Partida Rol por web

Tras soltar la pistola y comprobar, aluciando, que vivo para contar la parida que acabo de cometer -Hija puta, que suerte tienes a veces, por mucho que digas…- cojo el vaso y le meto un trago largo, templando los nervios mientras me refriego la mano por la cara, mucho más tranquila, pero mascando una frustración de la leche por lo que está llegando a mis oídos.

El poli como siempre, paternalis to the power, bufo cuando acaba, soy todo lo macho que hace falta, me cago en sus castas. ¿Así me va a defender? Bonita forma, eso es echarme más mierda encima, que no me joda. Debería haberle dejado que tuviese que ir andando a todos lados. O haberle dicho que me pagase el dineral que me debe, que aquí el único torpe es él.

Cuando habla de nuevo el mejicano, el ánimo se me cae a los pies. Nunca he sido la pringada de una incursión, nadie ha dudado nunca de mi jodido buen hacer. Al contrario. Suspiro cuando acaba y me larga con esa tranquilidad, resignada de la puta estampa, ¿Qué coño va a pensar? Si alguien hiciese esas gilipolleces como catedrales a mi lado no tendría mucho que decirme sobre ningún trabajito. Miro a Keith y me encojo de hombros, todavía abochornada e incrédula. Si es que todavía no tengo ni puta idea de que coño me ha cruzado los cables que unen la cabeza con las manos. Ha sido alucinante.

Pero… se acabo pena y demás subnormalidades. Que coño. Giro la cabeza y me concentro en Machete Man. No me iría… ni aunque quisiera.

Un momento, joder, un momento.- Cojo aire, no me piro ni de coña, levanto la mano buscando su atención, iba a poner la mano en su brazo para asegurarme de que me mira, pero no soy una suicida, asi que sólo aprieto el puño en mitad camino y lo apoyo en la mesa -Ha sido un fallo tocho, vale, lo reconozco. De principiante algo mongola, sí, estoy de acuerdo.- Asiento, hasta ahí estoy segura de que llegamos todos. Suelto los brazos en la mesa y me vuelvo a machete mán -Pero, tío, en el edificio ese de mierda arregle la puta máquina esa, y era una situación mucho más chunga. Y lo hice cojonudamente bien.

No me hace ni puta gracia tener que convencerlo, como hecho de menos estar rodeada de mi gente, la que me conoce, con las que sobran tantas palabras y tanta historia. Lo miro fijamente a los ojos -Las armas y los sistemas de seguridad se me dan de puta madre, aunque acabe de parecer que no sé lo que es cada uno.- Completamente seria, tenso la mandíbula apretando los dientes antes de continuar. Calmarme, por un motivo completamente diferente al de hace un momento, me va a venir bien. Reprimo un suspiro que prometia ser muy largo.

Lo digo en serio, joder. Se me ha escurrido por tener las manos pringosas, o me ha sentado mal el puto submarino o yo qué coño sé. Llevo toa mi puta vida con estas cosas, cipote, no me eches la cruz por esta gilipollez.- Aprieto los labios, sé que en realidad da igual que me crea o no, pero no me hace ni puta gracia que piense eso de mí, que duden de lo realmente bien que se me dan esas cosas, pero claro, diga lo que diga, después del pedazo de actuación estelar que les he regalao, dudo mucho que me crea -Sirvo para el asunto, coño.- Ya si, bufo mientras me aparto el pelo de la cara con ambas manos. Que calor da la vergüenza aliñada con impotencia.

Primer momento a resolver, miro a los ojos al mejicano, asintiendo a sus palabras, desde luego Zoe no había podido aguantar la “pamba” como bien había dicho Aguirre, o eso, o había sido una puta casualidad, uno a uno bajo presión, cualquiera diría que un empate es un buen resultado, pero lo malo de estas cosas, es que cuando te marcaban un puto gol se acaba el partido, fin de la historia, no había posibilidad de remontar.

Mantengo mi mirada sin decir una puta palabra mientras Zoe va soltando excusas y vendiendo sus hábiles manos, creo que Machete no se ha enterado aún de cómo van las cosas, y ha llegado la hora de dejar las cosas claras, si es que tengo cojones para hacerlo claro. Doy un largo trago a la jodida bebida, apurándola, aprovechando el momento en el que los ojos de Aguirre rehúyen a Zoe, me va a hacer falta.

Escuchadme bien los dos alterno mis ojos entre Zoe y Machete, y tú también termino mi recorrido en Keith, odio repetir las cosas importantes más de una vez serio, como si mi rostro fuera incapaz de esbozar algo parecido a una sonrisa, mano derecha aún sosteniendo el vaso, apretándolo demasiado fuerte sin darme cuenta, la izquierda apoyada en la mesa con el dedo extendido hacia los improvisados protagonistas, pero hablando primero para el mejicano, creo, señor Aguirre, que no ha comprendido la situación, así que lo volveré a exponer, pues temo no haber sido demasiado claro paso la lengua por mi labio inferior, reseco a pesar del reciente líquido recibido.

Cinco mil para cada uno más lo que seáis capaces de saquear, y un equipo nuevecito bastante decente, a cambio de lo que haya en el puto chip neuronal de ese jodido colgado hablo despacio, no por elegir lo adecuado, sino porque me está costando pronunciar las palabras sin imaginar uno de esos adorables cuchillos volando hacia mi careto ese es el trato, yo expongo el plan inicial, y si no os gusta, os largáis, pero la elección de los miembros del grupo es cosa mía, y la opinión del resto me importa un puto carajo vuelvo a recorrer a todos los asistentes a la feliz reunión patrocinada por la Rubia.

Yo estoy al mando, y yo doy las órdenes sin meterme en la especialidad de cada uno, y si alguno la caga jodiendo al resto, creedme que más vale que no sobreviva, porque seré el primero de la fila para volarle la cabeza me encojo de hombros, todavía serio, y ahora, el que quiera puede largarse, y el que no dejarse de pruebecitas de mierda, para esas chorradas ya estoy yo

¿Cinco mil por barba? ¡Qué hija de puta! La muy cabrona no le había dicho ni mu de eso. ¡Claro que había decidido aceptar! La venganza era un plato que se servía frío, pero cinco mil añadidos podían mantenerte bastante calentito.
Con esa cantidad podría dejar el trabajo en The Last Haunt y dedicarse por completo a su música. Se acabó el servir copas y mendigar tiempo para que sus dedos acariciasen las cuerdas de su preciada guitarra.
Al fin podría alcanzar su meta. Con ese trabajito mataría dos pájaros de un tiro...o puede que tres.

