Partida Rol por web

Apocalipsis

La Plaga

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03/02/2010, 16:29
Director

El interior del dinner estaba oscuro.

Sin embargo, cuando abrió la puerta, lo primero que vió fue un policía sentado frente a la barra, con una taza de café fria, muerto y con el pecho apoyado en el mármol. Tenía una linterna colgando de la trasera del cinturón, y una pistola en la cartuchera. La linterna permitió iluminar la escena, y despues de todo no había muchos muertos. Solo unos camioneros, la camarera y una pareja de chavales jóvenes.

Caminaron tras la barra, entrando en la cocina. Por suerte, el cadáver de la cocinera no estaba allí, y no contaminaba el aire del lugar. Había un montón de cajas con diferentes alimentos y condimentos, desde huevos a filetes envasados en una nevera grande (que no olía demasiado mal, principalmente porque fuera hacía tanto frio como en una nevera corriente), masa para creppes, bacon, salchichas, acelgas y hojas de lechuga, etc. En otro armario vieron chocolatinas y envasados al vacío, queso de fundir, latas de conservas y alimentos preparados (entre ellas las famosas chef boyard), botes de ketchup y mayonesa y poco más.

La cocina era de gas, con bombonas de butano, como comprobaron con un simple vistazo.

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03/02/2010, 16:45
Director

El hombre pareció tranquilizarse un poco, bajando la palanqueta. Observó a Howard, y fue consciente de que no era un peligro, ni inmediato ni de ninguna clase. No llevaba armas a la vista, lo que era raro en un superviviente.

Se rascó la barba, señalando al camión.

-¿E ayudas a abrilo? Eo que tié comida dentro.

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03/02/2010, 16:48
Arnold Becks

El abuelo asintió por sus razonamientos, con el móvil en la oreja. Probó varias veces, pero no se lo cogían.

-No contesta -dijo.

La miró, devolviéndoselo con cara de circunstancias. Luego intentó concentrarse en el problema que les ocupaba, mirando a la pantalla del ordenador. No fue dificil ver que las pequeñas ciudades del condado eran su mejor opción. La mayoría tenían áreas comerciales de razonable tamaño, y no estaban tan pobladas como el Dowtown. Lo mejor, sin duda, era ir al Rancho Palos Verdes, la zona rica en las colinas sobre L.A. No vivía mucha gente allí, y tenían de todo. Luego, podían seguir la ruta hacia el norte, saliendo del condado con relativa facilidad.

-Tienes razón. Será mejor que durmamos esta noche, aunque sea aquí dentro. La camilla puede usarse como cama, con unas mantas y un edredón y tu tenías un saco de dormir en tu habitación.

La miró una vez más, con una sonrisa. Sabía que no le iba a gustar volver dentro de la casa.

-Me alegro de que estés bien, Erika.

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03/02/2010, 17:15
Alex Silverstone

La imagen del policía sobre la barra me dejó un poco descolocada. Ya había imaginado que no íbamos a ver nada más que cadáveres, pero era algo que me hizo pararme y mirar el resto del local. Lo que verdaderamente me rompió el corazón fue ver a la pareja de jóvenes. En aquel momento pude imaginarme una tarde soleada, una pareja que ríe junta, quién sabe, quizás haciendo planes de futuro, de un futuro juntos, un futuro que ahora jamás llegaría. Ahora sí, las lágrimas se peleaban por salir de mis ojos, por no querer imaginar cuantos millones de personas habían muerto, cuanta gente se habría quedado sin poder decir aquello que pensaba decir al día siguiente, eso que siempre que te pasa algo piensas " mañana en cuanto le vea arreglo las cosas.. " o " mañana cuando le vea le diré lo feliz que me hace.. " pero para muchísimas personas ya no había un mañana y comenzaba a creer que a pesar de seguir viva, de seguir respirando, tampoco lo habría para mí después de todo esto.

