Partida Rol por web

Apolo y Starbuck habían seguido a los marines también y les dieron alcance cuando pasaban delante de una sorprendida Kat que acertó a preguntar:

-¿Qué pasa,chicos?

El sargento que lideraba el grupo dio el alto momentáneo y se giró hacia los tres pilotos.

-Han ordenado movilización general. Parece que hay un tiroteo en Ragnar y nos han comunicado que debemos prestar apoyo y evacuar a los mecánicos hasta que despejemos la zona. Al parecer las tostadoras nos estaban esperando en los almacenes de la estación. Estos cylons no son como los de antes, son distintos. Más fuertes y con más potencia de fuego. Pero aún así, sus chips de silicio no durarán mucho más con esta tormenta electromagnética.

Lee ya se había imaginado que algo así podría pasar. Tal y como habian sospechado la nave derribada era un transporte Cylon.
Lo que le extrañaba era que, estando sobreaviso, les hubiesen podido pillar en desventaja. Y además eso de que los Cylon estuviesen mejorados no era para nada bueno.

Bueno. Pues si no le importa les acompañaremos hasta la entrada. Me gustaría ver uno de esos modelos nuevos.

Kat miró a un lado y a otro en busca de una buena excusa para quedarse en Galáctica y quizá trasegar medio litro de licor ilegal, a ver si se le pasaba el cabreo, pero visto que no la había siguió a los otros pilotos hacia el hangar.

¡Malditos culos de hojalata! ¿Cómo es posible que lograran tendernos una emboscada? La teniente frunció el ceño mientras escuchaba el reporte del oficial. No era de extrañarse que las unidades estuvieran mejoradas, si tras cuarenta años de no saber nada de ellos volvían y casi arrasaban con la raza humana. El tema era como hacer de ahora en más para estar un paso adelante de ellos. No podían caer en estas tontas trampas.

-Vamos ya. Busquemos armas o seremos un estorbo en el lugar.

Venga, Starbuck, ¿en serio piensas bajar a Ragnar a pegarte de tiros con los cylon? Yo diría que eso queda fuera de nuestras habilidades, por no mencionar que necesitamos pilotos, no Marines.

Lee asintió al comentario de Kat.

Tranquila Kara. No vamos a entrar en combate. Dudo que nos dejen de hecho. Yo sólo quiero estar cerca para ver si podemos averiguar algo. Nosotros no estamos equipados ni preparados para ese tipo de combate.

-Pues yo insisto que si vamos como meros espectadores sólo seremos un grano en el culo. ¿Quieren quedarse atrás? Bien, lo entiendo, no somos marines de asalto. Pero no quisiera que si algo sale mal, una de esas tostadoras me pillara desprevenida. Allá ustedes si no les importa, yo llevaré una ametralladora y munición y si puedo, me cargaré unos cuantos de esos bichos.

Lee miró a Kara. En verdad no había cambiado anda. Seguía siendo igual de impetuosa que siempre.

No quiero perder tiempo en ir a buscar ningún arma. Además.Que ya he dicho que mi intención es entrar en la Ragnar. Sino echar un vistazo a los Cylons.
Además, lo más seguro es que para cuando lleguemos ya se haya acabado la fiesta.

Kat mira a Starbuck como si se hubiera vuelto loca.

Prefiero no oír nada más, y así en el consejo de guerra que te va a formar el Viejo por insubordinación podré jurar que no sabía nada sin mentir. Que os vaya bonito.

Y se da la vuelta, volviendo por sus pasos.

-Vale Kat, te traeré una cabeza de lata como recuerdo. Pero tú te pierdes la diversión, nena- Starbuck se volvió hacia Lee. -Ve adelantándote si quieres. Yo buscaré algo con qué defendernos y te alcanzo- luego partió hacia la armería a toda carrera.

Kat se dio la vuelta desentendiéndose de sus compañeros. Starbuck corrió hacia el arsenal e introdujo su código privado. Tomó un rifle de asalto y munición y regresó a la carrera donde Apolo seguía a los marines. Ambos pilotos llegaron hasta la compuerta estanca que comunicaba con el túnel de acceso a Ragnar. Allí, el grupo de marines se reunió con otros dos equipos y abrió la compuerta. Inmediatamente un grupo de mecánicos entró en la nave, procedentes de Ragnar. A los oídos de Starbuck y Apolo les llegaron con claridad el sonido de armas automáticas y disparo de pistolas.

Lee escuchó los disparos mientras los marines entraban en la Ragnar. Se acercó a uno de los mecanicos que había regresado, necesitaba saber cómo estaban las cosas dentro y si habían podido hacer algo antes de encontrarse con los cylons.

