Partida Rol por web

Una ráfaga de viento pareció azotar la clase, y delante de la enorme pizarra apareció ese ser…el ser que conocíais como Korosensei.

-Buenos días alumnos.-Sonrió mientras agitaba sus amarillentos tentáculos en el aire.-¿Estáis listos para un apasionado y divertido día donde aprenderemos matemáticas? .-La mayoría de los alumnos de la clase se quedaron callados, aunque el resto se limitó a decir “Si…” con un tono algo desganado-Muy bien…por cierto, Kaiki-Kun…te has dejado esto sobre la puerta.-Declaró para entonces aparecer al lado del muchacho. Portaba en uno de sus tentáculos un pañuelo, y envolviendo el borrador que había colocado sobre la puerta.

-Tienes que ir cuidado dónde vas dejando estas cosas…no vamos a tener un buen asesinato si eres tan descuidado…nurufufu.-La cara del pulpo ganó unas franjas verdes y lentamente avanzo hacia la pizarra.

-Sé que muchos andáis preocupados sobre porque he tardado tanto…¿quiere decir eso que me he ganado vuestro afecto?.-Preguntó mientras algunas lagrimas salían de sus ojos.-Sois los mejores asesinos que un profesor como yo podría tener…-Dicho eso un saco apareció de la nada acompañado de una ráfaga de viento.-¡Hoy he tardado un poco más porque fui de compras!-Rápidamente volcó sobre su escritorio un montón de chocolatinas. Eran montañas y montañas de calorías, azúcar y grasa. El profesor se debió de dejar todo el sueldo en ello.

-Muy bien, aquí hay…500 barritas de chocolate, ¿cuántas harían falta para construir una estatua ?.-Preguntó mientras todos os quedabais en blanco. ¿Realmente quería hacer eso con 500 chocolatinas?

Shiota Nagisa el muchacho de la segunda fila, estaba apuntando intensamente en un pequeño bloc de notas mientras miraba al profesor. El resto de la clase parecía estar absorto en sus pensamientos, pero de repente  Maehara de la primera fila se puso de pie.

-Sensei, ¡por favor, no haga una pregunta tan difícil a Terasaka, corre el riesgo de fundir su cerebro!.-Exclamó mientras una risa general sonaba por la clase, excepto Terasaka que estaba de pie señalando a Maehara.

-¡DEJA DE DECIR CHORRADAS!.-Gritó furioso el muchacho mientras se sentaba y se cruzaba de brazos..

¿Hmmm? Miré con ojos cansados a la chica que se sentó a mi lado, creo recordar que se llamaba... ¿Shinoa?

Me quité uno de los auriculares y se lo tendí para que pudiera escuchar. Soñaba rock, con el volumen medio-bajo para que pudiera escuchar algo a mi alrededor. Podría sonar raro que una chica como yo escuchara ese tipo de canciones, y más aún el poder quedarme dormida escuchándolas pero me gustaba.

Observé que varios de mis compañeros iban llegando, al menos no había sido la última. También como uno de ellos colocaba una trampa, no creo que haga efecto... Korosensei entraría demasiado rápido como para que el borrador se moviera de su sitio.

En un momento dado el pulpo llegó, cuando dijo la palabra "matemáticas" ya me encontraba con la cabeza pegada al pupitre. Las odiaba... Bueno, las matemáticas y todas las asignaturas pero sobre todo esas. Sin embargo al escuchar la palabra chocolate volví a prestar atención y mis ojos se iluminaron al ver tango chocolate junto.

Algunos compañeros comenzaron una pequeña riña a lo que sonreí con timidez.

-Korosensei... ¿Por qué no nos da algunas barritas? Ha llegado tarde y un profesor nunca debe de llegar tarde para dar clase a sus alumnos... Tiene que darnos algo a cambio... Tal vez esas barritas...- dije de forma perezosa sin apartar la mirada del chocolate aunque con cierta timidez.

Al poco apareció Hikari, siempre me ponía en duda si decirle Hikari-kun o Hikari-chan pero en cualquier caso la saludé con la mano -buenos días- pero antes de responder sobre Korosensei este mismo hizo aparición de golpe en el aula, también había inutilizado la trampa de Kaiki. Retomé la muleta y me dirigí hacia mi asiento, mientras me acercaba respondí a Hikari -supongo que esto nos saca de dudas a todos- tras terminar de hablar me dejé caer sobre mi asiento din ninguna delicadeza, el tener que levantarme y sentarme en tan poco tiempo era bastante molesto a la par que agotador pero al menos ahora sentado en mi pupitre tenía mi libro y la pistola anti-Korosensei.