¿ Qué clase de felicidad se podía encontrar en un mundo devastado, muerto? ¿ Había alguna esperanza para nosotros aunque no muriéramos?

Pasándome las manos por los ojos, en un silencioso llanto, caminé detrás de Stanley hasta la cocina, en la que por suerte no había ningún cadáver. Tardé aún unos instantes en poder ver nítidamente, ya que las lágrimas hacían que todo estuviera borroso y en silencio, como si quisiera dar mi propio adios a toda posibilidad de llevar una vida normal, una vida con la que suponía que toda persona había soñado, me dirgí hasta los muebles y comencé a buscar comida y a registrar armarios. En aquel momento no tenía hambre, tan sólo ganas de echarme a gritar, llorar y maldecir mi suerte, ya que no me parecía justo que yo siguiera viva cuando se había perdido tanto, no era correcto que tan sólo unos pocos pudieran contar los cadáveres que iban viendo a su paso.

Tomé aire tratando de tranquilizarme, aunque intentando no mirar al hombre que me acompañaba. Nunca me había gustado que me vieran llorar.

- Tene.. - dije pero mi voz se quebró antes de poder pronunciar la primera de mis palabras. - Tenemos que intentar comer lo que no esté envasado para poder llevarnos lo que sí lo esté. - Fui capaz de decir por fin.

Busqué lo que fuera comestible de las neveras, lo que aún tuviera buen aspecto, aceite y sal, dispuesta a poder ocuparme en hacer algo, intentando no pensar, con intención de mantenerme viva aunque aún no tenía claro si aquello era o no buena idea.

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03/02/2010, 19:53
Erika Stevens
Sólo para el director

Erika asintió entristecida, mientras guardaba capturas de pantalla de la región a diferentes zooms, por si Google Maps caía, así como las rutas, y las cifras de población y densidad de poblaciones de los estados y condados de L.A. a Nebraska, aunque ya que estaba, y simplemente era guardar el archivo web, guardó muchas otras del Oeste y medio Oeste de Estados Unidos.

Mientras hacía todo aquello, seguía hablando con su abuelo.

Será más fácil que entren a robar en una ambulancia que... en nuestra casa. Tal vez deberíamos dormir en algún otro sitio. No creo que nadie vaya a saquear una tienda de los chinos, o una zapatería, una tienda de animales... Dijo haciendo un gesto de desdén, como diciendo "cualquier cosa". ...cualquier sitio donde no vayan a darnos sorpresas, aunque de todos modos tenemos a Kando, que nos alertaría.

Abrió su cuenta de correo y empezó a agregar personas a la circular.
Eres un genio abuelo, Palos Verdes es un sitio perfecto entonces. Y gracias por recordarme el saco de dormir, ahora iré por él... y creo que estas cosas las imprimiré ahora en un momento, en el ordenador de... Lin. Que por cierto, preferiria llevarla aunque fuese al sofá... que no se quede ahi tirada en el jardín...

En el e-mail, destinado a sus amigos de la Cruz Roja, escribió lo siguiente...

Amigos de la Cruz Roja... no sé si estaréis leyendo esto, pero Los Ángeles es una colosal morgue. Una plaga mortal, al parecer un virus liberado por terroristas, causa la muerte en minutos, y a simple vista parece una gripe normal.

Os pido que os vayáis a cuaquier lugar desierto, especialmente tú, John, que estás en nuestro mismo país. Para el resto... desconozco el tiempo de incubación, pero si esta plaga sale de América... bueno... se parecería mucho al fin de la civilización tal como la conocemos.

No estoy bromeando, salvo mi abuelo y con muchísima suerte mi hermano, mi familia está muerta, y los muertos se cuentan por cientos de miles, la ciudad está colapsada, y ni siquiera los mejores trajes NBQ de los militares les pueden salvar de la "Supergripe". El presidente podría estar infectado, y... bueno, supongo que custa de creer, así que añado unas fotos.

