Partida Rol por web

El pinchazo en la mano hace que me olvide de todo y lleve la mirada hacia el lugar. Parecía que algo se me había introducido por el dorso y seguía ahí. Veo de refilón la planta que lanza una especie de semilla a Uriel, quien la desvía sin problema. En el acto Chariel sale despedido a por ella, destrozándola. 

- También se me ha metido una de esas semillas en la mano. Pica un poco pero no es nada. - Al menos de momento... ¿nos iba a crecer una planta dentro? ¿otra planta carnívora escupidora de semillas? Otra cosa de la que preocuparnos. Necesitamos salir ya de este lugar... - Si, movámonos. -

Acompaño a Jeliel. 

Miro horrorizada a la planta gigante con aspecto monstruoso que clava en alguno de mis hermanos una semilla que al parecer no pueden quitarse.
Jeliel tiene razón, deberíamos movernos. No quiero quedarme parada a la espera de que otra cosa terrible suceda... Asi Yuriel nos contará tranquilmente qué fue lo que le ocurrió. Sigo a Jeliel y Ylahiah.

El anochecer nunca ha sido la hora que más me gustaba del día, y menos ahora cuando se ha vuelto todo confuso. ¿Qué ocurrió? Entiendo que lo ocurrido no es del todo culpa mia, pero sigue siendo extraño. ¿Nos controlan otras fuerzas? Es ilógico.

- Dos muertos en lugar de uno, dos.-  No podía ver la muerte, y aún menos en persona, era algo que me aterraba desde siempre. Como un niño pequeño con pesadillas, o peor. – Por lo menos ha devuelto a Yuriel, a cambio de ellos. – Y no es que esté intentando cubrirle.

Sollozo y pierdo fuerza llegando casi totalmente al suelo con el cuerpo. Ver una muerte ya me había costado, pero esto…

- Si existe un Dios, ¿por qué permite esto? Y está claro que existe. ¿Por qué dejas que ocurra?

No sabía si mis palabras eran de odio mezclado con ira, o de derrota, pero lo claro es que eran palabras amargas. De pronto me doy cuenta de que hay varios hermanos heridos que se cubren una parte de su cuerpo.

- Creo que antes de intentar buscar una salida habrá que encontrar una solución a esto que se os ha clavado, ¿no? Puede que no sea nada malo, pero es mejor prevenir.

Primero la resolución del espejo.

Después el Ocaso. La muerte sucede demasiado veloz, demasiado sangrienta, como para tener tiempo a reaccionar.

Miro a Ylahiah y, antes de disponerme a hablar, una andanada de semillas.

Apenas un parpadeo después todo ha terminado.

-Alguien ha dirigido mi voluntad contra el hermano Imamiah, pues yo no le hubiese atacado a él. Y parece que no he sido el único en sufrir lo mismo.

Mi voz es alta y clara. Y, de verse mis ojos, éstos brillarían con decisión.

-Él me pidió ser su juez. Y aquí tenéis mi veredicto: ha caído un siervo de Dios. Un inocente. Al igual que con el mortal, las decisiones traen consecuencias. Pero nosotros estamos en el comienzo de esto. Aún podemos cambiar. Aún podemos luchar por hacer lo correcto. Creedme hermanos, o no lo hagáis, pero ahí tenéis mi respuesta ante lo que él me pidió. Tarde, póstuma, pero la tenéis. Y si alguien puede hacerle llegar el mensaje doquiera que esté, le pido que lo haga. Y le doy mi más sincera gratitud.

Con ambas manos aferro mi espada. Y me quedo clavado en el sitio, esperando.

Era cierto que todo había ocurrido muy rápido, como también era cierto que todos parecíamos haber perdido el control de nuestros cuerpos, pero era una tontería mortificarse por algo así, estábamos allí precisamente para eso, para tratar de aniquilar todo mal y nadie podía garantizar que todas las veces acertaríamos. Ni siquiera sabíamos si esta vez había sido así. Pero no podíamos negar lo que habíamos llevado a cabo, porque en el fondo, nuestros cuerpos hicieron lo que nuestra mente quería.
Lo que si fue una sorpresa fue lo de Andariel... ¿por qué había sucedido algo así?

