Partida Rol por web

Mientras Erzsen trabajaba para conseguir abrir la cerradura de la puerta, una cálida melodía pareció llegar a los oídos de Lyria, Jarik e Ishaya. Aquellos acordes, similares a los de una flauta, parecían proceder del interior de la cámara a la que estaban a punto de acceder, pero lo que más congoja despertó en el corazón del trío fue escuchar como en las alejadas celdas de aquella zona algo comenzaba a moverse... pero... ¡¡No podía ser!! ¡¡En aquellas celdas no había nada!!...

...Nada... Nada no era la palabra... Los restos óseos de varios reos descansaban en posiciones de terror. Sacrificados a expensas de los tóxicos gases que antaño se desprendieran del humo del incendio, acabando con la vida de aquellos que ni siquiera pudieron amotinarse...

La cálida musiquilla los llamaba a alzase y caminar...

Lyria miró tensa a los lados. Al instante observó que Ishaya y Jarik habían escuchado la melodía, y eran partícipes de sus funestos presagios. Se giró como esperando ver una oleada de esqueletos tras de si, pero de momento parecían no haberse "materializado".

Se giró hacia Ishaya y susurró, esperaba que el resto lo escuchase y se preparase sin hacer movimientos bruscos:
- Dame la flauta Ishaya. No estamos en condiciones de resistir lo que se nos viene encima, ..., y yo soy el menor de los problemas en caso de que el objeto intente poseerme, ..., aparte de que no se lo pondré fácil.

La cerradura cedió ante el tenaz conde de Anactoria, y la puerta comenzó a abrirse con quejido siniestro que solo delataba lo que estaba a punto de desencadenarse...

Una libiana melodia de flauta suave comenzó a jalonar los oidos de los que se encontraban allí, pero de repente, sus acordes se tornaron disonantes y descarados, demasiado macabros y retorcidos a la par que el sonido de golpes procedente del sur exasperó a los Vengadores. Una de las puertas de las celdas se abrió de un golpe violento, y acto seguido, un esqueleto con ropa raida comenzó a caminar siguiendo el compás de las notas de la siniestra flauta. Tras él, varios más, como alertó Sicarius al tiempo que embrazaba su escudo.

- ¡¡Por aquí también vienen!!- Gritó Desther, vigilando el pasillo adyacente presto con su alabarda, mientras los no muertos danzaban con parsimonia en pos de los vivos. Finalmente, la puerta se abrió por completo, y tras ella la imagen de un ser consumido por el fuego, se alzaba flotando mientras tocaba la flauta que antaño perteneciera a una gaita.

Un nuevo enemigo. Otro de los célebres prisioneros que debían ser cazados para que la paz, retornara a las ruinas de Harrowstone. Pero una vez más, el combate se intuía arduo difícil...

sabiendo que la velocidad lo era todo para salir de esta batalla, el pistolero sacó la espada y se acerco de un salto al espíritu músico. Se colocó e n un lado impidiendo el angulo de visión para que otro de sus hermanos pudiera entrar sin ser visto.

El arma era equilibrada y estaba en muy buen estado de conservación.Su primer golpe penetró la guardia de la criatura. y aunque atravesó al espiriti, notó como ésta arrancaba girones de la esencia del ente. Rápidamente adoptó posición de guardia para esperar la contra que vendría de forma inminente...

La espada mágica realizó una estocada magistral guiada por la firmeza del brazo de Jarik, pero a pesar del certero golpe, la hoja imbuida de energía arcana, cruzó la fantasmagórica silueta del flautista del averno sin ocasionarle ni el más mínimo rasguño... No aprendían... Harrowstone continuaba siendo un astuto señuelo que los llevaba a una posición incómoda, a un límite donde la muerte se hallaba más cerca y donde todo era mucho más difícil de diferenciar...

¿Embrujo o no muerto? Ese siempre había sido el dilema, y una vez más, los Vengadores erraban en su juicio, dejando demasiada expuesta su defensa a la horda que se avecinaba. El Gaitero... ¡¡Un nuevo embrujo de este nido de mal putrefacto!!

