Partida Rol por web

Duna se sienta en el asiento del conductor y pone en marcha el vehículo.

A buscar a esos caníbales. Vamos Coronas.

Una vez estan todos arriba rodea a Rufio y sus hombres y se frena al costado

Nos vemos cuando tengamos ese lubricante.

Dice, y arranca hacia el sur en busca de los canibales.

A medida que se iban acercando al lugar identificado por Pesar, él (o ella) iba ganando intranquilidad. Tenía miedo -para qué negarlo- de toparse con el jefe de la banda de caníbales. De manera poco habitual, comenzó a moverse en el asiento. Miraba hacia un lado y otro, se acercaba a Duna por detrás sin decir nada y volvía a recostarse en el asiento para enseguida mirar hacia atrás. Se notaba que algo le generaba una gran preocupación.

-Allí es -dijo señalando un montículo de piedras y chatarra a un lado del camino, unos dos kilómetros más adelante-. En esa mugre se ocultan los que buscamos. Tengamos cuidado -volvió a tirarse contra el respaldar y comenzó a juguetear con sus dedos, golpeteando el asiento del conductor de manera insistente. Pesar comenzaba a ser una molestia. 

Duna manejaba con tranquilidad, sabía que legarían bien, pero Pesar se estaba poniendo nervioso y eso nunca se sabe como puede terminar.

Bien chicos, preparen sus armas, no creo que tengan ganas de negociar mucho.

Dice Duna mientras revisa su recortada estacionado unos 500 metros antes del lugar.

Rex, ves algo con tu mira?

Entre la difusa maleza, la cual esta seca y mustia, se divisa un camino de tierra que sube la colina. Más adelante hay lo que antiguamente debió ser un cartel pero que hoy en día mostraba ese característico color marrón que deja el metal al oxidarse. Hay un esqueleto colgado del cartel, como si lo hubieran crucificado hace tiempo y ya solo quedasen los huesos y tirones de ropa. El cartel parece ser un aviso de que avanzar más por aquí no parece ser buena idea.

Sin embargo os llega un olor a comida desde lo alto de la colina. Un olor a algo cocinado que os trae recuerdos de una época en la que vida aquí no era tan dura, cuando las cosas se había ido a la mierda pero no tanto. Sin embargo pronto recordáis que os vais a enfrentar a una banda de canibales, sin duda ya sabéis cual es el ingrediente estandar en su cocina.

En lo alto de la colina se pueden ver una grandes edificaciones, cabañas de mádera y piedra. Y entre ese lugar y vosotros solo hay un camino de tierra rodeado por un trozo de bosque semifrondoso. ¿Sería este un buen momento para abrir vuestra mente de nuevo a la vorágine psiquica en busca de información? ¿Lo intentará de nuevo Rex?

Desde vuestra segura posición, alejada de las vistas de la colina bajo la protección de unos árboles grandes meditáis cual será vuestro próximo movimiento.

Duna le hace una pregunta a Rex y obtiene de respuesta un gruñido. Rex lleva con el arma fuera desde que desayunó esta mañana y cada minuto que pasa sin dispararla es un minuto desperdiciado.

Usa su mira telescópica y mira el horizonte. Quiere sangre. Quiere derramar mucha sangre. Quiere que haya gente gritando bajo sus pies y dejar viudas a multitud de mujeres.

Ni bien Duna detuvo el coche, Pesar se apeó buscando una posición ventajosa para poder observar el campamento de los caníbales y encontrar sus puntos fuertes así como tratar de enteder dónde podría ponerse complicada la cosa. No iba a permitir que los tomaran por sorpresa. Aunque los demás no lo supieran, Pesar tenía mucho que perder si fracasaban en recuperar lo robado y deshacerse de los caníbales.

Pesar salió del coche y se aproximo al campamento en silencio. Viendo sus movimientos daba la sensación de que ya hubiera estado aquí antes, ya que internaba con soltura en la boca del lobo.

Unos minutos después aparecía de nuevo, sin mostrar expresión alguna en su rostro, mientras volvía hacía el coche de Duna.

Mientras te adentras en el campamento canibal te guías por el olor de la comida. Asumes que al menos allí verás alguien, aunque no dejas de vigilar a tu alrededor para evitar que te descubran.

El camino principal sube por lo que queda del bosque hasta acabar en el centro de un campamento de grandes casas de madera que han reconvertido en una especie de fortin. Los accessos a las viviendas han sido fortalecidos, las ventanas en su mayor parte han sido tapadas con maderas. Pero lo que llama tu atención es que en el centro de todo eso han dispuesto las latas de lubricante que estáis buscando. Y junto a ellas hay una mujer, la cual esta sentada en el suelo tapandosé con una vieja y destartalada manta.