Escuchó atentamente las palabras del poli cuando este se encaró con el mexicano. Bien. Al parecer ahora la votación estaba en un dos contra uno, porque a Zoe no era sencillo apartarla de donde quería estar.
Uhmmm, realmente era un tres contra uno, pero ese Machete no parecía el tipo de hombre al que le van las matemáticas.
Era más bien de esos malos bichos que, si no le cuadran las cuentas, reducían el número de una forma drástica y bastante desagradable.
La única esperanza es que le importaran más los ceros ubicados a la derecha del cinco.

Había que parar aquello como fuera. Sobre todo porque ese Winter estaba alzando cada vez más la voz y aquel lugar debía estar repleto de oídos que captaban a la legua el sonido del dinero.
Intentó mantener la calma, aunque no podía negarse a sí mismo que la mención de tal cantidad le había dejado una leve capa de sudor en las manos.
Esa calma se tambaleó cuando alzó la mirada para fijarse en los ojos del mexicano. Uy, uy, uy, la cosa se estaba poniendo fea.
Desvía la atención, Keith, desvíala.

Me parece bien. - contestó pese a que las palabras del poli no iba directamente a él - Ahora sólo falta saber cuál es ese plan inicial.

Cuando Zoe miraba a los ojos de Max, en realidad lo hacía enfocando el rabillo pues Aguirre no dedicaba atenciones a la muchacha. Miraba su reloj, a Keith y, sobre todo, observaba el gesto de Winter mientras la brillante colegiala intentaba justificar un cero como la rueda de un tractor en el examen. El castigo de Machete fué ignorarla.

Cita:

Max suspiró decepcionado, que no aburrido. Se ajustó el cuello de la gabardina, incómodo, y del bolsillo sacó una pequeña cajita de caramelos refrescantes "Fresh Whisper". Puso tres o cuatro de aquellas diminutas pastillas blancas en la palma de su mano y se las llevó a la boca. Mascó sin mirarla, sin escucharla.
Justo lo contrario que con Winter: el poli había dado un manotazo de autoridad en la mesa, y a Machete se le amontonan las ganas de coger los bártulos y salir de ahí cagando leches. Todo el bonus que ganó aquel tipo lo había perdido en cinco segundos. ¿Qué huevos le pasa a la gente?. ¿Tan dificil es reprimir un poco el ego?. ¿Tan complicado es hablar cuatro palabras sin soltar cinco tacos?. Carajo..., que una cosa es hablar para uno y otra para los demás... Luego vienen los llantos y los revientapulmones. TODO por el RES-PE-TO.

-No habrá problemas por mi parte.- dice al fin, contradiciendo a sus presentimientos. Si ellos se llevaban cinco mil, Winter se llevaría el doble...pero eso resultaba lógico y normal. Lo de menos.
La autentica cuacha del asunto era el tufillo que soltaba: la rubia, McMord, un tipo demasiado interesado en juntar precisamente a los anduvieron allá abajo...Mierda. A eso olía. A pasta también.

Mil ojos, viejo. Mil ojos.

-Usted manda...- Max asiente, pero en su tono hay un punto oscuro de sarcasmo.-...Jefe.

Ni puto caso. Frunzo el ceño mirando al mejicano que no se digna ni a mirarme. JODER.

Todavía mosqueada me giro al poli, siendo sincera, el comienzo de lo que dice me la suda soberanamente, promete una charlita que va a ser una soplapollez de las suyas… pero mira tú por donde que no… la cara se deja de cabreos subnormalitos y pasa a evidentemente sorprendida, ¿Ha dicho cinco mi? no creo que… su puta madre, ¡sí! Y por cabeza nada menos…

Miro a Keith a ver que cara está poniendo ante semejante buena noticia, aguantándome la risa nerviosa que iba a cagarla más por hacerme parecer todavía menos profesional, again. Y la culpa sería del buenorro, que mamón, que detalle insignificante se había guardado como quien no quiere la cosa. Lo demás que dice… me aburre, se las dá de mu duro, pero a mi no me engaña, no nos va a pegar un tiro, o mejor dicho, si la fastidiamos al que hay que temer es al gilipollas de McMord. ¿Sabes qué, Zoe? Que no tienes ni puta idea, que lo mismo el poli se las dio de sensiblero ayer y punto… sí. Eso debe ser. Para todo lo que pasó. Capulla.

Trago de la cada vez más vacía cervecita y mirada de soslayo a lo que le queda a la bebida de Keith mientras habla (aguantando estoicamente el tío la impresión sobre las pelas), que no se me olvida que ahora le toca pagar a él, para controlar cuanto rato voy a estar sin beber si me la acabo.

Ea, pues tos de acuerdo.- Cojo aire y me quedo mirando al guaperas de la reunión que no toca la música, al que dice que manda. Si pretendía verme impresionada por el discursito… se equivoca de pleno –Ahora al meollo, bue…- ¡Bocazas! -Winter. Que es pa hoy.

Muy bien, el dinero suele captar la atención de los que lo necesitan, y parece que todos los aquí presentes andaban carentes de él, me alegra saber que tenemos un objetivo común en todo esto.

Esquivo los ojos del mejicano, en realidad esquivo los ojos de todos, pues vuelvo a centrarme en la gente que nos rodea, en la proximidad, en miradas que tarden más de la cuenta en apartarse de nuestra mesa. Un tiempo para ordenar las ideas y ver de qué manera comenzar la explicación.

Desagrado ante la vacía bebida, y una mirada a Zoe, estabas fuera, la había cagado y ella lo sabía, quizás debía haberla dejado fuera, pues el tono usado por Machete en su última palabra dejaba claro que cual era su único jefe. Pero ya es tarde para arrepentirse. Sonrío, más para mí mismo, recordando conversaciones cercanas en el tiempo, mucho más lejanas en el tiempo.