Vale. Parece que tienen un buen jaleo ahí dentro. ¿eh?
¿Qué fue lo que pasó? ¿Lograron algo de los almacenes antes de que les atacaran?

-¡Estaban esperándonos! -le explicó uno de los mecánicos a Apolo-. Nada más entrar y conectar el sistema eléctrico salieron de la nada. Casi una docena, altos, blindados y disparando a todo lo que se movía. El jefe Tyrol está evacuando al personal técnico pero el viejo, el coronel, Helo y los marines se han quedado ahí dentro. También esa mujer nueva, la de la Pegasus.

Cuando Lee se enteró de que su padre estaba dentro maldijo por lo bajo.

Mierda.

Por qué diantres habrá venido él mismo. Y eso estando sobreaviso de posibles cylons.

Odiaba darle la razón a Kara, pues en realidad no tenía intención de meterse en la Ragnar. Pero aquello había cambiado ahora. Con un gesto de disgusto, se acercó al sargento.

Sargento, ha habido un cambio de ideas. Voy a ir con ustedes.

Kara, por una vez en su vida, en vez de decir "te lo dije", permaneció al margen,escuchando el mensaje del mecánico y aguardó a que Lee tomara la decisión. Al ver que se decidía a entrar, sonrió ampliamente. La cosa comenzaba a ponerse divertida.

-Vamos Lee, yo cubro tu retaguardia. No hagamos esperar más a estas tostadoras para llenarle de balas su latoso culo.

Mientras hablábais con el mecánico, los marines avanzaron por el tubo rumbo a la estación. Entonces aparecieron Adama, Tigh, Helo y el jefe Tyrol. Todos parecían ilesos, pero se les veía tensos y cansados. Todos menos Tyrol llevaban pistolas en la mano.

Los cuatro estais en vuestra habitación compartida, descansando momentáneamente del ajetreo reinante en la nave. La Galáctica volvía otra vez a tomar vida lista para la pelea. Los Vipers, tanto los viejos como los nuevos, estaban otra vez operativos. Se había vuelto a instalar la programación antigua, efectiva ante intrusiones cylons, y las baterías de la nave volvían a estar cargadas. Si los cylons querían guerra, tendrían toda la que quisieran.

Kara descansaba en su litera mirando el techo con los brazos cruzados por detrás de la cabeza. No había alcanzado a entrar en combate y su sangre aún ardía. Sin embargo, estaba aprovechando el momento de calma para poner en orden sus pensamientos.

El ataque de los Cylons había tomado por sorpresa a la humanidad. Tras cuarenta años de no tener noticias de ellos, aparecían de la nada, burlaban sus defensas y casi los exterminaban en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cómo había sido aquello posible? ¿Tan dormidos se habían quedado luego de la anterior guerra Cylon? Sin embargo, no había tiempo de compadecerse mientras se lamían las heridas. Era momento de plantar cara y acabar con los agresores cuanto antes. El mundo era suyo, no de las tostadoras y no podían permitir que se los arrebataran.

-¿Y bien?- dijo preguntando al aire. -¿Qué opinan de todo esto?

Lee estaba tratando de descansar un poco. El estress y la tensión de los ultimos días pasaban facturas. Ahora La Galactica estaba preparada para poder plantar cara ante un ataque Cylon, pero no para una guerra prolongada. Además, la caravana de naves que llevaban tras ellos dificultaban aun más una batalla. Ya que un combate  largo posibilitaba aun más la perdida de naves civiles.

Sin duda no envidiaba la posición de su padre. Las decisiones que tendría que tomar afectaba a todo lo que quedaba de la raza humana.
¿Podrían sobrevivir? Tenían que hacerlo.

Le sorprendió el comentario de Kara.

¿Opinar sobre qué? ¿El ataque Cylon?, ¿nuestra situación?, ¿algo en particular?

Kara miró a Lee con un gesto de sorna en la cara. Siempre tan serio... hasta un simple comentario se lo toma a pecho. Luego volvió la vista al techo, contemplando la nada.

-Sobre el futuro de la humanidad. No puedo negar que toda la vida estuve esperando algo que nos sacara del habitual hastío de las maniobras de prueba y demás simulacros del ejército. Pero no me esperaba algo tan grande. Y menos que nos tomara tan desprevenidos. ¿Cuan imbéciles podemos ser? Si nos han pillado con los pantalones bajos.- Una sonrisa irónica se dibujó en su cara. -Menos mal que la Galáctica no estaba en red... es gracioso que el hecho de que ya fuera una nave obsoleta le permitiera salvarse del ataque y que ahora sera la única esperanza para el puñado de personas que quedamos vivos.