Partida Rol por web

Ad intra mare (Mar adentro)

Parte VIII. El mal delante de los ojos

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14/03/2021, 22:49
Director

Aquella noche lo mejor no hubiera sido quedarse en Puiggraciós después de los acontecimientos vividos, ni alrededor de los vecinos que aún aguardaban en sus casas. Por eso, que preferísteis viajar de noche y avanzar lento que esperar a la mañana, por pura precaución (pese a que pareciera todo lo contrario).

Tras una hora de viaje encontrásteis una pequeña cabaña de pastores en el valle de Arió, no muy lejos del destino que acabábais de abandonar. Era una hondonada cuyas montañas solemnes y testigos de vuestro viaje no se veían por la oscuridad de la noche. La nieve no caía, pero sentíais el frío de las inminentes nubes que vendrían la maña siguiente. Lo bueno es que por unas horas pudísteis refugiaros en aquella cabaña, apretujados con las monturas, con las cuáles pudísteis dar calor (pese a no poder pegar ojo).

* * *

A la mañana siguiente el frío se colaba por las rendijas de la desvencijada cabaña. La luz gris entraba por la rendija de la puerta y el amanecer fue el momento clave para continuar vuestro viaje. Todo seguía nevado, era frío y pintaba igual que hasta ahora, pero a medida que íbais avanzando pronto dejásteis de ver a la gente por el camino. Muy pocas personas parecían cruzar estas tierras, y sólamente pastores y su ganado, bandidos o fugitivos debían hacerlo, porque parecía un camino muy secundario.

Pasaron las horas en la mañana, y la monotonía empezaba a ser la única compañía que tendríais durante la ruta. Tal vez una semana durara vuestro regreso, pues andábais aún lejos de Burriac y las nieves no tenían pinta de dejar de aparecer y retrasaros con sus precipitaciones en forma nevada. Las noches seguían al día, sin que nada interrumpiera el eterno aburrimiento. Y ni un sólo mensaje de Camila en su preciosa ave rapaz, o tan siquiera ningún viajero por el camino. Nada.

Tras cinco días de marcha, donde el tiempo se había portado más o menos bien hasta el momento, recorríais a media tarde un paraje abierto, con enebros y algunas hayas aquí y allá. Entonces unas nubes se arremolinaron encima de vuestras cabezas, y pronto comenzó a despotricar una gran tormenta de ellas. Los rayos precedían a los truenos, y el sonido de ésta alcanzaba niveles casi ensordecedores. Algunos rayos retorcidos surcaban el cielo cayendo sobre las montañas de alrededor. Seguíais sin ver gente en el camino, lo cual era harto extraño.

Entonces, en tal paraje, el suelo comenzó... ¡a temblar! No todos habíais sentido el temblor de la tierra en vuestra vida, y a buen seguro que Damiá no podía equiparar el vaivén de las olas con lo que estaba viviendo... Las bestias lo tonaron, y enseguida comenzaron a encabritarse... El temblor terrestre era cada vez más fuerte, y llegó un momento que aquello parecía una gran sacudida, como cuando un palo sacude una alfombra.

Del suelo, entonces, comenzaron a salir puntiagudas rocas afiladas, elevándose como conos salidos de la tierra a raíz de los temblores. Aquella visión era realmente extraordinaria y al mismo tiempo... inexplicable. Los caballos relinchaban, y se movían sobre sí, bajo vosotros, haciéndo cada vez más difícil su control...

El suelo, finalmente, comenzó a agrietarse más y más, y ahora, en vez de emerger rocas con forma de punta de puñal, las grietas dejaban expulsar al exterior horribles llamaradas, tanto o más terribles que las vividas en Puiggraciós (sólo que en esta ocasión era rojizas y "normales", si es que pudiera decirse esa palabra en toda vuestra aventura y viaje...).

Notas de juego

Haced tiradas de Cabalgar o AGI para evitar que los caballos traten de sacaros de sobre sus cuartos y salgan despavoridos.