Se levantó a hacer unas fotos por la ventana, con el móvil, enfocando fuegos, o la calle sembrada de cadáveres, o algún accidente, militar o tanque que pudiera verse. Luego las añadió a la circular.

Los militares han suprimido el Habeas Corpus, así que esto vuelve a ser el "Salvaje Oeste". John, si consigues sobrevivir, ponte en contacto conmigo por teléfono o e-mail, creo que conozco un sitio seguro.

Cuidaos mucho, amigos del otro lado del "charco". John, espero verte.

Envió el mensaje, temblequeando el pie. Aún estaba tranquila, en su zona no habia demasiada gente así que supuso que tendrían tiempo de meter a Lin dentro y buscar un local donde pasar la noche, si al abuelo le parecía bien.

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04/02/2010, 08:02
Howard Keenan

Howard se tranquilizó a la par que el vagabundo lo hacía. Fue relajante ver como la barra terminaba colgando de su brazo y no partiendo su cráneo. El tipo le pidió ayuda, pero él dudó un momento. Aún le parecía alguien peligroso. Sin embargo, supuso que ambos se habían asustado de verse. Después de todo, en esa situación, era extraño ver a un humano caminando tranquilamente por las calles. Se acercó a la camioneta que hace un rato el hombre golpeaba, aún vigilante de sus movimientos.

Decidió ayudar al hombre. Le parecía absurdo, pero tampoco sabía si podía hacerse un compañero de viaje, aunque nada agradable, dada su forma de hablar y su aspecto deteriorado. Pobre tipo. Debería probar la bebida. Oh Dios, necesito un jodido trago. -¿Tienes algo amigo? ¿Tal vez una cerveza?- le preguntó, esperanzado de que, mientras todo sucedía, el vagabundo hubiera estado casualmente ebrio. Luego pensó que eso no le sería muy útil. Esta podría ser su última oportunidad de saber que había sucedido y lo último que quería era que aquel tipo le soltara una sarta de desvaríos sin pies ni cabeza.

Howard comenzó a inspeccionar el vehículo, como si de verdad estuviera buscando una manera de abrirlo. Lo que quería era parecer amable y atento, sólo para hacerle sentir seguro. -Soy Howard- le dijo, como si estuvieran allí para hacer sociales. -Dime, ¿qué carajos pasó aquí? ¿Cómo es que todos se murieron?- inquirió, mirando al hombre directamente a los ojos. No podía disimular su interés, y con razón.

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05/02/2010, 01:34
Director

El abuelo propuso esconderse en el garaje de la casa, lo cual era una idea razonable.

Sin embargo, ella salió primero para mover a su hermana, y llevarla a un sitio mejor. El abuelo bajó a ayudarla, consciente de la situación. Entonces, escucharon un vehículo derrapando en su calle, vehículo que se acercó a toda pastilla hacia allí.

Eran unos tipos con aspecto de guardias de seguridad, pero parecían como locos. Uno agitaba una botella de vodka en el aire, y otro disparaba una Uzi. Cuando quisieron reaccionar y esconderse corriendo, fue demasiado tarde. Ya se habían fijado en ellos, y habían detenido el coche.

-¡Carne fresca! -dijo el tipo del bigote.

Su compañero apuntó y disparó contra la puerta, cerrada un minuto antes por el abuelo. La mala fortuna quiso que la cerradura quedara inservible.

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05/02/2010, 01:51
Director

El tipo le miró como a un bicho raro. Le parecía imposible que a esas alturas del baile no se hubiera enterado de todo el asunto. De momento, siguió concentrado en romper la cerradura del espacio de carga de la furgoneta.

-Ió soy Travis, cantao. Servidor era endigo ya en ele a desdel noenta y tres.

Se tomó un respiro, incapaz de momento de acometer su tarea.

-Tié que haber bebercio í dentro. Chame un cable.

Le pasó la palanqueta para que probara suerte.

-¿Ices en serio o de la pidemia? So ue la ohtia. San muerto tós en menos duna semana.

