Partida Rol por web

Todo había sido una locura... La sensación de impotencia había dejado a Jarik cansado. La tensión dentro de la tienda había sido casi física. Notaba que estaban tan tensos como el resorte de una pistola. No había podido decir nada dentro. Se había quedado como si todo estuviese pasando en otro lado. Y lo cierto es que estaban haciendo 'amigos' por todos lados. Esto no podía continuar así.

-Hermanos. No se si os dais realmente cuenta que no estamos actuando como se debe... Hemos estado  a punto de enzarzarnos con el alguacil. Y no podemos permitirnos ser ni arrestados ni mirados con más recelo. Creo que deberíamos ser más cuidadosos cuando hablemos con alguien... incluso con el desgraciado de Gibbs. Tendríamos que hacer las cosas bien... No dejarnos llevar...

Ishaya escuchó en silencio lo que Lyria le susurró, según iba avanzando en su razonamiento el enano no pudo hacer otra cosa que estar de acuerdo. Sería un buen acto que quizás les ayudase a congraciarse con los habitantes de Ravengro... Se inclinó hacia Lyria y le susurró

Cuando volvamos a casa de padre se lo planteas a todos, me parece buena idea...

Y dicho esto se giró ante la interpelación de Erodel...

Cuanta templanza, cuanta sabiduría. Sus hermanos poseían el don de calmar  y enfriar las cosas, pero el guerrero era temperamental y la herida de la perdida de Lorrymor sangraba con la fuerza de un torrente, su dolor se convertía en furia y más después de tener casi seguro la certeza de que no fue un accidente sino un asesisanto. 

Sicarius resopló ante las palabras de Jarik y se sobó la enorme cicatriz de su faz como secándose el sudor.

Movámonos ya, esto empieza a parecer un teatro de juglares con tanta cháchara y disculpas. Hablemos con el padre Grimburrow y vayamos a buscar a tarado de Gibs antes de que se lo carguen los otros.

Lo de Gibs comenzaba a ser una obsesión para el grandullón, pero era su único objetivo claro en su pobre prespectiva de guerrero.

Luego se acercó al muchacho pelirrojo y repitiendo el gesto del dedo del orate hizo burla rápida antes de salir de la tienducha.

uuuuu, malaaaaakaaa.

La hechicera cambiante se dirigió hacia el nuevo, e intrigante, hermano Erodel y hacia su peculiar petición de información resumida en la frase "...en el nombre de los testículos del minotauro, que son esos... estirges...?":

- Es posible que no te guste la descripción que voy a decirte, pero mejor estar informados antes de realizar el paso.

La hechicera giró sus talones para encararse hacia su principal interlocutor y prosiguió:

- Una estirge tiene una forma parecida a la de un pájaro, pero con alas de murciélago, ojos amarillos similares a los de un insecto y 4 patas medianas con las que se puede agarrar a sus víctimas de manera muy eficiente. Disponen además de un enorme y alargado pico con el succiona la sangre a sus víctimas. Una vez la estirge ha atacado y ha empezado a succionar es prácticamente imposible separarla del cuerpo de su víctima, excepto matándola. Drenan unos 2 litros de sangre cada vez que atacan, por lo que cuando terminan de succionar están bastante hinchadas, y las víctimas suelen perecer en ese momento ante la gran cantidad de sangre perdida, sobre todo los niños y los seres más pequeños. Pero además de todo esto, su vida en los pantanos las convierten en vectores de diferentes tipos de enfermedades, algunas gravísimas que pueden acabar con la vida de de la víctima infectada.

La hechicera hizo una pausa para que sus hermanos, sobre todo Erodel, terminasen de digerir la información del potencial peligro al que supuestamente se podrían enfrentar, y añadió el resto de información que conocía de la especial aberración natural:

- También nos debe de interesar que las estirges tienen muy desarrollada la infravisión y el olfato, lo que les permite detectar rápidamente una víctima potencial a la que drenar. Una vez se han alimentado, duermen durante dos días o más, y lo hacen de manera muy parecida a la de sus parientes los murciélagos vampiros, es decir, colgadas boca abajo. Entonces entran en un sueño muy profundo, momento que aprovechan los cazadores de estirges para atacarlas. Y aparte de esto, lo último interesante de conocer es que normalmente conviven en colonias que abarcan territorios de hasta 3 kilómetros, pero estas colonias son trasladadas de lugar una vez drenada la región.

Después de la comunicación de la información principal, Lyria añadió un último comentario sin importancia:

- Se me olvidaba, ..., no todos los seres son susceptibles de ser atacados por la estirge, puesto que algunos como los ogros, gigantes ... tienen la piel demasiado dura para el pico de la estirge, ..., pero por desgracia no nos podemos contabilizar en ese caso.

Después de la demostración de conocimiento de su hermana poco se podía añadir. Su ansia de saber era inmensa y le había llevado a acumular información sobre infinidad de temas... Y eso era de mucha utilidad para el resto, podían prevenirse de los futuros peligros....

Primero iremos a ver al padre Grimburrow y luego nos planteamos el tema de las estirges, que os parece?

Estirges.... aquel nombre se hizo un hueco en la aturrullada mente del niño pelirrojo. Una bestia mas a la que tener en cuenta. Como si no fuese suficiente con los ignorantes aldeanos, las cábalas oscuras y los enfermos mentales que por aquellos lares pululaban en cantidad, al igual que las nubes de semillas de vilanos una tarde ventosa.