Valiant, un tecnomante que saca brillo a los negocios sucios de Mcmord, normalmente nunca sale de su casa, pero resulta que el muchachito va a recibir un pedido especial de hardware, algo importante, lo suficiente como para sacarlo al terreno de juego ahora sí que miro alternativamente a mis “equipo”, ensanchando la sonrisa conozco el lugar donde se va a hacer el intercambio, y conozco gran parte del procedimiento que suelen utilizar en este tipo de casos callo un momento, y hago un gesto a la camarera, pidiendo una nueva copa en cuanto se acerca, y preguntando de nuevo a los demás si quieren tomar algo.

Guiño un ojo a la chica cuando se va y vuelvo a centrarme en lo que estaba No dispondremos de mucho tiempo, y tampoco podemos llevar muchos hombres, puesto que entonces nos delataríamos, entre el señor Aguirre y yo, si somos cuidadosos, podremos encargarnos de la mayoría un gesto con la cabeza en dirección al mejicano, para luego sonreír a Zoe eso siempre y cuando Ojos Verdes tenga la amabilidad de franquearnos el paso mirada ligeramente ladeada, algo jocosa, el único problema será si llegan los refuerzos, pero para evitarlo tenemos a nuestro rockero favorito miro finalmente al último miembro de nuestro nuevo club y a sus fans, claro está

La llegada de la camarera con lo solicitado interrumpe la conversación, invito yo y procedo a pasar de nuevo el stick para pagar la ronda, agradeciendo el frío líquido que recorre mi garganta cuando doy un trago de casi medio vaso.

Tenemos una semana, la operación será el viernes noche

Todos de acuerdo. Ya era hora. De todas formas, y sólo por precaución, debía recordar que no podía darle la espalda a ninguno de esos tipos.
No sabía de quién se fiaba menos. Machete, al menos, mostraba las cartas que la vida había decidido repartirle. Ese tío no era de los que esperaba a que te dieras la vuelta para acabar con tu vida, ni hablar...era más de los que disfrutaban mirando a los ojos de sus víctimas.
Pero el otro, uhmmm, ese era otro cantar. Un tipo que, según creía, no soportaría demasiado bien que nadie le llevara la contraria. Era un ordeno, mando y te callas.
Faltaba comprobar si tenía tantas agallas como aparentaba, o si bien era pura cáscara vacía.

Por el momento, mientras esperaba a escuchar el plan completo, decidió que no haría ascos al ofrecimiento de Winter.
Póngame otro de estos. - pidió alzando el vaso que aún contenía una pequeña cantidad de líquido azul. Iba a por el segundo y posiblemente lo lamentaría, pero sabiendo lo que le habían cobrado a Zoe con anterioridad, merecería la pena aunque sólo fuese para dejarlo olvidado encima de la mesa. La cuestión era que le cobraran.

La exposición del plan continúa y por fin comprende cuál es la forma en que pretende usarlo el poli. Exáctamente como un pastor que arremoline a su alrededor a una panda de borregos. Todos bien posicionados y, por supuesto, prescindibles.
Un mero entretenimiento en plena calle para imposibilitar el acceso a donde quiera que estuviese prevista la transacción de ese tal Valiant.
Pues si era así, era muy posible que Winter se llevara un buen chasco. Summer no era tan conocido como para eso, aunque todo dependía de la ubicación y el momento.

Llegó la camarera con las bebidas solicitadas y Keith se agenció la que le correspondía. De pronto había sentido la necesidad de ingerir el líquido pues la garganta se había vuelto áspera como el papel de lija.
Se tomó ese par de segundos para intentar aclarar un poco las ideas.

Una semana...parece tiempo suficiente. - dijo más para sí mismo antes de alzar la mirada del vaso para posarla en el poli - ¿Sería posible echar un vistazo antes al lugar? O al menos a la zona.
Y ya que estamos, ¿puede saberse qué esperas sacar de ese tipo?

Ya no hay zapateros, ni panaderos, ni fontaneros, ni carpinteros. Ahora hay technomantes.

Technomantes. El mejor ejemplo de la decrepitud de estos tiempos. El mayor exponente de la nueva savia podrida que trae el progreso. ¿Progreso?. Y un buen carajo. Esos pendejos zorimbos eran, por definición, unos perfectos gilipollas: larvas infectas nacidas de la basura artificial, que ingerían y cagaban technomierda. A Machete, tras oir a qué clase de eunuco cabrón había que darle garrote, casi que le apetece hacerlo gratis. Casi. El tal Valiant estaba jodido, pero a base de bien.

Max entornó los ojos y ladeó ligeramente la cabeza para rechazar la copa. De pedir una puta cerveza, a buen seguro le darían meado de burra clonada fluorescente removida con un par de electrodos. A la mierda.

-¿De cuantos tipos estamos hablando?.- dijo una vez Winter había hecho las presentaciones. Es todo cuanto necesitaba saber. Para pensar ya estaban otros: lo de Aguirre consistía en dejar pocos donde hay muchos, darle matarile al que pone la barrera y dejar limpito el pavimento, ir de tanque, blablabla... Autoconvencimiento. A veces cuesta. Es complicado en ocasiones mantener la boca cerrada, no hacer tantas preguntas como el supuesto rock star, hacer lo que te mandan y pillar la pasta.

Complicado cuando Winter habla como hablan en gringolandia. Tan a groso modo, tan adornado en lo nimio y tan ausente de detalles. Habría una semana para ultimar el asunto, pero de primeras la cosa chirría: ¿sería capaz el putipasma de poner una turba de adolescentes granujientos para cortar el paso?. ¿Había que recurrir a aquello?. Ni puta gracia.

-Err...- Maximilano carraspea, como queriendo añadir algo más...pero el comentario queda en una tentativa. ¿Dependen los cinco mil de seis o siete groopies con la cabeza cosida a balazos?...

Max se traga las palabras hasta mejor ocasión, junta las manos sobre la mesa y espera paciente a que Winter decida dar más detalles o los emplace a otro día, en otro lugar algo menos inoportuno y con menos orejas.

