Partida Rol por web

El Hereje explota, partido al medio por la munición de Bolter que se aloja en su pecho y lo reviente, llevando la Furia del Emperador a su Alma. La sangre y las víceras cubren a los Exploradores y al sobreviviente; el rifle laser sale despedido un par de metros y explota en un vistoso juego de luces.

El otro hombre, quitándose un pedazo de intestino del cuello con manos temblorosas, arroja el rifle lejos de sí y lloriquea, de rodillas, frente a Graven.

Temán se acercó al hombre no había necesidad de dispararle aún.

En nombre del Dios-Emperador, que ocurre aquí?-su voz resuena atronadora y amenazante.

Litilus se acerca al hombre y poniendo la espada en el pecho del hombre le dice:

- Si quieres vivir, habla, cuenta todo lo que sabes sobre lo que esta pasando, de donde venis, que haceis y que transportais y cual son vuestras intenciones y espero que me satisfagan, pq sino te destripare como a un cerdo.

Observando como el resto de Hermanos se acercan a este pobre infeliz y los exhortan a que confiesen todo lo que sabe sobre el sonido y quien lo produce, un leve sonido de disgusto escapa de mi garganta.

Siendo innecesario que tome alguna medida para alentar la cooperación del centinela capturado, el tiempo que este desgraciado tarda en soltar la lengua lo empleo en intentar hallar cualquien indicio que nos sirva entre aquellas cosas que tenían los centinelas en su lugar de guardia (sitio donde jugaban a las cartas) y alrededores.

No veo nada raro, y el tio no dice nada asi que digo a mis compañeros: -este tio no suelta prenda, quizas no sepa nada y debamos eliminarlo para su purificacion.

Cuando Litilus gira su cabeza para hablar a los hermanos, el hombre salta con un grito escalofriante, su cara una máscara de furia, un cuchillo en la mano dispuesto a rebanar el cuello del explorador como si de un cerdo se tratara.

Por suerte Temán, a su lado, observa el movimiento y llega a tiempo de levantar su arma cuando el Hereje ejecuta su salto...

Temán estaba atento a todo lo que sucedía a su alrededor y así, cuando el hombre sacó su cuchillo para atacar a uno de sus hermanos, el aprendizaje inculcado durante largas sesiones se apodero de él y en un fluido movimiento disparó...

El impacto alcanza de lleno al hombre en el medio del salto, justo en la parte baja del torso.

Las vísceras bañan la escena, quedando la cabeza y una mano del hombre sobre el hombro de Litilus, deslizándose lentamente por el explorador hacia el suelo.

Se miran unos a otros, casi con una sonrisa: más que Dientes de Sable parecen Ángeles Sangrientos.

La gracia termina cuando, desde los ecos del pasillo de hormigón frente a ustedes, escuchan voces que se acercan. No se ve nada, probablemente están detras del recodo...

Aconsejo que nos despleguemos y asi les podamos pillar en una area de devastacion de fuego como nos enseño el sargento Iah. -dice Temán mientras empieza a situarse a la izquierda de la entrada y un poco atras para no ser alcanzado por las balas de sus hermanos ni visto por la gente que amenza con salir- o ¿teneis granadas?

Estando a la izquierda del portón metálico, oigo con creciente agrado la idea de Téman. Cuando este se situa y pregunta por los explosivos, poso la palma sobre el hombro derecho de Téman, asientiendo mientras apenas murmuro en tono grave Yo me aprovisioné con varias, Hermano, en previsión de una situación como ésta.

La proximidad de los que, presumiblemente, fuese compañeros de los herejes caídos, hace que los movimientos sean rápidos, más de lo común.

- Yo también llevo. Toda precaución es poca y ahora está justificada. - Dijo antes de ponerse el casco de nuevo. - Si son muchos atentos a mi señal para que apartéis la mirada y me excluyáis de vuestro campo visual. El Emperador protege y que mi voluntad no flaquee... - Murmura la frase final para sí mismo mientras toma una posición cercana a la puerta.

- Yo tambien tengo granadas, pero es hora de actuar, vamos, Graven lanza una granada al interior mientras se van acercando, heriremos a algunos y mataremos a otros, y separemonos un poco en un radio de 160º para que ninguno de nosotros pueda herir a un compañero a 40º unos de otros y como centro de la semicircunferencia la entrada de la edificacion.

dicho esto me coloco a un lado de la entrada con la pistola y la espada preparadas y protegido de la posible explosion, esperando que los demas me sigan.

Litilus y Graven se colocan a los lados de la puerta, con Temán y Czorf ligeramente a los lados para cubrir de plomo y fuego la entrada.

Al cabo de unos instantes, oyen pesadas botas que surgen del pasillo, resonando en las paredes de concreto. Litilus observa desde el borde, cuando ve por fin una sombra en el recodo allí abajo, el brillo de un fusil que se asoma.

Da la orden con un rápido gesto de manos, aprendido en la instrucción. Tanto él como Graven dejan rodar camino abajo, por la pendiente, un par de granadas de fragmentación.

Oyen el tik, tik, metálico de las granadas bajando, rebotando... un grito agudo, inarticulado, y la explosión que sacude los tímpanos. Por la entrada, como si del barril de un arma se tratara, salen despedidas gotas de sangre, trozos de ropa y carne.

Una explosión aún más fuerte se oye desde el interior, desde las profundidades del bunker. Un aullido que habla en idiomas horrendos asalta sus oidos, obligándolos a caer de rodillas.