Partida Rol por web

Crucero “YAMATO”

Sistema Ixion – Sistemas Independientes (Fuera de la jurisdicción del Cónclave)

Otra despertar en el YAMATO, aquel viejo crucero cansado, casi tanto como Pavlo, con innumerables batallas sobre su espalda, y que al día de hoy tan solo vaga por el espacio, patrullando entre las colonias de empresas privadas, lejos de la jurisdicción del Cónclave, en los sistemas independientes, haciendo el servicio de seguridad privada para poder abultar mas los bolsillos de la Alianza.

Aquella nave es ahora una sombra de lo que fue antes. Apenas armada, sin cazas de respaldo, y viajando de manera solitaria, sin una flota con la que apoyarse, a visto mejores días, y a tenido mas acción. Hoy solo se pasea de un lado a otro, revisando cargueros y realizando alguna que otra inspección entre las colonias.

Le habían enviado ahí hacía mes y medio, tras su actuación en Hubir-Manga. Por “solo” cargarse a unos cuantos Thalonitas por su cuentoa algo que muchos oficiales no podrían haber hecho en toda su carrera, recibió una medalla al valor, un ascenso a sargento, y una estadía por tiempo indefinido en aquel viejo trasto. No podía quejarse, al menos tendría tres comidas calientes al día, agua, y una habitación para si mismo. Supuestamente tendría un escuadrón bajo su cargo, pero este se resistía a llegar, por lo que tan solo se dedicó durante aquella estadía a jugar poker y contar viejas anécdotas a los demás soldados que había en el lugar, y no es que abundaran demasiado.

Había caído bien desde el principio, aquella nave era diferente a los grandes cruceros insignia clase SSV que lideraban las flotas de la Alianza. Era un lugar para gente curtida. Por momentos uno podía pensar que se encontraba en una cárcel, pero el aire de libertad borraba rápidamente esa idea.

El hombre al mando en la YAMATO es Galen Marshall, un tipo moreno y curtido como Pavlo, aunque mas grande. Un sujeto directo, que se va sin rodeos. Frío y directo, como cualquiera en aquel lugar. No se hace ver demasiado, pero todos le respetan. Es un tipo de fiar, pese a lo tajante que puede llegar a ser.

El gusto a Whisky y cigarros de la noche anterior aun perdura en la boca de Pavlo mientras este se despierta de nuevo en su habitación. El vaso de Whisky aguado por el hielo permanece a un lado, junto a varias colillas dispersas alrededor de un cenicero. Una imagen cotidiana.

El reloj marca las 0800, aunque en aquel lugar no es que importe demasiado, salvo si uno no quiere perderse el desayuno. Lo cierto es que los soldados de infantería no tienen mucha actividad salvo alguna que otra inspección, por lo que no hay un programa ajustado. Seguramente sea otro día de dar vueltas por la nave, limpiar el arma, contar viejas anécdotas y ganar algunos créditos a los soldados novatos. Otro día sin mucho que hacer, y sin un escuadrón al cual comandar.

Unos golpes firmes suenan en la puerta metálica que da a los pasillos de la nave, pasillos que recuerdan a los viejos submarinos del siglo veinte. La cabeza de Pavlo da unas vueltas, pero los golpes, firmes, vuelven a sucederse otra vez. Parece que es hora de ponerse a trabajar, eso o le traen en desayuno a la habitación, aunque esa posibilidad es tan improbable como irrisoria...

Las sábanas se pegan en la piel de Pavlo, su piel sudada de la noche anterior por los calores del alcohol, la grasa del humo de cigarrillo en el ambiente, y un sistema de purgado de aire que, al igual que la Yamato, debería haber sido reemplazado hace rato.

Mira el vaso con un culo de whisky, echado a peder por el agua, y el cenicero repleto de colillas. La cabeza embotada, de un manotazo busca la punta de la sábana para darse vuelta e ignorar el número en el despertador. Aunque su estómago protesta... el desayuno parece cada vez una opción más atrayente que dormir unos minutos más.

Me estoy echando a perder... cruza por su cabeza. Pero claro, es un soldado viejo, y ese es su privilegio.

