Partida Rol por web

11 de Mayo de 2016, 18:30 pm CTZ

Las indicaciones de Denison llevan a los agentes a las afueras de la ciudad, a un camino de tierra que se adentra en el bosque. Apenas han recorrido 100 metros en la arboleda cuando llegan al desvío de 1555 East Pine Road. Un pequeño y corto sendero entre los árboles desemboca en una casa en mitad de los árboles. La casa está bien cuidada salvo por una acumulación de desperdicios por los alrededores que parece reciente. No se ve ningún vehículo y, a pesar de que el bosque reduce la ya de por sí escasa luz del atardecer, no hay luces encendidas en la casa.

En el desvío hacia la casa, como en todas las propiedades de USA, se encuentra el buzón para el correo. En el está escrito un nombre: L. Porter.

Brooke Morgan permaneció en silencio durante todo el trayecto hasta casa de Gardner. Por fin tenían una pista sólida, un sospechoso más que probable. Estaban ya tan cerca, que la forense casi podía oír cómo se le daba carpetazo al caso tras cerrarlo.

Cuando se bajó del coche, Morgan observó la casa de Daniel Gardner respirando hondo.

 -Muy bien Wilson, vamos allá. -Brooke hablaba en voz baja- Si está en casa, le detenemos. Si no, buscamos cualquier pista que pueda demostrar que él es el asesino.

 La forense avanzó para entrar en la casa del sospechoso, pero a los dos pasos frenó en seco.

 -L. Porter… Wilson, mira ese buzón. ¿Tenemos recogido ese nombre en los archivos del caso?

Wilson ha pasado el viaje tan silencioso como Brooke. Pocas veces en su larga carrera ha encontrado muestras tan evidentes de actividad sobrenatural. En parte está excitado, pero esto quedaba completamente ahogado por las terribles circunstancias del caso. Estaba reflexionando sobre todo eso cuando la pregunta de Brooke le saca de su ensimismamiento.

El profesor niega con la cabeza: - Me temo que no. -

La forense asintió y apuntó el nombre en su libreta personal. Sólo entonces avanzó hacia la cabaña junto a su compañero para llamar a la puerta.

 -Señor Gardner, FBI. Abra la puerta, por favor.

Un acercamiento directo no era la opción más sensata, pero sí era la legal. Entrar sin avisar que eran federales les ganaría una amonestación y la anulación de cualquier prueba que pudieran encontrar allí.

 -Wilson. -Morgan susurró estas palabras- Si no hay respuesta, entramos. Es un caso de fuerza mayor al tratarse de nuestro sospechoso número uno.

Wilson mira a Brooke y asiente. Pasan unos instantes y no hay respuesta. Entonces el profesor saca su arma reglamentaria -- con la que no parece estar del todo cómodo -- y prueba el pomo de la puerta. La cerradura no está echada. Mira a Brooke a la espera de que esta le indique que está lista para entrar.

La forense sacó su pistola también y, tras hacerle un gesto a su compañero, abrió la puerta.

 -Vamos a entrar, señor Gardner.

Cuando la puerta estuvo abierta del todo, Brooke entró despacio, mirando a todas partes y buscando cualquier pista que pudieran encontrar.

 -No te separes de mí, Wilson. Que no haya contestado no significa que no esté en casa.

Porque si sus sospechas eran ciertas, habían entrado en la casa de un psicópata homicida que mataba mujeres para luego mutilar sus cuerpos movido por una especie de fanatismo. Toda precaución era poca.

La puerta da a un pequeño recibidor donde las visitas suelen dejar sus zapatos en un pequeño mueble destinado a tal propósito. Además hay varias perchas con varios abrigos y chaquetas colgados. Todo está desordenado y el suelo está cubierto de una moqueta que necesita un buen aspirado. El suelo de madera bajo la moqueta cruje con cada paso.

En el aire flotan olores que indican que Gardner no ha prestado mucha atención a la limpieza de la casa. Y, salvo por el ruido que hacéis al andar, el lugar está totalmente en silencio.

Atravesáis de un vano y os encontráis en el salón principal, que ocupa la mayor parte de esta planta. Hay un par de sofás y de sillones dispuestos en torno a una mesita baja y cerca de la chimenea de piedra situada frente a vosotros al otro lado de la estancia. En la pared del fondo, a ambos lados de la chimenea hay un par de ventanas con visillos. 

A vuestra derecha hay una mesa de comedor con varias sillas a su alrededor, cerca de ella hay una puerta que, a juzgar por lo que habéis visto en el exterior, debe llevar a la cocina.

A vuestra izquierda hay unas escaleras que por un lado llevan al piso superior y por el otro al piso inferior y en una esquina hay un escritorio con una silla.

