Partida Rol por web

Zolkar le parecía un buen hombre, no le extrañaba que Lorrimor se relacionase con él. Decidió ir más allá, seguramente Jarik desaprobaría lo que iba a hacer pero necesitaban a alguien que colaborase en aquel pueblo, y esa persona podía ser el tabernero...

Por supuesto que degustaremos sus tétricos manjares pero aún es pronto para ello... Sigamos hablando si no le importa.... Cree la versión "oficial" de la muerte de Petros? Sabe quién exactamente encontró su cadáver?

Amigo Zolkar, si me permite la consideración, estamos convencidos de que Lorrimor no se cayó....y vamos a llegar hasta el fondo de este asunto para aclarar todas las sombras que existen en torno a la muerte de nuestro padre. Limpiaremos su buen nombre y alejaremos de Ravengro el peligro que le acecha. Conoce la Senda Susurrante?

Y ya no había marcha atrás, en cuanto pronunció la última pregunta había traspasado una línea de no retorno. Fijó su mirada en los ojos de Zolkar con determinación, si alguna sombra se asomase en la actitud del tabernero llamaría a Sic...

Zolkar quedó algo perplejo tras la confesión del sacerdote enano. No tenía ni idea de a qué se refería Ishaya con esa tal Senda Susurrante, pero a pesar de eso, no puso ni la más mínima objeción a la decisión que los "hijos" del profesor habían tomado.

- No sé a quién te refieres, pero si son los culpables de la muerte de mi querido amigo, sólo espero que paguen por el mal que han hecho...- dijo al tiempo que su rostro se enturbiaba por la llama de la venganza. - El cuerpo fue encontrado por el alguacil Caeller. - mientras Kendra asentía - Lady Lorrimor avisó de que Petros había desaparecido, y Benjan fue el  único con valor suficiente para adentrarse en el perímetro de Harrowstone y buscar a mi amigo.- respondió con seguridad.

Jarik miro a Ishaya. Entendió que para empezar debían confiar en alguien para comenzar sus pesquisas , así que dejo que este continuase por ese camino. Observaría por donde continuaba la conversación. Pero ya veía que Sic estaba algo tenso...señal inequívoca de que su furia. Pensaba si debía pararlo cuando fuesen a ver al amigo Gibbs...se estaba ganando el odio de todo el grupo. Y si no se equivocaba, hasta Ishaya comenzaba a pensar en que la visita a Gibbs no sería muy amistosa...

La actitud de Zolkar acabó por convencer a Ishaya que no se había equivocado, el tabernero era de fiar. Comprendía las reticencias a desvelar información sobre sus intenciones pero estaba convencido que a aquellas alturas los agentes de la Senda Susurrante que operasen en la zona ya estaban al corriente de su presencia....y después de sus actos en las Restlands no les quedarían dudas de que los hijos de Lorrimor no eran personas que dejarían correr las cosas. Pero era momento de aflojar, era el primer encuentro con un lugareño y no había ido del todo mal.... La obligada visita a Gibs no sería tan agradable...

Bueno, estimado Zolkar, creo que es momento de degustar tus mejores platos. Comeremos junto a ti en memoria de Lorrimor...

Zolkar, entusiasmado por disponer de nuevas personas que impresionar con sus dotes culinarias, marchó rápidamente hasta la cocina para ponerse manos a la obra, no sin antes colocar al grupo en una acogedora mesa ovalada de madera de roble. Era una hora adecuada para comer, tal vez algo temprana, pero seguramente la tarde sería más ajetreada, con lo que era mejor afrontar los sucesos con el estómago bien repleto.

Tras unos instantes, Zolkar trajo un líquido similar al vino, de color rubro y algo espumoso. Para acomañarlo, portó también una bandeja con unas bolitas que a simple vista parecían ojos humanos fritos.

- Es algo para ir abriendo boca.- comentó el tabernero - Ojos de rondadores de tumbas, y para acompañar: Sangre de doncella virgen.- Acto seguido, volvió a marchar hacia la coc¡na.

Al cabo de una hora aproximadamente, Zolkar retornó, en esta ocasión con una gran estaca la cual empalaba un gran asado de carne. Su aspecto era ciertamente suculento. 

- ¡¡Carne de vampiro a la estaca!! Espero que lo disfruten.- mientras posaba el mamotreto que sostenía el gran trozo de carne ensartada. Después de esto volvió a sus quehaceres en la barra.

Lyria ahogó una expresión de repulsión al ver lo que parecían ojos humanos fritos, pero se recordó que todo era una puesta en escena, convenida y fraguada con Lorrimor, y que las apariencias nada tenían que ver con la realidad.

Olvidándose de todos los modales, ya que al fin y al cabo se encontraban en una taberna de pueblo y rodeada de sus hermanos, pinchó uno de esos extraños globos oculares con su cubierto y se lo llevó a la boca:

- Realmente delicioso Zolkar! - Se volvió hacia el tabernero y le preguntó - Se puede saber qué es realmente? O los "magos cocineros" no revelan sus trucos? - Acompañó la pregunta con un guiño de complicidad.