El golpe en la puerta resuena. Suena de nuevo. Y otra vez. Por qué mierda no te irás? Tal vez alguno de esos muchachos pensó que se habría quedado dormido y lo está recogiendo de camino al comedor.

Abre la boca. Vete a la mierda, está por decir. El entrenamiento toma el lugar de su cerebro, sin embargo, y mientras se sienta en la cama, frotándose la cabeza, emite un fuerte y ronco: Quién es?

La voz que oye Pavlo al otro lado de la puerta le es familiar, aunque le llama la atención que pueda oírla a aquella hora del día, y precisamente tocando a la puerta de su habitación.

- Teniente Anders – dijo una voz firme al otro lado – abra la puerta, tengo noticias importantes – agrega, y aunque parece que diera una orden, no lo dice con tal tono.

Anders es un sujeto joven, al menos para su rango, pues siendo un poco menor que Pavlo ya es teniente. Se dice que en realidad a llegado a su puesto por influencias, sonreír cuando es debido, y oler los traseros adecuados, pues no se tiene mucho registro de sus actuaciones en combate, por no decir que no lo hay. Sin embargo, contrario a lo que se podría esperar, es un sujeto agradable, al menos para aquel lugar. Dista mucho de ser el oficial arrogante, y mucho menos de ser el hijo de mamá acomodado. Lo cierto es que cualquiera podría decir que es uno mas dentro de la nave, aunque resalte un poco por esa obsesión de ir mas arreglado de lo normal por los pasillos de aquella nave, pecar de un exceso de formalismos a la hora de hablar, y ser bastante ortodoxo en cuanto a cuestiones protocolares se refiera, aunque no por eso deja de ser uno de los pocos oficiales con los que se puede estar, o al menos eso puede decir Pavlo según su experiencia.

Sin embargo, el motivo de su visita tan temprana es un misterio. No es que en la YAMATO tengan un programa muy ajustado, ni mucho menos, por lo que Pavlo no puede hacerse una idea de el por que de tanta urgencia.

- Un segundo Teniente, masculla Pavlo mientras se levanta, frotándose los ojos para ahuyentar el sueño y la modorra.

Rápidamente, se pone los pantalones, se calza las botas y abre la puerta en su musculosa de algodón blanca, sobre la cual destacan las chapas identificatorias. Su piel, morena y curtida, está cruzada por varias cicatrices grandes. Anders hace un pequeño mohin al verlas; o al ver a Pavlo tan "casual"... lo cierto es que el soldado las exhibe con orgullo como marcas de los años.

Debido a que está en la puerta de su barraca, Pavlo solo hace una media venia, con una sonrisa. Disculpe, teniente, estaba por ducharme, dice, lo cual en realidad tampoco es una gran mentira. Quiere pasar?

La manivela de la puerta metálica, única entrada a la habitación de Pavlo, rechina fuertemente mientras Pavlo la hace girar para abrir la puerta.

Detrás de ella esta Zack Anders, teniente de infantería, y oficial a cargo de dicha fuerza con mas rango dentro de la YAMATO, salvo, claro, por el capitán de la nave, Galen Marshall. Anders va impecablemente vestido para aquella hora del día y justamente en aquella nave, aunque eso, a esta altura, no es algo que sorprenda a Pavlo, a quien saluda con el gesto oficial, siguiendo el protocolo, apenas lo ve, y sin perder tiempo entra a la habitación, caminando con su paso característico, ordenado y firme.

Mientras cierra la puerta tras el paso del teniente, Pavlo puede notar que este lleva unos expedientes bajo el brazo, seguramente sean la razón de aquella visita tan temprana.

Anders echa un vistazo a la habitación mientras da la vuelta sobre el lugar en el cual esta parado, aclara su garganta, y se queda de pie firme frente a Pavlo.

- Seguro se preguntará que hago aquí tan temprano, sargento Kyonz, así que iré al grano – tras esas palabras, toma el expediente que lleva bajo su brazo y extiende su mano hacia Pavlo, ofreciéndole aquellos archivos – Parece que finalmente han decidido enviarle su escuadrón, supuse que querría saberlo a primera hora – le dice mientras ofrece a Pavlo el expediente.