La presencia de la mujer ahí no es una casualidad. Enseguida te percatas de que tiene pinta de ser una trampa, y en lo alto de los edificios puedes ver que asoman cañones de armas. Esos desgraciados están preparados para recibiros con una dosis extra de plomo en carne. Y enfrente de los botes hay una puerta doble, lo que podría ser un garaje.

Buscas quien puede estar al mando, quien da las ordenes, pero es que casi no ves a nadie por el campamento excepto a la mujer. Entonces te fijas en ella bien, apenas puedes ver nada de ella con esa manta y la capucha que cubre su rostro. Entonces, y esto te pilla por sorpresa, la mujer levanta la cabeza mostrando su rostro y su cabello oscuro como si te estuviera mirando directamente a ti. Y al ver su rostro la reconoces, su nombre es SOPOR y también es una psíquica. Debe ser quien esta al mando de este grupo de canibales, y es un hueso duro de roer.

Con pesar retrocedes antes de que pueda hacer contacto visual contigo.

La muchacha de los niños perdidos es la primera en romper el hielo, y antes de que pesar diga algo abre la puerta del coche y le pregunta a pesar.

¿Y bien? ¿Es allí?

Duna mira a la muchacha y luego se fija en Pesar y Rex que estaban revisando la zona.

Bien. ¿Alguna sugerencia de acción? ¿o entramos disparando hasta que recuperemos lo nuestro?

Rex permenece inmutable. Sigue rebuscando en el desierto con su mira telescópica. Está claro que esos jodidos cabrones están en el lugar. Desde luego, no devorarán sus tripas.

Rex se adelanta, al igual que pesar, y empieza a examinar la zona en silencio. Poco después desaparece mientras el resto permanecéis en el coche, pesar vuelve en silencio y meditabunda. Y es entonces, en el momento en el que barbijaputa hace la pregunta, cuando rex vuelve corriendo pidiendo auxilio.

Duna pone en marcha el coche y sale a su encuentro, hace un giro rápido para situarse a su lado pero pierde el control y acaba golpeando a uno de lo árboles al parar. Rex entra al coche mientras algo cae del árbol sobre el vehículo, y a continuación algo más, y otro más. Estáis con las armas preparadas para defenderos de lo que ha caído del árbol pero no hay ningún movimiento. Poco después empieza a caer un liquido oscuro a traves de los cristales y los espacios vacíos del vehículo. Al asomaros podéis ver que lo ha caído sobre el coche son cuerpos humanos medio comidos, a algunos le faltan miembros o directamente partes del cuerpo.

De fondo, del campamento se oyen voces y gritos.

Todo se sucedió muy rápido. Apenas había vuelto de su exploración, rumiando lo que había descubierto, cuando Rex, que también andaba en las suyas, volvió pidiendo ayuda y la acción se desencadenó.

-Puajjj, malditos devorahombres! -el asco era evidente en su voz -Vamos, no hay tiempo que perder. El campamento está muy bien montado, nos estaban esperando. La hija de puta que orquesta la función es una psíquica, así que tengan cuidado. No dejen que los toque y eviten hacer contacto visual con ella. La jodida es muy buena reventando mentes y no quisiera volver con alguno de ustedes convertido en una babosa -hablaba de prisa, intentando transmitir todos los consejos que podía para que los cuatro volvieran de una pieza. Trataría de ayudar a los niños que habían comprado el aceite si era posible, pero tampoco pensaba convertirse en una niñera-. Déjenme a la bruja a mí. Ustedes ocúpense de que los tipos que se esconden detrás de las ametralladoras escondidas en el perímetro no lleguen a disparar una bala.

Una vez que dijo todo lo que creía necesario, Pesar bajó del coche y agachándose comenzó a correr hacia el campamento. Esperaba que Rex hubiera podido identificar los lugares donde se escondían los tiradores, porque no podía desperdiciar su tiempo marcándoselos. Debía neutralizar a Sopor antes de que percibiera su presencia o su cabeza las pasaría chungas.

Rex le da una patada a una de las puertas abiertas para arrancarla de cuajo y usarla de escudo. Clava la puerta en el suelo y pone sobre ella su enorme cañón. La jodida cabrona tiene poco que hacer.

¡Eh abollacabezas! ¡Sal de tu puto escondite para que mire en el interior de tu cerebro!

La orden de Rex debería de obligar a algún jodido cabrón a salir de su escondite. O por lo menos conseguiría que se cagaran encima.

Rex avanza con la puerta por delante hasta situarse en el camino, desde donde puede ver los edificios y apunta con su lanzagranadas por encima de los tejados donde un par de granadas impactan provocando una gran explosión, seguida de muchos chillidos de dolor y olor a quemado.

Por donde han impactado las granadas no estaba SOPOR, por lo que aún debe estar viva.