Partida Rol por web

-Descuidad buen Arturo. Mi nombre es Amelia.- Se presentó con una sonrisa-. Me disculpo si os sentisteis impelido a marcharos por mis palabras, intuí en un principio aviesas intenciones en vuesa merced et no quería daros cabida a malentendido alguno.

Ambas monturas cabalgaban por las calles del pequeño pueblo.

-Os indicaría dónde es buen lugar para pacer más hace más de diez y seis estaciones que no vengo por aquí. –Entonces advirtió una calle que le trajo recuerdos en su memoria, la señaló y añadió-. Sin embargo estoy segura de que en la plaza de la villa siendo lugar de mercado como es, habrá muchas fondas y posadas.

¡Amelia! Lindo nombre sin duda. ¿Aviesas int...?¿yo? Exageré el gesto con un airre cómico. Pues mis intenciones aunque non eran malas non eran otras que las de cabalgar a su lado, de momento, et con tiempo quien sabe que más. Que como ya dije siempre me han perdido las mujeres de bello rostro et linda figura et vive Dios que aquesta lo era. Pero también es cierto que jamás mujer alguna fué forzada a fazer nada que non quisiera por mi....otra cosa es que se arrepintiesen, como cierta viuda que me guarda rencor eterno. O que sus maridos non viesen con buenos ojos lo que fazia con las suyas mujeres o hijas. -Siendo día de mercado temo esten todas llenas, pero cabalguemos et dejemos que la dama fortuna nos guie. Et sin non es mucha osadía por mi parte,¿ qué asuntos os traen de vuelta a aquesta villa? Preguntaba por hablar, et por oirla, pues su voz era como el trinar de los pájaros silvestres et teníame hipnotizado.

-Me sobrestimáis, asuntos tan mudanos et sin interés me traen como es ver a padre y madre que mucho ha desde que les vi por última vez. –Respondió como quitándole importancia al asunto. –Me pregunto si me reconocerán… -Su mirada se perdió mirando algún lugar en el vacío, como si estuviese escrutando sus propios pensamientos en la lejanía. Sus ojos parecieron tornarse vítreos por un efímero instante.

-Et vos, juglar, ¿que se os ha perdido por Ucero? ¿Alguna dama a la que ferir su corazón?- Su sonrisa volvió a su rostro como si nunca se hubiera esfumado.

Buen motivo es-digo intentando averiguar lo que no dice. Pues si bien es cierto que es de buenos hijos volver a ver a los padres, extraño es que lo hagan sin el esposo siendo mujer, mas tampoco quería yo saber ni me importaba si estaba casada o non.

O ser ferido, pues que más puede uno ansiar que ser tocado por las flechas de cupido. Et después de eso gozar de la felicidad de amar et ser amado. Digo correspondiendo la sonrisa et disfrutando cada momento. Mas non tengo un motivo claro mas que es do me ha llevado el viento.Los hados, tal vez cupido.... o las malas críticas decidirán do acabe después. La miré fijamente a los ojos sin dejar de sonreir. Después me apresuré a tocar una alegre melodía. Nada complicado, algo que alegrase los nuestros corazones por el camino.

En cuanto avistó la imponente construcción que llevaba un rato buscando entre aquel laberinto de callejuelas se detuvo: -Ruego que me disculpéis, pues debo dejaros aquí. Aquí cerca está el albergue del monasterio de la catedral de aquesta villa et allí me gustaría pedir asilo por esta noche. No quiero que erróneamente me tengan por libertina por haber compartido brevemente vuesos pasos. –Entonces animó a su jumento a que se pusiese en marcha.

-Gracias por vuesa compañía et por el regalo. –Se despidió en cuanto se puso en marcha. 

Y de repente, la llama de la antorcha empieza a oscilar, entre el ruido de ramas y matorrales. Las sombras agitan la escena, hasta que un viento gélido y fuerte extingue el fuego de la antorcha, para calmarse inmediatamente...

Estáis a oscuras. 

Zacarias nos advirtio de los lobos y tenía razon, era de noche y sólo llevabamos una misera antorcha encendida. De pronto estabamos rodeados de lobos, pero su comportamiento era extraño, nos rodeaban silenciosos, no con el comportamiento normal de un lobo.

Mire a los salutadores, sobre todo a Godosteo, al fin y al cabo los habían contratado para expulsar a los lobos. También busque a mi alrededor a ver si en la carreta había otra antorcha o algo que pudiese encender, a lo mejor con más luz y fuego conseguíamos que se alejaran.

De pronto la llama de la antorcha se apago y estabamos a oscuras. Tantee en mi morral a ver si encontraba el yesquero y mi cuchillo, aunque no creo que me fuese de mucha ayuda contra los lobos.

Me apena perdervos, dulce Amelia. Marchemos pues, que vuestro camino sea verde y dorado. Et seguí alegremente mi camino tocando el mio laud. Agora me centré en encontrar un lugar do descansar et yantar....que hasta agora non lo había buscado pues iba pendiente de Amelia. Et poco mas, así iba pasando las calles....

