Partida Rol por web

Un nuevo nivel de la prisión se abría ante los Vengadores de Pharasma, un nuevo nivel de maldad y penurias, pues aquí habían de hallar a los más terribles enemigos con los que jamás se habían encontrado. Era la hora de la verdad en aquel agujero infecto de espíritus y embrujos, era la hora de acabar con la maldición que pesaba sobre Ravengro o sucumbir en el intento, era el momento de vengar a Petros Lorrimor y al mundo entero. Era la hora de los Vengadores.

Sicarius embrazó con fuerza el escudo y aguardó a que éste fuese hechizado con la luz que Desther concedía, afianzó la correa con la que se equipaba su ballesta de repetición (siempre preparada para escupir virotes encantados sin descanso), ciñó los cintos que sujetaban la vaina de Descanso Eterno y el hacha del Cercenador y apretó entre sus robustos dedos la magnífica hoja enana. El guerrero estaba preparado para el nuevo asalto.

Bueno, a que esperamos para acabar el trabajo? Decidid un camino, la brigada de limpieza está apunto.

Su comentario podía sonar altamente fanfarrón, pero las fuerzas empezaban a menguar y lo peor aun estaba por llegar, Sicarius pretendía automotivarse y darles un empujoncito al resto.

El relax retorna al grupo tras el momento del combate. Jarik abre a pimentera y repone los dos cartuchos vacíos.  Dentro de poco no tendrá suficientes… Cuando regrese tendrá que dedicarse a hacer más.

Mientras recarga, mira a sus hermanos. Todos están cansados y en sus caras se aprecian las penurias del camino. Y aún no han vencido a ninguno de los espíritus de la prisión… Esto comienza a ponerse difícil y aún queda mucho.
El tiempo pasa y las dificultades crecen. Pero estas mismas dificultades existen para ser  superadas. Y ellos son fuertes y tienes  a la Dama del Destino de su parte.

Espera para colocarse en su posición habitual. La retaguardia. Lo cierto es que necesitaría tener luz allí… para saber dónde disparar con más certeza.

Cuando ya todos hubieron bajado Ishaya comenzó a examinar con ojo crítico las heridas de sus hermanos. A pesar de todo lo acontecido la situación no era crítica, todos estaban heridos pero no temía por sus vidas... por lo menos de momento, en cualquier momento se giraba la tortilla y tenía que salir corriendo para administrar sanación. Por ello decidió reservar las opciones que aún le quedaban, ya que estaba convencido que lo peor aún estaba por llegar... pero aún así buscó la voz de sus hermanos...

¿Qué tal os encontráis? Si alguno considera o siente que está muy débil o herido se puede buscar una solución... Aún me quedan recursos...

Fue buscando la mirada de cada uno de ellos esperando una señal, un asentimiento, un signo de que todo estaba correcto y de que podían continuar. Las entrañas de Harrowstone les aguardaban y ellos debían acudir a la cita.....

Lyria se sumió en un gélido sueño. Atrás quedó la realidad y la sala embrujada con el helor antinatural de los condenados por delitos, fuesen o no culpables, ..., quizá por eso no detectó mal Desther?, pensó Lyria en un último atisbo de consciencia. Pero todo se desvaneció en la negrura de su subconsciente.

Lyria se vio caminando por una llanura sin elementos característicos. La única sensación que tenía era frío y, ..., soledad? .... Se fijó en ella misma: volvía a ser joven! Volvía a revivir los días anteriores al rescate de su padre adoptivo, Petros Lorrimor. Antes de que pudiese analizar fríamente la situación, una voz femenina, extrañamente familiar, irrumpió en su mente:

- Debiste hacer caso a mi llamada! Ahora no estarías en esta situación!

La voz tenía una profunda carga de odio. Y a medida que las palabras se formaban una silueta se materializaba en frente de Lyria. Lyria la podia observar, sin embargo no podía describir sus detalles, y el rostro estaba cubierto por un manto de negrura.

La silueta alzó una mano hacia ella. Una mano con unas uñas antinaturales, y extrañamente familiares. Cuando estuvo totalmente alzada, un extraño viento se alzó primero cómo una suave brisa, pero ganó fuerza enseguida, y la arrastraba hacia la silueta. Lyria luchó con todas sus fuerzas para resistirse, pero parecía inútil, el viento la arrastraba hacia lo que parecía su perdición ....