Pavlo toma el expediente con una mano, mientras flexiona las rodillas... rápidamente se detiene, ofreciendo la única silla en la precaria habitación al Teniente. Gracias Señor, por supuesto, señor. Quiere sentarse?

No puede evitar que sus ojos se vayan al contenido de la carpeta, no sabiendo si debería abrirlo frente a Anders pero ansioso de ver qué mierda le han tirado. Es su primer comando, aún no cree que le digan Sargento por los pasillos... y Anders lo pone nervioso con tanta corrección. Tendré que ser así? Es algo imposible, claro...

- No gracias – responde Anders de manera amable pero firme, rechazando la oferta de Pavlo – tengo que seguir con mi rutina – agrega, algo que no muchos pueden decir en aquella nave – ademas creo que va a querer un momento a solas para revisar el historial de sus hombres – añade mientras se acerca a la puerta, abriéndola por su cuenta, aunque se detiene antes de salir – hay algunos nombres marcados en esos archivos, soldados que creo resaltan entre el resto, tal vez quiera echarles un vistazo. En cualquier caso voy a organizar citar a sus hombres para que pueda encontrarse con ellos en la sala de conferencias “C” después del desayuno, en una hora.

Tras esas palabras, que pese al tono se nota claramente de que esta dando una orden, al menos por la ultima parte, Anders saluda a Pavlo, siguiendo el protocolo, faltaría menos, y sale de la habitación, alejándose a paso firme.

Pavlo tiene tiempo de consultar la información que hay en los expedientes. No es que lo que haya en esos archivos dijera mucho, o al menos no lo hace para Pavlo. La mayoría de la información personal, salvo por edad, peso, altura, y demás detalles, se encuentra censurada por el alto mando. Nada anormal, no les suele gustar andar enviando esa información a todas partes, nunca se esta lo suficientemente seguro. Aunque muchas veces también se debe a que tal información no existe, no es que importe demasiado a los oficiales.

De todas formas, la información que aparece no es que resulte muy interesante para Pavlo. Puntuaciones durante el adiestramiento, notas en exámenes, nada que pueda ser realmente relevante en el combate, según puede saber por propia experiencia. Aun asi, hay algunos nombres marcados entre las paginas, como había dicho Anders.

Wolf, Edward, Ráccor, Foley, Velazquez, Hiro, Conrad y Frost. Esos son los nombres marcados, y según puede ver Pavlo, son los que destacan entre los dieciséis nuevos soldados que tiene bajo su mando. Todos destacan en la media, aunque hay algunas sugerencias de Anders para el desempeño de cada uno según los resultados de los meses de entrenamiento. Wolf tiene conocimientos básicos y medios de medicina, lo cual le hace un buen sanitario para el grupo. Edward destacó durante el entrenamiento en pilotaje de vehículos terrestres, en todas las categorías. Velazquez fue el mejor tirador de su grupo, con una marca excelente, mientras Hiro parece tener una distincion en el uso de explosivos, siendo un perfecto ingeniero también. El resto destaca en habilidades de combate por sobre los demás reclutas.

Sin duda buenas recomendaciones de Anderson, aunque Pavlo siempre sabe que la ultima decisión es la suya. En todo caso, parece que el grupo que le entregan es bastante competente, o por lo menos según indican los números, y directamente traídos de diferentes rincones de los sistemas...

Ya aseado y prolijamente afeitado, Pavlo termina de vestirse mientras da una última mirada a los expedientes. Medio-decentes, parecen los niños.

Los nervios lo recorren por dentro mientras se coloca los pantalones de fajina y las botas lustradas la noche anterior. La camisa con los jalones de sargento todavía se le hace un tanto extraña, pero el sentimiento se compensa con la pistola ajustada en el cinto. Una última mirada en el espejo, recoger la carpeta, y salir.

La manije vuelve a crujir al accionarla. Ya tengo un trabajito para el técnico, piensa con una sonrisa. Mientras se dirije al salón C para verles las caras a los reclutas, si mente corre... Cómo entrenarlos? Cómo ver si son útiles en combate?

