Partida Rol por web

-¿Tal vez otra clase de alimaña mayor? ¿Tal vez un macho alfa?.

Lyria miró al enano con cierta preocupación, ..., ¿Qué clase de oscuros secretos tenía aquel edificio? - pensó para sí misma.

- Prosigamos. - y con un gesto de su cabeza señaló la torre

 - ¿No rcordáis las historias del profesor Lorrimor?...  Estamos en las Colinas del Aullido. Son muchas las historias que se narran de este lugar. Historias de lobos más grandes que caballos, de maldad simpar.- prosiguió el enano mientras inspeccionaba el cadáver. - Lobos que secuestran niños, que sirven a brujas, y ansían cazar y matar.-

Un escalofrío recorrió la espalda de Lyria, ..., brujas, ..., no le gustaba nada ese tema, ..., malos recuerdos de su infancia que no quería recordar ...

- Si las historias son ciertas y hay uno cerca,... estamos en un apuro.

Mientras el clérigo examinaba al cadéver de lo que debió ser un cazador en vida, topó con una desbaratada bolsa de viaje. La abrió y en ella encontró: un vial de cristal con líquido, una bolsita de cintura con 42 gp y una cuerda de seda en buen estado. Todo eso hacía indicar que el pobre individuo había sido abatido hacía pocos días.

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- Debemos darle un entierro digno al cuerpo de este hombre, su alma ya está en las tierras de Pharasma. Coged todo lo que podáis, él ya no lo va a necesitar. Ishaya recoge el vial, que podría contener algún tipo de líquido curativo, mientras intenta componer el maltrecho y semidevorado cuerpo. - Primero investigaremos el lugar, cuando volvamos a casa nos llevaremos el cuerpo para darle sagrada sepultura.

Lyria sopesó la situación. Por un lado estaba más tranquila al gozar de la protección del campo de fuerza a su alrededor, pero por otro era consciente de que esa protección podría ser muy nímia ante determinados y formidables adversarios.
Inconscientemente volvió a repasar los gestos y palabras mágicas para invocar haces de energía hacia sus posibles, y más que probables, nuevos adversarios, pero centrándose de nuevo en la realidad contestó al que consideraba como su hermano, Ishaya:
- Sí, deberíamos dar un entierro digno a este pobre hombre, sin embargo, soy de la opinión de posponer por un momento este tema y asegurarnos de que no hay ningún peligro más en todo el edificio. No vaya a ser que nos sorprenda algún enemigo mientras estamos enterrando el cuerpo.

¿Quién te lo iba a decir?... Al parecer no eres el único capaz de internarte en estas inhóspitas lides en busca de riquezas. Repasas mentalmente lo que has visto. Un enano estilizado y bastante lentorro que porta las enseñas de La Dama de las Tumbas, un individuo corpulento y tosco que maneja un pesado y anticuado mandoble, otro humano que amartilla una de esos funestos artilugios que escupen fuego y una chica... ¡¡Ojo la chica está muy bien!!

En su favor, hay que decir que pocos son capaces de resistir el embate de un par de lobos de lomo plateado. Esos lobos son más fieros y grandes que muchos de su especie, y saliendo vivos ya pueden sentirse como triunfadores... ¡¡Ay si no se te llegan a adelantar!!... Seguramente ahora estarías en lo alto de un árbol despotricando contra todo el panteón de Golarion.

Los extraños se introducen en las ruinas del monasterio. Los sigues a una distancia prudencial. Una fantasmagórica niebla parece engullirlos, al tiempo que la luz del sol mcomienza a declinar. Te arramblas contra uno de los muros exteriores y con máximo sigilo, te asomas a través del umbral donde yacen las puertas caídas. Ves a los extraños examinando lo que sin duda jurarías que es un cuerpo humano...