El lugar está bastante abarrotado y desordenado: fotos familiares, cuadros y adornos varios -- figuritas de porcelana, tacitas, recuerdos de viajes -- cubren las paredes y ocupan unos estantes colgados a varias alturas y distribuidos por todo el perímetro del salón. Encima de la mesa se acumulan platos con restos de comida junto a periódicos y papeles diversos. El escritorio tampoco está mucho más ordenado. De los respaldos de las sillas cuelgan ropas sucias y varios montones de ropa arrugada ocupan los sillones. Hace tiempo que no se limpia la chimenea.

El salón está desierto y la escasa luz del atardecer que entra por las ventanas pronto será insuficiente.

 -Despejado.

Habían recorrido la planta principal sin encontrar a nadie. La luz comenzaba a escasear, por lo que Morgan sacó su linterna para empezar a suplir la cada vez mayor falta de luz. Les quedaban muchas plantas y muchas pistas que investigar, así que no podían perder ni un instante.

La forense se quedó parada un momento delante de las escaleras. ¿Hacia dónde ir a continuación? Porque si iban a la planta de arriba y Gardner estaba en el sótano, se escaparía. Y si estaba en la planta superior y bajaban al sótano pasaría igual. Tenía que decidir qué lugar explorar a continuación. Y dada la hora que era, por lógica si estaba en algún sitio tenía que ser el sótano.

 -Vamos hacia abajo, Wilson. Cúbreme.

Y con su compañero siguiéndole los pasos, Brooke Morgan bajó las escaleras.

- Esto no me gusta nada. - dice Wilson, evidentemente nervioso y no acostumbrado a este tipo de tareas. A pesar de todo, intenta hacer lo que puede con el entrenamiento que recibió cuando se unió a los Corbatas Rojas.

Ambos agentes bajan las escaleras. Los escalones no son mucho más silenciosos que el suelo y los crujidos de la madera anuncian su llegada a la planta de abajo. Cuando llegan, en lugar de un sótano como esperaban los agentes, se encuentran con una amplia galería acristala que forma una L. A través de los cristales se debería poder ver el bosque, pero a estas horas lo más que se ve es la forma difusa de los troncos más cercanos a la casa.  Aquí el suelo no está cubierto con moqueta y los tablones de madera están a la vista.

A lo largo de la galería hay varias macetas con plantas totalmente secas. En un extremo de la L hay un banco de trabajo con utensilios de jardinería. En otro punto hay un par de mecedoras de madera a ambos lados de una mesita de mimbre. En el otro extremo de la L hay una puerta que lleva, ahora sí, al sótano de la casa.

La puerta está cerrada, pero la madera está rajada en algunos puntos como si alguien la hubiera roto a hachazos desde dentro y la cerradura está destrozada. Si se tira de ella, se puede abrir sin dificultad alguna.

Wilson se situa junto a la puerta y, cuando Brooke le da la señal, la abre. Tan pronto como esto ocurre, el hedor de la corrupción de un cadaver golpea a ambos. El profesor tiene que hacer esfuerzos por no vomitar en el acto, pero Brooke está más acostumbrada y se sobrepone rápidamente al impacto. 

La linterna de la agente ilumina el sótano. En una esquina hay un arcón refrigerador bastante grande. En las paredes hay varias estanterías con varias cajas, algunos archivadores y más utensilios de jardinería. Aquí y allá hay algún saco de los que se usan para la basura con cosas en el interior y cerrados con un nudo. En una pared hay una mesa con una caja pequeña encima. Sujeto a una pared, hay un mapa que parece de la zona sobre el que se han hecho algunos trazos con rotulador. En otra de las paredes hay un hacha colgada de un par de alcayatas. El suelo está manchado de algo que podría ser sangre y vómitos; y en otra esquina hay un montón de ropa manchada de las mismas sustancias. 

No hay nadie.

El hecho de encontrarse con una galería, que en otro tiempo debió ser una maravilla acogedora y cálida, sorprendió a la forense. Ella estaba mentalizada para encontrarse un sótano de piedra, húmedo y oscuro, lleno de instrumental quirúrgico viejo y sucio y con manchas resecas de sangre oxidada. Pero aquello… Por un momento Brooke casi pudo ver aquella casa como había sido antes de caer en semejante decadencia, con el sol entrando por aquellas ventanas, una bonita mesa blanca lacada con sillas a juego y una humeante taza de té lista para ser bebida.

La desvencijada puerta que daba acceso al sótano devolvió a la forense a la realidad. Cuando dio la señal a Wilson éste abrió la puerta y un olor desgraciadamente familiar inundó sus fosas nasales, haciendo que la forense tuviera que retroceder un poco tapándose la nariz y la boca.