Bajé la mirada y cerré durante un instante los ojos, pidiéndole a nuestro padre que las sospechas hacia Imamiah fuesen certeras. Cuando volví a levantar la mirada, noté un pinchazo en el cuello. Instintivamente, llevé una mano hacia allí y froté. Luego miré al resto, algunos parecían tener la misma sensación que yo, solo que en otras partes del cuerpo... Aunque no impedía la movilidad, aquello no pintaba bien.

Durante un momento me olvidé del cuello para mirar a Yuriel. Aquello si que era una buena sorpresa.

- Hermana, relájate y tómate tu tiempo. Solo así quizás seas capaz de acordarte de algo.

El ocaso había venido, y tras él un reguero de sangre. Gisiel estaba estupefacta; había visto con sus propios ojos como sus otros hermanos se habían lanzado a por Imamiah sin miramientos, cómo habían atacado su cuerpo una y otra vez. Aquel suceso tan inesperado la dejó en shock, apenas pudo reaccionar para intentar salvar a su hermano... y de haberlo querido, dudaba que hubiera podido hacer mucho.
Estaba aún asimilando la caída de Imamiah cuando Andariel (o lo que quedaba de él) apareció muerto en la escena. Aquello no tenía ninguna lógica.
A pesar de toda la tristeza que sentía, le reconfortó el ver de nuevo a la hermana Yuriel entre ellos.
- Mil veces maldita sea la muerte, que se ha burlado de nosotros y se ha llevado a nuestro hermano Imamiah. Pero mil veces aún más maldita por duplicar el vacío que ha dejado entre nosotros... -, dijo con las lágrimas saltadas.
Mientras pasaba aquella escena de la muerte, Gisiel recordaba haber visto algo... Algo que hacía que la presencia de Lucifer fuera más palpable... Pero no estaba segura. "No es posible, puede ser así... ¿O sí?"
Estaba en esas cavilaciones cuando ocurrió lo de las semillas. Miró recelosa como Chariel se avalanzó a cortar aquella planta.
- ¿Estáis bien, hermanos? -, preguntó mientras se dirigía a la confusa Yuriel. - Me alegro de que estés aquí de nuevo, Yuriel. - dijo mientras, con la mirada turbia aún, recordaba las escenas que pasaban en su cabeza sobre lo ocurrido apenas unos instantes.

Miraba a mis hermanos y hermanas preocupada, no entendía que pasaba y no podía llegar a comprenderlo, me mantenía callada porque no era capaz de pronunciar palabra, observando las escenas que transcurrían una y otra vez, temiendo que pronto algo aún peor se cerniría sobre nosotros...

Vasariah saca su espada desde el suelo, en donde tenía clavada, y la ubica en posición ofensiva ante lo que ocurría frente a sus ojos, sus hermanos estaban siendo atacados por algo...

- Que!! Quien hace esto!?...

Vasariah se queda mirando a todos lados con desconfianza.

Al ver el ataque de la planta, Mebael instintivamente se acercó a Yuriel por si necesitaba ayuda. Ella aún no había hablado demasiado desde su regreso y podía sentirse más débil que el resto para soportar cualquier tipo de ataque. Sin embargo Mebael se relajó al ver que se encontraba bien, mientras miraba con desconfianza los restos de planta que había dejado Chariel.

Se entristeció luego Mebael al escuchar a Lumiel, quien al parecer había perdido la fe, pero no dijo nada al respecto. En cambio se quedó mirando a Yuriel, por si respondía a Saramiel. Cualquier cosa que dijera podía ser útil.

Aquella planta había atacado a algunos de mis hermanos pero no parecían estar mal...

-Estoy de acuerdo con Yuriel, debemos buscar como salir de aquí por si a caso aparecen más de estas plantas, después buscaremos una solución a todo esto.

Pienso en la muerte de Andariel "¿por qué murió? no había nadie cerca... ¿quizá Imamiah antes de irse decidió condenarlo por haberle atacado? no sería propio de un ángel del perdón ¿no?"

Ante todo guardo la calma y me fijo en cada uno de los movimientos de mis hermanos. Debo encontrar al o los culpables.

No encontraba iniciativa en sus hermanos. Aunque si era cierto que algunos lo habían seguido, otras continuaban perplejos. Debía hacer que se movieran.

-Hermanos, hermanas - alcé las manos - Este lugar es peligroso. Debemos movernos. Es cierto que hemos perdido a dos hermanos, pero en cierto modo... Los envidio, porque ellos han vuelto con nuestro Padre y nosotros seguimos viviendo esta pesadilla. ¡MOVEOS! Quedarnos aquí sólo facilitará las cosas al Maligno.