Pegado al dintel de aquella entrada, Erodel observa, sopesa y estudia lo que ve...un enano santurron, un bruto, un asesino ruidoso y una moza siniestra, quizas una bruja, o vete a saber...un bonito cuadro, algo ensangrentado, al que tener en cuenta. A su vez no deja de mirar atras, no sea que sus ultimos "amigos" le hayan dado caza...aunque parece que no, y viendo a semejantes bichos, no le extraña. Solo los locos o desesperados vendrian aqui solos...como el...y que es el? Una cosa o la otra? Quizas las dos? Que mas da...importa más COMO son los de ahi dentro, y que hacen tan lejos del mundo civilizado...y el cadaver? Lo conoceran? O son...oportunistas como el? Mientras saca una daga con la levedad de las mariposas, espera a ver que hacen con el cuerpo...

- Sabias palabras Lyria, debemos estar alerta. Dejemos para después los rituales funerarios. Sicarius, Jarik, haríais bien en tener vuestras armas preparadas. No sabemos lo que nos podemos encontrar.
Ishaya sabía que aquella recomendación no era necesaria con los dos humanos, estaban preparados, siempre lo estaban. Pero esta vez los peligros eran reales, no eran pesadillas ni recuerdos de experiencias pasadas, la muerte les acechaba.
El enano era un fiel seguidor de Pharasma y sabía que el destino ya estaba escrito, la hora ya estaba fijada. Él jamás se opondría a los designios de Pharasma pero por aquellos chicos sería capaz de romper su fe para que pudieran disfrutar de una larga vida llena de alegrías y que el destino les debía.

-Menuda barbaridad- Pensó Sicarius al ver el cuerpo mutilado y medio devorado.

No podía dejar de pensar en su familia, en como murieron, como les fueron arrebatados, las terribles marcas que los cuerpos brutalmente mordidos por zombies habían dejado en su alma torturada.

Venga hermanos, limpiemos la torre y demos caza al monstruo que ha hecho esto. Ya veremos luego lo que hacemos con este saco de carne y huesos.

Su tono intentaba ser severo y/o mostrar indiferencia, pero todos podían ver como apartaba su mirada del cadáver y su cuerpo mostraba síntomas de nerviosismo. Resultaba inquietante contemplar tales signos de debilidad en un tipo tan rudo e inmutable como Sicarius.

Sus nudillos estaban blanquecinos de la presión que ejercía sobre la empuñadura de su espadón y el ala de su sombreo ensombrecía su rostro mientras entregiraba el cuello esquivando todas las miradas. Tal vez hacía esfuerzos sobrehumanos para evitar que sus compañeros, ahora su familia, vieran ni tan solo una lagrima deslizarse por su mejilla.

A pesar de las terribles heridas que los lobos habían infringido en su cuerpo, parecía que eran las del pasado las que le dolían de verdad. La carne era fuerte, el alma estaba quebrada.

Lyria, percibiendo el convulsionado estado de Sicarius, pero intentando no interferir en sus pensamientos y trasladando la atención a otro tema, comentó:

- Creo que lo mejor será que limpiemos este antiguo edificio del posible mal que lo posee. - Hizo una breve pausa y continuó - Así no tendremos que lamentar que se encuentren más cadáveres en este estado.

Aunque tenía cierta aversión a la forma de ser de Sicarius, era totalmente consciente de que no era el momento para realizar comentarios mordaces.

-El miedo es una poderosa droga.

Pensó Jarick.  Pues veía en sus amigos y hermanos que  este era lo que los llevaba hacia adelante. Y lo sentía también en sus venas recorriendo su cuerpo en oleadas.Solo tenia que controlarlo, no que este lo controlase como  hacia poco. Miedo de perder otra vez a sus seres queridos. Miedo de no ser lo suficientemente bueno.

Relajó los hombros y cerró los ojos durante un momento... y recitó su anticuado mantra en voz baja...

-Hay una enfermedad en el corazón de los hombres. Su síntoma es el odio. Su síntoma es la rabia. Su síntoma es la furia. Su síntoma es la guerra. La enfermedad es la emoción humana

Al momento notó que la tensión que le atenazaba el corazón disminuía. Sabía que las emociones no eran la enfermedad. Pero mientras descubría la verdad oculta de su corazón, aquella que lo haría mas fuerte, su vieja filosofía aun serviría.