Lobos! Nos rodean! Pero porque? Como es posible que se acerquen tanto hacia nosotros tan cerca como estamos de Ucero? Digo en la oscuridad dejada por la ausencia de la antorche en la noche. De un respingo me bajo del carruaje esperando lo peor

Tras bajar de la carreta me dirijo directamente hacia los lobos mientras voy recitando las letanías que mi madre me enseñó para hablar con mis hermanos. Debo saber el por qué de su comportamiento, el por qué del abandono de la zona en la que habian vivido mis hermanos. Sabran estos lobos el paradero de aquellos con lo que compartí mi vida?

Ejecuto mi hechizo y noto con puedo escuchar sus voces, como puedo hablar con ellos

Acercandome hacia ellos lo máximo posible les digo Hermanos, que hacéis aquí? Por que atacáis a los humanos? Son peligrosos, os harán daño 

Atas las riendas de tu caballo en los andamios que cubren la catedral, en construcción. Cosa extraña, el monasterio anexo no forma un claustro, sino que se compone de varios edificios que respetan un vacío frente a la muralla, donde hay huertas cuidadas por los monjes. En seguida logras identificar el dormitorio, pues hay varios peregrinos sentados delante. Departen animadamente con los canónigos, que parece que hayan olvidado sus obligaciones y tuvieran buena gana de charlar con ellos. Uno de los canónigos, un anciano solitario al otro lado del jardín, se fija en tí desde tu entrada al patio triangular, y para cuando llegas a la puerta del dormitorio y notas como peregrinos y monjes te miran ahora en silencio, el ha cruzado las huertas para preguntarte. 

-¿Qué desea vuesa merced? - Hubiera sonado irónico, si el semblante del religioso no inspirara bondad.

Estas en la esplanada frente a la catedral. El vacío impresiona al salir de la estrecha calle que recorríais. Al norte, al lado de la portón norte de la muralla, hay un podio construído con madera del cúal, bajan unos tronos unos hombres que parecieran criados. En este momento puedes ver cómo dos figuras montadas, una de las cuales pareciera un caballero se disponen a salir del recinto. 

En el centro, otros se afanan a retirar un brasero del centro de la plaza, dejando en el suelo una extensa mancha negra y gris. Niños juegan santiguandose antes de darse con ceremonia los restos negruzcos que recogen del suelo unos a otros. 

Detrás, la sombra imponente de una catedral en construcción envuelta en andamios precarios. Tan imponente es una construcción tan enorme en un burgo mediano, que absorto, no te has percatado de que un mozo ha agarrado el bocado de tu caballo -debe de ser una costumbre local- y te pregunta con humildad.

- ¿Quiere..quisiere el buen señor saber donde pasar la noche? Mejor que la venta del Timoteo non lo trovare en Burgo de Osma.

-Buenos días padre. -Saludó con una reverencia como se esperaba que se realizase a alguien del clero.

-Mi nombre es Amelia, vengo de tierras muy lejanas donde me envió madre para servir a la esposa de un señor feudal. Ahora estoy volviendo al lado de madre para encontrar hombre y buen esposo a quien servir y acompañar el resto de mi vida.  -Mintió, la verdad era incluso más peligrosa de lo que podía ser una mentira vista desde el reino de los cielos. -Es por ello que os pido, os imploro asilo donde descansar con mi jumento antes de partir al alba, con las primeras luces.

Las siluetas negras de los lobos retroceden con tu presencia, y la más cercana da un salto lateral. A pesar de la oscuridad, te sabes observada, puesto que parece que dejan de seguir la carreta. 

El lobo más cercano, retrocede mientras gime sumisamente. -Debemos... obedecer.-

Y de repente, unos ruidos de pisadas, más pesadas que las de los canes, se oyen detrás. Los lobos empiezan a gruñirte, y ya no puedes entender nada más. Comienzan a moverse hacia la carreta con la cabeza agachada. 

Dos refulgentes ojos rojos, te observan bajo unas ramas. Son ojos de lobo, pero con un brillo intenso, como si mirara un fuego inmenso que no hay por ninguna parte en esta noche cerrada.  

-Debemos... obedecer.-

No, parad!! Marchaos de aqui!! les digo mientras les veo acercarse. La sangre se me hiela al ver aquella intensa roja mirada. Quien puede ser? quien puede estar detras de esto?

Sin dudarlo busco entre mis recuerdos las palabras con las que hacer huir a los lobos. Pocas veces las he usado pues siempre he gustado de su compañía mas ahora la única forma de protegerlos seria hacerles huir

Sigo esperando a que se aproximen y les gimo las ordenes ancestrales -Marchaos de mi presencia, alejaos et dejarme sola-

Perdido ando en mis cosas et maravillome viendo como avanza la catedral, aunque los mayores monumentos son las mujeres et se me acaba de escapar una muy fermosa. Entónces me percato del muchacho que toma las riendas del caballo et me lleva al que por unos días será mi hogar.-¡Vayamos pues a ver al buen Timoteo et veamos si es tan buen lugar como afirmáis! Con buen vino et buena cama me conformo. -Et dejeme guiar por el muchacho dedicándole una sonrisa amable.

Tanteo por el carro en busca de otra antorcha mientras sujeto los caballos que no paran de relinchar.

—Tenemos que encender algún fuego, puede que así se asusten y se vayan.

¡Orosia! ¿Qué haces? Sube al carro antes de que se acerquen más.