-no es exactamente afecto Korosensei, pero supongo que no serviría de nada quitarle la ilusión por ahora- pensé para mí mismo mientras sacaba una libreta y abría mi libro que estaba leyendo antes, iba a intercalar mi lectura con la clase según fuese la situación. Escuché a Korosensei hacer una pregunta extraña sobre el chocolate para hacer la estatua -supongo que necesitarías saber el tamaño de la estatua antes- pero seguía con mis ojos en el libro y la poco usada libreta

Meh, ya me imaginaba que la trampa no fuese a funcionar, pero tenía que hacer algo para matar el rato.

Por otra parte, cuando Korosensei volcó todas las chocolatinas encima de la mesa me quedé expectante de lo que iba a hacer con ellas. Igual... con un poco de suerte... pensé mientras me limpiaba las babas de la boca Vainillaaaa.... Me quedé algo embobado pensando en aquel deliciosos sabor. Aunque no tardé mucho en reaccionar, ya que lo que sugirió Izumi me trajo de vuelta a la realidad. -Eso, podrías compartir algunas. ¿Tienes de vainilla? _Vainillaaa

- Buenos días sensei. - Saluda Ginzo poniéndose en pie y haciendo una respetuosa reverencia cuando su maestro entra en el aula. Por supuesto, la trampa preparada para él no funciona, es demasiado rápido e intelginte para ello. Ginzo había intentado cortarle con sus habilidades pero no había servido de nada, la criatura era extraordinariamente ágil y veloz. Tras la entrada del profesor el chico guarda la tinta y el papel sobrante, dejando a seca con cuidado los kanjis en el lateral de su pupitre mientras saca bolígrafo y cuaderno para anotar con precisión todas las enseñanzas del escurridizo sensei amarillo.

Cuando el maestro hace la pregunta de las barritas de chocolate, Ginzo no se atreve a contestar. Es una pregunta claramente matemática relacionada con el volumen o algo así, y el chico no tiene ni idea de la respuesta. Se mantiene en silencio en su pupitre esperando que alguno que sus compañeros le ilumine con la respuesta correcta para anotarla. Ginzo piensa que cada pequeña lección de Korosensei es una valiosísima pieza de conocimiento que debe atesorar con el mayor cuidado, así que se esfuerza en prestar la máxima atención posible en clase.

Por fin apareció aquella cosa. REsultaba enigmático con su sonrisa y sus ojillos pequeños e inteligentes. La forma en que movía sus tentáculos resultaba perturbadora y le revolvía un poco el estómago a Angela pero era imposible no mirarlos, sobretodo los extremos, con aquellas formas tan curiosas que hacían de "dedos".

Angela se puso en pie y, sin levantar la mirada del suelo, contestó, cumpliendo con su papel de chica aplicada y modosita.

-Korosensei, deberíamos hacer una figura con una sola chocolatina y sacar su escala. De esa manera, sabremos cuantas chocolatinas necesitamos para hacer cualquier figura tan solo mirando la escala respecto a la pequeña!

Acepté agradecida la invitación de Izumi para escuchar su música, me coloqué el auricular que me había dejado y me sorprendí al escuchar un estilo de música que no esperaba de ella.-¡No imaginé que le gustase esto!-

Poco después, Korosensei apareció de la nada anulando la trampa que habían colocado en clase. Era divertido ver como deshacía las emboscadas que le preparábamos.

-¡Muchas gracias!-Le dije a mi compañera peliazul antes de levantarme e ir a mi sitio, devolviéndole el auricular que me había prestado.

La clase de hoy iba de chocolatinas pues las matemáticas no me parecían importantes. Nadie estaba perdiendo la oportunidad de intentar conseguir alguna aunque Angela pareció intentar responder a la pregunta.

Me levanté para hacerme notar, iba a dar mi respuesta.

-El numero de barritas depende... de lo patoso que seas para hacer una estatua. Si no sabes, seguramente necesites muchas. ¿Por qué no nos dejas intentar a nosotros a ver cuantas necesitamos, pulpo-sensei?-Cerré los ojos mostrando cara de "niña buena", quizás así lograse llevarme algo.

Hikari observó como la trampa que su compañeros había preparado no servía; para variar.

La muchacha suspiró de alivio al ver que no lo había conseguido aunque eso a ella le quitaba esperanzas. Cuando vio las chocolatinas su estómago rugió un poco. ¿De verdad las matemáticas importaban? ¡Y más con cholatinas ante sus ojos!

Hikari movió la pierna nerviosa, como solía hacer mientras su boca hacía agua y escuchaba a los demás contestar, sin llamar la atención de Korosensei y ver si luego podría robarle una. Ese era el problema de Hikari: La comida.