Mira tú, por fin se digna el poli a comenzar la explicación. Apoyo los codos en la mesa, abiertos hacia fuera y me pongo cómoda repantingándome un poquillo, atenta como las niñas buenas a lo que dice, que no me pilla de nuevas del todo. Alzo la vista a la tipeja camarera y contesto enseguida -Pa mi un submarino.

Es ahora cuando se produce un desdoblamiento, por un lado el interés por lo que sigue diciendo aquí nuestro amigo buenorro, por otro sorpresa por Keith, ¿Qué pollas hace pidiéndose esa mierda? Lo miro confusa, sólo faltaría, joder es que me daría algo, que se le empiecen a pegar cosas del poli.

Le cojo su vaso con el mejunje azul a mi músico y le doy un sorbo chico para probarlo. Lo suelto sin que haya pasado ni pena ni gloria por mi cara cuando acabo -Esto es una asquerosidad Keith…. Verás tú el dolor de perola que te va a dar mañana.-

Y luego me pongo más derecha, que así puesta no entra nada en la mesa esta enana. Cuando Winter sigue con su retahíla, el plan en sí mismo, tras dedicarle una amplia sonrisa que es evidente lleva desidia y mala leche (cuando lo del apelativo, como se le iba a olvidar y la vacilada acompañante)…. me acojono. Bueno, es como otro desdoblamiento de esos raros, creo entender que está hablando de que Keith dé un concierto, cosa que me mola un huevo, que duda cabe…. lo que no me hace ni puñetera gracia es que sea mientras yo estoy con los otros dos en lo otro, me da coraje tenérmelo que perder… y que no vayamos a estar todo el rato juntos mientras dura la incursión esa de los huevos. Lo miro seria, me están entrando unas ganas de la hostia de meterme entre él y la mesa, que me abrace mientras dura el resto de la reunión…. Déjate de gilipolleces Zoe. Ya has hecho bastante el canelo por hoy.

Cojo mi bebida y le doy un buen trago, esperando que conteste el otro, organizándome la cabeza para las mías. Las técnicas. No es cuestión de agobiar aquí al prenda lerenda de la camiseta de tulipanes catetillos…. que le queda de puta madre.

Me alegró que Keith fuera el primero en contestar, y también que hubiera pedido algo de beber, no me solía fiar mucho de los que rechazaban una copa gratis, y Machete ya era la segunda que declinaba, aunque para ser sinceros, harían faltas más copas que gente hay en esta puta ciudad para que me fiara de él.

No solo sería posible, sino necesario, el echar una ojeada al lugar sostuve su mirada, intentando adivinar algo más sobre aquel hombre, me percaté entonces del tatuaje que lucía aquel tipo en el cuello. Lo había visto antes, desde luego que si, varias posibilidades cruzaron mi mente, y ninguna de ellas me agradaba. Un novio, una familia, alguien querido, sin duda, aunque solo fuera una jodida banda, y yo en cambio. Sigue viva, piensa solo eso. Aparté la mirada y la clavé sobre Zoe, para nada era agradable mi gesto. Di otro trago al azul líquido, me supo amargo.

Dos escoltas del cerebrito, y entre cuatro y ocho del otro bando, diez en total, en el peor de los casos, pero si somos sigilosos hasta tenerlos a tiro, dejaremos que se divierta como en tus mejores noches regresó esa sonrisa irónica, torcida, dándole una apariencia algo cruel, el alcohol empezaba a dejarse sentir, tal vez no debí haberme tomado aquella botella al regresar del hospital.

Lo que espero sacar de allí, es su cabeza, que el cuerpo venga pegado a la misma no me preocupa en exceso, Whisman quiere el chip neuronal, así que si yo no salgo con vida, podéis cogerlo vosotros, que os pagarán igual un nuevo trago, hasta vaciar totalmente el contenido del vaso, y lo dejo sobre la mesa con suavidad, volviendo a mirar a Zoe, pero hablando para Keith Espero que seas capaz de reunir a unos cuantos seguidores cargados de “Dulce Oscuridad” para que nos den los minutos necesarios señor Summer, porque no quiero que aquello esté tan amuermado como “The Last Haunt” por una vez puede que los yonquis sirvieran para algo Tienes una semana para hacerte mucho más famoso colega coloque mi mano simulando una pistola y chasqué la lengua señalándolo, con una sonrisa.

¿Y ahora qué tal si dejamos de hablar de esto y nos divertimos un rato? Mañana quedaremos de nuevo en un precioso ático que tenemos a nuestra disposición miré descaradamente a Zoe en cuanto hice referencia a la diversión, no sabía si el rockero era un buen compañero de fiestas, presupuse que Aguirre no.

El músico escuchaba atentamente, saboreando cada una de las palabras del poli e intentando que los cinco mil no amortiguaran el significado de lo que este decía.
¿Diez tíos? Y seguramente muy bien armados. ¿Pensaban enfrentarse únicamente ellos dos solos? Tenía que reconocer que, de ser así, los tenían muy bien puestos. No creía que pagaran tal cantidad por un trabajito sencillo, lo que le llevaba a creer que Winter se estaba pasando de listo.
Estaba bien tener seguridad en uno mismo, pero aquello era pasarse.

En otra circunstancia no le habría importado una mierda que ese tipo se jugase el cuello. Si lo perdía era cosa suya, pero cuando lo que se jugaba era el pellejo de Zoe entonces pasaba a ser asunto suyo.
Se le pasó por la cabeza el renunciar, allí mismo, a los cinco mil. Lo hubiese hecho si con ello pensara que la muchacha iba a entrar en razón y seguir su camino. No iba a ocurrir, de eso estaba seguro.
Y la culpa la tenía la puta pistola del chicano. Ahora ella intentaría demostrar que podía con todo lo que le echasen. Incluso estaba seguro que, de ser necesario, haría el trabajo gratis.

