Partida Rol por web

Selkin recibe el impacto del proyectil mágico con un rugido feral, pero sigue en pie.

El padre Jeffrey, visiblement fatigado, falla su ataque de mangual contra el xvart que tiene delante, estando a punto de darse él mismo con su arma.

Un virote de ballesta, procedente del campanario, silba inofensivamente cerca de otro de los xvarts; Benbow también ha fallado.

Escucho la especie de rugido que lanza Selkin y un escalofrío recorre mi espalda . Repaso rápidamente los posibles conjuros que puedo lanzar y a falta de algo mejor opto por lanzarle un proyectil mágico. Me concentro un instante mientras la energía fluye por mi cuerpo y acaba saliendo disparada hacia selkin.

Selkin ruge de nuevo de dolor cuando el segundo proyectil mágico le impacta, y se aparta un paso mientras una extraña transformación le transforma en un híbrido, mitad hombre, mitad rata.

Mientras, a vuestro alrededor, ruge la batalla.

Selkin, que no ha soltado la espada, se vuelve hacia Oskar con el instinto de un animal herido que busca s su agresor, y tira un a fondo con la espada, que impacta profundamente en el cuerpo del enano, traspasando su armadura. 8 pg.

Actuáis los demás.

OSkar retrocede unos pasos conteniendo la sangre que brota de las heridas producidas por el maldito Selkin.Cuando cree estar una buena distancia sacrifica su hechizo de convocar criatura de nivel 1 para curar heridas ligeras. Se pone la mano sobre si y convocando el poder de moradin se cura.

Como una peonza inútil el semiorco reparte mandobles... al aire.

Atacan los xvarts... y fallan todos.

El padre Jeffrey ataca al xvart que tiene delante, pero falla. Oís silbar un virote de ballesta, que se clava en uno delos xvarts, que cae al suelo fulminado.

Turno de Ireth (decide, Sulthalas: rayo de debilitamiento o rayo de escarcha; para ambos has de hacer un ataque de toque cuerpo a cuerpo, sin modificador por tu parte, contra una CA de 16).

Ireth: Contemplo horrorizada la transformación que se produce en ese ser, y cómo resiste los ataques sin pestañear mientras mis compañeros son alcanzados con facilidad por sus armas, y la desesperación me lleva a una acción azarosa,echando a correr me aproximo a Selkin desde un flanco y al llegar junto a él le lanzo un rayo de debilitamiento. Sigo corriendo para alejarme de él, pero no puedo evitar su intento de dañarme.

No, no. El ataque de toque cuerpo a cuerpo es un rayo que apuntas al objetivo y se resuelve como un ataque de toque pero no te has de acercar a él.

De todas formas, fallas.

Fin del turno, siguiente. Actúa Sulthalas y luego Selkin.

Tras el ataque fallido de Ireth pienso que el enemigo más amenazante del momento sigue siendo selkin, así que para él es mi siguiente proyectil mágico.

Selkin encaja sin aparentes problemas el nuevo proyectil mágico de Sulthalas y, al ver que Oskar se ha retirado un paso prefiere no seguirle sino que cambia de objetivo y dirige su atención a Urgk, pero algún efecto ha debido tener todo el daño que lleva acumulado porque falla su espadazo.

Actúan los xvarts que quedan, que vuelven a fallar. Turno para Oskar y Urgk.

Oskar regresa al campo de batalla y ataca nuevamente a su enemigo con su martillo de guerra.La fuerza de este ataque esta menguada por la herida a medio curar de su pecho.

Entestado en acabar con el extraño hombre que encabeza el grupo, Urgk sigue lanzando rugidos y espadazos sin demasiado orden ni efectividad.

-¡Alguno entrará, maldito!

Fallan Oskar y Urgk, van los PNjs.

El padre Jeffrey consigue acetar est avez contra el xvart que tiene delante, cuya cabeza se abre como un melón al recibir un golpe de mangual de lleno.

Benbow dispara su ballesta pesada, clavando un virote en el pie del xvart que hay junto a Urgk, pero sin tumbarle.

Comienzo a preocuparme por la resistencia del cabecilla enemigo y le lanzo un nuevo proyectil mágico, mientras veo como mis energías mágicas se debilitan rápidamente hasta agotarse.

Selkin acusa el nuevo ataque mágico de Sulthalas y, juzgando que de los dos enemigos que tiene a su alcance, el más peligroso es el bárbaro semiorco que está en rabia, cambia de nuevo su objetivo.

Esta vez, los dioses del bárbaro están de su lado (o quizá el cambiaformas esté ya bastante tocado), porque Selkin falla el ataque.

Fallan los tres xvarts que quedan. Turno de Urgk y Oskar.

Providencialmente el ataque del extraño ser en parte hombre en parte bestia no impacta sobre Urgk. Éste aprovecha la ocasión, y cogiendo ventaja del desequilibrio en el que Selkin ha incurrido en su fallido intento, le asesta un nuevo espadazo con todas sus fuerzas.

Esta vez parece que el semiorco controla mejor su impulso, y el arma ejecuta una trayectoria casi perfecta hasta el objetivo.

Emocionado por el golpeque le ha propinado Urk a su enemigo Oskar se lanza a la carga nuevamente y lanza un mandoble de su Martillo de guerra que falla pero por mucho al aun no derrotado enemigo.

El ataque de Urgk con el espadón encuentra un punto débil de la armadura de Selkin, que queda prácticamente partido en dos por el tremendo golpe, derrumbándose en el suelo.

Paralelamente, Ilkar acaba con su enemigo xvart, y los otros dos caen abatidos por sendos virotes de ballesta procedentes del campanario.

Un pesado silencio se cierne sobre el campo de batalla. Aquí y allá, donde alcanza la vista, podéis ver los cuerpos de los incursores y los de algunos (pocos) aldeanos. La victoria es completa y no ha quedado con vida ningún incursor.

En el suelo, la figura de Selkin parece transformarse de nuevo a ser humano desde la de híbrido medio hombre medio rata. Abre los ojos, alza un brazo, tose (expulsando una bocanada de sangre por la boca) y se dirige a vosotros diciendo: ¿Por qué? ¿Por qué unos hombres aguerridos como vosotros habéis arriesgado vuestras vidas en favor de una chusma campesina?

-¿Chusma Campesina?

Urgk es muchas cosas, pero desde luego no un erudito. No puede expresar sus sentimientos con palabras acertadas. Sin embargo, su enorme pecho alberga un duro, pero también enorme corazón. Y se ha sentido herido, como siempre que se enfrenta al menosprecio. Si alguien se ha sentido menospreciado una vez tras otra, ha sido el semiorco. Y no puede evitar ponerse en el lugar de aquellos tratados injustamente por motivos fatuos.

-Estamos con ellos. Son buena gente. Tú y los tuyos los atacásteis. No hay una buena razón. Ser campesinos no quiere decir que sean chusma...