Una calidez extraña la devolvió hacia los dominios de la realidad. Parpadeó hasta que la imagen se hizo más nítida, y el rostro de su hermano Ishaya se definió por completo. Estaba todavía entumecida por el embrujo, pero Ishaya le suministró un brebaje que terminó por recuperar parte del entumecimiento.

Posteriormente el discurso de Ishaya, decidió el curso de acción. No podía rebatir los hechos. Tenían que eliminar rápidamente la amenaza de Harrowstone, antes de que los eliminasen a ellos. Se limitó a asentir la decisión de dirigirse hacia el subterráneo, pero sin embargo, no pudo evitar echar un vistazo hacia el techo, preguntándose qué misterios y ayudas se podrían haber dejado allí arriba ...

Llegaron a la sala dónde los atacaron los extraños cráneos ardientes, y Erszen se descolgó hacia los niveles inferiores cuál gato. Su grito los alteró, describiendo qué algo sucedía allá abajo, y todo se aceleró: Jarik acudió raudo en su ayuda, y el resto también bajaron, con más o menos suerte en el descenso, llegaron todos abajo cuando todo parecía estar de nuevo en orden, ...., aunque Lyria se preguntó cómo había conseguido bajar sin problemas. Posteriormente, el relato de Erzsen y los detalles de la sala inferior cuadraron en la mente de Lyria:

- Ese debía ser el elevador que inutilizaron los guardias para que los presos no escapasen. - Dijo mientras señalaba losa restos de este - Y el calor que sentiste Erszen, el fuego que debió consumir a varios reclusos en el motín. - Añadió para intentar explicarlo todo.

Lyria trazó en el aire complicados símbolos y murmuró incomprensibles palabras. Acto seguido se iluminaron con un fulgor azulado sus dispares ojos:

- Desther detecta mal, aunque este lugar debe de estar atestado de él, yo me encargo de las emanaciones mágicas. Tendremos que estar más atentos sí cabe a los pequeños detalles.

Haber llegado hasta allí ya había sido toda una proeza, de eso el joven inquisidor no tenía ninguna duda. Hasta hace unos días sus mayores preocupaciones habían sido ayudar a su padre en la herrería de los Redge, y ahora se encontraba combatiendo el mal que la prisión, símbolo de terror para Ravengro, escondía detrás de sus muros.

- No debemos flaquear en nuestro objetivo aquí, aunque algo me dice que los peligros aumentaran cada vez más. Pero debemos evitar que el mayor de los enemigos haga mella en nosotros..... el miedo. -

Tras el comentario posó una mano sobre el escudo de la punta de lanza del grupo, para que sirviera de faro divino durante el recorrido.

A la pregunta de Ishaya, Erzsen se adelantó un titubeante paso, como un niño travieso que ha sido pillado por sus mayores.

- Yo... me siento debil, hermano. Las heridas sanarán con el tiempo, no son graves... pero esta debilidad en los miembros... aquí creo que necesitaré de todas mis fuerzas para combatir el mal que nos acecha. Si tuvieras algun vial... o pergamino...

Al momento, el buen enano extrajo un pequeño frasquito de su bolsa, y se lo tendió al joven noble. Dandole las gracias con un asentimiento y una sonrisa amable, Erzsen vació el contenido del vial garganta abajo. Enseguida notó como aquel entumecimiento de los miembros remitía, y de golpe se sintió preparado para empuñar sus armas con total convicción.

Erzsen se acercó y solicitó ayuda. El enano no le juzgó, sacó el vial que le repondría del mal que le aquejaba y se lo tendió. Cuando el joven conde acabó el bebedizo, Ishaya constató que ninguno más requería sus atenciones inmediatas. Era el momento de continuar.

No perdamos más tiempo, el destino nos aguarda... Por ahí veo una obertura, Erzsen?

Y recogiendo la mochila comenzó a caminar hacia la dirección marcada...

Loada sea Pharasma

El grupo prosiguió en su avance tras los rápidos preparativos. Caminaron a través del oscuro y requemado pasillo, gracias a la iluminación que prestaba el escudo de Sicarius. El ambiente en las entrañas de Harrowstone, era húmedo y caliente, respondiendo a un bochorno que hacia que la ropa se pegara molestamente a la piel a causa del sudor. El lugar era macabro, lúgubre y letal...