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05/02/2010, 03:21
Director

Los tres hombres que pegaban a la mujer, intentando violarla, eran dos blancos y un negro. Aquella diferenciación racial daba bastante igual a aquellas alturas del baile. Lo que estaba claro era que uno de ellos mostraba signos evidentes de una enfermedad, porque su rostro se mostraba blanquecino, con zonas enrojecidas en el cuello, bolsas en los ojos y un aspecto generalmente desagradable.

-Métete en tus putos asuntos, broker -le dijo uno de ellos, juzgándolo por su sucio traje.

Se giró a encararle, chulesco. Era un tipo bastante fornido, y tenía un bigote caído hacia abajo, muy a la americana. Vestía un uniforme de empleado de gasolinera y un gorro de lana, y en la mano sostenía un bate de baseball.

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05/02/2010, 03:25
Amanullah

El indio estaba detrás de James, y él no se había hecho el héroe. Es más, en ese momento lo que hizo fue acojonarse bastante, y tirar de la manga de su docto acompañante para hablarle al oído.

-No esh hora para haserse el héroe, Periwikinkle.

Parecía dispuesto a salir por patas a la primera oportunidad. James había contado con ello desde el principio.

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05/02/2010, 03:29
Director

El atasco hacia el puente era monumental.

Debbie fue sola, pues el comisario tenía demasiado trabajo como para irse de aventuras intentando salir de la ciudad, o para controlar la masa que intentaba hacerlo. Las escenas de desesperación la abrumaban: personas que abandonaban sus coches, comercios saqueados, enfermos arrastrándose, muertos ya salpicando las aceras ante el pavor de los vivos.

La agente tuvo que cubrir a pie los últimos metros, ya que los militares controlaban la salida de la isla de Manhattan, creando una inmensa cola de vehículos.

Cuando vió lo que había frente a los militares, se estremeció. Una verdadera ola de personas, muchas de ellas armadas, que estaban saqueando las tiendas y casas de los alrededores. Violaciones en directo, apaleamientos, enfermos tosiendo que eran matados a tiro limpio por sus conciudadanos.

Los militares se mantenían a la espera, tras sus barricadas reforzadas con alambre de espino, con sus trajes NBQ puestos, los fusiles con la bayoneta calada, ametralladoras calibre 50 sobre trípodes, humvees y MRAP, y un tanque M1 Abrahms dándoles cobertura por detrás.

Se mascaba la masacre, cuando vió una de aquellas escenas propias de Somalia cerca de ella. Unos tipos estaban intentando violar a una mujer, pero un hombre con traje les había desafiado. Ese hombre iba acompañado por otro, de aspecto hindú o musulmán, que tiraba de él intentando sacarle de una posible pelea. Ellos dos no iban armados, pero si los hombres que iban a enfrentárseles.

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05/02/2010, 03:39
Director

Brick pudo comprobar que el problema no era de los plomos ni del automático. Realmente, parecía que habían cortado la luz en la manzana, y quizá en toda la ciudad.

Vivian estaba nerviosa, y no era para menos. Se apresuró a traer unas velas, que ellos usaban a veces para otros fines bastante íntimos, que encendió en el salón para tener, al menos, una estancia iluminada. Ambos se mantuvieron allí, sintiendo como el frio iba llegando poco a poco. El termostato se había apagado, y la calefacción era ya historia.

Entonces, Brick escuchó unos ruidos en la calle, justo debajo de su bloque de pisos. Era ruido de algarabía, cristales rotos y algunos disparos al aire. Ya era un hecho: el mundo se había vuelto totalmente majareta.

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05/02/2010, 03:43
Vivian

Temblaba como un auténtico flan. Nunca había escuchado un tiroteo en directo, y menos en su propia calle. Tenía tanto miedo que comenzó a hiperventilar, rascándose el pelo y paseando angustiada.

-Brick... cariño -dijo, al verle aparecer.

