Partida Rol por web

Lyria escuchaba las elucubraciones de sus hermanos, y en una país de estas, intervino:

- El derribo lo debieron provocar intencionadamente los antiguos guardias de la prisión, ..., para detener el motín que se produjo. - Comentó recordando el nefasto día el Harrowstone - Pero intuyo que el desgate o el colapso de alguna estructura por culpa del agua, nos permitirá acceder a las plantas inferiores, ..., que debían de ser las cárceles de los reos, como por ejemplo la sala donde hemos combatido con los cráneos ardientes.

Sin embargo Lyria deribó la mirada hacia las escaleras que subían:

- Personalmente preferiría explorar el piso superior. No me gustaría que me acorralasen los espíritus por dos frentes. - Dijo esto, señalando con una mano hacia arriba y otra hacia abajo.

Ishaya escuchó los argumentos de Desther y Erzsen sobre el origen del derrumbamiento provocado, Lyria apuntó el momento histórico en el que se produjo... ¿Qué horrible pesar persiguió a los causantes de aquella obra durante el resto de su vida? Sabiendo que, a pesar de estar haciendo lo correcto, condenaban a muerte a muchos compañeros... ¿Fue más fuerte, entonces, el sentido del deber que la amistad?¿Sería capaz él, sacerdote de Pharasma, Dama de las Tumbas y el Destino, de aceptar lo que el destino les deparase a cualquiera de sus hermanos con el pragmatismo que su fe exigía? El mero hecho de pensarlo le quemaba por dentro... amaba a su deidad, la seguía con fervor, respetaba todas sus enseñanzas... pero si le dieran a elegir entre ella y sus hermanos la decisión era clara....aunque supusiera una apostasía.

Apartó aquellos funestos pensamientos que la oscura prisión acrecentaba... estaban vivos, y él haría lo que fuera necesario para que siguiera siendo así...

Arriba o abajo me es indiferente... En cuanto a lo de que nos acorralen los espíritus... recordemos que son incorpóreos y que las leyes de la física parecen no afectarles, suelos y paredes no existen para ello por lo que podemos temer una emboscada en cualquier sala del complejo...

Ahora que, en aras de evitar perdernos deberíamos continuar con el patrón de exploración, evitemos dejar salas por explorar a nuestras espaldas... Cuando tengamos limpio este nivel hablaremos de subir o bajar.... Erzsen, por favor....

Y con gran artificio el sacerdote de Pharasma le hizo una reverencia al conde de Anactoria....

Decidido. Primero acabarían de "limpiar" aquella planta, antes de aventurarse arriba, o con suerte encontrar algún acceso secreto a la planta de abajo, que por alguna extraña razón, a Erzsen le atraia más, tal vez por el hecho de estar bloqueada a conciencia. Desandando sus pasos, volvieron a las zonas aún "virgenes" y el joven conde, sonriendo afablemente ante la reverencia de Ishaya, puso sus sentidos a lerta para descubrir, o tratar de hacerlo, obstaculos en el camino.

Sus hermanos estaban en marcha. A el pistolero no le importaba por donde ir. Si subían encontrarían más de aquellas criaturas que no podía alcanzar con sus balas. Si bajaban, igual. Su mente estaba buscando la solución a este problema.Y lo cierto es que aun le picaba un poco el cuerpo por el contacto con aquellos malditos insectos.... 

Así estaba su mente cuando llego a el una idea que tal vez pudiese emplear en la próxima batalla contra un embrujo...

Bueno, sea como sea hay que avanzar. Limpiemos y para arriba. Desde allí, tal vez se pueda bajar mejor.

Adelante. Avanzar. Si ya habían decidido no abandonar su misión solo quedada continuar... Hacia un destino incierto. La Dama los guiará en esta misión...

Bendita sea Pharasma...

El grupo continuaba en su empeño de explorar los restos de la prisión de Harrowstone. Erzsen volvió a cerciorarse de que el camino se encontraba exento de trampas, con lo que nada detuvo el avance de los Vengadores. En esta ocasión, optaron por la puerta simple que se hallaba al sureste de la cámara distribuidora inicial.

Tras abrir la puerta, Sicarius enfocó con la perenne luz de su escudo, alumbrando lo que parecía un pasillo repleto de carcomidas cajas de madera.

Al fondo una nueva puerta...

Cada vez que iban avanzando el grupo se sumía en un silencio expectante, cada vez que una puerta se abría todos aspiraban con fuerza y retenían el aire a la espera de un nuevo terror... cuando detrás no encontraban nada las espiraciones de alivio se sucedían...