Haced, además, una tirada de 1d4. Será lo que ganéis en IRR y perdáis en RAC (Eguzki, tú no la hagas). 

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14/03/2021, 22:58
Eguzki el Calvo

   En esos días, pues Eguzki examinó los libros encontrados en casa de la chica y los papeles escondidos en el sotano. Con algo de disimulo, que viajando con gente religiosa, ya se sabe... si no viera nada de particular, seguiría estudiando el libro de hierbas y conocimientos vegetales que hallara en la cueva del gnomo al principio de su aventura.

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14/03/2021, 23:06
Director

Notas de juego

Haz una tirada del Enseñar de 35%. Si la superas, haz una tirada de IRR. (No puedes usar Suerte).

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14/03/2021, 23:11
Eguzki el Calvo
- Tiradas (1)

Notas de juego

Pues sin usar suerte, no se supera.

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15/03/2021, 22:42
Sebastián de la Torre Quebrada

El viaje de vuelta parecía tranquilo, demasiado tranquilo quizás pues el aburrimiento tampoco era buen compañero de viaje. Por suerte para Sebastián, caballero con una gran disciplina y no demasiado dado a la fiesta, aquello no eran de tan mal llevar. A veces incluso podía agradecerse el silencio y la soledad, pero tantos días así podían llegar a hacer mella en el humor o a relajar al aventurero avezado. 

El frío no le hacía demasiada gracia, no había olvidado que ya le había entrado en los huesos y los pulmones suponiendo un gran retraso para todos, ahora se arrebujaba y hay que reconocer también que el ir sobre una montura ayudaba a combatirlo, pues el calor del animal subía y ofrecía cierta calidez al jinete, los pies sin embargo eran otro cantar.

Entonces un día, de pronto, una tormenta repentina y muy violenta se formó sobre ellos, el suelo tembló, se abrió, rocas se alzaban y después llamas. Tormenta corcoveaba y relinchaba de puro terror y Sebastián estuvo seguro de que lo que se abría ante ellos era el mismísimo infierno. El diablo estaba a punto de alzarse ante ellos y no tenía ni idea de cómo podrían combatirlo.

-¡Preparémonos, el maligno y sus huestes salen para detenernos en nuestro empeño! ¡Pues estamos cerca de lograr desbaratar sus planes!- Les gritó mientras sujetaba las riendas de su yegua y la cuerda del pollino que chillaba y lanzaba coces.

Quería ser valiente y, por alguna extraña razón, creía que si avisaba de lo que estaba por llegar a sus compañeros ellos estarían más preparados. Claro que tal vez se equivocase y mucho, pero tras todo lo vivido casi lo veía hasta lógico.

- Tiradas (2)
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15/03/2021, 22:52
Sebastián de la Torre Quebrada
Sólo para el director

Sebastián, en cuanto tenga un momento, observará el anillo y el bastón ya puestos, que lleba bien sujeto a su silla de montar.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Te tiro teología porque ahora se me ocurre que igual no debía interpretar lo que he roleado sin lanzar, aunque no se si es eso lo que ocurre en realidad xD

Yo te tiro teología y editas si lo crees necesario. Con total libertad.

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15/03/2021, 23:02
Eguzki el Calvo

.

   Ahí me levante e intenté que el pollino mantuviera el control. Vive dios que a puntito, a puntito, estuve de mantenerlo en calma, pero los cabestros de cuatro patas no son lo mío y acabé con mis reales posaderas en el suelo, mientras el asno, con mejor juicio que nosotros, ponía cascos en polvorosa.

   Mascullando quejas, que no era momento de ponerse a maldecir con el maligno de seguro tan a la vera, trato de levantarme y meto mano a mi bracamante, que pintan bastos.

.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Uy... casi XDDDD.