Se apresuró en abrazarle, y lo hizo fuerte y tenazmente. Por un momento, él temió que pudiera hacerse daño en las costillas. Ella la miró a los ojos, estaba transpirando y parecía presa de un ataque de nervios.

-Tenemos que irnos de aquí, a Nebraska -repitió, como autoconvenciéndose- Ella nos espera, mi amor. Me habló de esto, de lo que iba a suceder. Ella es buena, podrá... ayudarnos.

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05/02/2010, 03:48
Director

Yomara hizo la limonada, pero eso le llevó un rato.

Primero tuvo que serenarse, y encontrar los limones, exprimirlos y servir el conjunto en una jarra con unos vasos, que colocó sobre una bandeja. Regresó a verles, pero entonces lo que vió hizo que la bandeja cayera al suelo con estrépido. Su madre estaba blanca, cadavérica, con los ojos abiertos mirando al infinito, de un color más claro que el normal. Su piel, aunque negra como el ébano, estaba más pálida ahora, y surcada por enrojecimientos.

Su padre se había levantado y estaba de rodillas frente a ella, tomándole la mano. Vió aparecer a su hija, y tosió varias veces. Tuvo que apoyarse, y si no fuera por Yomara, hubiera caido al suelo.

-Nos han mentido -dijo, entre toses- Como en el 11 de septiembre.

La miró, y vió que cada vez estaba más débil.

-Huye, hija mia... huye. Busca a Oluchi, y sácala de este infierno.

Parpadeó, componiendo una sonrisa fúnebre.

-Estoy... tan orgulloso de ti.

Entonces dejó de toser y respirar, y Yomara tardó mucho rato en aceptar de que sus padres habían muerto.

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05/02/2010, 03:56
Director

Jennifer le ayudó a subirle a la camilla, aunque tosió un par de veces más, llevándose la mano enguantada a la boca. David se percató de que el guante se manchó de sangre, pero ella intentó ocultarlo. Juntos, llevaron al agente hasta un box de operaciones.

Corvin se mantuvo allí, expectante. Pero todo fue inútil. Aquel tipo estaba más muerto que David Carradine, y ni un milagro podía salvarle ya. El agente Corvin pareció entenderlo sin necesidad de palabras. Pero otros asuntos atrajeron inmediatamente su atención.

Un ruido de muchedumbre le hizo ponerse en guardia, y se asomó a la ventana cercana. Allí vió una verdadera marea de personas, la mayoría de ellas enfermas y desesperadas, que veían al hospital como si este fuera su salvación. Algunos iban armados, y ya disparaban contra el cristal de la entrada, para abrirlo.

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05/02/2010, 04:06
Agente Corvin

El agente no era precisamente un héroe.

Quitándose la gorra de plato, se frotó el pelo con nerviosismo creciente. Sudaba y parecía desquiciado, trastornado, superado por la situación. No era de extrañar, en absoluto. Miró a su compañero muerto, y a la inútil beretta 92 que sostenía en su propia mano.

-A la mierda -susurró.

Y salió corriendo como alma que llevaba al diablo, sin mirar atrás. Corriendo para escapar de aquella marea humana, y para escapar de sus propias pesadillas.

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05/02/2010, 04:09
Jennifer Green

Jennifer le miró, asustada. Aquello superaba con creces todo lo que podía soportar, emocionalmente hablando. Y en ese momento decidió que le importaba una mierda llevarse mal con su ex-marido. La superviviencia comenzaba a ser una prioridad.

-Tengo tuberculosis, David. No te he dicho nada porque no quería preocuparte.

Miró al muerto, que tenía el uniforme casi entero. La pistola seguía en su cartuchera, junto a la linterna, la radio y el cargador de repuesto.

-David, tenemos que salir de aquí.

Eso era más que evidente.