En el silencio tenso, Ishaya trataba de discernir que acuciaba la mente de sus hermanos... especialmente taciturno estaba el siempre mordaz y elocuente Sicarius, quizá su orgullo de guerrero estaba herido tras su poca aportación en los últimos combates, pero no era culpa suya... eran aquellos monstruos incorpóreos. Desther también estaba muy callado, su experiencia cercana a la muerte aún le rondaría por la cabeza un tiempo más... Jarik maquinaba sobre como afrontar el combate contra aquellos poderosos enemigos, de eso estaba seguro el sacerdote pharasmita. ¿Se había apagado el ansia por saber de Lyria?¿Aquella oscuridad que se cernía sobre ellos ensombrecía su disposición por saber? Conociendo a la hermosa mujer de ojos dispares era difícil encontrar una situación que pudiera provocar tal desgana... En la actividad encontraba consuelo el joven conde de Anactoria, sus manos se movían en un frenesí controlado cada vez que se encontraba ante una puerta pero en sus ojos se reflejaban muchas cosas, había visto en ellos miedo, amor, determinación... que lejos estaba aquel muchacho anodino, frío y letal que encontraran en aquel monasterio abandonado... Ninguno más que Erzsen había cambiado tanto...

Una puerta se abrió y otro suspiro se escapó de sus labios... En aquel caso no había más que una opción así que dejó que Erzsen se adelantara para continuar con la exploración...

No fueron necesarias las palabras. No entre ellos. Pese a las riñas puntuales, las discrepancias en el modo de actuar, o los divergentes caracteres de cada uno de ellos, a la hora de la verdad, y en Harrowstone practicamente cualquier momento era ese, todos ellos engranaban sus personas como un perfecto mecanismo que rodaba sin traqueteos ni holguras. Los Vengadores eran una máquina perfectamente bien acoplada.

Adentrarse en la sala tras la luz de Sic, comprobar que esta estaba vacia, ver la puerta cerrada enfrente y adelantarse Erzsen para comprobarla fue todo uno. Agazapado como un gato, con los ojos de jade relucientes, el niño conde obró su magia mundana con sencillez y genialidad, todo a la vez.

Al parecer no había trampas ni mecanismos por los que temer en dicha puerta, pero a diferencia de lo que habían hallado hasta el momento, ésta se encontraba herméticamente cerrada. Por unos segundos, el gusano del nerviosismo afloró en el corazón del joven conde, pues no hacía falta ser buen entendedor para finalizar argumentando que tras dicha puerta se escondía algo que no debía ser encontrado...

Cuando Erzen acabó de husmear la puerta, Sicarius que alumbraba la escena lo suficientemente cerca como para que el joven conde notara su aliento cálido en el cogote, pudo observar la cara dubitativa y desconcertada.

Que? reviento la puerta o hay algo?

Comentó con decisión. La falta de buenos combates en este lugar le habían dado un rol de ariete al gigantón que estaba dispuesto a desempeñar con la mayor eficacia posible.

- Un segundo, hermano. - dijo Erzsen con prudencia. Sic se mostraba ultimamente muy callado y poco cómodo con las situaciones de combate de este lugar, y el niño conde no quería levantar una ira que a buen seguro estaba contenida en lo profundo del gran guerrero.

- Dejame probar antes el metodo... silencioso. Mejor no alertar a lo que quiera que haya detrás, si hay algo. Si no me veo capaz, toda tuya Sic. - finalizó con una pícara sonrisa. Acto seguido metió mano a su petate, extrajó su estuche de "útiles" y se puso a trabajar con aquella cerradura. Queriendose asegurar de que no se le complicaba la cosa, Erzsen se tomó su tiempo, indagando el tipo de mecanismo en que se basaba, eligiendo las herramientas más adecuadas y operando con ellas con la mayor de las cautelas. Su pulso no tembló ni un ápice, los delicados giros de sus dedos se realizaron con delicadeza, casi ternura, y su mente se vació por entero, dedicada en exclusiva a escuchar con detenimiento los diversos "clicks" que indicaban que el trabajo iba por buen camino.

El trabajo del pícaro de pelo como el fuego fue exquisito, y al cabo de unos minutos, la cerradura se abrió como lo harían los pétalos de una flor antes los primeros rayos del sol. La puerta, aunque pesada, se abrió sonoramente hacia dentro descubriendo una sala repleta de estanterías de madera, sobre las que se abarrotaba una colección peculiar de objetos bizarros. Muchos de ellos, estaban etiquetados mediante tozos de pergamino sobre los que se podía leer una letra de cuidadosa ortografía.

La mayoría de dichos objetos eran mera chatarra amontonada y oxidada, pero entre tal cantidad de cachivaches, destacaba: una bolsas de herramientas similares a las usadas por Erzsen, un medallón de plata con el emblema del Ejército de la Cruzada Brillante, una pintura sin marco de origen taldano representando a Stavian I, un compendio de broches de pelo, una daga afilada, una bolsa de cuero con una docena de proyectiles de acero similares a estrellas, una navaja de guerra afiladísima y una varita de madera de roble con el gravado de la Flor del Amanecer (Serenrae).

Mientras el grupo se interesaba por los objetos allí congregados, Jarik se acercó hasta un hueco en la pared este. La observó concienzudamente, pues la poca iluminación, y las suciedad de años ocultaban con total efectividad las ranuras de los que parecía una puerta secreta...