Un par de esqueletos se lanzaron con fuerza descomunal contra el hijo de herrero. El inquisidor antepuso su alabarda delante de los no muertos e imploró a Pharasma para que le diera fuerzas para resisitir nuevamente la embestida. A punto estuvieron de arrancarle la cabeza, pero ahí bregaba con rudeza, taponando el pasillo.

Por contra, Sicarius fue sorprndido por un veloz esqueleto que superó sus defensas, haciéndole retroceder... el dolor era terrible...

A su lado, Ersen contemplaba el festival de no muerte qu se avecinaba, mientras muchos otros retenidos en sus celdas, golpeaban frenéticamente los barrotes en un inútil intento de romperlos.

Otro espiritu! El Gaitero aparecía para volver a segar la moral y la salud de los Vengadores, acompañado de una multitud de esqueletos. Estos ya trataban de rodear al grupo, pero aguantaron bien el primer timido embate. Jarik se lanzó con la espada magica a por el Gaitero, y a una seña de Ishaya, Erzsen se lanzó Ira de Pharasma en mano contra el espiritu. Decidió no complementar el ataque con la daga de mithral, para poder darlo todo con la curva daga. Pero el traslucido ser no entendía de reliquias sacras, pues la hoja sesgada entró en aquel humo palido que era el fantasma como si fuese agua.

Ni las energías ni la moral de Sicarius flaqueaban, pero las heridas... eso era otra cosa, el cuerpo del robusto guerrero estaba siendo castigado de forma salvaje y su vista empezaba a nublarse. Con cada golpe que recibía veía el oscuro final más cercano. Y en su mente solo una cosa, como zafarse de este embrollo para ir en busca del fabuloso hacha que sus hermanos habían arrancado de sus manos y escondido de forma cobarde. Debía aguantar, debía poseer de nuevo ese arma que tanto deseaba.

La furia de Sicarius estaba desatada, las heridas no le dejaban pensar con claridad y se debatía en un combate que pintaba fatal para el fortachón, lanzó un brutal golpe contra el esqueleto armándose con la maza que Ishaya le había otorgado como premio de consolación tras la perdida del hachuela de El Cercenador, este erró de mucho debido a la falta de costumbre de empuñar este tipo de armas o debido al agotamiento. La excusa era lo de menos, Sicarius había perdido una excelente oportunidad de acabar con un enemigo y ahora quedaba a merced de éste y del resto de esqueletos que se aproximaban.

La suerte estaba echada y se rifaba una muerte terrible en la que Sicarius tenía todos los boletos.

Los ataques físicos se sucedían contra la patraña macabra que constituía el Gaitero de Illmarsh, pero nada podía dañarlo. Erzsen y Jarik se miraban incrédulos con la cara perlada por el sudor, como si de un par de niños que no hubieran atendido a la primera lección de la escuela, se encontraran ante un problema sin solución posible... ¡¡Malditos embrujos!!

Mientras tanto, las defensas de Sicarius flaqueaban, y la primera oleada de esqueletos se infiltraron en busca de Ishaya y Lyria. El guerrero, no era un experto en el uso de las mazas, pero a buen seguro que podría hacerlo mejor que en su primer ataque, pues si no, la muerte se hallaba cercan.

Por su parte, Desther continuaba guerreando solo, a la par que aguantaba furiosas embestidas, pero su tajo no alcanzó a destruir a ninguna de las criaturas. Aquel no era un momento para fallar...

De repente, la flauta del gaitero comenzó a resonar de forma siniestra y estridente, a la vez que de forma súbita se acompasaba y modulaba... Aquello no era un buen augurio.

El estridente sonido desconcertó al guerrero lo suficiente como para que apenas se diese cuenta de que el esqueleto al que se enfrentaba pasaba por su lado para zafarse del combate e ir en busca del sacerdote y la hechicera de ojos dispares. Desorientado el guerrero erró de nuevo su ataque.

Aun tenía enemigos a los que abatir si quería irse de ese lugar en busca del hacha, pero el hecho de que alguno pasase rompiendo sus defensas y yendo hacía los malvados manipuladores y traidores de sus hermanos le otorgaba una pequeña ventaja. Pensó que si se deshacía de esos malditos esqueletos podría dar la vuelta y tomar las de VIlla Diego sin que nadie sospechara o viera nada.

El plan estaba tramado, ahora debía ejecutarlo.