Una vez recuperada del shock oloroso inicial, Morgan entró para inspeccionar el sótano. El arcón fue lo primero que llamó su atención y después el mapa lleno de marcas que había en la pared.

 -Dennison decía la verdad. Gardner es nuestro hombre, Wilson.

La forense se acercó a mirar el mapa con detenimiento.

 -Ven a echar un ojo a esto. ¿Son esto marcas de líneas Ley, Wilson?

Tendrían que llevarse el mapa o sacarle una foto. Pero antes, había que mirar qué había dentro de ese arcón. Si había un cuerpo, se acabaría la exploración y llamarían al sheriff de inmediato.

Wilson inspecciona el mapa a la luz de la linterna mientras Brooke se dirige hacia el arcón.

- Efectivamente - responde Wilson casi al instante -, y está marcada la intersección de la Garra del Diablo. Pero hay algo más - dice el profesor haciendo una pausa para pensar -, también están marcadas varias rutas por la ciudad y todas parten de dos puntos. Uno de ellos es la Universidad, el otro es Deke's. -  

Mientras su compañero le cuenta esto, Brooke se acerca al arcón. Es viejo, pero está conectado y funcionando.

Siguiendo el protocolo inspeccionas el arcón en busca de alguna trampa explosiva. Mientras lo haces piensas en el mapa y te das cuenta de que en muchos puntos las líneas van por lugares en los que solo se puede ir a pie, además algunas se bifurcan y vuelven a unirse un par de manzanas más adelante. Tienen toda la pinta de ser recorridos que una persona haría andando desde o hacia los puntos donde las rutas convergen.

El arcón está libre de trampas. Lo abres y te encuentras con varias bolsas zip que contienen miembros amputados. Haces un rápido inventario y ves que podrían ser los miembros de las víctimas. Solo faltan un par de brazos. Al fondo hay un saco de gran tamaño como los que se usan en las morgues para guardar los cadáveres. Cuando abres la cremallera te encuentras con un cuerpo en muy avanzado estado de descomposición y del que a primera vista solo sacas que se trata de una mujer.

Puesto que los miembros y el cuerpo estaban a muy baja temperatura y metidos en bolsas prácticamente herméticas, sabes que el olor del olor del sótano no puede venir de aquí.

Morgan suspiró apesadumbrada al ver el contenido del arcón.

 -Aquí es donde guarda a sus víctimas. O al menos las piezas que recoge de ellas. Aunque…

La forense abrió la bolsa de cadáveres que había en el fondo. El cuerpo guardado en su interior estaba en un estado de descomposición más avanzado que el resto de partes de cadáveres. En un examen visual, la única conclusión que se podía sacar era que el cuerpo era de una mujer, pero sin hacer una autopsia era imposible saber quién era y sobre todo, cómo murió.

 -Este cuerpo es diferente al resto. No sólo porque está entero, sino por el estado en el que se encuentra. ¿Crees que podría ser la primera víctima de nuestro asesino?

Pero esa no era la única pregunta que había que hacerse. Si todas esas partes de cuerpos estaban bien guardadas en frío y bolsas herméticas, ¿de dónde venía ese olor a putrefacción?

 -Y otra cosa, tiene que haber algún resto en descomposición por aquí fuera. Este olor no puede venir del interior del arcón. Ayúdame a buscar, Wilson.

Wilson se acerca y echa un vistazo a al arcón. Claramente impactado por el horror, da un paso atrás y cierra los ojos unos instantes. Cuando los vuelve a abrir, su mirada se ha endurecido e inspecciona el contenido con el ceño fruncido y los labios apretados.

Cuando Brooke le pregunta su opinión sobre el cuerpo al fondo del arcón, el profesor medita la respuesta unos instantes y dice: - Podría ser, pero en ese caso se trataría de un cambio en su manera de proceder y podría no estar relacionado con los asesinatos en serie. - después de pensar un poco más y mientras están buscando el origen del olor, añade - O puede ser que sea el motivo de los asesinatos. Gardner podría haberle mentido a Dennison y no estar buscando la inmortalidad, sino una forma de resucitar a alguien. Podría estar reuniendo partes de cuerpo para crear uno nuevo que aloje el espíritu de la persona que está en el fondo del arcón. -

Dejándose guiar por su olfato, los agentes no tardan ni un minuto en localizar el origen del olor. Claramente procede de una de las bolsas de basura. Tras asegurarse que que no hay trampas, la abren y encuentran el par de brazos que faltaban en el arcón.

El olor es tan intenso que al profesor le sobreviene una nueva arcada. Cuando consigue dominarse dice en tono triste: - Descartados, como si fueran cromos sobrantes de su macabra colección y no partes de una joven que ha pagado con su vida por el capricho de un enfermo. -