Suspiró y bajó la mirada hacia su bebida. Mierda, esta se encontraba ya por la mitad y no podía echarle la culpa a Zoe, la cual únicamente se había mojado los labios.
Se iba a arrepentir de haber aceptado la invitación. Ya comenzaba a notar el efecto y no tardarían en comenzar los mareos.
No mostraría esa faceta ante desconocidos. La resaca del día siguiente sería bastante seria, pero aún estaba a tiempo de mantener la compostura durante un rato mas.
No era de los que se volvían violentos al beber. O de esos que caían bajo el influjo de Morfeo. Puede que fuese por la música y su caracter sensible, pero no sería la primera vez que se le aflojara el grifo y unas lágrimas se escaparan de sus ojos.
Ni hablar. No delante de esos tipos.

Yo paso. - aclaró ante la última pregunta de Winter - Estoy cansado y tengo mucho en qué pensar. No va a ser sencillo atraer a un cierto número de personas a un concierto improvisado, aunque supongo que cuando vea el lugar se me ocurra algo que pueda servir.

Dejó lo que le quedaba de bebida sobre la mesa. Ni de coña iba a terminarla. Se volvió con intención de largarse de allí cuanto antes. Ya le avisarían para el día siguiente, de eso estaba casi seguro.
¿Y Zoe? Se paró en seco y se volvió para mirar a la mujer. No, no le acompañaría. Le iba bastante la juerga y estaba convencido de que se quedaría. No podía evitarlo.
Nos vemos luego...supongo. - indicó a modo de despedida antes de volverse de nuevo y comenzar a caminar hacia las escaleras que le permitirían llegar a la salida del local.
Alzó la mano sin mirar atrás.

Maximiliano se comió aquello como si fuese un guerrero de Terracota: mascó las previsiones de Winter con el rostro grave, pétreo e impasible..., pero por dentro - quizá esa leve arruga que se forma en el entrecejo acabó por delatarlo - las sensaciones no son buenas.

Se trataba, sin duda, de un asunto con cuervo negro...y a Max, justo cuando el poli propone el abandonarse a la farra, le aflora el tic que hace las veces de "detector de jodiendas potenciales": cruzando la barbilla de parte a parte, Machete exibe un horrenda cicatriz que por profundidad se asemeja a la fosa de las Marianas. Por ahí pasa el pulgar, acariciando la costura..., y en esas sigue con la mirada al rockero mientras abandona la reunión.

- Acabar con diez hombres no es fácil...- dice cuando sus ojos regresan a Winter.-..., menos aún si van armados. Pero eso no es lo peor.

Maximiliano Aguirre despega los codos de la mesa, se coloca recto y se ajusta las solopas de la gabardina.- Lo peor es que andarán atentos.

Y es que el poli había hablado de un intercambio...y ya se sabe. A esos asuntos vá uno con las pelotas encogidas y los músculos apretados, vigilando los rincones por si por alguno de ellos asoma mierda. Diez tipos armados de hierro y cautela.

Matadero.

Cinco Mil.

Carajo...

- No se aflija por la pistola, señorita. Soy yo quien debe pedirle disculpas.- la voz apunta a Zoe. Los ojos, a la salida. Machete se rinde con ella. Poco más podía hacer.- Pasen buena noche.

Y el mejicano se dispone a deleitarse de nuevo con el dulce regazo de Cachalote, amontonando una buena pila de preguntas en la cabeza que, por profesional, se traga sabiendo que aquel no era ni el lugar ni el momento.

Diez tipos. Sólo. Apenas nada. Mierda de todo.

Trago saliva, y acojone, con la mezcla perfecta de tequila y cerveza, un largo trago que pretende calmar los ánimos, falta que me hace. Ya sí, o más bien de nuevo, seria y pasando a mosqueada, pero de verdad. Buenas noticias no está dando, y encima se chotea del mal ambiente del bar de Keith. Capullo, es un sitio de mala muerte pero desde que él está ahí currado ha mejorado a todas jodidas luces. Cómo se vuelva a meter con mi chico le voy a refrescar la bonita cara con el submarino, no sería una gran pérdida… al fin y al cabo me ha salido gratis.

Escucho a Machete mirándolo de nuevo, él solito va a poder con unos cuantos, eso seguro, y el poli… joder, también debería…. Pero por si acaso me voy a llevar el UZI, que bien sé que confiar en los tíos no lleva a nada bueno. Y menos si es la rubia la que organizado el plan.

Que me recuerde lo de la pistolita, tratándome así como con respeto hace que me vuelva a cabrear, conmigo misma, que él, bastante ha aguantado con no partirme la cara. Suspiro y me resigno: Recordar lo de hace unos momentos me va a poner colorada durante bastante tiempo. Justo como me está pasando ahora.

El poli pasa a relajar el ambiente, como si eso fuese posible entre los aquí reunidos, divertirnos, si claro, pillarnos una moña entre todos sería para partirse vamos, acabamos en el telediario fijo. Keith dice que se abre con tranquilidad, pasando de mi culo y de mi opinión. Cuando se gira y se va a su bola, los ojos y boca se abren sorprendidos durante un segundo, mirándolo con lo que debe ser cara de pringada por la forma de despedirse. Vale, cree que me quiero tirar a éste, me da vía libre con parsimonia. Y no tengo ni puta idea de si eso es bueno o malo. ¿Podría, debería, acaso quiero? Luego dicen que pienso poco, pues en el rato que lo he hecho el músico casi a desaparecido de mi vista. Las repentinas bullas del mejicano para largarse me meten prisa a mí para elegir. Susurro, abochornada un quedo -Ni de coña...- esquivando, ahora yo, su mirada, dirigiendola hacia la salida, espabilada ya del todo.

¡Keith espérame, coño!- Mamón, no te largues así… - Suelto la bebida en la mesa y miro al rubiales guapo de cojones, poco pescado del curro hay aquí para vender ya. Y estaría bien que no me metiese en más líos por hoy -Bueno… - Que no, subnormala, has decidido ya que no -tú nos avisas con lo que sea.- Entrecierro los ojos fijándolos en él, un dedo señalándolo, sonrisa daleada y chulesca, una de las suyas vaya -Prepárate, que en la próxima te voy a acribillar a preguntitas.- Chasqueo con la boca, una forma de despedirse como otra cualquiera, y me giro con la intención de salir disparada para alcanzar al que se ha metido el petardo en el culo.