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05/02/2010, 03:57
James Periwinkle

 Realmente me daban pena, esta era la sociedad que nuestro Gobierno, el Gobierno mas poderoso del mundo estaba creando. Era toda una injusticia para esos pobres chicos, pero realmente su forma de actuar no era ni mucho menos la correcta, debíamos respetarnos, nuestro razocinio es lo unico que nos diferencia de los animales, porque aveces los seres humanos insistimos en acabar con esa pequeña diferencia entre los cuadrupedos y algunos bipedos, y nosotros.

 Sabía que Amanullah estaba nervioso, mas que yo sin duda, pero yo tampoco es que tuviera todas conmigo, desde el instituto no me metia en peleas, y nunca logre que ninguno de mis puños impactara contra el cuerpo de otro, por el contrario, mis mandibulas si que dan testimonio de que los puños de los estudiantes impactaron mi endeble cuerpo en aquella temprana edad. El primero que queria que acabara ese escandalo era yo, era el primero que quería ir junto a mi esposa, besar sus dulces labios, acariciar su delicada piel blanqucina, contarla como me había ido estos meses el trabajo en Ginebra, y logicamente, quería llegar con vida, pero aquella mujer tambien necesitaba de la ayuda de algun viandante, y casualidades de la vida, fuimos nosotros, 3 personas que hacía pocos minutos habían salido ilesos de un aparatoso accidente de avion.

 Miré a Amanullahttp://edward.j.norton.free.fr/Norton_images/fight%20club/fightclub25.jpgh, seguramente nunca me hubiera visto tan decidido como en aquel momento, mi mirada era penetrante, esperaba solo unca cosa, que no me abandonase, que sacara esa casta de hindú que tenía, y me echara una mano para ayudar a esa mujer. Le susurre levemente, practicamente sin gesticular, pero lo suficiente como para que me entendiera.

 -"Amanullah, no es hacerse el heroe. Nunca nos detuvimos cuando investigabamos en el acelerador, ni cuando sabíamos que la posibilidad de agujeros negro amenazaba nuestro experimento. La vida real es igual que aquel acelerador, y los agujeros negros no siempre son grandes campos gravitatorios que destruyen y engullen todo a su paso, aveces esos agujeros negros son las personas."-

 Ginera nuevamente la cabeza en dirección a los tres jovenes.

 -"Acaso no os vale con romper escaparates, robar cosas, que encima teneis que hacer sufrir a esta mujer de este modo... Acaso pensais que vuestra familia estaría orgullosa de tal acto... incluso en una situación esta, donde el caos gobierna a cada paso... realmente, sois lamentables."-

 Estaba preparado, sabía que atacaría en escasos momentos, su paciencia no era de las que desbordara, y menos cuando un bate de baseball era empuñado, no creo que consiguiera nada, apenas recivir una paliza, mayor a la que recivi entre tambaleos en el avión mientras descendiamos en picado.

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05/02/2010, 10:21
David Green

La línea isoeléctrica y el pitido incesante del monitor del desfibrilador confirmaron lo que ya sospechaba. Durante unos minutos intenté realizar maniobras de reanimación, intubé al agente de policía pero todo parecía inútil. Su piel cérea y azulada y la enorme herida del abdomen no presagiaban un final feliz. El agente Corvin miraba a través de un cristal y vi en sus ojos que sabía que era tarde. Su compañero estaba muerto y poco íbamos a hacer nosotros por él.

Miré a Jenny, negando con la cabeza. Y cuando me disponía a salir para hablar con el agente de policía que hacía un rato nos encañonaba con su pistola observé un comportamiento extraño. Se quitó la gorra de plato y se frotó el pelo. Sudaba, temblaba por el nerviosismo y parecía completamente superado por la situación que estaba viviendo. Masculló algo y salió corriendo como alma que llevaba al diablo.

Al darme cuenta, aceleré el paso y salí al pasillo, aunque solamente tuve tiempo de ver la silueta del agente alejarse corriendo. Y entonces me di cuenta de que se escuchaban ruidos de disparos, golpes y que una multitud parecía intentar entrar en el hospital por la fuerza. Sin duda debáin ser personas enfermas que habían optado por aplicar la ley del más fuerte. Y no tenía que ser Freud para saber que cuando entraran y se dieran cuenta de que el único personal médico vivo éramos Jenny y yo, se iba a armar un caos del que probablemente no íbamos a salir bien parados.