- O sea... mosquitos enormes y bastardos... es bueno saberlo... - contestó Erodel con una sonrisa arrebatadora a Lyria. Luego, ajustandose aun mas la capucha y fingiendo no haber oido la chanza de Sic, pues así habria obrado Ishaya, puso un pie delante del otro en el acto más simple y humano, basico y primordial en una criatura errante como él: caminar.

- Vayamos pues a ver al sacerdote local.

El grupo decició proseguir con sus pesquisas. Tal vez, habían perdido el tiempo más de lo que al siempre exigente Ishaya le hubiera gustado, pero del encuentro de la herboristería, se podía destacar una nueva incógnita más en la ecuación que se gestaba en el asesinato del profesor Lorrimor, Benjan Caeller. No quedaba claro el posicionamiento del alguacil, un tipo duro y con cierto tinte siniestro, pero las palabras de Jominda, debían ser suficientes por el momento. Por alguna razón, teníais la necesidad de confiar en alguien, pues desde que pusisteis los pies en Ravengro, las cosas no habían ido todo lo bien que a buen seguro deseabais...

Nuevamente volvisteis a pisar el polvoriento suelo de la plaza central del pueblo. La actividad, proseguía siendo mínima y como recelosa la actitud de los lugareños, pero a diferencia de tan sólo unos minutos atrás, un joven muchacho hacía sonar una dulce melodía con una flauta tallada de madera. Río Viejo, le prestaba total atención, pues ciertamente, la tonadilla resultaba balsámica después de media jornada con algún que otro momento de tensión. El viejo can, daba vueltas intentándose morder el rabo, en una demostración de felicidad impropia de un perro de su edad, pero la escena era agradable, cándida y algo cómica.

Repentinamente, los gritos de auxilio de unos chiquillos llamaron vuestra atención. No sabíais con seguridad de donde procedían, pero lo que estaba claro es que algo o alguien les estaba haciendo pasar un mal rato.

- ¡¡PROCEDEN DEL RÍO!!- grito un lugareño mientras salía de su casa.

- ¡¡Hay que avisar al alguacil!!- exclamó otro con firmeza dirigiéndose hasta sus dependencias.

Un gran murmullo fue incrementando a medida que los gritos se hacían más audibles y desgarrados, pues las gentes de Ravengro salieron de sus casas como si el fuego se las llevara, en pos de averiguar qué era lo que estaba sucediendo en esta ocasión...

Al escuchar los gritos Sicarius solo pudo presentir que su teoría sobre Gibs se iba a cumplir. No tenía dudas de que se encontrarían flotando el cadaver del viejo lunático. La secta no solo no dejaría cabos sueltos, sino que le arrebataría su dulce venganza.

Maldita sea, corramos a ver!

Y con estas palabras el guerrero puso pies en polvorosa.

Lyria, pese al cansancio que acumulaba de la noche en vela anterior, reaccionó con rapidez y comentó al resto de sus hermanos:

- Rápido! Es posible que las gentes de Ravengro necesiten de nuestra ayuda.

Dicho esto salió corriendo detrás de Sic.

El carácter perentorio de la llamada de auxilio no dejaba mucho a la interpretación, alguien estaba en peligro y necesitaba ayuda... Observó con un claro sentimiento de orgullo como sus hermanos ya estaban en movimiento dispuestos a enfrentarse a cualquier situación que se presentase.

Sed cautelosos, no sabemos que podemos encontrarnos...

Decía el enano mientras seguía los pasos de Lyria y Sicarius.

El grupo emprendió una carrera por las polvorientos carrerones de Ravengro, dirigiéndose hacia la fuente de donde provenían tales gritos de socorro. Varias eran las hipótesis que se asomaban al umbral del razocinio de los Vengadores, pero eso no era una carga suficiente como para demorar el auxilio que estaban dispuestos a ofrecer, fuera cual fuera el peligro o enigama que esta vez se alzara ante ellos.

Al llegar a la orilla del río, un trío de niños prepúberes corrían en sentido contrario emitiendo gritos de "Mosquitos gigantes". Kendra intentó refrenarlos, pero entre lágrimas y balbuceos fue inútil averiguar qué sucedía.

-¡¡Vinny!!... Vinny todavía está allí...- sollozaba el mayor indicando con su mano un pequeño islote deonde las gentes de la localidad solían posar sus cañas de pescar. Allí el cuerpo caído de un niño de unos diez años, permanecía inmóvil, mientras una estirge sobrevolaba en círculos.

- ¡¡Encargaros vosotros!!- exclamó Kendra - ¡¡Yo llevaré a los niños de vuelta con sus padres!!- propuso con determinación, mientras daba media vuelta y enfilaba el camino de retorno a la plaza central. Justo en ese instante, otro de esos terribles bestias se descolgó de un árbol cercano y se acercó hasta la orilla...

El enemigo al que debía enfrentarse parecía rápido, escurridizo pero algo débil. Quizás el mandoble no era el arma idonea, era hora de probar nuevas formas, la técnica que había estado practicando en las semanas posteriores al bautismo de armas del grupo. Engarzó su escudo poniéndolo en posición de embestida y con la espada corta oculta tras éste emprendió su carga.