Korosensei os miró a todos mientras empezaba a mover los tentáculos nervioso.-No,no,no estas barritas están siendo pagadas con el adelanto de mi primer mes.-Se quejó mientras las abrazaba.-Todas son tan especiales para mi…q…quiero decir…-Rápidamente se puso recto y señalo a Angela.-Es un buen plan, pero no tendría sentido…-El profesor desenvolvió una chocolatina y os señaló con ella.-Mis jóvenes asesinos, tenéis que tener en cuenta las probabilidades…nos he dicho de que tamaño ha de ser la estatua, tal vez quiero una de tres metros…o una del tamaño de un pulgar.-Rápidamente empezó a mover los tentáculos hasta formar el David de Miguel Angel solo que con su rostro. Era una estatua imponente, aunque medía un metro.

-Alumnos, ¿cuantas chocolatinas puedo haber gastado para hacer esta estatua de mi físico?,  el 50% de mis chocolatinas?,¿el 10%? ¿O tal vez…el 90%?.-El sensei sonrió y agitó una chocolatina en el aire.-¡El primero que lo adivine se lleva esta chocolatina sobrante!

Me quedé algo triste por saber que no nos iba a dar ninguna a nosotros, aunque todavía podía conseguir algo. -Pues la verdad es que todo depende de, la estatua podría estar hueca o rellena. Lo más inteligente sería mirar cuanto queda de montón de chocolatina... aunque con la pista que nos has dado esta claro que solo te ha sobrado una chocolatina. Así que has usado todas menos una. - dije seguro de mi mismo.

¿¡En serio había hecho una estatua de un metro de chocolate!?

El estómago de Hikari comenzó a rugir y es que esa mañana había pasado de desayunar.

La respuesta de Kaiki no había sido mala. 

-¿Un 99%?

Cuando empiezan a hablar de porcentajes Ginzo se marea un poco. Nunca los ha entendido bien. Va anotando todos los que escucha decir a sus compañeros y profesor.

- Go juu pacento... Juu pacento... Kyu juu pacento... Kyu juu kyu pacento...- murmura mientras anota los números en su cuaderno a la espera de ver cual es el correcto. El premio del chocolate no le motiva para nada, nunca ha sido fan de los dulces. Otros alumnos por el contrario si parecen visiblemente emocionados con la artística disposición culinaria que ha expuesto Korosensei en el aula.

Ginzo suspira algo molesto por el constante ruido de la clase, pero se esfuerza en ignorarlo y quedarse solo con las valiosas lecciones de aprendizaje que el profesor trata de impartir con su extraña metodología.

La clase comenzaba a dar respuestas para ganar el insuficiente premio. ¿Acaso solo lo había traído para jugar con nosotros? ¿Era solo una prueba para ver cómo reaccionábamos? Quizás amotinarse y atacar sería lo mejor para lograr comer algo de chocolate. Si había dulces en juego, no podía quedarme atrás.

-Maldita sea, estoy segura de que quiere usar los chocolates como excusa para que pensemos y así estudiemos... pero esa barrita...-

El placer del chocolate podía contra mi pereza así que me determiné por intentar dar la respuesta que creía correcta.

-Si había 500 chocolatinas y ahora solo queda la mía, la cantidad exacta utilizada corresponde a un 99'8%. ¿Puedo llevármela ya?-Contesté con impaciencia.

¿No había chocolatinas? Me había desilusionado así que volví a inclinarme hacia el pupitre cuando dijo que daría una chocolatina a quien acertase.

No habría hablado. Pero con la comida no se juega y mucho menos con dulces.

-Mmm... No hay ningún porcentaje fijo... Puedes hacer una de un metro con poco chocolate quedando esta muy fina... o con todo el chocolate haciendo una estatua más densa... Excepto con esa chocolatina. Pero debería haber un porcentaje mínimo para poder hacer una estatua de 1 metro... En todo caso depende de la consistencia de la figura...- Alcé la mano y hable en voz baja de forma tímida, pero lo justo para que Korosensei pudiera oírme.

Sinceramente parecía que Korosensei amaba mucho el chocolate ya que no pensaba en repartir el chocolate a algunos que se lo habían pedido además de demostrar una vez más sus habilidades de hipervelocidad, sin duda un espectáculo gracioso de ver a la par que emocionante pero tal como me imaginaba la respuesta que Korosensei quería era la que me había imaginado así que tras su nueva pregunta seguramente no quedaría en silencio.

Levanté la mirada del libro y parecía que el pequeño juego del chocolate iba aumentando, esperé algunas respuestas de mis compañeros antes de responder -Korosensei, las quinientas chocolatinas que tenías ¿eran todas? dijiste que compraste quinientas pero nunca dijiste que fuesen todas- no sabía si era un pregunta trampa o no pero lo mejor era asegurarse

Las chocolatinas engordan - dijo Angela, cansada de las preguntas-trampa del sensei.