Mientras arriva al lugar, saluda casi sin prestar a atención a varios marinos que se le cruzan. Los marinos, oficiales o rasos, al pertenecer a la Yamato, son algo raro para Pavlo. Siempre con esas costumbres, como si fueran bucaneros de algún perdido pais terrestre antiguo...

Pavlo sale de su habitación y camina a paso firme por los laberínticos pasillos de la YAMATO mientras se dirige a la sala de conferencias “C”, justo en el ala opuesta de la nave. En su camino se encuentra con varios técnicos, oficiales de ingeniería, y algún que otro soldado. Ninguno de ellos parece corresponder a su oficio, ahí todos se mimetizan, parecen trabajadores de una fabrica, o algo mas que piratas... salvo por Anders, claro.

Todos le devuelven el saludo a Pavlo, aunque no de manera formal, y nadie interrumpe sus quehaceres, aunque no es que sean demasiado importantes tampoco.

A medio camino, alguien comienza a caminar a la par de Pavlo, como si saliera de la nada, y al girar la cabeza esta puede ver que se trata del capitán de la nave Galen Marshall. Un tipo agradable, decidido, y bastante humilde para su rango, aunque no siempre se caracterice por mostrar demasiado buen humor. Es raro verle en ese horario por aquel sector de la nave, pues suele pasar la mayor parte de su tiempo en el puente, o en la sala de maquinas. Mucho mas raro es que se acerque a hablar con Pavlo, pues no habían compartido muchas palabras durante su estadía en el lugar.

- Sargento Kyoz – le dice al notar que este se da cuenta de su presencia, ya caminando sin preocupación a su lado, como si fueran al mismo lugar – tengo entendido que finalmente llegaron sus muchachos ¿Como lo lleva? ¿Cree poder hacerse cargo de eso? - pregunta con cierta curiosidad, aunque no parece que sea eso lo que realmente le importa.

- Capitán Marshall, asiente Kyonz mientras acomoda su paso al de su superior. Voy a verlos, señor. No tengo mucho por ahora más que esto, dice mostrando la carpeta que lleva bajo el brazo, y los papeles no pueden decirme lo que una hora de charla, señor.

- Si me permite la licencia de hablar, capitán... Pavlo espera a que Gallen asienta brevemente con la cabeza, mientras pasan por un pasillo estrecho que los obliga a apretarse levemente. El lugar le viene de perlas al soldado para bajar la voz. Estoy nervioso, claro que lo estoy. Nunca pensé que llegaría un momento en el que tendría que estar de este lado de la habitación, si usted me entiende, señor. Que los inteligentes tomen las decisiones, eso pensé siempre.

Sonríe ampliamente, y agrega: Pero estoy listos para ponerles el ejército en el cuerpo, señor. No lo decepcionaré.

Marshall apenas dibuja una ligera sonrisa ante la respuesta de Pavlo, aunque no le devuelve la mirada mientras sigue caminando a paso apurado y firme – Olvide eso, sargento, no tiene que impresionarme. Tan solo asegúrese de que ninguno de esos chicos haga alguna tontería, no hay mas que hacer por aquí. Y no sea muy duro con ellos, todos sabemos que los primeros días aquí son una completa mierda, al menos hasta que uno se acostumbra – dice de manera directa, evitando las formalidades como siempre – por cierto, ya tienen asignada una tarea, Anders tiene los detalles. Ya sabe que los nuevos siempre trabajan primero aquí, así que no esperen una semana relajada – dice dibujando otra sonrisa – buena suerte, sargento – añade a modo de despedida, y tan repentinamente como se había unido a Pavlo, dobla en una intersección y se aleja caminando en otra dirección.

Nuevamente solo, Pavlo sigue caminado durante varios de la nave, a través de los pasillos laberínticos y cada vez mas poblados, hasta que finalmente su camino se corta por una escotilla de metal, cuya señal indica claramente “Sala de conferencias C: Reservado – división de infantería”. Parece que llega un poco tarde, aunque difícilmente nadie diga nada al respecto, aun tratandose de el ligeramente estirado Anders.