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16/03/2021, 16:57
Dalmau Font de Tossa

El infierno se había aparecido en la Tierra. Mi caballo, aquel  que habíamos comprado en el campamento de los infieles, pateó el suelo y se encabrito. ¿Quién podría reprochárselo a la pobre bestia?

Intenté controlarlo, pero mi montura era brava por naturaleza, y no estaba equipada con una silla preparada a mi armadura, que se había perdido días antes. Aguanté unos segundos sobre ella, pero si seguía así pronto daría con mis huesos en el frío suelo.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Se me ha olvidado porner la dificultad. En cabalgar tengo 69, pero con la armadura puesta y sin una silla adecuada adecuada a la armadura,entiendo que se debería aplicar el -50 a Agilidad, pero como no lo tengo claro del todo no he escrito si me tira o no.

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16/03/2021, 23:03
Director

Notas de juego

En cuanto interventa Damiá os narro lo que ocurre, Dalmau. Efectivamente, tendrías en -50 en AGI, y Sebastián tendría que restarle -25 por su armadura, aunque la pasa justo, ¡¡en el límite!!

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17/03/2021, 00:21
Sebastián de la Torre Quebrada

Notas de juego

Pues suerte, porque no sabía lo de la armadura. 

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17/03/2021, 12:35
Damiá, el Gavinet

El pirata, más acostumbrado a cabalgar las olas que un pollino de cuatro patas, salió despedido de la silla y cayo al suelo. ¿Qué demonios pasa? y ciertamente, parecía que el demonio estaba detrás de todo aquello. Miro a un lado y a otro comprobando que sus amigos de desventuras estaban bien. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

escribiendo el post

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18/03/2021, 11:28
Director

Notas de juego

De momento no logras aprendro mucho más de él, Eguzki. Seguramente tengas más tiempo de hacerlo ;)

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18/03/2021, 11:28
Director

Aquel anillo tuyo ahora no brillaba, sino más bien estaba tranquilo. Tal vez aquellos temblores y corrimientos de tierra con grietas y la emanación de esas rocas afiladas no tuviera, esta vez, nada que ver con él.

Notas de juego

No he entendido tu intención con la Tirada de Teología. No obstante, tu anillo está calmado.

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18/03/2021, 11:29
Director

El caballo del caballero Dalmau se encabritó de repente (y no era para menos), y éste cayó al suelo con toda su armadura puesta, mientras que el animal aprovechó para salir trotando de allí... Sin embargo, pobre de él, que ante los fuegos desatados y las rocas afiladas salidas de las grietas, el animal cayó por una de éstas, y desapareció al instante tragado por el suelo... Por su parte los animales de Eguzki y Damiá hicieron lo mismo. El curandero y el pirata cayeron casi de bruces al suelo nevado, y sus monturas echaron a trotar de igual manera, ésta vez quiso la mala suerte que una cortina de fuego envolviera al pollino de Eguzki en fuego, haciendo caer a los pocos segundos al animal y quemándole al instante; y en cuanto a la montura de Damiá ésta, estando en plena carrera, fue atravesado por otro cono de piedra salido de otra grieta, en un ejercicio de casualidad y sangre realmente aterrador, pues la montura quedó como empalada en roca...

Tan sólo el caballero Sebastián logró sujetar a tu particular "Tormenta", y a punto estuvo de írsele el control de entre sus manos.

Entonces, mientras el suelo seguía temblando, y salían más protuberancias rocosas y altas llamaradas de las nuevas grietas que se dibujaban en el terreno vísteis cómo un portón de metal oxidado, con su dintel arqueado en macizos sillares aparecía delante de vosotros. Se elevó del suelo tal portón de dos puertas férreas de la nada, y alrededor de ella no había nada. En vuestras entrañas sentísteis un desasosiego fruto del miedo y escuchásteis ahora un sonido bajo grave y gutural. Poco a poco, la puerta oxidada comenzó a tomar un color rojizo, como si el de un metal candente en una fragua; y tal que era así, dado que llegó un momento que el óxido no se veía, sino ahora una puerta anaranjada, casi amarilla, y sentíais el calor que desprendía delante de vosotros. El suelo seguía temblando.