Diez tipos, o veinte, ¿qué más daba?, hasta que no los tenga delante, no serán un problema, ya habría tiempo de ocuparse de ellos, además, confío en que Aguirre haga honor a su fama, desde luego no iba a ser fácil, mejor pintar las cosas de negro desde el principio, para que luego todo pueda ser mejor, psicología barata de la central.

El rockero salía a toda prisa, era evidente que no le agradaba mi compañía, Puedo ayudarte a crear algo de escándalo en torno a tu persona, si eso va a servir para que consigas algo de notoriedad, recuerda que necesitamos gente exaltada, no tipos que vayan a escuchar canciones que hacen babear a las nenas le sonrío, esperemos que sea capaz de estar a la altura, quien sabe, si sale bien, lo mismo alguien lo contrata, o por lo menos tendrá sus diez minutos de fama.

Miré al mejicano, con aire más bien festivo ante su comentario, pero me reconfortó saber que por lo menos tenía prudencia, algo lógico para llegar a esa edad dedicándose a lo que se dedica, pero opté por no mantener su mirada, sino que di otro trago más, corto y lento, como el movimiento de mi cabeza que busca a Zoe cuando el Machete se dirige a ella, inevitablemente atento a su reacción, nerviosa, interesante. Por un momento abrigué la esperanza de que se quedara, pero era evidente que no iba a ser así.

Le devolví la sonrisa, Tú te lo pierdes Ojos Verdes y la chulería, como no podía ser de otra forma. Ese puntito que tenía de desafío continuo me atraía, me excitaba, la observó cómo se gira, pero antes de que comience a alejarse, suelto el vaso y con la misma mano, aún fría por el prolongado contacto, la agarro del brazo ¿Seguro que no quieres quedarte? hay un ligero brillo en mis ojos mientras la miro fijamente. Lo pasaremos bien y podrás preguntarme lo que quieras mi voz se había suavizado, el alcohol aún no había hecho efecto sobre ella, me preocupa aguantar tan bien la bebida últimamente.

Un par de pasos como mucho, algo así, es lo que doy hasta que un escalofrío debido a un contacto me hace que me pare. Lo escucho cagandome en mi estampa, no sé que es peor, cuando el poli se pone en modo creído, usease asqueroso, o cuando se pone así que parece que le importa “algo”. Y no debería averiguarlo.

Me muerdo el labio mientras giro la cabeza a mirar por donde ha tirado Keith, que inútil, se la ha sudado que lo llame. Frunzo el ceño, no sé que coño le pasa hoy, pero después de los dos días que me ha hecho pasar no voy a ir detrás suya (¡encima!) como si fuese una niñata histérica de uno de sus conciertos. Faltaría más. No pienso chuparle el culo.

Me vuelvo, quedarme tampoco debería ser una opción. Pasa olímpicamente de lo que te inspira el buenorro, olvida ipso facto la tontería de ayer, con eso no vas a ningún lao. Me suelto del brazo, demasiado poco brusca para mi gusto, mirándolo. Por supuesto, no pienses nada indecente mientras.

Tengo que ser práctica.

No me quedan pelas pa otra y un taxi (que no tengo ni puta idea de donde estoy). No voy a dejar que me invite más, que se va a tomar confianzas y no me molan. Así que…. -Me quedo lo que me acabo ésta. Y me contestas mientras.- ¿Ves? Dos pajaros de un tiro y has sido profesional...

Me pongo seria y me acerco de nuevo a la mesa, cogiendo lo que me quedaba y dando un sorbo pequeño, buscando sus ojos mientras entorno los míos -A la mínima gilipollez me largo, ya sabes por donde voy.- Joder que si lo sabe, igual que tú que a él se la trae floja lo que le digas de eso... No, está vez no, ahora me voy a poner firme.

Trago saliva y me pongo con mi tarea particular, brazos en la mesa de nuevo -¿Qué sistema de seguridad tienen?... ¿Mi equipo lo elijo yo?

Maximiliano Aguirre no sabía qué carajo se estaba cociendo en su cabeza con respecto a Zoe. En Night City habría cuatro millones de tiradillas como ella, más guapas, más listas y con menos ganas de acabar en el callejón del Soho con las bragas por los tobillos, arañazos en los muslos y una bolsa de plástico en la cabeza.
De hecho, a Machete le revienta el tener siempre los mismos presentimientos funestos cuando la mira, siempre de refilón, a los ojos.

Igual llegaba a vieja, con siete nietos aguantando sus batallitas de cuando le jodía el arma a un mejicano mal encarado. Igual sí. O no... porque alrededor de esos ojos verdes, esa sonrisa pícara y esa actitud tan tiernamente altiva, el aura negra de los muertos envolvía a la muchacha. Max podía verla, con claridad meridiana.

- ¿Qué cojones está haciendo ese puto chicano?. Se nos vá a hacer tarde, tío.
- Reza.
- Será gilipollas...No lo entiendo. ¿Viste lo que le hizo a ese segurata?. Joder, colega,...¿cuánto miden unos intestinos?. El pobre hijo de puta no paraba de soltar mondongo. Si ese mejicano espera que su Dios lo perdone..., lo tiene bien jodido.
- ¿Eres sacerdote?.
-...No...
- Pues cierra la puta boca. ¿Qué coño sabrás tu?. No reza por él. Reza por su hijos...para que, cuando mueran, Dios no les tenga en cuenta los actos de su padre.

Max iba de camino a la salida cuando Winter le echó la mano a Zoe. Lo pilló de espaldas, sumido en media docena de asuntos, y no pudo verlo.

Un buen acto, viejo. Un último acto bueno.

De haberlo visto, el poli guapetón habría tenido que rescatar los fondos del plan de pensiones para un carísimo implante de cara: Machete ya había elegido el camino para buscar su propia redención.

Le sonreí cuando decide quedarse, parece que no he perdido todo mi encanto, mira que dudar de él, con cierta suficiencia, ladeé ligeramente la cabeza, en un medio asentimiento. Seguí sus movimientos, las manos aferrando el vaso, dedos largos y hábiles, bonitos.

