban tanto en éstos momentos. Las comitivas del Mechanicum casi siempre llamaban la atención por lo escaso, y no podría seguirlos vestido de esa guisa sin que se dieran cuenta. Decidió seguir al resto e intentar concentrarse en el segundo grupo de sospechosos, identificado por Glask. Al fin y al cabo poco se podía hacer con sigilo en un grupo como aquel, y menos disfrazados como estaban. Dios Emperador, que ganas tengo de salir de ésta nave...

Vámonos Adeptus Mechanicus, hemos de hablar con ciertas personas.

Mientras Jericus se separaba del grupo Borden repetía mentalmente las instrucciones del operario, podía ser complicado para los demás comprender toda esa jerga de cifras y letras, pero para alguien que había vivido toda su vida entre siglas, como Telion III o el mismo Atreus era tan sencillo como comer un plato de nutrigachas. Guió a sus compañeros por los pasillos, con destino al puente de mando.

El grupo sigue caminando en busca de las cubiertas señaladas por el trabajador, Jericus desaparece entre la masa de soldados y maquinas, el ruido parece ayudarle a desaparecer. Cargando el equipo y sin ninguna posición en concreto avanzáis hasta las cubiertas señaladas, unos paneles en verde y blanco señala el lugar al que las indicaciones os conducen. No gusta el lugar, demasiados soldados, silbidos, gritos maldita sea, si parece una guerra.

En el camino no se ve a Jericus, pero sospecháis que ahí sigue.

Te separas del grupo como despistado, pero sin perder ni un segundo de vista que estas haciendo y quizás si alguien te sigue a ti. Ves que el grupo sigue el rumbo indicado por el trabajador del hangar y buscar a los hombres que quizás os sigan. Los ves claramente pasar. Sus insignias, sus ropas y su equipo. Las insignias son de camuflaje negro y gris, con pequeñas lineas que ayudan al camuflaje presupones. Su ropa es de color negro, al igual que todos los elementos de su equipo. No tienes demasiadas dudas de que sea un grupo de élite. Sus caras están tapadas, o no son visible del todo, pasamontañas, cascos y pintura adornan lo que puedes ver ¿de donde viene? y ¿que especialidades tienen?  Quien demonios sabe, y quien demonios le importa.

Estaba todo abarrotado, parecía un día de palizabol en las cubiertas inferiores de la Orgullo del sacerdote. Gente, gritos, más gente, insultos choques de metal con metal, órdenes, instrucciones en los altavoces y todo el jaleo de un hangar. Atreus miró a sus muchachos, sus nuevos muchachos a decir verdad, y pensó en ellos, en sus sentimientos, en sus inquietudes. Tendría que hablar con cada uno de ellos. Pero no ahora.

Sigamos avanzando, pronto encontraremos un pasillo menos abarrotado y podremos caminar con normalidad.

Te acomodas en el paso de transito de unos vehículos. Y desde esa posición buscas a tú grupo y a los perseguidores. Casi poniéndote de puntillas, ves como el grupo de militares pasa de largo con lo que parece todos sus miembros en fila. Mientras tú grupo busca el siguiente pasillo indicado por el trabajador del hangar.

Miras ceñudamente, como estos desaparecen entre la tropa. Dudas de sus intenciones, y del aprovechamiento de tu incursión, pero nunca se sabe.

Ambos grupos se ponen en marcha, mientras a lo lejos miro hacia donde se mueven. No veo que me sigan, pero despues de años en una colmena uno nunca lo sabe. Es momento de seguir a mi grupo, pero un acercamiento mio, si es que tengo seguidores, los pondría en gran riesgo.

Con claridad acerca de las direcciones, camino hacia donde está mi grupo, pero despues de medio camino, corto en perpendicular y corro a toda velocidad haciendo una vuelta completa, quedando dentras de mi anterior posición. Sé que soy rapido en multitudes, probablemente de los más rapidos, por lo que creo que nadie puede seguirme y quien sea que lo hacía, ahora está delante mio.

Los corredores del acorazado no eran precisamente estrechos, pero era tal la cantidad de gente transitando por ellos que el mero hecho de seguir al grupo me resultaba difícil. Daba la impresión de ser un día de Zoco allí en Bolubilis. Caminaba, mientras pasaba las cuentas de mi tasbih, por las metálicas arterías de la astronave siguiendo los letreros verdes y blancos con indicaciones en caracteres góticos que nos señalaban el camino que Borden, nuestro imam, había escogido.

Borden parecía confiado, y aunque a priori me pareció una buena señal no pude evitar lanzar una plegaria a Ibn Muza para que nuestro superior no flaqueara en el futuro, especialmente cuando se encontrará fuera de la nave. No quería ni imaginarme las reacciones que mostrarían Índigo y Glask ante el más mínimo error del imam, sobre todo la del primero. Ese tipo tenía algo en su forma de ser que me desagradaba, tal vez sus ademanes, o su forma de andar... a ciencia cierta no lo sabía, era como si siempre me hubiera caído mal. Decidí centrarme en el micro transmisor, disimulado por la kufiya con la que cubría mi cabeza, para olvidarme momentáneamente del caza recompensas. Además dentro de poco saldríamos a un pasaje menos concurrido por lo que más valía estar atento a los avisos de Veritus.
 

Eres parte del Culto a la máquina, compórtate como tal. ¡¿Y cómo diablos se comporta esa gente?!

Saludos. Nos están esperando. Tenga mi documento de identificación.

Atreus tuvo que hacer un esfuerzo en no imitar el sonido de un altavoz, que hubiera sido cómico y nada productivo. Sacó de su bolsillo el identificador que el interrogador Dietrich les había dado. Confiaba en que les abriera la puertas.

El operario de seguridad pasó el documento por un lector de seguridad en su consola y encaró una ceja mientras revisaba los datos. Luego, lentamente levantó su mirada desde el terminal y en su ascenso hasta el rostro de Atreus lo analizó de arriba abajo observando bien al clérigo. Pronuncio una pregunta pausadamente. ¿Que los que los trae al puente de mando de la Zeus, Señor? Sus manos reposaban sobre un teclado hololitico proyectado sobre la mesa de trabajo, esperando la respuesta.

Atreus miró a sus compañeros y después a su interlocutor.

No debería responder a esa pregunta. Puede traerte problemas. -dejó que el operario asimilara esas palabras-Venimos a ver al capitán. O a alguien de su confianza. ¿Por qué no nos dejas pasar sin más? Asígnanos una escolta si estás preocupado.