Durante unos segundos me quedé pensando qué hacer, valorando las concsecuencias de lo que estaba a punto de ocurrir. Jenny, a mi espalda, me confesó algo que todavía me dejó más descolocado. Tenía tuberculosis.

"- ¿Tuberculosis?...- mascullé- ¿Pero cómo.....? - pregunté sin ser capaz de finalizar la frase - ¿Desde cuándo...?- añadí sin tampoco completar la sentencia mientras a mi cabeza acudían  demasiados pensamientos...."

Jenny, dándose cuenta de lo que había ocurrido y de lo que se avecinaba, no dudó un instante en apremiarme para salir de aquí. Me giré para ver lo que estaba ocurriendo fuera y asentí. El tiempo apremiaba.

"-Está bien. Tenemos que salir de aquí. -le confirmé- Pero antes pasaremos por el almacén de Farmacia. Vamos a coger el tratamiento para la tuberculosis. - le digo mientras la agarro de la mano y empiezo a andar a paso rápido hacia las escaleras - Si en algún momento - añado - nos topamos con esa horda de animales - digo refiriéndome a la gente que intenta invadir el hospital - nos tiramos al suelo y nos quedamos quietos como si formáramos parte de las docenas de cadáveres que nos rodean, ¿entiendes?..."

Notas de juego

Máster, mi intención es recoger el material médico que había obtenido en urgencias y dirigirme al almacén de Farmacia (en la mayoría de hospitales suele estar en los sótanos) para hacerme con los antibióticos que se usan en el tratamiento de la tuberculosis. Son 3 y son comunes, ya que su administración es oral: isoniazida (asociado a piridoxina), pirazinamida, rifampicina. Se puede añadir etambutol como 4º fármaco en casos más graves o con sospecha de resistencia a l tratamiento. Actualmente existen especialidades faramcéuticas que incluyen los 3 fármacos en la misma pastilla, para mayor comodidad.

El tratamiento debe realizarse durante 6 meses, y precisa de una dosis diaría de los 3 fármacos. En los hospitales, los laboratorios suelen proporcionar cajas de 100 y 500 comprimidos. Más que de sobra para tratar a Jenny.

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05/02/2010, 13:25
Brick Hayes

¿Qué es lo que está pasando? Frunció el ceño cuando terminó de comprobar que todo en su casa estaba correcto, se asomó a la ventana, cogió el móvil para llamar a Thomas, pero justo cuando empezó a marcar, el sonido de los disparos hizo que se lo guardara apreserudamente en el bolsillo y corriera hacia el salón que su esposa acababa de iluminar.

Le devolvió el abrazo, tenso por los sonidos que se escuchaban abajo, él sabía manejar un arma, su juventud así lo requerió, aunque fuera simplemente por el hecho de encajar en algunos de los lugares que frecuentó, pero nunca tuvo ninguna en casa, no la creyó necesaria, dejar todo aquello atrás era lo que deseaba.

Miró enojado a Vivian cuando empezó de nuevo con la cantinela de la puta Nebraska, agarrándola de los brazos, y separándose de ella, sin soltarla.

¿De qué estás hablando?, ¿Quién coño es ella?

Intentaba no irritarse, pero le estaba costando, sólo le faltaba a su mujer nerviosa en una situación como la que estaban. No la dejó contestar, la soltó y fue a asegurar la puerta, regresando enseguida.

Lo que hay que hacer es avisar a la policia y demandar a esos cabrones de la compañia eléctrica

Volvió a sacar el teléfono, esperando la respuesta de su esposa mientras marcaba, no el número de la policía, sino el de Thomas, nunca se la había dado bien relacionarse con las autoridades.