Acto seguido, las pesadas bisagras de la puerta rechinaron, y ambas mitades candentes comenzaron a abrirse hacia afuera, hacia vosotros. Entonces se formó una pequeña descompresión, como si el aire y todo lo que hubiera en el espacio que pisábais fuera tragado por la puerta, succionado, absorbido. Lentamente seguía abriéndose y el oxígeno que respirábais, la brisa de la tormenta y hasta algunas gotas de lluvia que caían eran absorbidas por la entrada de la puerta (aunque no era lo suficientemente potente tal succión como para arrastraros a vosotros). Eguzki y Damiá se levantaron y ayudaron también a levantar a Dalmau ya que éste portaba su pesado arnés.

Tras unos instantes de incerteza, las dos puertas candentes se abrieron, y parecieron enfriarse (pues su color rojizo-amarillento propios del trabajo de una fragua habían desaparecido), y en el interio de la puerta sólo había negrura (algo totalmente ilógico desde una perspectiva real). En tal hueco negro, ese acceso oscuro, no había ningún tipo de luz, aunque sentíais un calor desprendido de su interior.

Lo que sí vísteis fue que en la base del hueco, nada más acercarse un poco a él, unas escaleras como excavadas en roca descendían por tal hendidura mágica e imposible, y comenzaba a hacerlo en espiral, perdiéndose en una profundidad inverosímil.

Notas de juego

Dalmau, Damiá y Eguzki pierden sus caballos.

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18/03/2021, 20:30
Sebastián de la Torre Quebrada

Una parte de Sebastián creía que aquellas rocas y aquellos fuegos que habían terminado con los animales lo habían hecho a sabiendas, alguien manejaba todo aquello y estaba claro que la huida no era una opción.

Descabalgó el caballero de la Torre Quebrada, pues su espada se movía mejor de pie a tierra, pero no quería que muriesen sus monturas, por lo que buscó dónde amarrarlas. Tampoco deseaba perder sus cosas, así que se hizo con sus escasas pertenencias, sobre todo con aquel bastón, que de un modo instintivo mantuvo en sus mano izquierda mientras dedicaba una mirada a su anillo en la diestra, la cual se haría prontamente con al empuñadura de la espada. 

No podía creer lo que veían sus ojos. Aquellas puertas abisales se encendían como si la forja de un herrero las calentase, y después, recobrando su color inicial se abrían y les dejaban a la vista unas negras escaleras que descendían como si fuesen a parar al mismísimo centro de la tierra. Había esperado el de Santiago que tras las puertas apareciese un enorme demonio, el mismo que vieron en casa del señor de Burriac, el cual les había paralizado con su sola presencia. Tal vez le resultaría tan sencillo ahora también, o tal vez no. Era imposible saberlo con certeza. Sin embargo no había nadie, tan solo esa escalera de caracol descendiente ¿acaso les estaban invitando a entrar? 

-Ni por casualidad descenderemos por ahí. Estoy seguro de que lleva al mismísimo infierno et no permitiremos que ese sea el campo de batalla.- Era lógico pensar que los demonios serían más fuertes en su propia casa. Y quien sabía, quizás en el mundo de los mortales no tuviesen todo su poder o incluso algunos no pudiesen salir. Desde luego era mejor terreno conocido, aunque no podía decir que reconociese mucho de lo que les rodeaba ahora mismo.

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19/03/2021, 16:53
Damiá, el Gavinet

El pirata se levanto con cuidado y miro con disgusto a su montura muerta. No le había llegado a coger gran cariño, de hecho, no le había llegado a poner nombre. Pero le estaba empezando a gustar ir a caballo, a parte del dinero que había costado el animal.