Sus verdes ojos clavados en los míos hacen que levante la mirada, pero enseguida bajó la mía a aquellos labios entreabiertos. Quizás me acostumbré a otro tipo de mujeres, o quizás las olvidé, el caso es que por una parte quería que se largara, ya tenía demasiados problemas, y por otra, sentí un apremiante deseo de besarlos, probar aquella provocadora boca, empecé a dudar si realmente se daba cuenta del efecto que causaba.

Bebí un trago con los ojos aún fijos en ella tras el cristal del vaso, a lo mejor debí echarme el hielo que quedaba en el mismo por encima, Zetatech, modelo 3006ZT, gama media respondí haciendo un notable esfuerzo, nada para ti, según me han contado apoyé también los brazos en la mesa, imitando su postura para acercarme algo más y no tener que hablar tan alto por supuesto que el equipo lo eliges tú, dudo mucho que prefieras que lo haga yo reí, colocando mi mano peligrosamente cerca de la suya.

Caí en la cuenta al alzar al desviar la mirada y toparme de bruces con una espectacular chica, pelo rubio, rasgos perfectos, y un cuerpo perfectamente moldeado, de lo que podía pasar por la mente de Zoe, pues aquella tía me miraba sin cortarse ni un pelo, consciente de lo buena que estaba, de que con sólo eso le bastaba para echar un polvo con quien le apeteciera. Me volví de nuevo hacia Zoe.

¿Sabes?, no puedo negar que me gustaría acostarme contigo, casi desde el primer momento en que te vi mi sonrisa cambió a una más abierta, más cercana y sabes que no vacilarte es algo complicado acaricié con un gesto mecánico la parte superior de mi nariz, pero como gesto de buena voluntad, me guardaré mis deseos inocente ahora en mi actitud, de momento añadi cambiando completamente la sonrisa.

Inocentes, lo que se dice inocentes no es que sean las miradas que echa, precisamente. Las sonrisas no se le quedan atrás. Ni ayudan. Que Hijo Puta.

¿Cómo se puede estar tan bueno y tenértelo tan jodidamente creído? Seguro que no tiene ni puta idea de los puntos que pierde con ese comportamiento de baboso. Esta reflexión, en realidad, no dice nada bueno de mi inteligencia, pues aquí estoy, sin conocerlo de nada y aguantando estoicamente porque sí. Por amor al arte. O porque creo ver algo detrás de la fachada, ya ves, como si nunca me hubiese estampado contra una. Que Capulla.

Céntrate, por la cuenta que te trae.

Mira tu por dónde empieza bien, que sorpresa, modo profesional, mirada medio de borrachuzo pero contestando lo que quiero saber. Asiento dando a entender que sé de qué me está hablando, pues así es, y esbozo una sonrisa divertida cuando dice que mejor no lo elija él, niego con la cabeza riéndome un poco, mejor será, que tenemos que durar.

En el careto se congela la sonrisa, que pasa a confusa y flipada de narices cuando empieza a soltar su retahíla, me froto la nariz alucinando en colores, y no por farlopa, ¿Qué coño dices? ¿De qué cipote vas?

Vacilarme, acostarse conmigo, gesto de buena voluntad…. Perfecto, ahora sí que me ha quedado claro, me he hecho un croquis perfecto del tipo y de su manera de pensar. Lo de ayer… definitivamente a la basura, lo de hoy, tengo muy claro por donde va a ir, y mañana... nada. El viernes haremos el trabajo y a tomar por culo todo. He tenido suerte, esta vez me he dado cuenta antes de cagarla. Por lo menos, dentro de la cutrez, ha sido claro.

Déjate de momentos ni de hostias, Winter.- Cara que evidencia lo cansadita que me tiene de esas tonterías y de que sea tan cansino. Debería, quizá, probar con otro idioma -De lo que has dicho a mí no me pasa ninguna de las dos cosas, así que deja de perder el tiempo pa que tampoco lo haga yo mandándote a la mierda una vez y otra y otra y luego otra, que me repatea los hígados, tío.- Suspiro mientras soplo mi flequillo, que ya me está molestando, lo miro interrogante sobre si se ha enterado de una vez, no albergo demasiadas esperanzas... sobre nada en realidad.

Un trago más largo que el último, ya no tengo putas ganas de que esta reunión se eternice. Vuelta a mirarlo, que remedio…

Del equipo me curraré una lista pa mañana, creo que Wishman no tendrá problemas en encontrar las cosas, si no, algo puedo coger prestado de mi curro.- Lo digo con tranquilidad, no sería la primera vez, eso seguro.

Junto las manos y extiendo los brazos, haciendo después un cuarto de círculo, hacia arriba, estirando los músculos cuando llegan a la vertical. Que día mas eterno coño, sensaciones para todos los gustos -En fin, me voy a pirar. Ya sé más o menos lo que quería, con esto me apaño por ahora.- Un largo bostezo acompaña a las últimas palabras mientras las manos caen sobre mi cabeza y quedan ahí.

Nos vemos.- Levanto las cejas un par de veces y me vuelvo mientras pongo los brazos en su posición normal, alejándome con pasos largos y seguros, ya sí, pa siempre. No tenía que haberme quedado, me tenía que haber ido con Keith, ahora me va a costar la broma un ojo de la cara. Que gilipollas soy… y que pedazo de novedad.

Me eché ligeramente para atrás al oír sus palabras, sin perder la sonrisa de suficiencia, un rechazo tras otro, su cara de hastío, pero mucho habla de mandar a la mierda pero luego… déjate de momentos, tal vez debería hacerle caso y dejarme de gilipolleces, que tampoco pasaría nada, o sí, o no lo sé, jodida Zoe.

Observé de nuevo sus movimientos, volviendo a ponerme alerta, su natural descaro, no hay restos de enfado en mi, debería haberlos, creo, sin embargo sigo sonriendo, asintiendo distraídamente a sus palabras, y sin moverme ni un ápice cuando decide largarse. Desviando la mirada al fondo de mi vaso, sopesando la posibilidad de tomarme otro, y luego otro más, y luego tal vez vaya a ver a Wishman, o simplemente me quede aquí esperando a que la chica rubia vuelva a mirarme.