Ya estaba dispuesto para continuar. Miró su Arma. Comprobó la carga. Sus compañeros estaban dispuestos para continuar. Y el también. Nada les sucedería... No si el podía evitarlo...

Tras examinar los restos del cadáver y recoger aquello que podía ser de utilidad, el grupo se centró en la abigarrada torre que se alzaba al este del patio interior. La neblina se hacía más espesa a medida que la luz solar descendía, dando abrigo a la entrada de la noche.

Aullidos de lobos tan peligrosos como los anteriormente eliminados, comenzaron a resonar en la lejanía, pero por alguna extraña sensación, tal vez promovida por la mismísima paronoia, teníais la sospecha de que tales aullidos lo que intentaban eran avisar de vuestra presencia en un lugar, quizás, prohibido para vosotros.

Ishaya se levantó indicando la dirección a seguir, mientras Sicarius empuñando con fuerza el mandoble de caballeros y batallas ancestras comenzó a dirigirse hacia la puerta que la sellaba. Por unos momentos, las historias y estudios de fantasmas del Profesor Lorrimor os vinieron a la mente. Petros siempre fue sincero con vosotros. Ya desde pequeños os instruyó en el conocimiento de energías negativas y sacrílegas, capaz de alimentar espíritus condenados a vagar en el mundo de los vivos, hasta el fin de los días... y por alguna razón, el Principado Inmortal era un territorio propenso a tales energías.

A poca distancia del joven guerrero, Jarik avanzaba con su pepperbox preparada para entrar en acción si era necesario. El pistolero había conseguido refrenar el ritmo de su corazón tras el cruento combate, y se dirigía con tenacidad hacia la torre. Sólo un poco más retrasada, cerca del clérigo enano, Lyria oteaba a su alrededor, intentando prevenir cualquier inesperada emboscada que los sorprendiera en una posición comprometida. La muchacha había sufrido graves heridas debido a las fauces de un lobo, pero los poderes curativos de Ishaya habían sido una vez más determinantes para los integrantes del grupo.

Finalmente, Sicarius llegó frente a la puerta de madera carcomida e inflada por la humedad. En cuanto puso las palmas de su mano en ella, supo que estaba atrancada...

Con la sutileza característica de un troll, Sicarius propino una potente patada a la puerta. La puerta quedó destrozada y abierta, que era lo más importante ahora.

Acto seguido el guerrero introdujo la antorcha en el recinto para iluminarlo antes de entrar y así evitar sorpresas. Oteó la habitación y dio un paso hacia dentro.

Lyria entrecerró los ojos para intentar evitar el resplandor de la antorcha y vislumbrar todos los detalles posibles del interior de la torre. Era consciente de que la luz era necesaria para ciertos integrantes del grupo, sin embargo a ella y al hermano Ishaya se convertía en un inconveniente a su infravisión.
Dejó que todos los integrantes del grupo entraran antes que ella en la torre, mientras repasaba mentalmente de nuevo los gestos y palabras arcanas de sus conjuros hasta intentar interiorizarlos y que el simple hecho de lanzar uno de tales conjuros se convirtiese en un simple acto reflejo.
Cuando el último integrante del grupo se introdujo en la torre, previo último oteaje al patio del edificio para cerciorarse que ningún peligro acechase a sus espaldas, se introdujo también en la torre con el pulso acelerado ante lo desconocido que se plantaba ante el grupo.

Viendo como aquellos tipos y tipas se adentran aun más en las ruinas, y añadiendo a aquello los aullidos que resuenan a lo lejos, el pequeño Erodel duda, piensa y aun teme, un poco, que suerte le depara ahora mismo. Seguirlos en silencio y seguir a la expectativa...presentarse de sopeton y ver que pasa? No lo sabe...pero algo hay que hacer, porque la perspectiva de una manada de ESOS lobos, no le gusta nada. Asi que, como máxima principal su supervivencia, Erodel da un paso al frente cuando la puerta derribada cae, y carraspea...