Finalmente, el grupo llegó hasta una cámara cuadrangular de la cual salían cuatro pasillos -cada uno siguiendo la orientación de un punto cardinal. Al inicio de cada uno de estos corredores, una placa de latón calcinada, fijada sobre cada una de las cuatro aperturas, dejaban leer cuatro nombres: Entrañas del Infierno (pasillo este-del que venís), La Mazmorra Secreta (pasillo norte), Celda del Segador (pasillo oeste) y Nuncajamás (pasillo sur).

En el centro de la estancia una colina de escombros y piedra, dejan entrever los restos de una escalera colapsada, mientras que desperdigados por toda la sala, los restos negruzcos de esqueletos humanos, con jirones abrasados y quemados de ropa. Una inspección cuidadosa, revela marcas de arañazos por las paredes y techos, en un intento de evitar lo inevitable, una muerte presa del fuego y el humo incandescente...

De repente, Deshter detecta varios focos de mal por toda la sala, y los restos óseos se alzan en una nueva y macabra representación de la no-muerte. Harrowstone no está dispuesta a permitir que los Vengadores lleguen a su corazón...

- ¡En guardia! - fue lo que alcanzó a decir el joven inquisidor en cuanto percibió el mal que envolvía los esqueletos, antaño víctimas del atroz incendio. Con una ligera filigrana enarboló de nuevo la alabarda de su família en posición de ataque. Había huesos que romper....

Ante los esqueletos levantados ante ellos, el pistolero reacciona con la velocidad que le caracteriza. Saca su revólver y apunta casi sin mirar al que está más cerca de ellos…

Justo en el momento en que se dispone a disparar, un pensamiento aparece en su cabeza… Podrá afectar Pimentera a etas criaturas? O será como en el resto de la prisión, que parece que nada funciona como tendría que funcionar?

Solo hay una manera de averiguarlo…

Pimentera, rápida como una víbora, expulsa su veneno en forma de plomo sobre los esqueletos.

La velocidad que alcanzan las balas hace que la cabeza de la primera de las bestias se parta por la mitad.El humo de la pólvora se esparce por la sala y todos pueden respirar el ráncio aroma del azufre... Solo queda asegurarse que no se levanta tras el golpe...

Caed malditos!! -Susurra el pistolero tras la ráfaga.

La situación se volvió altamente hostil con una rapidez, que Lyria casi no pudo pestañear. Los muertos se alzaban una vez más para expulsarlos de su dominio de mal y Lyria debía apoyar a sus compañeros, pero nuevamente las letras de su nombre se dibujaron en sangre en las paredes de la cámara donde se desarrollaba el combate. Parecía como si los mismos muros exudaran su nombre con sangre de cien almas condenadas...

El pistolero descerrajó su primer disparo contra uno de los esqueletos que se habían alzado. La bala de plomo le perforó el pómulo a la criatura rompiendo su cráneo por la mitad, pero aún proseguía su avance. Sin perder un segundo, Jarik disparó una segunda vez con una precisión casi antinatural, destruyendo la otra mitad del cráneo. Ante esto, la criatura no muerta se desmoronó nuevamente en un montículo de huesos ennegrecidos.

Pero no todos los Vengadores fueron tras prestos para el combate, y las criaturas comenzarón a abalanzarse contra ellos, lanzando sus huesudas manos contra ellos. Ishaya y Sicarius recibieron la peor parte de este primer embate...

Las insurrectas criaturas iniciaron una precipitada carga hacía el grupo de Vengadores de Pharasma, y algunos de sus ataques, fueron exitosos contra el clérigo enano y el huraño guerrero.

Desther, que ya había preparado su alabarda en asta para recibir el embate de los no-muertos empujó al esqueleo que trataba de atacarle logrando así evitar su ataque. Ahora era su torno, el inquisidor alzó el alabarda como si de una estaca se tratara y hundió la afilada hoja de los Redge en las costillas huesudas de su adversarío.

- ¡¡ Como siervo de la Dama de las Tumbas yo te juzgo a abandonar la inmortalidad de estos restos!!! - gritó con voz clara y firme mientras clavava su alabarda como un asta en el pecho del no-muerto.