-¡Todos equivocados!-Exclamó Korosensei mientras en su cara aparecía una gran cruz que significaba que era incorrecto. De su bolsillo sacó una chocolatina mordisqueada.

-En verdad he usado el 98,5% de todas mis chocolatinas nurufufu...si quereís asesinarme tendreís que ser un poco más listos y ahora ninguno tendrá una chocolatina…todas mías nurufufu.-Rio mientras sus tentaculos se agitaban y su cara volvía a ponerse verde. Pero su enorme error fue decir eso...un aura de violencia empezó a rodear a algunos alumnos.

-¡Pues yo quiero mi chocolate, Korosensei nos ha engañado!-Exclamó Kayano de la segunda fila.

-¡ABAJO LA TIRANÍA DEL PULPO!-Gritó Nakamura, también de la segunda fila.

-¡CHOCOLATEEEE!-Espetó Hara mientras salía de su asiento e iba corriendo a por la figura de chocolate...por desgracia era demasiado tarde, la chica logró agarrar la figura y darle un bocado mientras lanzaba el resto a la clase.

Korosensei no sabía ni como reaccionar, se había gastado todo el sueldo en chocolatinas y ahora se las estaban comiendo los alumnos.-Soy un fracaso...-Comentó tapandose la cara.-No mireís la cara de vuestro pobre profesor...solo da pena y desdicha y...¡Todos recibireís el doble de deberes de matematicas! -.Ahora mismo había entrado en colera y tenía toda la cara roja,

Todos los alumnos parecieron revolucionarse al agarrar un trozo de chocolate, se estaban revelando contra el sensei…¿tal vez sería un buen momento para hacer un asesinato?

Sin duda alguna me esperaba que fuese a ocurrir algo por el estilo, tenía en mente que tuviese más chocolatinas escondidas pero que escondiese una chocolatina mientras lo hacía era tan absurdo que ni siquiera pasó por mi cabeza, pero tenía razón contando la que estaba mordida era un 98.5% pero había ocultado esa información además su cara verde me sacaba de quicio ya que era burlona.

Algunos de los compañeros se volvieron famélicos al tener chocolate al que "atacar" la figura de Korosensei, personalmente no quería chocolate así que le dejé a ellos la satisfacción de comerselo aunque escuché a Korosensei castigarnos con más deberes de matemáticas, sin duda una desafortunada noticia pero era el profesor íbamos a tener que aguantarnos si o si. Sin duda no era el mejor inicio de clase si íbamos a tener el doble de deberes, tenía mis pistola al lado para poder disparar a Korosensei, puse mi mano encima pero al volver a mirar había muchos alumnos con el chocolate, no confiaba tanto en mi puntería como para disparar sin pensar dar a un compañero podría desenvocar la ira del sensei, -Korosensei, el doble no me parece justo, además usted ocultó la chocolatina y bueno...- miré a los compañeros comiendo chocolate -supongo que este desenlace es por que trajo dulces a clase- 

-¡Maldito pulpo mentiroso!-Pensé divertida por la trampa que nos había preparado. Seguramente era una forma de quedarse con todo aunque no le había salido tan bien.

Mi objetivo estaba claro: El chocolate.

Puede que normalmente fuese algo distraída pero no iba a dejar pasar esa oportunidad. Me acerqué intentando ser sigilosa hacia la figura que estaba devorando y repartiendo Hara y tomé un buen pedazo para mi sola.

-Me da igual la tarea, me basta con un poco de dulce.-Me dije mientras me deleitaba con mi botín.

El caos estalla en el aula y el primer impulso de Ginzo es el de levantarse y marcharse, pero se contiene apretando los puños en las rodillas. El ruido que hacen sus compañeros y profesor al gritar se le hace terriblemente molesto, le ataca en los oídos y le parece de lo más incivilizado.

Tras anotar la respuesta correcta al enigma que había planteado el amarillo docente el chico guarda bolígrafo y cuaderno en su maletín y deposita su cuchillo anti-korosensei en el centro de su pupitre. Tras ello cierra los ojos y respirando hondo deja que sus sentidos se centren solo en su respiración, sumiendose en una más que entrenada meditación.

En su mente ya no se encuentra en el escandaloso aulario, si no en su templo interior, una simple pero hermosa construcción de madera en las montañas al borde de un acantilado. En el fondo de este se acumula niebla como si de un océano se tratase, fluyendo con tranquila calma por lo profundo del barranco.

En este estado permanece en torno a un minuto, dejando que sus sentidos se relajen... y entonces abre los ojos con voluntad de asesinato y en menos de una fracción de segundo toma su cuchillo, derriba de una patada su pupitre bloqueando el camino hacia la derecha y lanza dos cortes, uno vertical y otro horizontal hacia donde supone que Korosensei esquivará su primer ataque, coartado por el camino bloqueado que ha creado con su escritorio.