Partida Rol por web

Tyr se acerca a la escotilla y con bastante cuidado empieza a girar el volante de la misma, agradeciendo silenciosamente la ayuda de la hermana de la batalla. Sus ojos nunca se apartan del corredor que está directamente frente a él, al menos no mientras la escotilla permanece cerrada.

Al otro lado de la compuerta veis una sala de gran tamaño con paredes, suelo y techo de rocormigón.
Hay una mesa volcada en el centro de la habitación y restos de muebles rotos desperdigados por toda la sala. Veis armarios y vitrinas en las paredes, pero todos tienen las puertas abiertas o arrancadas, revelando las telarañas y el polvo de sus estanterías.

Nada mas asomaros escuchais un jadeo provocado por respiraciones rapidas que cesan cuando se termina de abrir la compuerta y escuchais un lloriqueo humano.

Sale de detras de la mesa un hombrecillo vestido con un sucio mono de trabajo marron que evidencia que se trata de un minero. Os ve armados y fieros y se echa al suelo a llorar:

Yo no hago nada. ¡No daño, por favor!  ¡Yo buen hombre, yo leal, minero! ¡Yo llama Rata! ¡Yo pierdo y acabo aquí! ¡Huyo de disparos! Esto es Escombrera. Yo no quería lejos, pero tenía que esconder. Ahí fuera cosas horribles. No salgo. ¡Que me comen!

Kael mira al pobre Rata con la mirada reblandecida. Se relaja un poco, aunque sin perder su posición y dice

- Chicos, creo que ya tenemos nuestro guía.

¡¿Que es todo ese griterío?! - Susurró el Arbitrador mientras mantenía su mirada y el arma apuntadas hacia la caverna que se abría hacia la derecha. - ¡Terminen con eso, van a hacer que nos maten a todos?! - Pego su espalda contra la pared y dio un golpe de vista a sus compañeros para intentar averiguar lo que sucedía.

Al ver que en la habitación no había nada peligroso a simple vista, la hermana de batalla se puso a cubrir uno de los pasillos con la pistola laser. Hacer que se calle o matarlo, es un minero y es un traidor. Contesto de forma seca, su fuerte no era tratar con la gente y meno aun con gente que había traicionado al Emperador. Puede que fuera útil, pero ese pensamiento no cabía en la fanática concepción del mundo que tenía Ekaterina. 

Kael le dice a Ekaterina

- No te apresures a emitir juicios; aquí abajo hay miles de pobladores que quedaron atrapados en el fuego cruzado -mira a Rata-. Señor, haga silencio y escóndase ahí de nuevo. Cuando volvamos de completar nuestra misión, podrá salir con nosotros -luego pasa a mirar a sus amigos-. Cierren de nuevo esa escotilla y movámonos; entre más rápido entremos más rápido saldremos.

Observo la situación sin apenas alterarme, si era un alma leal al emperador saldría con nosotros, si estaba corrupto debía morir, pero por ahora mis habilidades perceptivas no marcaban mancha en ese hombre, con lo cual una vez Kael dijo de dejarlo de nuevo no me esforcé mucho más.

Ya que lo vamos a dejar vivo, al menos nos podría ser de ayuda. Ekateriana estaba empezándose a impacientar, llevaban mucho tiempo perdido con ese despojo humano. Sin apartar la vista del pasillo que estaba vigilando pregunto por encima del hombro. ¿Qué es lo que ha pasado aquí escoria inmunda? Y no me vale un “no lo sé” por respuesta. 

Ya decir... yo ... yo ya decir ... yo asustado... yo correr... yo entrar en Escombrera... aqui solo basura... ¿aqui a salvo? No... aqui mas hombres malos... mas ... mas... dice mientras se desmaya.

¡Rata miedosa! Comenta con desagrado. Ekaterina solo contemplaba el miedo como un acto de cobardía, y que el minero se desmayara solo acentuaba su repulsión. ¿Alguien puede registrar la habitación y el cuerpo de ese desgraciado? Si nadie se presentaba voluntario, seria ella misma quien se encargara del registro. Puede que entre las ropas del minero o en la habitación encontraran algo interesante que les ayudara en su misión. Creo que también habría que atarlo.

Octus, tus eres el que sabes de disformidad ¿Qué pasillo crees que es mejor? ¿Derecha o izquierda?

No encuentras mas que un monton de piezas rotas y baterias vacias... basura todo.

Kael'thos no abandona su posición, pero hace un facepalm al ver desmayarse al tonto ese.

- Me están saliendo raíces. Vámonos por favor.