Zolkar se acercó hasta la hechicera cambiante y le susurró al oído:

- Son bolitas de queso de cabra con una aceituna negra dentro...- mientras sonreía al ver como la joven muchacha disfrutaba de la comida.

Erodel pinchó solo un par de aquellos "ojos", mientras sorbia poco a poco su bebida. Más tarde, cuando Zolkar irrumpió con la carne estacada, se sirvió un par de buenos tajos, de las partes mas rojizas y comenzó a disfrutar del banquete. A lo largo de lo que recordaba de vida, el niño siempre había aprovechado cualquier comida que se le presentase como si fuese la ultima, al igual que hacían los leones de Mwangi, según le habían contado. Nunca se sabía cuando sería la proxima vez que comiese. El hambre había hecho estragos en algunas ocasiones con el niño de ojos jade. Mientras degustaba la roja carne, cavilaba sobre el proximo paso. Visitar al alguacil? Eviscerar a Gibs? Aunque sopesaba las opciones, en el interin sabia que la ultima decisión recaería sobre los anchos hombros de Ishaya, su amigo.

Desapercibido o ignorado, Sicarius no era de los que destacaban en una conversación en la mesa si no era por su frecuente falta de educación. Sus compañeros hacían cávalas y él escuchaba. Sus hermanos discutían el plan a seguir, el guerrero se guardaba su opinión para luego.

Al fin habló:

Después de comer deberíamos ir a por Gibs, ese bastardo escurridizo debe pagar por su ofensa.

Aderezó sus palabras con un golpe en la mesa y tras mirar al resto esperando aprobación o rechazo, siguió comiendo.

Ishaya terminó de degustar las magníficas viandas que les había ofrecido Zolkar, era justo decir que la presentación original de los platos agradaban a la vista pero en su sabor se encontraba el verdadero arte del tabernero... Otra cosa no, pero desde que llegaron a Ravengro lo mejor que habían hecho era comer. Era hora de continuar con las pesquisas...Por dónde continuar?

Maese Zolkar, no hay dinero suficiente en estas humildes bolsas para hacer justicia con la exquisita comida con la que nos habéis deleitado... Por favor, decidnos el precio al que ofreces tan digno yantar, precio que no valor, ya que este es incalculable...

Y al hilo del comentario que profirió Sic decidió poner en voz alta el pensamiento que durante toda la comida le había rondado por la cabeza.

En mi opinión deberíamos ir primero a ver al alguacil de la zona, informarnos de la versión oficial de la muerte de padre, conocer la opinión de la autoridad....Luego le pediremos que nos acompañe a ver a Gibs. Mi intención es acusarle de injuriar la memoria de Lorrimor y pedirle que, ante la ley en Ravengro, presente las pruebas que tenga.

Ishaya se guardó un sino.... Si no le convencía lo que aquel malaje tuviera que decir le iba a ser muy difícil retener a Sic....

- Así sea Ishaya... - se pronunció el niño. La cordura era parte de la forma de ser del enano, y él, ahora seguidor de las maneras del sacerdote, no se opondría. Preferiría visitar al tal Gibs sin la presencia del alguacil, sabedor de que las cosas probablemente no acabarían bien con aquel desgraciado, pero la sensatez de Ishaya a buen seguro les conduciría a lugares mejores que si se dejaban llevar por la ira, tanto de Sic como la suya propia.

Suspirando de satisfacción, Erodel retiró su plato y reposó el banquete, dando los ultimos sorbos a su vaso, mientras esperaba las palabras de los otros o la pronta retirada a los quehaceres del dia que les esperaba.

Zolkar agradeció con una pequeña reverencia los cumplidos del sacerdote enano, no en vano, ese era su negocio y disfrutaba viendo como los comensales degustaban sus platos.

- Una pieza de oro será suficiente, hermano Ishaya- contestó el tabernero mirando al suelo, intentando no parecer excesivamente caro.

Lyria extrajo un par de monedas relucientes de uno de sus bolsillos:

- Permitidme invitaros hermanos. - Dijo Lyria dirigiéndose a cada uno de sus hermanos. Acto seguido se giró a Zolkar - Dos monedas me parece un precio más justo, primero por las deliciosas viandas que nos ha preparado, y segundo por la afectuosa compañía recibida, ..., creo que también estamos necesitados de ella, y nos da pie a visitarle de nuevo en otro momento.

Dicho esto entregó el dinero a Zolkar y se volvió a sus hermanos:

- Nos ponemos en marcha?

Jarik metió la mano en su bolsa y sacó una pieza de oro.

Hoy invito yo- Dijo, mientras su mente giraba en torno al comentario de Ishaya.

La idea de ir solos a ver al tal Gibbs no le gustaba, y el tambien había pensado en ir acompañados por el alguacil, pero la manera como había resuelto el enano la situación le gustó sobremanera. Tenía miedo de lo que sus hermanos y el mismo podrían hacerle al idiota de Gibbs. Así, Ishaya había dejado en manos de la autoridad la acusación de ingurias... Era mucho más difícil que la situación se descontrolase. Y si era así, tendrían al alguacil para sosegar la opinión del pueblo... Que no estaba de su parte por otro lado...