Entiendo la preocupación de mis hermanos, pero no puedo ayudarles. Yo tampoco se lo que está pasando y tengo tanto miedo como cualquiera. Lo único que me interesa es salir de aquí.

-Lo siento, Saramiel, pero vosotros probablemente sepais más que yo de lo que está ocurriendo.- Digo tristemente.- Me gustaría saber más y poder ayudaros, pero no lo se. He estado en el plano de los caidos y no se lo que ha pasado aquí. Voy a acompañar a Jeliel, Ylahiah y Sheldenpon haber si encontramos la forma de salir.

Dicho esto voy volando asta los tres.

-Te equivocas en una cosa hermano. Si estan donde fuí yo, no están con nuestro Padre. Estan en un lugar solitario con todo el tiempo que quieran para pensar en lo que quieran.

Decido a intervenir en fvor de jaliel por lo que digo:

-Jaliel tienes razon movamosnos ya y todos junto esto es una tragedia pero si seguimos aquí quizas no lleguemos a mañana.

Miro a Chariel y Jariel para hablarles.

- Hermanos, yo también opino lo mismo. 

Vasariah asiente con la cabeza... - Estoy con ustedes hermanos, estar parados no ayuda... No garantizo que no hayan más decesos pero al menos mi ser está para proteger a quien sea...

Se pone de píe, tras haber registrado todo lo que debía anotar, aunque las palabras dichas se quedarían en su mente.

- Hermana Yuriel, debes ser cuidadosa, puede que los demonios vuelvan a por ti esta noche al ver que te has librado de su... acto. - Menciona al final, un tanto disgustado por la impotencia de no tener certeza de quienes se trata.

Uriel quedó amedrentado por unos instantes cuando vió el ataque de la planta maligna. Fue rápido en actuar y su espada destruyó las semillas lanzadas en ataque, mas otros hermanos no tuvieron la misma suerte.

Se levantó y se apresuró a reunirse con ellos en su huída, dejando atrás aquél horror.

-Aquella planta...! esas semillas, no puede germinar nada bueno de ellas! -se unió a Yuriel y la miró con un brillo de esperanza  en su rostro. -Metatron no está falto de razón, hermana. Con seguridad tú debes ser una hija del Señor, es lo único cierto que sabemos, pues fuiste atacada la primera. Tú no debes ser servidor del Maligno, y debes ser protegida.

-Hermanos-Fijo la mirada en ellos señalando con el índice donde fueron atacados- Deberíamos ser precavidos con esas semillas, pues si de la sombra fue nacida, tan sólo sombra puede traer... -Dudó por unos instantes contemplando la empuñadura de su espada y la desenvainó después , mirandoles con el ceño fruncido en duda y desconfianza- No dejéis que germinen en vuestro interior, rechazádlas antes de que sea demasiado tarde...!

Su mirada se desplazaba de la hoja a la manos y pies donde se alojaron, pero sin atreverse a hacer ningún otro movimiento. Algunas fueron a parar a zonas que ninguna espada podría cortar de raíz, y la preocupación tomó consciencia del ángel.

Afirmé ante lo dicho por el resto.

- Pongámonos en marcha, pues. -Batí mis alas y cogí altura, para después comenzar a avanzar, con el báculo por delante de mi.

_¿Nadie vio qué le ocurrió a Andariel? ¿A nadie se le ocurre cómo utilizar nuestros poderes de una manera útil en esta situación?

-Yo ya os he dicho mi juicio. No sé cómo usar vuestras habilidades si no las decís. Vosotros... Estáis más acostumbrados al orden que yo, quizá sea eso lo que necesitáis: un líder.

Bajo mi capucha, sonrío tranquilamente, la situación parece alarmante, no obstante, al menos comienza a haber movimiento.

-Escoged uno por mayoría y no os salgáis de vuestra decisión. El mal tratará de hacer que dudéis del líder. Tratará de eliminarlo, de ocupar su lugar. Es una de las herramientas más comunes para el mal, incluso los mortales lo saben: corrompiendo la cabeza, el cuerpo caerá.

Medito unos segundos antes de hablar.

-No ví qué sucedió con el hermano caído, pero sin dudar es obra del maligno: ha caído alguien que decía ser capaz de traer a los caídos y que así lo hizo con la hermana Yuriel.