Soy un maldito idiota, Ae fuera de su casa, Clay en aquel jodido hospital, y tú aquí haciendo el capullo, con dos cojones. Me incorporé, como impulsado por un resorte, al hacerlo, casi tropiezo, pero el corpachón de un tipo me detiene, ignorando su mirada amenazante, sigo andando en dirección a la salida, saludando con brevedad a Cachalote, y bajando por las escaleras al piso de abajo, buscándola con la mirada, y finalmente encontrándola entre la multitud.

Casi a empujones me abro paso hasta ella, sin saber bien porque la busco, hasta que la encuentro y vuelvo a agarrar su brazo, con fuerza, pero esta vez mi tacto es sudoroso, el ambiente ha cambiado bastante de un lugar a otro, y aquí está todo mucho más caldeado, y la multitud que nos rodea se mueve casi constantemente, empujándonos.

!Zoe!, espera le grito para que no se alarme y me reconozca, aunque lo mismo es casi peor y sale disparada, la miro cuando se gira, serio, escucha, es que… bueno… se te casi sin poder evitarlo se abre la sonrisa, joder, se te ha olvidado darme un besito de despedida muerdos mis labios, intentando reprimir la risa, y negando con la cabeza, que capullo. Antes de que me vuelva a mandar a la mierda la arrastro hacia un pared para que nos dejen un poco de espacio, pues estaba demasiado cerca, y no acabo de ver la conveniencia de ese hecho, y más con el calor que nos rodea. O la veo demasiado bien.

Escucha, lo siento, déjame que te lleve a casa digo algo más templado, no quiero que mi experta tenga algún percance inesperado, intento sonreír, no me perdonaría que le pasara nada por comportarme así, te prometo que mantendré la boca cerrada paso la yema de mi dedo por mis labios, simulando el manido gesto de cerrarlos como si de una cremallera se tratara, mientras el azul se afila sobre aquellos ojos, preguntándome cómo es posible que sea capaz de lograr tanta desconfianza entre aquella franqueza.

Suspiro cuando me voy abriendo del garito, vaya subnormal, será más viejo que yo, pero cero maduro, es un niñato de la hostia: To el día hablando de follar, de ser guapísimo, un creído, de tal y de cual, debería plantearme acostarme con él, parece que es la única forma de que me deje en paz de una vez… y no tiene pinta de que fuese a ser un suplicio, en eso debo serme sincera. Sonrío sin muchas ganas, que poca gracia tengo algunas veces.

Sumida en mis absurdos pensamientos y recordando momentos que ahora sé seguro no tienen ninguna importancia la cara torna a pánico, justo al sentir que me sujetan, ya en la planta baja, a apenas dos metros de la salida, el agarrón no debería ser un problema si no fuera porque ha sido justo en la zona del brazo donde está la cremallera por la que saco el arma, me giro espantada mientras lucho zarandeándome para liberarme, plan B cobrando fuerza: rodillazo con toas mis ganas en la entrepierna de quién coño sea, casi igual de efectivo y de doloroso, deberá valerme. Sola, subnormala, completamente sola.

¡SUELTA!- Miro enfadada al que me agarra, reconociendo entonces esos condenados ojos, los peligros y atrayentes rasgos, la expresión divertida que tanto coraje me dá, me muerdo la boca, logrando, con mucho esfuerzo, ordenar a mi pierna que no le dé al colega un rodillazo. Espera, nena… todavía no.

Vale ya sí. Dice lo del besito y no sé que gilipollez y la pierna cobra vida propia y se decide, parándola, con más esfuerzo todavía, justo a mitad de camino. En mi cara y labios fuertemente mordidos es evidente que me tiene ya hasta los cojones. A la próxima te arreo, no me sale del coño seguir entrenando paciencia con este desequilibrado. No tengo por qué hacerlo.

Se permite el lujo de menearme otro poco, pesadito es el idiota. Aprieto los puños, vas a cobrar, te voy a dejar la cara bonita algo más feita mientras te digo cuatro cosas, que te lo llevas buscando desde hace… demasiado. Pero el mamón tiene suerte, la cantidad de gente, el meollo de cuerpos, hace que mi concentración siga alerta de lo que hay alrededor, que parece un peligro hasta mayor que el tipo que me agarra. Si es que es eso posible. Con dificultad, pues el concierto está haciendo estragos y a la peña parece que le va a dar algo, acabo escuchándolo. Si es que no hay un único imbécil en esta reunión. Otra vez él, su maldito careto pareciendo sincero en lo que dice, la broma y la cercanía de los huevos… Pero me pillas mosqui, amiguete.

Estás como una puta cabra, tú lo sabes ¿verdad? - Lo miro con dudas en mis ojos, parpadeando sin dar crédito mientras le niego con la cabeza, pa mear y no echar gota: policía capullo, tómate la medicación -Mira que he conocío zumbaos, pues macho, les ganas a todos.- Levanto el brazo bruscamente hacia atrás, ahora sí, para que me suelte, pasando ambas manos por la cara para apartar el pelo, el cual se queda medio pegado atrás. Que puñetero calor, y para arreglarlo falta el aire de alrededor.

Correría peligro si me fuese contigo, visto el colocón que te has pillado, colega.- Ninguna otra opción tiene sentido, asi que extiendo la mano entre ambos caretos, abriendo los dedos y sin dejar de mirarlo a los ojos, apretando los labios en un intento de disimular la sonrisa que me viene, ahora soy yo la que voy a putear un poquito a éste, a ver si deja de … ¿Qué palabra dijo?... infravalorarme.

Dame las llaves, que así me aseguro de llegar a la casa. ¿A que vas a ser un copiloto cojonudo?- Lo miro fijamente, a las claras y elevando las cejas con expresión sonriente, pese a que se lee en mis ojos que estoy completamente en serio, chulita, que yo también me lo curro de vez en cuando -No voy a negociar, o lo tomas o lo dejas.- Con la otra mano cojo la parte inferior del chaleco y procedo a moverlo, en un intento de abanicar la zona, que transpire y se renueve con aire, a poder ser más fresquito.