Tu idea me parece correcta Ishaya. Que caiga sobre Gibbs el peso de la justicia por mentir sobre el bueno de Petros.

Al verla moneda de Lyria ya sobre la mesa, Jarik la miró con una sonrisa... Había sido más rápida que el...

Pagamos a medias esta vez?

Lyria miró a Jarik con una sonrisa respondiendo a la de este:

- No. Esta vez me toca a mí. Guárdate la moneda para la próxima vez que vengamos. Te tocará invitar a tí! - y acompañó la frase con un guiño y una sonrisa más amplia.

Lyria se dirigió a la puerta para encaminarse a su próximo objetivo sin más dilación. Pero antes se volvió para dirigir un último adiós al bueno de Zolkar.

El grupo salió del Demonio Sonriente con el buche lleno, y la sensación de haber encontrado una persona de trato afable en ese villorrio abandonado de la mano de Pharasma. Según las indicaciones del bueno de Zolkar, la oficina del alguacil, era una de las construcciones más grandes de la plaza y ciertamente, no se equivocaba.

Tras volver sobre sus pasos, siempre custodiados y seguidos por Río Viejo, -que no cesaba de hacer cabriolas y reclamar atenciones -los Vengadores llegaron nuevamente hasta la plaza. Tímidamente, la gente había salido a sus porches, retomando su actividad, aunque cuando el grupo hizo acto de presencia, algunos lugareños decidieron que lo mejor era volver al interior de sus casas. A pesar de eso, la gran mayoría continuó en la calle observando a los amigos de Lorrimor. No había gestos de desafío en sus caras, sólo silencio, y en algún caso miedo...

Ya en la plaza, un letrero de madera sobre una gran construcción de madera y piedra, reveló cual de todos los edificios era el reservado para las funciones de los agentes del orden. Se trataba de un gran caserón, que seguramente en el pasado sirviera como cobertizo para almacenar grano. Frente a su entrada, un hombre, armado con una lanza y que portaba una casaca de cuero, custodiaba la entrada al lugar, mientras fumaba tabaco liado en un cigarrillo.

Lyria se agachó para hacerle una nueva caricia a Río Viejo, no sabía decir bien por qué, pero le gustaba ese perro al que algunos parecían poner muy rápidamente la etiqueta de andrajoso. En sus ojos parecía brillar una inteligencia fuera de lo normal.
Lyria volvió a levantarse, despidiendo a Río Viejo, y centrándose en su nuevo objetivo. Se adelantó al resto, iluminando su cara con una sonrisa y contoneando su cuerpo lévemente. Lo justo para que se apreciasen todas sus curvas, pero para que no pareciese provocativo.

- Buenos días. - Dijo dirigiéndose hacia el aparentemente rudo guardia - Me haría el inmenso favor de avisar al alguacil Caeller? Tenemos un asunto que comentarle señor ... - Lyria dejó la frase en el aire con la sana intención de conocer el nombre de su interlocutor.

El respeto, la amabilidad y cara bonita podían obrar milagros, ..., aunque no siempre.

Esta vez la voz cantante la iba a llevar Lyria. Eso estaba bien, le permitía centrarse más en las respuestas que en las preguntas a realizar.... También podía centrarse en Sic y Erodel por si tenían algún arrebato de los suyos...
Lyria tenía un talento especial en su trato con los hombres, estos se quedaban solamente en la fachada y no eran capaces de razonar ante la visión de espectácular cuerpo de su hermana... Y ahí estaba su perdición, ella era más inteligente que la mayoría de hombres y para cuando se daban cuenta, ya habían caído en sus redes.
Ishaya cconocía los placeres de la carne, pero jamás permitiría que le nublasen el sentido.
Permaneció en silencio a la espera de la respuesta del guardia.

El guardia quedó cuanto menos embobado ante la escultural belleza de la hechicera cambiante. Se llevó la mano enguantada hacia la frente y secó sus frente perlada de sudor. Tras las lluvias de los últimos días, la humedad en Ravengro -localidad cercana a un pantano y cruzada por un río- había aumentado la temperatura durante según avanzaban las horas del día.

Después de recomponer el gesto como pudo, el guardia intentó responder a Lyria:

 - Disc... Disculpe señorita- se afanó a decir sin poder quitar sus ojos de la bella moza. Quizás su mente viajaba más rápida que su mente, o tal vez, aún estubiera bajo el encanto de la hechicera de ojos dispares - El jefe Caeller se encuentra en la herboristería.- mientras indicaba el edificio con su dedo.

Lyria ensanchó su sonrisa al cada vez más nervioso guarda. En el fondo disfrutaba con ese juego, pero sabía que si se extralimitaba podría girarse en su contra. Decidió no poner más nervioso al guarda y se despidió amablemente de él: - Muchas gracias por las indicaciones. - Sin embargo, no pudo resistirse a añadir - La próxima vez me deleitarás con tu nombre? Le guiñó un ojo al nervioso guardia y se dio la media vuelta sin dejar responder a su pregunta. Cuando sus hermanos le vieron la cara, Lyria tenía una expresión divertida en el rostro a causa del pobre guardia.