El pirata solo pudo asentir a la palabras de Sebastián. Ni por todo el oro del mundo entro yo ahí. Esto es cosa del dimonio. 

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22/03/2021, 19:22
Dalmau Font de Tossa

Con ayuda de mis compañeros pude levanté del suelo.  Ante nuestros ojos había aparecídose una puerta metálica que se abrió por arte de magia, más al igual que mis compañeros no era un paso que deseara cruzar bajo ningún concepto, pues ningún bien había en aquella hechicería.

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22/03/2021, 20:15
Eguzki el Calvo

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   -Ay, ama... que la luz del Gauargi nos ampare y protega del Gaueko, - murmuro para mi temoroso. Dicho y hecho, enciendo el farol que llevo y teniéndolo encendido me echo la manta por la cabeza tapando en parte la luz* (pero sin taparme la vista).

   - Mi señores, tengan cuidado, esto me da mala espina. - exclamo mientras sujeto el talisman de la Cruz de Caravaca que llevo bajo las ropas (mano en el pecho, como si me agarrara el corazón) y en la otra llevo el farolito.

.

Notas de juego

Ama= Madre.
Gauargi= genio, en la acepción semideidad o deidad, benéfico nocturno vasco, en contrapartida de Gaueko del que brinda protección.
Gaueko= La deidad de la noche, dejaría como inocentes niños buenos malcriados a algunos demonios.

*La Luz del Gaurargi, una luz encendida que ilumina estando tapado por algo, que protege del mal y en especial, del Gaueko.

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22/03/2021, 22:12
Director

Ni por todo el oro del mundo.
Ni cien millares de monedas de un maravedí.
Ni por un convoy lleno de marinos a los que comandar.

Estaba claro que aquellas puertas eran maléficas, pues maléficas había sido la forma de su aparición, y destino impropio de vuestras monturas. Las llamaradas salidas de las grietas, los pináculos rocososo y puntiagudos paridos de la tierra y aquella absorción de aire hacia dentro no era, ni de lejos, digno de recapacitar como algo bueno. Entonces, para mas inri, hubístesi de daros la vuelta para salir de allí (Eguzki estaba cubierto bajo una pequeña manta, habiendo encendido a plena luz del día un candil, mientras sujetaba con fuerza la cruz que llevaba siempre consigo...). Pero lo cierto es que al giraros... volvísteis a ver lo mismo: la puerta metálica abierta frente a vosotros, en mitad del claro, rodeado de pináculos de piedra y mientras la tierra temblaba un poco. Aquello era extraño... pues, además, a medida que os alejábais, parecíais acercaros más... mucho más, a la puerta. Era como si algo os empujara a ir hacia ella. No os obligaba, notábais, pero sí que os cerraban las alternativas reduciéndolas sola aun camino: cruzar la puerta...

Si tan sólo esa criatura mencionada por Eguzki (el Gaueko) fuera el mayor de vuestros problemas, hubiérais deseador tenerlo y enfrentado con él con los ojos cerrados y las manos atadas. Esto era algo de mayor calado... ¿el mal en estado puro... por segunda o tercera vez?

Notas de juego

Pues eso, al giraros veis también la puerta; y al alejaros vais hacia la puerta, como si las leyes de la física que conocemos hoy en día se rompieran o cambiaran... en favor de esa puerta. Es como si la única elección fuera ir hacia ésta... En realidad parece la única.

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23/03/2021, 16:40
Damiá, el Gavinet

El pirata se llevo las manos a la cabeza y cayo de rodillas. ¡¿Dios mío qué he hecho para merecer esto?! Seguramente alguien pesaría que Damiá era una persona culta que estaba recitando un pasaje de la biblia, pero no era así, Damiá estaba gritando lo primero que le había venido a la cabeza. 

Miro con temor la puerta, no tenía intención de pasar por ella, ya había dicho que ni por todo el oro del mundo. Creo que es el único camino, eso, o morir de hambre esperando.